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miércoles, 31 de diciembre de 2014

Capitalismo = progreso, socialismo = miseria (IV)




Imagen:
misesecuador.drupalgardens.com
(Lea aquí la tercera entrega de esta serie)

Las filosofías de la historia no deben confundirse con las interpretaciones filosóficas de la historia. Estas últimas no intentan descubrir hacia dónde se dirigen los destinos de la humanidad de acuerdo a los designios de la Providencia. Las primeras en cambio, estudian los fines que tienen una función importante en la determinación de los acontecimientos históricos, es decir, los fines que los individuos o grupos persiguen, pero sin opinar acerca de la finalidad y el significado del proceso histórico o de un destino “superior” para la humanidad.


Aún así, hay interpretaciones igualitarias de  la historia que parten de que hay una sola especie de hombre, y que por tanto “todos somos iguales”. Pero lo cierto es que cada persona desde que nace es diferente de todas las demás, diferencias que no llegan a la estructura lógica de la mente humana. Pese a ello se han empleado prejuicios políticos, apoyando el socialismo igualitario, para atacar el principio liberal clásico de la igualdad ante la ley, diferente claro, de la “igualdad absoluta”.

Según estos atacantes, las desigualdades de ingresos y riqueza son el resultado de la “explotación” de las masas producidas por una violencia arbitraria. Pero esta interpretación de la historia da por hecho que la evolución histórica es hacia la permanente mejora de las técnicas de producción, a acumular riqueza y a dotar los medios para la subsistencia del hombre. Esto es un error, pero que conduce a que se crea que decisiones políticas como las disposiciones fiscales dirigidas a “reducir la desigualdad” no crean daño alguno. Es todo lo contrario. El progreso no es un proceso automático sino uno que debe alimentarse de manera continua, trabajo por cierto, que sólo es posible por la vía capitalista. El socialismo traería miseria generalizada porque atenta contra la libertad individual, la propiedad privada, y por tanto, contra el estímulo y motivación principal para la innovación, la creatividad, la acumulación de capital y la función empresarial: la obtención de ganancias. En realidad, lo que esconden los apologistas del socialismo es una forma de gobierno despótico que no avanza hacia el progreso.

Para decirlo con claridad, aunque existe una interpretación de la civilización actual aceptada en general, con la cual se separa los aspectos espirituales de los materiales, Mises nos dice en Teoría e Historia que esta separación llama a la sospecha porque se basa en el resentimiento y no en la observación objetiva. Se considera así quizá a manera de “consuelo” que el aspecto espiritual es “más elevado” que el meramente materialista que caracteriza al capitalismo. Sin embargo, la abundancia y los avances que ha traído el capitalismo al mundo ha sido a su vez aceptado por todos los países del orbe como una aspiración, como algo que desean para sus propios pueblos. Las evidencias han demostrado la gran equivocación de Marx, quien vaticinaba el fin del capitalismo por la creciente “explotación” y empeoramiento de las condiciones de la “clase proletaria”. En realidad, es el intervencionismo el que lo está socavando.

Debería quedar muy claro que la cuestión de sobre cuál sistema logra mejor el bienestar material se puede alcanzar solo mediante el análisis de su funcionamiento. Esto es lo que han hecho los economistas. Así que por eso Mises califica de irresponsable el que la ética y la religión combatan al capitalismo y apoyen a otro sistema sin investigar a plenitud las consecuencias económicas del socialismo y el intervencionismo.

Mises nos explica el cambio en la tendencia hacia la libertad que tanto pensaron los filósofos de la Ilustración como un hecho irreversible. Este cambio nos dirige hacia el totalitarismo, con lo que muchos refuerzan sus tesis de que el socialismo es el “destino” de la humanidad. En este contexto, el concepto de igualdad de riqueza y de renta logró implantarse muy bien en la sociedad, por una causa originaria: la idea de propiedad de la tierra en cantidades iguales. Bajo esta creencia, todos los males de la humanidad se reducían a que había personas que tenías tierras de más y quien no tenía nada para su subsistencia: una “injusticia”. Mises afirma que la idea de igualdad en la distribución de la tierra es una “perniciosa ilusión. Su puesta en práctica hundiría a la humanidad en la miseria y el hambre y destruiría la civilización misma.”

Y es que en ese ambiente no cabe la división del trabajo que no sea la especialización regional de acuerdo con las particulares condiciones geográficas de los territorios. Sin división del trabajo no hay productividad. Bajo la división del trabajo las tierras son cultivadas con lo que el producto que, para su terreno, tendrá las condiciones más rentables. Más que el tamaño de la finca lo que importa es su productividad para obtener utilidades, es decir, lo que el mercado demanda con mayor urgencia para consumir, no solo lo que las familias necesitan para su autoconsumo. En ese extremo, gran parte de la población mundial perecería por hambre.

Como puede entenderse, desde el punto de vista de la historia la doctrina de la distribución igualitaria de la tierra preparó el terreno para la “legitimación” de la demanda y aspiración socialista de igualdad.

En su obra, Mises deja muy en claro a los liberales y economistas que es nuestra plena responsabilidad el expresar sus ideas y pensamientos de forma convincente. Para que la evolución de los asuntos humanos continúe por la vía del progreso es necesario que haya autores, pero también mensajeros y diseminadores de ideas benéficas, de modo que si el totalitarismo se implanta de manera general en el mundo, no podremos excusarnos de responsabilidad.


No se pierda la próxima y última entrega de esta serie: “La salida de la crisis económica”.

viernes, 26 de diciembre de 2014

DETERMINISMO Y MATERIALISMO (III)




(Lea aquí la segunda entrega de esta serie)

Karl Marx
Mises reafirma en Teoría e Historia, que el hombre solo puede descubrir lo que la estructura lógica de su mente le permite acerca de la naturaleza del universo. Mientras tanto, el hombre emplea la lógica que posee, y por eso, su pensamiento recomienda al hombre el determinismo y la categoría de causalidad. Partiendo de ese determinismo es que el hombre puede concebir al universo y todo lo que en él existe. Pero los materialistas se han valido de este determinismo para argumentar a favor de sus teorías. Como veremos más adelante, desde su visión es el mundo material el que genera las ideas, no obstante, la verdad es que las ideas tienen existencia propia, se influyen entre sí y contribuyen a la formación de otras.

El determinismo no predice el futuro, solamente afirma que hay una regularidad en los sucesos del universo, pero sin que eso signifique que hay un destino fatal e inexorable. El ser humano tiene, a diferencia de los animales, la facultad de elegir entre actuar conforme a sus impulsos fisiológicos o no. Por eso, la praxeología –la ciencia de la acción humana en la que está basada la Escuela Austríaca de Economía– no rechaza el determinismo, sino la distorsión positivista de este. Para Mises, cuando menos en el actual estadio de la ciencia, es imposible reducir las ideas a factores físicos, químicos o biológicos. Es más, una de las condiciones de la acción del hombre es que no sabe qué sucederá en el futuro, algo distinto de lo enunciado por la filosofía de la historia que sí clama saber lo que Dios o un “ente superior” le ha revelado respecto a lo que habrá de venir.

Respecto del materialismo entendido en su acepción ontológica –que encarna la doctrina ya aludida de que el mundo material, en específico los procesos físico-químicos y fisiológicos que ocurren en el cuerpo humano, determinan las ideas y juicios de valor–, niega el significado de la praxeología y de la historia. Para este sólo las ciencias naturales y su método, son “científicos”. Pero como decíamos ya, las ideas sí existen aunque sean inmateriales. Sobre cómo se originan solo sabemos que surgieron en la mente de un individuo, y debido a sus limitantes, aparece como algo nuevo, una creación de algo que no existía. El materialismo falla pues, en explicar por qué dos personas o más están a veces de acuerdo y a veces no, respecto a determinados temas, y por qué reaccionan de diversa manera ante estímulos idénticos. Un ser humano puede reaccionar muy distinto incluso ente el mismo fenómeno exterior en diferentes momentos. De nuevo, por eso la economía no es una ciencia natural y por tanto, es un error tratar de estudiarla, explicarla y predecirla con métodos inductivos.

Pero el materialismo tiene también implicaciones políticas, y nació como reacción a la interpretación dualista del ser humano como “carne” y alma. Justo en la parte de los credos religiosos, ni las ciencias naturales ni el racionamiento a priori pueden refutarlas por ser un asunto de fe. En este contexto, Mises explica que en la mayoría de países europeos y latinoamericanos las iglesias cristianas actuaron de la mano del materialismo en contra de los gobiernos representativos y de todo lo que oliera a libertad. Gracias a estas controversias es que el materialismo no desapareció.

Sin embargo, el materialismo que había florecido hasta mediados del siglo XIX fue perdiendo importancia frente al agnosticismo, solo hasta que Marx elaboró uno nuevo al que llamó “materialismo dialéctico”. Marx tiene una evidente confusión entre causas y efectos, pues para él no son las ideas y los pensamientos los que determinan al ser social, sino al revés, el ser social determina su conciencia. Por eso tres objeciones irrefutables echan a la basura la teoría marxista: los inventos de la tecnología, sus avances –que para Marx determinan la superestructura de las ideas e instituciones sociales, no son producto “de la nada”, provienen de razonamientos, de la mente, de nuevas ideas para producir mejor –o sea de la creatividad, aunque más tarde operen en el plano material. Sobre cómo surgen o aparecen los inventos, no trata de explicarlo. La segunda objeción es que el simple invento no es suficiente para producirlo, para eso hace falta por fuerza capital, que a su vez solo puede existir previa una acumulación de ahorro. Mises explica la manera en que Marx tergiversa este concepto con su llamada acumulación originaria de capital. La tercera objeción es que la utilización de las máquinas presupone la cooperación social y la división del trabajo. Marx no entendió el problema. No puede explicarse la existencia de la sociedad en función de las fuerzas productivas, pues estas solo surgen en el marco de un vínculo social preexistente.

De manera que al igual que Hegel, la filosofía de la historia que describe Marx, cuyo final es el socialismo, fue concebido por la intuición. Lo único que le dio “seriedad” a su doctrina fue el apresurarse a calificarla como “científica” y materialista. En realidad, nada ha estado más alejado de la ciencia que el marxismo. Mises considera que sin esos apelativos autoimpuestos, su ideología jamás hubiese sido tomada en serio y menos, atrapado la atención de tantos seudointelectuales.

Solo en la doctrina de los economistas, nos dice Mises, la idea de progreso adquirió un nivel de precisión muy claro: los seres humanos luchan por sobrevivir y mejorar su nivel de vida. Así de tajante. Al hablar de progreso los economistas se abstienen de expresar un juicio de valor, pero en cambio sí aprecian las cosas desde el punto de vista de que los seres humanos actúan y hacen elecciones con base en sus preferencias. Sólo así la acción es posible, porque el ser humano actúa buscando una situación que considera “mejor” que la que tiene en el presente, o de lo contrario, no actuaría. No tiene importancia que para otros esa condición de bienestar pudiera significar todo lo contrario –un malestar, pues es su personal juicio de valor. Bajo estos términos, el capitalismo –la única forma de organización económica bajo la cual puede ejecutar con libertad  su acción individual, es progreso porque mejora las condiciones de vida de la población en continuo crecimiento. El trabajador promedio de hoy, gracias a ello, puede contar con comodidades impensables para grandes ricos de otras épocas.

Más sobre esto en la próxima y penúltima entrega de esta serie: Capitalismo = progreso; socialismo = miseria (IV)

miércoles, 24 de diciembre de 2014

VALORES (II)



(Lea aquí la primera entrega de esta serie)

Esta segunda entrega sobre el libro Teoría e Historia de Ludwig von Mises, continúa sobre el aspecto de las diferencias existentes entre juicios de valor y proposiciones existenciales, de las cuales las últimas pueden ser afirmativas o negativas. Para ellas, “las cuestiones relativas a la verdad o la falsedad son significativas. No deben ser confundidas con los juicios de valor.” La razón de esto es que dichos juicios expresan preferencias, inclinaciones de la persona, y por esto, no son sujetas de ninguna prueba o evidencia, como ya comentamos en la primera parte.

Pocos son los hombres capaces de alejarse con sus juicios del conjunto tradicional de valores que le rodean. En este sentido, podrá entenderse que un juicio no dice nada del mundo en sí, sino digamos, de la forma en que el ser humano reacciona a su entorno. De ahí se desprende que el valor no esté intrínseco en las cosas, sino en la mente del sujeto que las valora: es subjetivo. El valor pues, compara en sentido ordinal una condición con respecto a otras; se renuncia a algo cuyo valor se considera menor, por uno mayor.

Ahora bien, un aspecto muy importante en el plano económico, es que la economía no prejuzga, critica o pone en duda el valor que las personas le asignan a sus fines, pero eso sí, indaga si la política económica –es decir el medio– para alcanzarlos es adecuada o no, y si esa estrategia produce los efectos que desde la visión de quien recomienda los fines, son indeseables.

Como puede entenderse, hay una abierta separación entre el campo científico que aborda en exclusiva las proposiciones existenciales y el de los juicios de valor, pero esto es rechazado por las doctrinas que sostienen que ello no es posible, porque asegura, sí hay “valores eternos y absolutos” que deben ser descubiertos, como si de la ley de la gravitación universal se tratase. Aquella corrección de juicios de valor está dada por la ciencia normativa de la ética que establece la conducta que deben tener los hombres. En este sentido, pese a que hay una natural rivalidad existente, solo nuestra especie es capaz de escapar en cierto grado de esa pugna por medio de la cooperación, y mientras exista, la competencia biológica quedará suspendida. Así pues, la doctrina de la “ley natural” expresa un intento de encontrar leyes inmutables que se puedan aplicar a los juicios de valor. De todas las variedades de esta ley, se desprenden comunes denominadores que sí son válidos: hay un orden al cual el hombre debe adecuar sus acciones para que sean exitosas; la única manera de descubrir ese orden es por medio de la razón y ninguna institución social queda exenta de ser analizada por medio del razonamiento discursivo; y lo único que cuenta a la hora de valorar la acción es por los resultados obtenidos.

Es por eso que “la idea de la ley natural acabó conduciendo al racionalismo y al utilitarismo”, nos dice Mises. Ahora, bajo la cooperación social citada, la persona se ve forzada a no comportarse de manera que atente contra la vida en sociedad. Solo esto es lo que permite diferenciar lo que es justo de lo que no lo es: si preserva la sociedad, sí lo es, en caso contrario, no. Es por eso que no hay cabida a una idea arbitraria de justicia. La sociedad por tanto, no pudo surgir sin la armonía de los intereses individuales de sus miembros en este sentido. Pero los socialistas ven muy mal esto. Al elevar sus juicios de valor a criterios absolutos, pretenden que los individuos renuncien a los suyos en beneficio de los que ellos consideran como “los buenos” para la comunidad.

A propósito, Marx no pudo refutar las objeciones al programa socialista que hicieron los economistas, como el que no podría funcionar un sistema económico en el que ante la ausencia de precios libres no es posible efectuar el cálculo económico. A causa de ello, y luego del agotamiento de todos los argumentos posibles, los socialistas han basado sus exposiciones meramente en factores emocionales como el resentimiento, la envidia y el odio de las masas. Sus juicios de valor, claro está, suponen que son los válidos para “toda la gente” y en especial, para los trabajadores, y por eso los pretenden imponer de manera generalizada. Abandonaron pues “la idea esencial del siglo de las Luces: libertad de pensamiento, de expresión y de comunicación”, reprocha Mises. Es evidente que los totalitaristas necesitan por fuerza hacer uso del concepto de “valor eterno” para poder desacreditar y aniquilar en automático todo aquello que se aponga a su juicio de valor que califican de universal.

En suma, en los juicios de valor no es posible encontrar una causalidad, algo de lo que se ocupan las ciencias naturales. No hay punto de enlace entre un acontecimiento externo, inductivo, y las ideas que produce en la mente de las personas. Por desgracia, la equivocación de pensar que en economía se puede aplicar el método inductivo y hacerla funcionar como si de una máquina se tratara –en vez de personas pensantes y actuantes como en el método praxeológico de la Escuela Austríaca, continúa llevándonos a un abismo de interminable crisis que debe ser corregida.


No se pierda la tercera parte de la serie: Determinismo y materialismo.

domingo, 21 de diciembre de 2014

TEORÍA E HISTORIA: LA VISIÓN ECONÓMICA AUSTRÍACA (I)




Ludwig von Mises
Con esta entrega comenzamos una serie de artículos dedicada a la revisión del libro Teoría e Historia de Ludwig von Mises, una lectura indispensable para entender los actuales tiempos económicos turbulentos que nos tocó vivir.

Esta obra es considerada uno de los pilares del pensamiento misiano. Se trata de un libro complementario de La Acción Humana, con el que Mises nos deja claro, de manera muy amplia, varias temas relevantes. En primer lugar, en qué consiste su visión de la dualidad metodológica: hay un universo de acontecimientos del mundo exterior, físico, y otro de la mente humana, que determina que el hombre actúe. Los debates y discusiones que estas diversas concepciones del mundo desataron, cambiaron solo con el arribo de la nueva ciencia de la economía. Sin embargo, los intereses particularmente políticos, nos dice Mises, trasladaron la discusión a la esfera de los métodos experimentales, inductivos, de las ciencias naturales. De este modo, hubo un intento explícito de desacreditar lo “metafísico”, pues sólo la inducción y la experimentación serían consideradas como científicas. Lo demás, como las ciencias de la acción humana, no. Un gran error, pues además, nunca pudieron desacreditar su verdad y corrección. Esto daría a la postre con la utilización de un equivocado y perjudicial método positivista en la Ciencia Económica, que predomina hasta nuestros días, bajo el cual, no podremos salir de la crisis que nos aqueja.

El actuar del ser humano parte de que persigue fines específicos, de los que prefiere unos sobre otros. Dicho en una palabra, la acción humana tiene un carácter teleológico, distinto del principio de causalidad. Mises afirma que incluso los más radicales partidarios positivistas rechazan que la conducta humana esté determinada por acontecimientos fisiológicos explicados por ciencias como la física y la química, y que así seguirá siendo mientras no se encuentre una relación inequívoca entre ideas y acontecimientos físico-químicos. De cualquier forma, dice que aquellas proposiciones metafísicas no invalidan el razonamiento de la praxeología y de su rama más desarrollada: la economía. Deja en claro que ante la frustración por no poder desacreditarla, los positivistas recurren a estas trampas metafísicas para intentar acabar con sus bases epistemológicas y su método.

Mises nos habla de que la característica de los fenómenos naturales es que pueden ser predichos con certeza, debido a la regularidad de la causa y el efecto que en ellos se observa. Es justo esa regularidad la que se encuentra ausente en la acción de las personas, pues incluso la agregación de grandes cantidades de información estadística, es incapaz de hallar una constante en el comportamiento humano, pues es inexistente. No puede ser descubierto lo que no existe. Pero incluso en estas condiciones, el autor descarta que sean por completo impredecibles las acciones humanas. El punto es que los métodos usados para intentar prever estas en el futuro, son lógica y epistemológicamente muy diferentes de los de las ciencias naturales.

Estas se basan en la regularidad de la experiencia, o al menos, así es como han funcionado en el pasado. Ese grado de certeza vive en la mente humana, y gracias a eso, pueden ser dados como verdaderos y permanentes, para todos los fines prácticos de la vida del hombre. Eso sí, Mises deja abierta la posibilidad de que esas reglas que para nosotros aparecen como “inmutables”, en realidad sí estén sometidas a cambios que no podemos percibir en nuestro espacio temporal. Es así como las ciencias naturales se basan, necesariamente, en el supuesto de que prevalecerá en el futuro esa regularidad inexorable, sin excepciones, vista en todos los casos del pasado. Cuando esa constancia no se observa, se limita el positivismo a afirmar que es la falta de un método adecuado, aún no desarrollado, el que impide por el momento llegar a esas conclusiones. Como se verá, es una conclusión análoga a la que se pretende llevar también, de forma equivocada, a la economía.

Los seres humanos no reaccionan bajo patrones específicos como los elementos químicos a específicos estímulos. El hombre elige con base en fines últimos, y para ello, opta también luego por los medios para alcanzarlos. Entonces, todo esfuerzo por mensurar acciones humanas, termina arrojando solo datos históricos.

El ejercicio de sus elecciones constituye la acción. El acto mental –asegura Mises, que determina el contenido de una elección se refiere, o bien a fines últimos y se les llama juicios de valor, o a medios, sobre los que se decide derivado de proposiciones acerca de hechos. El fin último de la acción humana es alcanzar una situación más satisfactoria que la que posee actualmente, cosa que por supuesto, depende del juicio subjetivo del individuo y está más allá de cualquier examen racional.

viernes, 12 de diciembre de 2014

BILLETES DE 1 MIL PESOS, SON LOS NUEVOS DE $500




Imagen: Sipse.com
En octubre pasado luego de no haber visto durante meses –o quizás años, circular una moneda de 20 pesos, en octubre recibí en una sola semana, varias de ellas en diferentes lugares y momentos. No dudé nunca en aceptarlas porque sabía que, aunque rara vez eran vistas, no habían sido desmonetizadas, por lo que tenían que conservar su valor facial. Sí me topé con que la primera reacción de las personas que recibieron de mí dichas monedas, era de cierto desconcierto, y en un caso sí de plano, me la rechazaron. Sin embargo, el hecho mismo de que comenzara desde entonces a verlas circular con extraordinaria regularidad, me llamó la atención.

Fue entonces que me di cuenta que coincidentemente, había ya anuncios de Banco de México (Banxico) en diversos medios de comunicación, en los cuales se enfatizaba que tanto las monedas de 20, como los billetes de 1 mil pesos, debían ser recibidos y usados en cualquier transacción. Esto claro, tomando en consideración todos los elementos de seguridad con que cuentan. Decidí entones solicitar información al Instituto Central para conocer su versión del por qué habían decidido emprender una campaña de aceptación de estas monedas y billetes. La respuesta arrojó revelaciones interesantes. Por ejemplo, la autoridad monetaria asegura que ha recibido múltiples quejas por la no aceptación de las monedas de 20 y los billetes de 1 mil pesos, y que además, detectó en sus estudios cuantitativos periódicos, que solo un muy bajo porcentaje de la población los ha usado. En el caso de las monedas de 20, el 32 por ciento, y en el de los billetes de mil solo el 14.5 por ciento.

Como es obvio, Banxico tiene interés en promover el uso de estos billetes y monedas de denominaciones más altas a lo que hasta ahora estamos acostumbrados. Detrás, hay una razón de fondo que el banco central quiere hacer como si no existiera: nuestra crónica enfermedad inflacionaria.

Para comprobarlo basta con echar un vistazo al Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) que publica el INEGI. Usando este, se puede estimar que los billetes de 1 mil pesos –que comenzaron a circular en octubre de 2001, de entonces a noviembre pasado habían perdido ya el 42.16 por ciento de su poder adquisitivo. Es decir, esos mil pesos de hoy equivalen a unos 578 pesos de entonces. Por eso podemos decir que los billetes de mil pesos, son los nuevos de $500. Dado que con 500 pesos actuales solo se compra el equivalente a 289 pesos de 2001, Banxico se vio en la necesidad de promover la aceptación de los billetes de mil, pues con $500 ya alcanza para comprar muy poco.
Las mismas proporciones de pérdida de valor, por supuesto, aplican para las monedas de 20 pesos, que son las nuevas de $10. Así que váyase acostumbrando.

En el fondo, la inflación es la misma causa de que las monedas “amarillas” de 50 centavos, más grandes (22 mm. de diámetro) y de aleación de bronce- aluminio (92% cobre, 6% aluminio y 2% níquel), estén en peligro de extinción en las manos del público. Esto porque se aproximaron a su “punto de fusión”, que es aquel después del cual conviene más retirar la moneda y fundirla por el valor de su contenido metálico, que por su valor facial. Esas monedas fueron sustituidas por otras que para Banxico tienen un costo mucho menor, pues son más pequeñas (solo de 17 mm. de diámetro) y de acero inoxidable. Lo mismo puede decirse de las viejas monedas amarillas de 20 centavos, y las de 10 y 5, que para fines prácticos ya no se usan.

Así que Banxico, que tiene la obligación de procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda, no ha hecho bien su papel en todos estos años. A pesar de que lo políticamente correcto sea hablar de que en lo que va del siglo ha habido una supuesta inflación “moderada”, la realidad es muy distinta. Sí, ha sido moderada en términos relativos, sobre todo si se le compara con las hiperinflaciones de los 80s de hasta 180 por ciento anual; o de los 90s, de más de 50 por ciento anual, pero eso no es ningún consuelo. Al contrario, preocupa que ahora bajo el gobierno de Agustín Carstens, nuestro banco central se vea más preocupado por “estimular” el crecimiento bajando las tasas de interés que por vigilar con ojo de halcón el alza de precios.


En lugar de respaldar la mala decisión intervencionista del gobierno Federal para “contener” la subida del dólar, o lo que es lo mismo, la devaluación del peso, Banxico debería subir ya, y pronto, su objetivo de tasa de interés interbancaria a un día. No olvidemos que la inflación a noviembre de este año (4.17%) se mantiene por arriba de su tope autoimpuesto de 4 por ciento anual desde julio pasado. Ahorro y no más gasto excesivo es lo que necesita la economía, ese es el mensaje subliminal de la inflación. Dejar de aniquilar a los ahorradores debe ser prioritario para el banco central.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

“MANO NEGRA” EN EL MERCADO CAMBIARIO




Imagen: Wikipedia
Esta semana se anunció casi como “gran decisión” de parte de la Comisión de Cambios, que intervendrá en el mercado de divisas. Como sabe esta medida vigente desde ayer, consiste en subastar 200 millones de dólares diarios si el peso cae al menos 1.5 por ciento entre sesiones. La decisión aunque con matices, fue aplaudida por senadores del PRD, PAN y PRI como Miguel Barbosa, Ernesto Cordero y José Yunes. Pese a los discursos y los buenos deseos, lo cierto es que este consenso apresurado se debe a la creencia lopezportillista de que hay que defender al peso. Esto, es síntoma de una enfermedad económica que, debemos reconocer, no es exclusiva de México: el intervencionismo estatal.

Este verdadero cáncer económico, y no el capitalismo de mercado libre –que no hemos tenido en el país, es responsable de que por más políticas que se intentan sexenio tras sexenio, nada funcione para sacarnos del atraso. De seguir así, México seguirá condenado.

Peor aún es que la medida de meter “mano negra” al tipo de cambio se presenta en un contexto político en el que las decisiones de gobierno se están tomando dando palos de ciego.

Por ejemplo, hace unos meses el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, se había comprometido a no hacer más ajustes a los impuestos durante el sexenio. Lo que creyó sería visto como un signo de certeza, fue motivo de preocupación para los empresarios: sin cambios, quiere decir que tampoco van a bajar. Pero hace unos días, Videgaray dijo que no están cerrados a bajar la carga impositiva en 2016 si es que “las condiciones lo permiten”. Para ser claros, con el rumbo que lleva el país, es muy poco probable que esta situación se presente. Otra pésima señal para los inversionistas.

Una muestra más son las tres Zonas Económicas Especiales que el presidente quiere establecer en el Sur del país. En este espacio explicamos ya los motivos por los cuales esta ocurrencia sacada de la manga puede terminar convirtiendo esas zonas en auténticos elefantes blancos, que no compensarían los costos en que incurriríamos para crearlas.

Nuestros funcionarios deberían ser más cuidadosos a la hora de hacer declaraciones, pues evidencian que son vacilantes.

De vuelta al tema cambiario, conviene recordar que apenas el 1 de diciembre pasado, Videgaray decía que el mercado funcionaba “con liquidez y orden”, por lo que no veía necesidad de llevar a cabo una intervención. Una semana después –y tras apenas una depreciación de 3 por ciento, la Comisión de Cambios hizo su anuncio. Pero no se vale que haya libertad en el mercado de divisas solo cuando el peso se aprecia y se argumenta que es gracias a los “sólidos fundamentos de la economía mexicana”. Bajo esa lógica oficial, la devaluación del peso sería ahora un signo de desconfianza, pero no, ahora culpan a la “volatilidad” en los mercados financieros. La realidad es que solo esto último es cierto, pues la impresión masiva de billetes que están haciendo los mayores bancos centrales del orbe ha provocado una liquidez que está inflando burbujas financieras por doquier. Así que mentían al atribuir el súper peso a nuestra solidez económica.

Más que intentar moderar la devaluación de nuestra moneda, Hacienda debería de dejar de influir en el mercado. La cura para un dólar caro, es un dólar caro. Si los participantes consideran que el peso está subvaluado, comenzarán a vender sus billetes verdes y comprar pesos, y el tipo de cambio bajaría. Oferta y demanda en plena operación. Manipular el mercado de divisas es tergiversar el mensaje que este debe mandar a los inversores. Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, dice que el peso podría fortalecerse en 2015. Puede ser. Pero eso lo debe decidir el mercado. El peso no se defiende subastando dólares, sino fortaleciendo la economía con libertad, no más intervencionismo.

El problema de tener un Estado intervencionista, es que el gobierno y el banco central quieren asumir la responsabilidad de la conducción económica y ello, solo puede terminar en desastre. Sus manipulaciones no hacen ningún bien, pero sí en cambio mucho mal. No son inocuas. La responsabilidad del nivel “adecuado” de tipo de cambio no debe ser asumida por la decisión política de un grupo de notables. Dejen que los mercados trabajen. Después de todo, ellos siempre se imponen por la buena o por la mala. No hay que meterse con fuerzas tan poderosas. Tal acción, nunca queda sin castigo y México, lo sabe de sobra.

lunes, 8 de diciembre de 2014

ASÍ ABANDONA EL ORO LA RESERVA FEDERAL DE NUEVA YORK




Las reservas de oro físico extranjero bajo custodia en Estados Unidos, siguen reduciéndose. Aquí le informé el mes pasado que el Banco de Países Bajos (DNB por sus siglas en neerlandés) anunció la repatriación a Ámsterdam de 122.5 toneladas de oro desde Nueva York (NY). Asimismo, con oportunidad le informamos también que, pese a que el Bundesbank (Buba) anunció en 2013 un plan de repatriación de un total de 300 tons. también desde la Reserva Federal (Fed) de NY, sólo había obtenido cinco ese año. Esto queda evidenciado en las imágenes que aquí le presentamos.

Gracias a estos gráficos actualizados del portal Sharelynx.com, podemos observar la cantidad y los meses en que el oro fue saliendo de las bóvedas americanas mes con mes. No sabemos por qué razón –tal vez por seguridad, pero la estrategia del DNB fue la de ir retirando de enero a octubre –excepto en marzo, diferentes cantidades de oro hasta llegar al acumulado de 122.5 tons. El retiro de octubre por más de 40 tons., fue el más alto de los últimos 13 años. El gráfico muestra en la parte superior las toneladas de oro asignado (earmarked), es decir, en el formato bajo el cual el legítimo propietario de los lingotes sabe el número de serie, peso y pureza de cada barra. En la parte inferior aparece en rojo el monto de retiro mensual (continúa después de la imagen).

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En teoría, antes de que termine el año deberían retiros adicionales debido a la insistencia oficial del Bundesbank (Buba) de Alemania en que todavía están “a tiempo” para cumplir con el programa de repatriación programado. Esto lo aseguró en julio Carl-Ludwig Thiele, miembro del consejo del Buba. Aquí nos mantenemos escépticos porque las presiones diplomáticas continúan para que siga retrasando sus planes de llevar su oro a casa. En los meses siguientes le actualizaremos el dato de retiro, pero es un hecho que la tendencia hacia el reclamo del oro se mantendrá a nivel internacional, por la debilidad económica global y la desconfianza de fondo en el dólar.

Como sabe, el referéndum del oro Suizo fracasó en noviembre, pero el movimiento por llevar a territorio nacional los lingotes de cada país, continuará. La oposición en Francia, encabezada por la derechista Marine Le Pen, está haciendo lo propio pero no es la única.
Koos Jansen, de Bullionstar.com, informa que ahora es Bélgica la que estudia reclamar su oro. Por televisión, VTM-nieuws reportó que el banco central belga les confirmó su “investigación” para repatriar todas sus reservas.

Ahora bien, de la revisión del gráfico siguiente, se desprende que la repatriación de oro no es un hecho novedoso, pues se mantuvo como una constante de 1960 a 2000. La gráfica presenta también el histórico del precio de la onza de oro (línea negra). En azul aparecen las reservas oficiales de oro de Estados Unidos; en verde, las de oro asignado en la Fed propiedad de extranjeros (continúa después de la imagen).

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Lo que llama la atención en todo caso es que desde 2001, las tenencias de oro extranjero en la Fed se hayan estabilizado, prácticamente dejaron de salir. Y es curioso porque 2001 es justo el mismo año en que comenzó el actual mercado alcista mayor del precio del oro. ¿Será que en anticipación de lo que venía, la diplomacia americana comenzó a operar para que ya no se sacara más lingotes de sus bóvedas? No lo sabemos. Lo que sí, es que las casualidades en el mundo de la política y la economía, no existen.

Desde entonces, sólo 2007 y 2008 habían visto un descenso considerable, pues en total, en esos dos años partieron de NY 400 tons. Pero ¿por qué hay que observar con cuidado la nueva aceleración de los retiros iniciada en 2014? Porque en la década de los ’60 del siglo pasado, un desplome de 20 por ciento en las tenencias áureas totales (americanas y extranjeras) de la Fed fue suficiente para que Estados Unidos cerrara la ventanilla de convertibilidad de dólares por metal precioso, con lo que por desgracia se firmó el acta de defunción del patrón oro. En la gráfica ese momento se señala con una línea vertical en 1971 (End of Bretton Woods). Dicho de otro modo, los americanos cayeron en un impago (default) que nunca admitieron como tal. Que nadie lo dude, esta vez harán lo mismo si las repatriaciones continúan. Tarde o temprano se negarán a entregar las barras, por lo que todo país con reservas ahí, debería retirarlas pronto o podrían perderlas y ser liquidados en dólares de papel.

Estados Unidos y su dólar viven un momento de auge de corto plazo pero no puede durar. Este rebote ha sido posible porque otras partes del mundo están peor, y en todo caso lo logró a base de expansión monetaria, del gasto público y de su endeudamiento. Cuando ese “combustible” se les acabe será un desastre, y más valdrá tener el oro tan cerca como sea posible. Aún es tiempo.

jueves, 4 de diciembre de 2014

ELEFANTES BLANCOS: EL RIESGO DE LAS ZONAS ECONÓMICAS ESPECIALES MEXICANAS




Imagen: Wikipedia
La idea de las nuevas Zonas Económicas Especiales (ZEE) que propuso el presidente Enrique Peña Nieto la semana pasada, para desarrollar Guerrero, Oaxaca y Chiapas, los estados más atrasados del país, en sus intenciones es buena, pero de alcances muy limitados y con varios riesgos. Se supone que de lo que se trata es de seguir el ejemplo de China –y otros países, que gracias a este tipo de áreas con condiciones preferentes en infraestructura, impuestos y reglamentación favorable, logró ir abriendo y desarrollando paso a paso su economía a partir de reformas puertas en marcha en 1978. Hoy, 36 años después, los chinos tienen ya la economía más grande del mundo medida por paridad de poder de compra.

Pero México no es China ni la historia es destino. De manera que un proyecto como este aunque puede funcionar, no es de ninguna manera garantía de éxito, y en todo caso, no depende de una decisión u opinión gubernamental. Ojalá el Ejecutivo tuviera la facultad de decretar lo que será económicamente exitoso, pero no es así. Las circunstancias del país, sobre todo en el marco del TLCAN, nos deben poner a dudar.

Las tres ZEE de México estarían en los municipios colindantes con el puerto de Lázaro Cárdenas, Mich., el corredor industrial interoceánico del Istmo de Tehuantepec y Puerto Chiapas. Pero a pesar de los buenos deseos, existe el riesgo de que las ZEE se conviertan en grandes elefantes blancos. En vez de que sea el mercado, o mejor dicho, los agentes económicos los que de manera libre decidan dónde se asentarán las inversiones viables y en consecuencia la infraestructura requerida, se pretende orientarlas por voluntad oficial con base en un juicio de valor: “hace falta desarrollar al Sur”. De eso no hay ninguna duda, pero el Ejecutivo es por completo incapaz de hacer esto por decreto. No se deben confundir causas con efectos en economía. Si para una empresa o proyecto resulta rentable instalarse en algún sitio, así lo hará, y es ahí donde debe llegar la infraestructura que demandan. Si en cambio para los empresarios no resulta rentable, así les ofrezcan cero impuestos nunca pondrán ni la primera piedra en las ZEE. Si esto último ocurre a gran escala, como es probable, el gasto que se haya hecho en ellas para carreteras, gasoductos, instalaciones, o lo que sea, habría sido un recurso tirado a la basura.

Ahora, del discurso presidencial –que afirmó que será hasta febrero cuando presenten la iniciativa al Congreso, así como de las diversas entrevistas en las que se ha escuchado al secretario de Hacienda, Luis Videgaray, se desprende que más parece una propuesta sacada de la manga que una decisión bien pensada. Y es que cuando se le pregunta a Videgaray que de dónde saldrán los recursos para las ZEE, asegura que ya todo está incluido en el Presupuestos de Egresos 2015 (PEF), dentro del Plan Nacional de Infraestructura. Que nadie lo dude. Si el concepto de las ZEE ya lo hubiesen tenido siquiera contemplado, contarían hoy con una iniciativa acabada o cuando menos en discusión. Esto apenas va a comenzar a hacerse. En realidad, fue una ocurrencia en el contexto del descontento, en particular de los estados del Sur, luego de la tragedia de los normalistas de Ayotzinapa.

Ahora bien, este analista ha tenido acceso a una iniciativa similar para expedir la “Ley de Zonas Económicas Estratégicas”, promovida por senadores del PRD, PAN y PVEM. La propuesta, próxima a presentarse, es de alcances mayores que la del Ejecutivo, pues permitiría a entidades públicas o privadas solicitar el establecimiento, operación y mantenimiento de estas Zonas en territorio nacional. Cualquier municipio o grupo de estos podría solicitar constituirse como tal ante una Comisión reguladora, siempre que cumpla con los requisitos. Sin duda, esta iniciativa tiene más sentido y denota una mejor comprensión del problema económico mexicano. No obstante, también se queda corta.

Lo que México necesita lo resumió muy bien Arturo Damm hace unos días: “En vez de ZEE receptoras de privilegios, lo que necesitamos es un País Económicamente Especial”. Coincidimos. Si por ejemplo, ventajas como las planteadas por la iniciativa de los senadores de una tasa de Impuesto Sobre la Renta de máximo 12% para personas físicas y 16% para personas morales se aplicara en todo el país, se tendría un incentivo mucho mayor y general para beneficio de los mexicanos, no solo de determinadas áreas, o de tres como quiere el presidente. A final de cuentas los propios estados sureños saldrían muy beneficiados.

Claro que bajar los impuestos de manera muy importante sería sólo el primer paso, y para que siquiera se pudiera pensar en ello, se tendría que empezar por recortar en gran medida el gasto gubernamental. Esto es algo que les duele demasiado a nuestros políticos, que a pesar de los pésimos resultados, siguen teniendo fe en que su gasto deficitario “estimula” el crecimiento económico, y de paso, les ayuda a comprar votos. Mal hecho.

Así que ¡cuidado con las ZEE! Si queremos catapultar a México hace falta mucha acumulación de capital nacional y atracción de externo. Convirtámonos en un país capitalista auténtico para desarrollarnos como tal. No hay medias tintas ni economías "mixtas". Necesitamos más empresarios y menos planificación gubernamental. Evitemos que las ocurrencias con buenas intenciones, terminen saliéndonos muy caro, como hasta ahora.

martes, 2 de diciembre de 2014

GOBERNADORA DEL BNU, AL BANQUILLO POR RESERVAS DE ORO




Imagen: Interfax
Una corte de Kiev ha ordenado a la fiscalía que presente cargos por “abuso de poder” y “mal uso del puesto” para obtener beneficios ilícitos, contra la gobernadora del Banco Nacional de Ucrania (BNU), Valery Gontareva. Esta noticia la dio a conocer la agencia Interfax- Ukraine, que citó información del diario Vesti. El antecedente claro es la admisión de la funcionaria de que el oro de las reservas ucranias, ya no está en sus bóvedas. Se esfumó.

El demandante es el abogado Rostyslav Kravets, quien confirmó la información a través de su cuenta de Facebook, y señaló que la decisión fue tomada por la corte después de tres intentos, pues en noviembre pasado, los fiscales se negaron a emprender la acción. La decisión fue tomada este lunes, y ahora la fiscalía tendrá que iniciar las investigaciones por violación al Artículo 364 del Código Criminal de Ucrania.

Los cargos contra Gontareva incluyen intervenciones en el mercado de divisas en agosto de este año, en las que según la demanda, el BNU perdió 19 kopeks (centavos) de grivna –la  divisa ucrania– por dólar.  Asimismo, Kravets reclama que la gobernadora “ha cometido intencionalmente una transacción muy desfavorable para las reservas de oro y divisas de Ucrania, a pesar del hecho de que bajo la Constitución de Ucrania, es el Banco Central el que está a cargo del mantenimiento de las reservas de oro del país.”

De manera que más que solo referirse a malas operaciones en el mercado de divisas, parece que el descontento está también enfocado contra el saqueo de las reservas de oro de su país.

Conviene que recordemos que aquí le informamos que la misma Gontareva en declaraciones televisivas durante noviembre, dijo que en las bóvedas del BNU ya solo quedaba el 1 por ciento de las reservas de divisas totales, en oro físico. De acuerdo con nuestros cálculos, eso implica solo un poco más de 3 toneladas. El resto de los lingotes que se encontraba en el país –18 tons., habría sido primero saqueado y trasladado en secreto a la Reserva Federal de Nueva York, y más tarde, vendido casi en su totalidad. Seguro que los sumisos líderes ucranianos pensaron que esto pasaría desapercibido para los ciudadanos, pero la demanda contra Gontareva, evidencia que no es así.

Y es que el BNU, aunque en el teoría todavía cuenta con 26 toneladas de oro en reservas, 23 de ellas están solo en papel (certificados), que acredita la supuesta posesión de lingotes pero que se encuentran bajo custodia extranjera. La debilidad financiera y monetaria de Ucrania es tal, que ha venido agotando sus reservas de divisas desde mayo, que a partir de ese mes, se han desplomado 30 por ciento. No podrán seguir dilapidando sus reservas a ese ritmo por mucho tiempo.

En fin, que sólo el tiempo nos dirá si esta acción legal contra Gontareva prospera, pero el simple hecho de que exista y haya procedido, ya dice mucho.

En este sentido, ayer el portal Capital.ua informó que la directora del Departamento General de Política Monetaria del BNU, Olena Shcherbakova, acaba de renunciar. Es evidente pues que el barco monetario ucraniano se está hundiendo, y pronto veremos si esto es un síntoma de algo más grande: el resquebrajamiento del régimen pro-occidental de Kiev.

Como sea, lo cierto es que hay señales de que cada día más gente comienza a oponerse de frente a las autoridades ucranias, y si esta tendencia continúa, será cuestión de tiempo para que los nacionalistas encuentren serias dificultades para mantenerse en el poder, aun con el apoyo de Washington. El peor de los escenarios para Ucrania, el de perder para siempre las regiones del Este, es más probable que nunca.

La moraleja de la historia se repite: aquellos dispuestos como Ucrania a someterse a los intereses de Occidente bajo la falsa promesa de “libertad”, corren un serio riesgo de ser saqueados, utilizados, vencidos y de quedar en la ruina. Dejarse seducir por el canto de sirena del “Tío SAM”, es siempre una mala idea.

lunes, 1 de diciembre de 2014

FRACASA REFERÉNDUM SUIZO, ¡PERO SE DISPARA ESCASEZ DE ORO!




Ayer se celebró el referéndum suizo para votar la iniciativa conocida como “Salvemos Nuestro Oro”. Con ella se pretendía incrementar las reservas áureas del Banco Nacional Suizo (SNB, por sus siglas en inglés) a 20 por ciento del total, detener sus ventas del metal precioso y repatriar todos los lingotes que se mantienen bajo custodia en el extranjero. Sin embargo, la votación fue de forma abrumadora por el “No”.

Según reportes oficiales, el resultado fue de 77 por ciento en contra y 23 por ciento a favor. La campaña de miedo que emprendieron desde el gobierno, el parlamento y el banco central, tuvo los resultados esperados. Una pena. Si bien la propuesta no era ideal, no tener su oro en casa no los hace más fuertes, pero sí los hunde en la misma espiral europea y americana de impresión monetaria y destrucción de capital.

Este rechazo se ha convertido así en la declaratoria oficial de que el otrora prestigio monetario y financiero intachable de Suiza, se ha perdido quizá para siempre. Como epitafio del honor caído, quedarán las palabras de celebración de la ministra de Finanzas, Eveline Widmer-Schlumpf, quien dijo que “el banco central es libre de perseguir su política de tipo de cambio mínimo”, es decir, de devaluar sin topes al franco, y que “el oro no tiene el mismo significado que tenía hace 50 o 60 años.” Grave error.

Las palabras de Widmer-Schlumpf llegan en un momento en que los bancos centrales a escala global continúan siendo compradores netos de oro. Este hecho más la abrumadora demanda física del metal sobre todo en Asia, niega por completo la versión de que el oro no tiene la misma importancia de antaño.

Los funcionarios suizos actuaron como perfectos lacayos del sistema monetario basado en el dólar estadounidense, pues del lado de los opositores –donde Rusia y China son los protagonistas, se siguen preparando para el colapso de ese viciado sistema con compras masivas de oro. Otros aliados de Estados Unidos, como Holanda, pese a que aún mantienen cierta confianza en los americanos, prefieren no hacerlo del todo. Por eso transportaron en secreto a Ámsterdam 122.5 tons. de oro desde NY.

Ahora, el fracaso del referéndum suizo ya lo habíamos previsto en este espacio. Pese a ello, dijimos que sin importar lo que allá sucediera, el gran movimiento mundial por el oro seguirá avanzando. La demanda física se mantiene en niveles históricos y le traemos pruebas de ello.

Las lecturas más recientes de Base y Cobase del oro (y la plata) indican una condición de escasez (backwardation) en el mercado, que subió como cohete los últimos días de noviembre a un máximo no visto desde 2008.

Existe backwardation cuando el precio al contado (spot) es más alto que el del contrato de futuros más activo. Lo normal es que sea al revés. Debido a eso, la Base –diferencia entre el precio futuro y el spot, debe ser positiva; la Cobase –diferencia entre el precio spot y el futuro, negativa. Cuando la curva se invierte y tenemos base negativa y cobase positiva, existe backwardation. Esta nos dice que hay “escasez” de oferta de oro y plata para una fuerte demanda física. Por eso quien los quiera entregados hoy, deberá pagar un sobreprecio que hace que la cotización con entrega futura se abarate.

Las gráficas siguientes –cortesía de Sandeep Jaitly de Feketeresearch.com, nos ilustran lo que está sucediendo. Los contratos de futuros con vencimiento en diciembre y febrero en el caso del oro (gold), están juntos en backwardation, es decir tienen Cobase positiva (líneas rojas) y Base negativa (líneas azules). Lo mismo la plata (silver) para los contratos de diciembre y enero.

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Lo mismo está ocurriendo en la otra capital del mercado del oro, pues en la Asociación del Mercado de Lingotes de Londres (LBMA, por sus siglas en inglés), las tasas GOFO (Gold Forward Offered Rates) a uno, tres y seis meses están también en terreno negativo (backwardation). Estos tipos son aquellos bajo los cuales dos agentes del mercado convienen un préstamo de oro en un swap (intercambio) contra dólares estadounidenses. Normalmente quien pide el préstamo de billetes verdes contra su oro paga un interés, pero cuando la tasa es negativa indica que es quien entrega el oro el que recibe el interés por prestar su metal. El desesperado que paga con tal que le presten oro lo hace porque le permite comerciar con él y obtener una rentabilidad. Un signo claro de exceso de demanda física y baja oferta (continúa después del gráfico).



Este escenario se presenta mientras los precios del oro se siguen cayendo. Esta aparente contradicción nos lleva a evidenciar la manipulación de las cotizaciones desde el mercado de papel (futuros y forwards), pues la lógica nos dice que ante una demanda tan alta de oro físico, el precio debería estar subiendo, no desplomándose. Es claro el interés del Establishment por generar una idea de que a pesar de sus endebles cimientos, su divisa es un “súper dólar”.


Muchos pueden caer en la trampa de que el camino de la recuperación de la economía estadounidense, y de otras que dependen de aquella como la mexicana, sigue su curso. La realidad es que no. Que Estados Unidos sea por ahora un “oasis” nos habla de las pésimas condiciones económicas y financieras del mundo, pues la aludida “fortaleza” americana llega mientras sigue acumulando deudas, déficit público y su banco central imprimiendo dólares en masa. Cuando estos alfileres se caigan por su propio peso, la nueva crisis que vendrá hará que la de 2008-2009 parezca un día de campo. El oro y la plata, como dinero real, serán reivindicados.