Imagen: glennregan.com.au |
Sucedió. Banco de México dejó la
pasividad en que se encontraba desde 2009, cuando bajó por última vez, hasta
ayer, su objetivo de Tasa de Interés Interbancaria a un día a 4.5%. Este
viernes, por fin anunció un recorte de 50 puntos base para dejarla, ahora, en
4%.
El mercado ya daba por descontado
que así sucedería, pero en todo caso la duda era si actuaría en marzo, abril o
quizá hasta el segundo semestre.
Lo que toca en este momento, es
estudiar los motivos por los cuales Banxico tomó esta decisión. Entre ellos
cuente sin duda los económicos, pero
agregue también los políticos.
Ya desde enero explicábamos aquí,
cómo la llegada de una nueva administración federal, el 1 de diciembre de 2012,
había coincidido no por casualidad con un giro de 180 grados en la línea
discursiva de la Junta de Gobierno del Instituto Central. Y es que entre su
anuncio de política monetaria del 30 de noviembre (un día antes de la toma de
posesión del Presidente Peña Nieto), y el del 18 de enero, hubo un giro de 180
grados.
En noviembre, dijo que “si se presentan nuevos choques a la
inflación, aun si se presumen
transitorios […] la Junta estima que podría ser procedente un ajuste al
alza en la tasa de interés de referencia, con el objeto de consolidar el anclaje de las expectativas de inflación
[…] y no comprometer la convergencia de la inflación al objetivo permanente del
3 por ciento.”
Solo mes y medio después, llegó la
señal entrelíneas de lo que este viernes se consumó, cuando sostuvo en enero que
“podría ser aconsejable una
reducción del objetivo de la Tasa de Interés Interbancaria a un día para
facilitar el ajuste de la economía a una situación de menor crecimiento económico y menor inflación.” Los énfasis son
propios.
Tampoco es coincidencia que en su
primer comunicado de 2013, la Junta destacara el renovado compromiso del
Gobierno Federal con finanzas públicas sanas. La forma siempre es fondo en
política.
En suma, el discurso monetario cambió
pronto de anclar la inflación, a girar
más en torno al crecimiento. Aquí cabe abrir el debate sobre si Banxico
tiene o no, el mandato único de minimizar el alza de precios, o bien, si tiene
margen legal para “facilitar el ajuste” económico.
El párrafo sexto del Artículo 28
constitucional, especifica como objetivo prioritario el de procurar la
estabilidad del poder adquisitivo del peso mexicano. Quizá Banxico esté haciendo
ahora una interpretación política de que esto, no significa que sea su único
objeto. Como sea, no hay duda de que ha
dejado de ser pasivo y se suma a la ola mundial de bancos centrales que
tratan de “estimular” sus economías abaratando el dinero.
La tradicional postura hawkish (de combate a la inflación) del
Banco de México, ha quedado atrás. Las palomas desplumaron a los halcones.
Y es que el recorte de su tasa de
ayer, se da en un contexto en el que por primera vez en cuatro meses, la
inflación en el país se aceleró a 0.49% en febrero pasado respecto al mes
anterior. La tasa anual llegó así a 3.55%.
Nada de eso importó a Banxico. De
hecho considera que en los próximos meses, “factores transitorios” harán que la
inflación general siga subiendo a
niveles cercanos a 4%, su límite tolerable. De acuerdo a su propio criterio
prevaleciente hasta noviembre, esto hubiese sido motivo suficiente para contemplar
un alza, no un descenso de su tasa de referencia. Todo ha cambiado.
Imagen: monitorbc.info |
Ello porque, dice, espera que la
inflación general descienda hacia el segundo semestre de este año y durante
2014. Una apuesta dudosa.
En este contexto, debemos reconocer que
es poco lo que Banxico puede hacer para contrarrestar los devastadores efectos
que están teniendo, en México y todo el mundo, las emisiones ilimitadas de liquidez (impresión monetaria) que
provienen de los principales bancos centrales, y que están inflando burbujas en
diferentes activos.
Sin embargo, el recorte de su tasa al
menos, podría contribuir en el mediano plazo a desinflar esas burbujas que en
el país, continúan ensanchándose tanto en el tipo de cambio como en nuestro
mercado soberano de bonos y la Bolsa de Valores.
En conclusión, podemos decir que Banxico,
ante su incapacidad de vencer a la Fed estadounidense y a los Bancos de Japón e
Inglaterra entre otros, ha decido sumarse a ellos.
Este es sin duda, el primer sigiloso
paso de nuestro Instituto Central en el juego de la llamada “Guerra de divisas”
o carrera de la devaluación. En él, tarde o temprano hasta los más reacios
terminarán entrando, para desgracia de todo aquel que no esté protegido bajo el
manto protector de activos reales, tangibles. Sí, como el oro y la plata, entre muchos otros.
Ya nos volvio a cargar el payaso!
ResponderEliminar