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Los medios de comunicación predominantes en el mundo financiero, han sido permanentes defensores del actual sistema global de dinero fíat (de papel, digital, etc.) y, al mismo tiempo, críticos acérrimos de todo lo que tenga que ver con el oro y su papel como dinero real.
Las corrientes económicas más importantes para ellos, por supuesto, son el keynesianismo y el monetarismo, que tienen amplios espacios y puertas abiertas.
Por todo ello, temas como el de la manipulación del mercado del oro, y el exceso de “oro” papel respecto a las existencias físicas, suelen ser tratados como una mera “teoría conspirativa”.
Nada de esto sorprende, pues poderosos intereses que se benefician de esa farsa o bien que son amigos del Poder, son muchas veces dueños de los periódicos, revistas, portales o cadenas de televisión más influyentes.
De este modo, la censura real, la implícita y/o la autocensura, juegan en ocasiones el rol protagónico a la hora de informar lo que sucede no solo en el ámbito de los mercados, sino en el de la política, los espectáculos, deportes, etc.
Con la llegada de Internet, no obstante, cada día más personas tienen acceso a otras fuentes de información y pensamiento crítico que, cuando son veraces, ganan espacios importantes al ofrecer al público lo que en otros lados no encuentra. Los blogs son quizás el mejor ejemplo de estos espacios.
Gracias a esa ola incontenible de verdades, es notorio cómo cada día más reporteros y analistas logran que esos medios tradicionales se vayan abriendo –más a fuerza que por voluntad propia, a publicar textos con enfoques críticos del statu quo.
En este sentido, vale la pena rescatar la nota que Neil Collins, del londinense Financial Times, escribió el viernes pasado: Aprendan del Buba y demanden la entrega para el verdadero precio del oro.
En ella, Collins recuerda que el año pasado, el Bundesbank (Buba, banco central de Alemania) anunció que repatriaría en total 700 toneladas del oro (674 tons. para ser precisos) de las reservas alemanas desde París (374 tons.) y Nueva York (NY, 300 tons.). Destaca que aunque un par de aviones “jumbo” podrían haber hecho el movimiento transatlántico en un dos por tres, lo cierto es que desde NY el Buba solo recibió, en 2013, cinco toneladas.
Cabe recordar que el plazo planteado para la repatriación fue 2013-2020, pero lo cierto es que a ese ritmo tomaría 60 años a Alemania recuperar las 300 toneladas que, se supone, le debe enviar la Reserva Federal (Fed) estadounidense.
Collins ironiza al respecto: Jens Weidmann, presidente del Buba, es bienvenido a ver los lingotes en las bóvedas de la Fed –que no se puede llevar cuando quiera, mientras lanza pregunta ¿de quién son en realidad estas barras?
La respuesta es sencilla y aquí se la damos: son de Estados Unidos. No de Alemania, no de México (que tiene algunas onzas también allá) ni de ningún otro país. Por eso el poco oro que le queda, no lo piensa soltar tan fácil ni permitirá que lo auditen.
La regla número uno de inversión en metales preciosos es contundente: “el oro es de quien lo posee”, nada más.
Así pues, de manera muy poco usual, el Financial Times critica también que el volumen de oro intercambiado en los mercados, supere “muchas veces” el volumen entregado en físico. Reprocha además que el “oro papel” en el Mercado de Lingotes de Londres adopte las conocidas formas de derivados financieros, para maximizar las ganancias de los banqueros.
La frase final es elocuente: “…un día los lazos que atan a este oro digitalizado podrían romperse, con resultados potencialmente catastróficos. Así que si le gusta el oro a los precios deprimidos de hoy, aprenda del Buba y demande su entrega.”
Bienvenido pues el Financial Times. Gracias a él, inversores escépticos ahora se unirán a las filas de la “teoría conspirativa”, e irán por su oro antes de que sea demasiado tarde.
mmm, y ya entrados en la conspiración, que sepan que esto es una transferencia de riqueza paulatina, cuyo objetivo es aniquilar a billones de personas en beneficio de una élite de idiotas pertrechados a base de mentiras y policías, soros, rotschild, Rockefeller et altere, qué pena que sólo lo vean cuando un tabloide oficial lo diga
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