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sábado, 31 de agosto de 2013

SIRIA: PUTIN 2 – 0 OBAMA




Imagen: Libertaddigital
El sábado pasado el presidente estadounidense, Barack Obama, anunció que sí ha tomado la decisión de atacar Siria –como ya se sabía, pero con una novedad: buscará la autorización del Congreso.

La declaración llega en un momento en el que la oposición internacional, encabezada por Rusia, sigue tomando fuerza.

Cada día hay más dudas, no sobre la perpetración del ataque mismo con armas químicas, sino sobre quién es el responsable de su autoría.

Washington se apresuró a culpar a las tropas de Bashar al-Assad, y ha respaldado sus señalamientos con reportes de inteligencia que, se supone, darían pistas “inequívocas” de que  el ejército atacó con gases tóxicos a la población civil.

La realidad es que no han convencido a nadie, y menos desde que este viernes el secretario de Estado John Kerry, dijo que para “proteger fuentes y métodos”, las evidencias sólo serían mostradas a los miembros del Congreso, no a la opinión pública.

Sobra decir que esos reportes también generan sospechas, pues ahora se sabe que para atacar Irak hace una década, se fabricaron también supuestas pruebas de la posesión por parte de Saddam Hussein de “armas de destrucción masiva”.

Mientras tanto, el presidente ruso Vladimir Putin, un aliado del régimen de Damasco, se ha opuesto desde el principio a una acción militar norteamericana que no cuente con el respaldo de Naciones Unidas, donde Rusia, por supuesto, tiene derecho de veto en el Consejo de Seguridad.

Kerry aseguró ayer que a causa de este “garantizado obstruccionismo ruso”, era necesario que Estados Unidos tomara sus propias decisiones basado “en sus propios valores e intereses”.

De eso no hay la menor duda.

No obstante, algo ocurrió en cuestión de horas para que Obama cambiara, del discurso combativo de su secretario Kerry al de la búsqueda de respaldo de los legisladores, aunque siga teniéndole sin cuidado la opinión de la ONU.

La discusión se celebró en el seno de su Consejo de Seguridad Nacional (NSC) el viernes por la noche, cuando conversaron sobre los riesgos políticos de la embestida.

Entre las razones tratadas considere primero la negativa de la Cámara de los Comunes británica a avalar un involucramiento militar del Reino Unido, en un eventual ataque a Siria, como pretendía el primer ministro David Cameron.

Asimismo, la visión de que podrían estar pasando por alto los graves efectos colaterales que una acción bélica podría tener en todo el Medio Oriente, que irían desde una elevación de la violencia en Siria, hasta la intensificación de las disputas por la influencia regional entre Irán y Arabia Saudita.

Pero el motivo central del matiz en el ánimo bélico de Obama, fue la incesante, mesurada y bien pensada campaña de Putin, en contra de cualquier bombardeo. El NSC no la pudo pasar por alto y se vio forzado a proponer una salida por la vía del Congreso.

A propósito, el sábado Putin urgió a Obama a no apresurar cualquier decisión de atacar Siria, pues inevitablemente habría víctimas civiles. Dijo además que se dirigía al presidente estadounidense como Premio Nobel de la Paz, no como titular del poder Ejecutivo.

Sugirió que la ofensiva con armas químicas habría provenido de una facción de los propios rebeldes, que sabían que con ella provocarían la intromisión americana, tan ansiada por ellos para favorecerlos.

Del mismo modo, calificó como un disparate pensar que Damasco utilizaría ese tipo de armamento en su actual situación.

“Si hay evidencia debería ser presentada”, de lo contrario significa “que no existe”, sentenció Putin.

La estrategia rusa de no intervención, basada en la diplomacia, ha probado estar dando los mejores resultados.

Ésta, contrasta con la clara acometida que el “mainstream media” norteamericano ha iniciado contra Putin, no por casualidad, en las últimas semanas. Diversas notas y portadas con descalificaciones, lo demuestran.

Seguro en Washington no estarán nada contentos con el marcador de 2 – 0 que les ha anotado Moscú, primero con el asilo a Edward Snowden y ahora, con la forzada posposición de un ataque en el caso Siria.

Por lo pronto, el Congreso se reunirá hasta el 9 de septiembre, por lo que el bombardeo americano ya no es inminente.

Los demócratas buscan anticipar los plazos, pero es un hecho que Assad y sus tropas tendrán tiempo suficiente para planificar y posicionar mejor sus defensas, algo a lo que los militares americanos, le dan poca importancia. Solo el tiempo dirá si se equivocaron o no.

Pese a todo, no debe quedar duda de que con el apoyo del Capitolio o sin él, Obama dará tarde o temprano la orden de disparar los misiles.

Si se lo aprueban, qué mejor, pero si no, recular en definitiva significaría una humillación intolerable y la aceptación de que cometió un serio error. Eso no sucederá.

Como ve, aún no se lanza el primer misil Tomahawk, pero de hecho, la batalla ya comenzó.

lunes, 26 de agosto de 2013

EL INMINENTE ATAQUE CONTRA SIRIA




Los acontecimientos de los últimos días y horas, hacen prever que un ataque militar contra Siria sería inminente. 

El frente Occidental, por supuesto, estará encabezado por los dos aliados más poderosos, Estados Unidos y Reino Unido, que irán de la mano de uno menos visible, pero igual de importante, que trabajará tras bambalinas: Israel.

Aunque es fácil irse con la inercia y pensar que la acción depende de si se comprueba o no que la semana pasada hubo una agresión con armas químicas por parte del régimen de Assad, como acusa la oposición, la realidad va más allá.

En los hechos, la “certeza” de la responsabilidad del gobierno sirio ocurrirá por decreto.

Si Barack Obama ha decidido lanzar una ofensiva bélica, las “pruebas” y su difusión en el “mainstream media” aparecerán como por arte de magia. El gobierno de Damasco será culpable y pagará las consecuencias de sus presuntos actos sin demora, punto.

Poco importarían las evidencias en sentido contrario.

Una copia calcada de las acusaciones que en su momento se vertieron en contra de Irak por la supuesta posesión de “armas de destrucción masiva”, que concluyó con el derrocamiento de Saddam Hussein.

En cambio, en el poco probable caso de que Obama optara por posponer el uso de la fuerza, se diría que la ONU jugará un papel importante y que esperarán sus conclusiones, para ganar más tiempo.

No obstante, la lectura entre líneas nos permite anticipar que el presidente estadounidense ya tomó una decisión, y que la duda ya es solo sobre cuándo iniciarán las operaciones.

Fuentes gubernamentales revelaron al diario británico The Telegraph, que de las conversaciones este fin de semana entre líderes como el primer ministro Cameron; el presidente francés, François Hollande; la canciller alemana, Angela Merkel y el propio Obama, se concluyó en la necesidad de una “respuesta seria” que desencadenaría una acción militar tan pronto como esta misma semana.

Debido a que se considera que las defensas antiaéreas sirias son lo suficientemente fuertes como para causar bajas en las aeronaves aliadas, la vía de entrada sería la utilización de misiles “Tomahawk”, que pueden dar efectivos golpes de precisión desde el mar.

Para ello, Washington anunció el viernes que cuatro de sus destructores localizados en el Mediterráneo, se aproximarían a costas sirias. Cada uno, armado con más de 90 misiles.

De igual manera, The Telegraph reporta que un submarino nuclear y barcos de guerra británicos estarían en la región.

Visto así, lo condenable es por supuesto el uso mismo de este tipo de armas, con independencia del bando interno sirio que las haya utilizado, pero además, que Estados Unidos y sus aliados utilicen este incidente como mero pretexto para intervenir a su conveniencia.

Y es que de entrada, se desprenden serias dudas sobre la veracidad de la versión de los rebeldes.
Imagen: 4thmedia

Primero, porque los investigadores de la ONU ya se encontraban en el país; y segundo, porque desde el año pasado Obama dejó muy en claro que la “línea roja” que marcaría el involucramiento americano, sería el uso de este tipo de armamento.

Parece difícil que Assad se aventurara a cruzar ese límite a sabiendas de que podría significar el comienzo de su fin.

Rusia a través del portavoz de la cancillería, ha señalado que sería un “error trágico” adelantar conclusiones sobre la responsabilidad de los ataques, advirtiendo que “las acusaciones contra las tropas gubernamentales aparecieron varias horas antes del presunto ataque".

En este sentido, aunque Damasco ya autorizó la entrada de los inspectores de la ONU, para el secretario de Exteriores de Gran Bretaña, William Hague, ya es demasiado tarde. Según su parecer, las evidencias podrían haber sido borradas por el continuo bombardeo que ha sufrido la zona.

Esto confirma que para Occidente, el que Assad sea o no el verdadero responsable es secundario, pues las simples sospechas bastarían para justificar un ataque.

Fuentes de ABCNews, han dicho que las operaciones no tendrían la intención de remover al presidente sirio, sino “desalentar o prevenir” el uso de más armas químicas.

Desde luego, eso es falso.

La intención última de Occidente sí es derrocar a Assad, con todas las consecuencias insospechadas que ello implica.

De acuerdo al periódico francés Le Figaro, en su nota titulada “Siria: la operación anti Assad ha comenzado”, el 17 y 19 de agosto, días antes del supuesto ataque químico del día 21, habrían entrado a territorio sirio los dos primeros contingentes rebeldes entrenados por Estados Unidos en tácticas de guerrilla.

Los grupos, de 300 hombres cada uno, habrían tenido el respaldo “de comandos israelíes y jordanos, así como de agentes de la CIA” para adentrarse en el país.

Aunque el diario plantea el hecho como posible causa del uso de armas químicas por parte de Assad, a manera de respuesta, lo cierto es que también demuestra el interés de Estados Unidos por la cabeza del presidente sirio es tal, que esta vez, no se detendrá hasta verla caer.

Por desgracia, el mundo parece encaminado a un nuevo conflicto bélico cuyo objetivo final, es reafirmar la hegemonía mundial estadounidense. Una a una han ido cayendo las fichas opositoras, y el siguiente en el calendario es Siria. Mañana, será Irán.

China y Rusia lo saben pero poco es lo que pueden hacer para evitarlo. Entre ello, seguir acumulando más y más oro occidental. El desafío de estos países no podrá llegar por el lado de las armas, pero sí por el del sistema monetario global, que tiene en el dólar, sus cimientos de papel.