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martes, 11 de noviembre de 2014

EL “PATRÓN ORO” DEL ESTADO ISLÁMICO




Imagen: dailymail.co.uk
Este lunes el diario británico Daily Mail en su versión en línea, publicó una nota respecto a las intenciones del denominado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) de introducir su propia divisa en la forma de monedas de oro y plata, en las zonas que controla de Irak y Siria. Así lo han dado a conocer algunos líderes religiosos en mezquitas iraquíes del Norte del país.

Las monedas serían los muy antiguos dinares de oro y los dírhams de plata que prescribe el Islam. El dinar original consistía en 4.4 gramos de oro puro, y el dírham, aproximadamente 1/10 de onza troy. Esta decisión sin duda –que va en línea con la estrategia de este violento y terrorífico grupo por consolidar su califato, evidencia que en el plano monetario los líderes de ISIS no son nada tontos, pero también, que están conscientes de que tener una divisa de este tipo es lo único que los puede sustraer del sistema monetario basado en el dólar.

Si en cambio optaran por una divisa fíat, de papel como todas las demás, esta tendría por fuerza que tener un tipo de cambio frente al billete verde de sus detestados enemigos americanos. Estarían entrando a su juego. Y es que sin ese ratio de convertibilidad ninguna divisa vale nada. Si por ejemplo nuestros pesos mexicanos tienen un valor, es porque pueden ser intercambiados por la moneda de reserva aceptada por todos: el dólar. Por eso necesitamos reservas. Lo mismo ocurre con todas las demás. En última instancia, a su vez, el dólar tiene algo de valor porque todavía puede ser intercambiado por oro –el dinero real, a una tasa que es el precio del metal. Sin embargo, tarde o temprano ese precio del oro se “extinguirá”, como hemos expuesto aquí en los artículos relacionados a su condición de backwardation en el mercado, que tarde o temprano se volverá permanente. En ese punto no será posible comprar oro a ningún precio, porque sus tenedores se aferrarán a él.

Ahora bien, gracias a que el dólar vale por su posibilidad de adquirir oro, es que está en el supremo interés del gobierno y banco central estadounidenses (Fed) el que su precio sea lo más bajo posible, pues eso significa que el valor de sus billetes es más alto, aunque sea de forma temporal y en apariencia. En un mercado no manipulado por el mercado de papel (forwards y futuros), el precio del oro seguiría en ascenso, pues el rey de los metales siempre dice la verdad acerca de una moneda que está siendo corrompida por impresión masiva de billetes.

Por otra parte, los radicales del Estado Islámico se enfrentarán a un gran reto: la Ley de Gresham. En términos simples podemos decir que consiste en que, cuando dos monedas están en circulación entre el público, éste optará por gastar la de menor calidad, y guardar la que estima superior. Es un hecho que mientras haya en circulación dinares de papel del Banco Central de Irak, liras o cualquier otro billete, será éste el que se use, mientras que las monedas de oro y plata se esconderán de la circulación.

Ni siquiera el uso de la fuerza las podría poner a circular. Antes sus tenedores preferirán esconderlas bajo la tierra y arriesgarse a ser castigados que enajenarlas, a menos de que se trate de un caso de extrema necesidad. Ejemplos como este sobran en la historia. En otras palabras, los habitantes de las zonas controladas por ISIS ahorrarán todo lo que puedan, y más, por los difíciles tiempos de guerra que se viven allí.

Quizás por eso los yihadistas no hayan confirmado aún la introducción de estas monedas de manera oficial. La intención parece ser la de desplazar por completo el uso de papel moneda. Tal vez se estén preparando para ponerlo en práctica. Si y sólo si lo logran podrá funcionar su sistema de monedas de oro y plata, que se usarán solo cuando no haya otra forma de hacer los pagos.

Asimismo, ya que se estima que el financiamiento de ISIS alcanza cuando menos el millón de dólares diarios por venta de petróleo en el mercado negro, sin contar lo que perciben desde Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Catar, etc., es un hecho que además de armamento habrán de demandar una buena cantidad de oro y plata físicos. Esta demanda adicional llega en el momento en que hay “escasez” de oferta por el desplome de precios.

Así que ISIS, si bien es condenable su barbarie, está haciendo lo correcto en el aspecto monetario. Malas noticias para Estados Unidos y las potencias occidentales, que cada día ven más lejana la posibilidad de una victoria militar.


Ojalá los oídos de no fundamentalistas también escucharan y entendieran el mensaje del oro, que tiene por cierto otro vocero inesperado. Alan “El Arrepentido” Greenspan, ex presidente de la Fed, quien ha vuelto a insistir que “El oro es una divisa. Sigue siendo, bajo todas las pruebas, una divisa de primer nivel. Ninguna moneda fiduciaria, incluyendo al dólar, lo puede igualar”. Más vale admitir la verdad tarde, que nunca.

martes, 20 de noviembre de 2012

¿CÓMO Y PARA QUÉ MONETIZAR LA PLATA EN LAS AMÉRICAS?


En épocas de crisis económica, son muy pocos los que logran sacar provecho de la situación, mientras que la gran mayoría de ciudadanos sufre inerme las consecuencias. De entre ellas, una de las más graves suele ser la aniquilación del poder de compra de su divisa, y por tanto, de los ahorros de aquellos que con mucho esfuerzo, lograron acumularlos.

Lo peor de todo es que esa pérdida de poder adquisitivo no ocurre por arte de magia. Es en cambio, una especie de robo cruel que, dependiendo de la velocidad con que se presente, puede ser lento y sigiloso o abierto y desesperado.

La pérdida de valor de esa divisa se expresa en la subida de los precios: cada día se requiere más y más billetes para comprar una misma cantidad de algo. De esta forma, en la carrera entre precios y salarios, los primeros siempre llevarán la delantera, pues se van ajustando a lo largo del tiempo, mientras que los segundos siempre irán detrás queriendo alcanzarlos.

Este fenómeno al que nos hemos acostumbrado, tiene su origen en la expansión del crédito y por tanto, en la creación de dinero fíat, es decir, de papel, digital, etc., pero sin respaldo en dinero físico, cuyo rol natural en la historia ha sido desempeñado por el oro y la plata. 

Este error es fundamental, pues los metales preciosos por más que se quiera, no pueden ser reproducidos al infinito, los billetes y sus ceros, sí.

Ello conducirá siempre a la irresistible tentación de gastar de más, pues, ¿quién quiere restringir el gasto y sacrificarse en ahorrar, cuando todo se puede pagar con divisas creadas del aire  “respaldadas” en mera deuda?

Lo malo, es que eso no se puede hacer al infinito impunemente. El castigo de las leyes naturales de la economía, es el incremento de los precios, es decir, la pérdida de valor de esa divisa, en proporción directa a la cantidad impresa y a la rapidez con que ésta se ponga en circulación.

En el largo plazo, la tendencia es a la destrucción total del valor de aquella, y de este modo, el robo se consuma.

¿Quiénes son los más afectados? Aquellos considerados como “clase media”, pues los más pobres poco tienen que perder ya, y los ricos, con sus activos, siempre podrán conservar gracias a ellos, algo de su riqueza.

Como podrá entenderse, un esquema como este basado en la expansión perpetua del crédito, no es sustentable, pues tarde o temprano las deudas se tienen que pagar. El tiempo que nos está tocando vivir es justo ese, el del pago de esas facturas que en el pasado, permitieron sobre todo al mundo Occidental vivir hipotecando el futuro.

Lo más grave, es que esto significa el fin de una gran era de la humanidad, y por tanto, profundos cambios en nuestra civilización.

Por todo ello, es más urgente que nunca volver a las bases, a lo real, a lo que la naturaleza económica ha probado que funciona: la verdadera economía de mercado libre, con dinero honesto.

La probabilidad de que esto se logre eliminando de un plumazo las divisas fíat, es nula. Sin embargo, un gran avance en el sentido correcto, sería la monetización de uno de los metales preciosos, el más popular y ninguneado con el apelativo de “el oro de los pobres”: sí, la plata.

El prominente empresario Hugo Salinas Price, es el autor original de la Iniciativa legal que permitiría monetizar este metal en México, pero la misma medida podría ajustarse para ser aplicada en todas las Américas.

En esencia, el plan consiste en usar una moneda, por ejemplo la de una onza de plata pura o de fracciones de ella, que no tenga un valor nominal en su cara. Esto haría que su circulación fuera permanente, y no ocurriera como con las antiguas monedas “con plata”, que cuando el valor de la que contenían rebasó el que tenían grabado, fueron a dar las fundiciones.

Por ley, se establecería un valor de cotización monetaria siempre ligeramente superior al del metal fino que contiene, y que solo se podría ajustar hacia arriba conforme aumente el precio de la plata en el mercado internacional. Si este bajara, permanecería sin cambios hasta que volviera a subir.

En otras palabras, estas monedas flotarían para conservar, en todo momento, el poder adquisitivo de sus tenedores. Algo así, por supuesto, lo que alienta es el indispensable ahorro de la manera más sencilla que puede haber, y “a la antigua”.

Es importante destacar que en caso de caída del precio de la plata, no se ajustaría a la baja el valor legal de las monedas en circulación, pero esto no afectaría en absoluto. Como cualquier otra que vale más que su valor metálico, seguiría circulando sin problemas para realizar pagos, sin dejar de tomar en cuenta que en realidad, se utilizarían muy poco.

La llamada “Ley de Gresham” así lo asegura. Como las divisas de papel y el dinero real estarían “compitiendo”, la gente atesorará la plata y gastará los billetes. La primera, solo sería usada como último recurso, pues su finalidad será guardarla para después, cuando valdrá más.

Ojalá que estas propuestas muevan la conciencia de muchas mentes brillantes en nuestro continente, y las empujen en sus respectivos países. Tener dinero auténtico en nuestras manos, en definitiva, es algo que todos merecemos.

viernes, 23 de diciembre de 2011

LA FIEBRE DEL ORO DEL SIGLO XXI

México, D. F., 23 Diciembre 2011 (Guillermo Barba) –  En este espacio hemos explicado cómo y por qué el oro y la plata “se esconden” (http://bit.ly/sJumfv ) de la circulación por la llamada Ley de Gresham. Es por eso que en la actualidad los principales bancos centrales del mundo están inmersos en rondas periódicas de “flexibilización cuantitativa”, (que no es otra cosa que la creación e inyección de dinero a la economía, a través de la compra de bonos al público), ambos metales son guardados celosamente por personas y países en los lugares más seguros que pueden encontrar.

La elección es sencilla: o se prefiere el dinero de papel que mientras pasa por nuestras manos va perdiendo poder de compra por el aumento de precios (causado por la reproducción desenfrenada de billetes), o bien el metal precioso que por ser un activo útil, finito y tangible, su valor jamás caerá hasta cero. Se entenderá bien entonces por qué mientras que el primero es una “patata caliente” que fomenta el consumismo, el segundo alienta el ahorro. En otras palabras, se gasta el que vale menos para la gente.

Por eso, es crucial que comprendamos que si bien el precio es importante, lo es más el valor. En este sentido, hemos explicado también (http://bit.ly/txWHoq ), que en base a diversos métodos, el valor justo del oro está muy por encima del máximo histórico nominal, que cruzó este año la barrera de los 1.900 dólares la onza.

Esto no se debe perder de vista, en un escenario que en el corto y mediano plazo parece algo sombrío para los metales preciosos y en general para las materias primas. Los fundamentales del mercado alcista en que se encuentran estos activos son sumamente fuertes.

En un mundo financiero como el de hoy, infestado de derivados, apalancamiento y poderosos intereses que pueden manipular mercados y medios de comunicación, se llega a veces al extremo de tener precios ridículamente bajos en el papel, mientras que resulta imposible conseguir oro y plata físicos. De nuevo, se ocultan para decirnos en secreto: “valgo mucho más”.

Este fenómeno ya se vivió en 2008 y parte de 2009. En ese entonces, la baja en el precio del oro llegó a ser del 30% desde máximos, pero los lingotes y monedas de inversión nunca cayeron tanto. Si se querían conseguir, en el mejor de los casos tenía que pagarse una “prima” (diferencial) de hasta el 40% sobre el precio del oro-papel. Así pues, la verdadera directriz del mercado no la marcan los manipuladores de los contratos de futuros, sino la gente en la calle, la voz del pueblo; lo demás, es una fantasía que habrá de terminar como si fuese por “justicia divina”.

Por ello, el inversor en metales preciosos nunca debe olvidar la que quizás sea la regla suprema: “el dueño, es aquel que puede tocarlos con sus propias manos”. Cualquier promesa de entrega, certificado de resguardo, etc. no es más que una oferta con riesgo de incumplimiento, ni oro ni plata auténticos.

De ahí que el final de esa trágica historia podamos conocerlo de antemano: El punto de inflexión será cuando el desacoplamiento definitivo  del mercado ficticio y real, dé inicio definitivamente a lo que en los libros de historia reflejaran como el día en que comenzó la “Fiebre del oro del siglo XXI”.


© Guillermo Barba/OroyFinanzas

Twitter: @memobarba
memob@hotmail.com

viernes, 28 de octubre de 2011

¿HASTA DÓNDE SUBIRÁ EL PRECIO DEL ORO?

México D.F., 28 Octubre 2011 (Guillermo Barba/ Inteligencia Financiera) – De todas las cuestiones que rondan en el mercado de los metales preciosos, una de las más recurrentes es ¿cuánto subirá el precio del oro? No podría ser de otro modo, sobre todo cuando los detractores del metal, cada vez que ocurre una de las habituales correcciones, salen a asustar con discursos que hablan de una supuesta “burbuja” que ha reventado.

El miedo que infunden logra paralizar al que pasa por alto que todo mercado alcista se consolida gracias a estos ajustes periódicos siempre que sus fundamentos permanezcan sólidos.

Qué mejor solidez que la que le proporciona un sistema financiero como el actual, que se mantiene en lo insostenible: la deuda exponencial y el dinero “de mentira”. El acuerdo del reciente “rescate” europeo confirma que seguiremos por esta senda hasta el colapso final.

Discursos contra el oro
Típico en los discursos contra el oro, es que también se refieran a él como una simple materia prima que “no sirve para nada”. Entre otros argumentos, señalan que de alguna forma o de otra, casi la totalidad del oro extraído en la historia, todavía se encuentra disponible sobre la tierra, algo que para ellos no tiene sentido.

Sin embargo, pasan por alto la causa original de este hecho: si el oro no se consume, es justamente por su carácter de “dinero por excelencia”; y el dinero real, no se tira.


Como tal, o bien se gasta o se guarda, pero además en el caso del oro (y la plata), se ve sujeto a una norma inmutable: la Ley de Gresham.
Este principio sostiene que en presencia del dinero malo (como el fíat, sin respaldo físico), el dinero bueno tenderá a desaparecer de la circulación para atesorarse.

No es de sorprender entonces que en los últimos diez años el interés por el oro haya ido en ascenso, periodo en el que por cierto el euro, el dólar y el peso mexicano han caído respectivamente más de 300, 500 y 800 por ciento frente al metal.

Índice Dinero/Oro
Pese a esas impresionantes devaluaciones, el “valor justo” del rey de los metales se encuentra aún muy lejos. Existen diversos indicadores para estimarlo, y uno de ellos es “The Gold Money Index(El Índice Dinero/Oro) utilizado por el renombrado experto James Turk (goldmoney.com). La fórmula que utiliza para obtener el ‘Precio Justo del Oro’ es la siguiente: Reservas Internacionales de Divisas del Banco Central / Reservas de Oro del Banco Central

Con los datos de esa fórmula, la gráfica que construye para los últimos 50 años es muy elocuente (aquí su artículo en inglés).

El péndulo alcista/bajista en el que se mueven todos los mercados de materias primas, señala que pasan alternativamente de estar sobrevaloradas a infravaloradas y viceversa. El oro no escapa de esta lógica y así en los años ’60 con un dólar “tan bueno como el oro”, su ‘valor justo’ estuvo incluso por debajo del nominal de 35 dólares la onza, situación que cambió después del emblemático 1971.

Recordemos que a finales de esa década, los metales preciosos entraron en una auténtica burbuja que empujó a la cotización del oro a una sobrevaloración por encima del 150 por ciento, a máximos de 850 dólares en 1980.

En este sentido, puede entenderse que no es cuestión de ‘adivinación’ que James Turk calcule un ‘precio justo’ del oro por encima de 11.000 dólares la onza, en línea con los pronósticos incluso superiores de otros analistas.

El mito de la “burbuja del precio del oro”, cae de esta forma por su propio peso. El límite futuro del precio del oro es móvil y estará en función de la euforia especulativa que se viva su momento y de la cantidad de billetes que los bancos centrales del mundo, liderados por la Reserva Federal del señor Bernanke, estén dispuestos a imprimir con sus flexibilizaciones cuantitativas (QE o Quantitative Easing).

Actualmente la infravaloración extrema y tan prolongada del precio del oro, no tiene precedentes y le da cuando menos un punto adicional de credibilidad a los argumentos de Bill Murphy, presidente del ‘Comité de Acción Antimonopolio del Oro’ (gata.org), que lleva años denunciando la manipulación a la baja del mercado.

Con respecto a la plata, el ratio histórico de 15:1 (15 onzas de plata por 1 de oro) no se ha visto desde hace mucho tiempo. La última ocasión que estuvo cerca fue en 1980 a razón de 17 :1 y en la actualidad este coeficiente se encuentra alrededor de 50:1.

David Morgan, el “gurú” de la plata, estima que podría llegar a un tope de 10:1 en la ‘fase de histeria’ del mercado. No podemos dejar de lado que además de su uso monetario, la plata tiene incontables usos industriales que refuerzan su mercado alcista.

Eso sí, más allá de estas proyecciones, llegará el día en que los poseedores de oro querrán ver realizada su inversión y deberán cambiar al otro lado de la balanza, cuando la sobrevaloración sea evidente. Por entonces el ciclo se habrá cerrado, y en los libros quedará constancia de todas las divisas fíat que se fueron quedando en el camino, como siempre en el panteón del falso dinero.

Twitter: @memobarba
memob@hotmail.com