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viernes, 27 de mayo de 2011

CARSTENS, ¿NUESTRO "CHICHARITO" PARA SUSTITUIR A STRAUSS- KAHN?

El debate está a todo lo que da. De un día para otro, uno de los hombres más influyentes y poderosos, el Director Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn (DSK), dio su mal paso. Su obligada renuncia tras su detención por ser acusado de asaltar sexualmente a la empleada de un hotel, desató ya una auténtica batalla política. De un lado, las viejas potencias del hemisferio occidental; del otro, las orientales potencias en desarrollo.

Y no es para menos. Unas, se resisten a soltar el liderazgo y preeminencia de la que han gozado desde el fin de la segunda guerra mundial; otras, exigen se haga valer el mayor peso específico que se han ganado, y que les ha permitido encabezar el crecimiento económico global en los últimos años.

En este escenario, hasta el momento hay dos candidatos formales a la vacante que dejó DSK: la ministra francesa de Finanzas, Cristine Lagarde, y el mexicano Agustín Carstens, gobernador del Banco de México. La realidad es que ambos por currículum vítae, poseen los méritos suficientes para el cargo. No obstante, la posición a la que aspiran no es meramente administrativa sino política, o sea, de poder real. Por eso, las credenciales y méritos no bastan en este juego.

No podía ser de otra manera, cuando estamos en el ojo del “huracán” de la mayor crisis desde la Gran Depresión, y el FMI es el protagonista de los rescates financieros que necesitan países enteros como Grecia, Irlanda y Portugal.

En México, los medios están sobredimensionando las probabilidades de que Carstens llegue a la cabeza del FMI. Y es que la verdad se antoja muy complicada su llegada, más cuando México no forma parte de ninguno de los dos grandes grupos en disputa: Estados Unidos-Europa y los BRICs (Brasil, Rusia, India y China). Desde luego, los europeos ya han anunciado que votaran en bloque, y no es muy difícil adivinar por quién lo harán.

Por otra parte, si vemos los adjetivos con que se han expresado por ejemplo, el secretario estadunidense del Tesoro, Tim Geithner, que calificó a ambos candidatos como “creíbles”; o los de fuentes del gobierno brasileño que ven al mexicano como “demasiado ortodoxo”, podemos percatarnos que nadie pone en duda la calificación de Carstens, pero que tampoco lo respaldan. En este contexto, fuentes diplomáticas afirman que China y Estados Unidos estarían por dar su apoyo a Lagarde, con lo que arrasaría en la elección.

En el FMI, las cuotas que aporta cada país miembro determinan en gran medida el número de votos que le corresponden. Así, Europa en conjunto posee la mayor participación seguida de Estados Unidos. China, segunda economía del planeta, jugará el papel de oposición principal al frente de los BRICs. Está claro que estos últimos por sí solos no podrán imponer aún sus condiciones, pero también que los occidentales no pueden ignorarlos. Menos, cuando se sabe que los chinos poseen los recursos que los europeos necesitan, y con los que de hecho participarán a través de la compra de grandes cantidades de bonos que financiarán el rescate de Portugal.

Visto así, ¿qué puede ofrecer México o Carstens para ganarse los sufragios mínimos necesarios? ¿Alguien cree que Europa quitaría a Lagarde por Carstens, o que los BRICs apoyen a alguien que no es de su grupo? Honestamente, no es imposible, pero al parecer la única oportunidad del Gobernador del Banxico sería como un eventual “tercero en discordia”, ante una negociación muy tensa y la ausencia de acuerdos concretos. Ojalá tenga suerte, pues como mexicano me gusta la idea de ver uno dirigiendo el FMI, aunque luce difícil.

Por último, Carstens en una entrevista dijo que lo suyo son las “Ligas Mayores”, que tiene toda la intención de irse y hasta hizo una analogía con el fútbol, diciendo que preferir quedarse, sería “como decir que el ‘Chicharito’ se quede a jugar en las Chivas”. Lo malo es que esta vez, nuestro “Chicharito” financiero no parece ser del todo del agrado de los “visores” y dueños de los equipos. Eso sí, ya que todo indica que se quedará, ojalá aquí siga anotando buenos goles como el de la compra de las 100 toneladas de oro para las Reservas

Twitter: @memobarba

viernes, 20 de mayo de 2011

PELIGRO INMINENTE: EL NUEVO GRAN COLAPSO

Las señales están por doquier. Las luces amarillas empiezan a multiplicarse por todas latitudes. Todos los días, a todas horas, llegan noticias que apuntan cada vez con mayor claridad, a una inevitable recaída en esta nueva Gran Depresión. Unas veces alentada por hambre de democracia, otras por anhelos de empleo, oportunidades o por la simple urgencia de llevarse alimento a la boca, la tensión global aumenta a gran velocidad.

Y es que no por nada las transiciones suelen ocurrir de manera violenta, pues los nacimientos de nuevas eras requieren romper por completo paradigmas caducos. Los sistemas en mutación van desde lo político-social hasta lo económico-financiero, esferas diferentes pero unidas como vasos comunicantes bajo alta presión.

En este sentido, desde las revueltas con tintes de guerra civil en África del Norte y Oriente Medio, las manifestaciones multitudinarias en Grecia, Francia, España, etcétera, hasta las sacudidas bursátiles y los malos datos económicos, constituyen el síndrome de la decadencia del establishment. Ese sistema que hoy se autoinmola, producto de sus propios excesos, más tarde habrá de resurgir transmutado, como Ave Fénix, en un mundo sustentable que nuestros padres no podrían reconocer.

Coincidencia o presagio, la realidad es que quizá por eso 2012 haya sido tomado como un año emblemático. Así pues, la segunda mitad de 2011, que ya se halla a la vuelta de la esquina, podría traernos grandes sorpresas que, según se esté preparado, serán agradables o negativas. Y es que está demostrado que las grandes crisis también son los momentos de mayor oportunidad para el que sabe sacarles provecho.

¿O acaso alguien pensará que en las crisis económicas la riqueza es destruida? Si es así, bueno, la verdad es que sirve más darse cuenta que sólo suele cambiar de manos. En esos shocks como el que se avecina, las manos débiles pierden para darlo todo, con su consentimiento, a las más fuertes.

En el ámbito de la economía, las señales son incontables, pero no pasa desapercibido que en los epicentros de los terremotos financieros más recientes las cosas lucen incluso peor que antes del inicio de la crisis en 2008. En Estados Unidos, además de la evidente desaceleración de su crecimiento, alcanzaron su techo de endeudamiento y, como todo hombre en bancarrota, está metiendo mano a todos los bolsillos que puede, incluso a los de sus fondos de pensiones, sin que se perciba bien cómo va a reducir su brutal déficit fiscal.

Asimismo, los quebrados España, Grecia e Irlanda sufren tasas de desempleo mayores que las de hace tres años, y en marzo la producción industrial europea cayó de forma inesperada. Del otro lado del mundo, el gigante motor chino se está sobrecalentando.

En los mercados financieros, los índices bursátiles parecen estar anticipándose a la inminente terminación de la fase dos “relajamiento cuantitativo” (QE2) en junio, y se ve difícil que puedan levantar el vuelo sin esa maravillosa droga a la que se han vuelto adictos: la impresión masiva de dinero por parte de la Reserva Federal estadunidense (Fed).

Con todo eso, la mesa está más que puesta para un posible gran colapso en la segunda mitad del año. Como siempre en estos asuntos, no hay certeza del momento en el que todo podría venirse abajo, pero ayuda el estar atento adonde se ubican las mayores probabilidades. ¿Será en verano u otoño?

¿Acaso en octubre como en 1929 y 2008? Imposible saber. Lo cierto es que, de ocurrir, el fantasma de la deflación que tanto espanta a la Fed será el pretexto perfecto para volver a lanzar un QE3 o como le quieran llamar. En ese caso, habría imperdibles oportunidades de compra en los mercados que no durarán mucho, sobre todo, en los mercados de materias primas (commodities).

En este marco, está claro que los estímulos fiscales y monetarios no sirvieron más que para empeorar las condiciones previas. Llegado el día, la transición a que hacíamos referencia marcará, entre lo más importante, el fin de la era del dólar, que Banco Mundial data como máximo en 2025, y el de Estados Unidos como súper potencia hegemónica. La reforma al sistema monetario internacional habrá de dar así un puesto más valioso al Yuan chino y al Euro que, en torno a un nuevo rey, el oro, trazará la pauta de lo que será la “nueva normal” del siglo XXI.

Twitter: @memobarba

viernes, 13 de mayo de 2011

¿POR QUÉ BANCO DE MÉXICO COMPRÓ TANTO ORO?

Bueno, por primera vez es posible contestar fácil y rápidamente a una pregunta como la del título de este artículo, gracias a que el principal responsable de esa adquisición se encargó de responderla. Como usted recordará, este mes se dio a conocer que Banco de México (Banxico) compró alrededor de 100 toneladas de oro (más de tres millones de onzas) en el primer trimestre de 2011.

La semana pasada, incluso comentamos en este espacio (http://bit.ly/la4gSq) que había sido una lástima que nos hubiésemos tenido que enterar del hecho gracias a un diario extranjero: el Financial Times. Pareció entonces como si se hubiese querido que pasara desapercibida, una de las mayores y más aceleradas compras de ese metal de que se tenga registro, por parte de un banco central, en la historia reciente.

Pues bien, ayer en una entrevista con Óscar Mario Beteta, el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, dio la esperada respuesta al por qué de dicha operación: “nos disminuye el riesgo”.

Como se sabe, no hay inversión que no lo conlleve, pero lo que más llama la atención, es que cada día hay más señales de un cambio profundo entre lo que se percibe como “seguro” y “riesgoso”. Para nadie es un secreto, por ejemplo, aquel viejo mito de que el dólar estadounidense es el mejor refugio para los inversionistas, pero si eso fuera vigente, ni siquiera se hubiera considerado ampliar nuestras reservas internacionales en oro; no haría ninguna falta.

Así pues, en México durante mucho tiempo estuvimos acostumbrados a mirar al tipo de cambio peso/dólar como indicador de crisis, y nos enseñaron que entre más subiera el billete verde, sería peor. No obstante, nunca aprendimos que lo contrario, que el dólar bajara, no necesariamente sería un buen augurio. Y es que ahora es el dólar el que está enfermo, y su mortal padecimiento lo devalúa ante los ojos de todos.

Por desgracia, no es la mayoría la que se percata de ello, y en consecuencia, muchos ni siquiera están tomando previsiones. Esa devaluación se refleja en el aumento de precio de los activos tangibles (commodities), entre los que se encuentran los metales preciosos.

Queda claro que Banxico es uno de los que sí se están dando cuenta de la gravedad de esta situación, y ante el peligro inminente del dólar recurre al “viejo confiable”. Carstens puede decir que no se trata de huir del dólar, pero las cifras muestran que al menos en los tres primeros meses de 2011 así fue: de los 7,673.8 millones de dólares acumulados en los Activos de Reserva Oficiales, más del 56 por ciento fue en oro.

Para los que hoy critican y sospechan que esa inversión pudo no haber sido acertada, por la reciente baja en los precios de las commodities, de nuevo Carstens tiene razón cuando dice: “en el mediano y largo plazos, sí vemos que el oro tiene la capacidad de subir.” Y vaya que sí. Los metales preciosos (y en general las materias primas), se encuentran en lo que se conoce como “bull market” (mercado alcista) que dista mucho de terminar.

Las bajas en sus cotizaciones parecen solamente estar descontando que, en junio, terminará la segunda ronda QE2 de “relajamiento cuantitativo” (impresión de dinero) de la Reserva Federal de Estados Unidos. Además, no existe un solo mercado en el que los valores vayan en línea recta hacia arriba o hacia abajo siempre.

En este sentido, en un mercado al alza las correcciones hacia abajo son sanas y normales, pero no hay duda que luego la tendencia será retomada tarde o temprano, conforme se acerque un QE3. La historia da evidencias de que cada vez que se ha recurrido a devaluar una moneda (como ahora el dólar) a través de la impresión de dinero de papel para “impulsar” la economía, los resultados son desastrosos.

Ante este hecho, ojalá que Banxico continúe acumulando reservas en oro, pues con este panorama hasta le podríamos perdonar que lo siga haciendo calladito, calladito .

viernes, 6 de mayo de 2011

MÉXICO, ¿AVERGONZADO POR LLENARSE LOS BOLSILLOS DE ORO?

Ojalá que la frase del título de este artículo hiciera referencia a que la “pujante” economía mexicana, nos estuviera permitiendo a la mayoría de los ciudadanos llenar nuestros bolsillos de oro contante y sonante. Por desgracia no es así, pero resulta que al menos esa expresión es válida en el plano macroeconómico. Y es que esta semana se dio a conocer que, durante el primer trimestre de 2011, Banco de México (Banxico) acumuló una de las mayores compras de oro de su historia: nada menos que 100 toneladas.

No obstante, lo que sin duda fue una decisión acertada de parte de ese Instituto Central (entre muchas equivocadas, por cierto), quedó empañada por una enorme duda: ¿por qué una inversión de estas proporciones en un activo tan poco habitual, ni siquiera mereció en su momento un boletín de prensa tan pobre, como el que sacaron tras la publicación del hecho en el Financial Times?

Dice Banxico en su escueto comunicado, que dichas adquisiciones “se inscriben dentro de la política habitual de este Instituto Emisor referente a la inversión y diversificación de sus activos.” Sin embargo, lo cierto es que esto no tiene nada de habitual, al contrario. Se trata de una de las mayores y más aceleradas compras del metal amarillo que haya hecho un banco central, en la historia reciente, por un monto aproximado de 4.5 mil millones de dólares. B

Banco de México se defiende argumentando que las notas periodísticas se sustentaron en su propio Reporte sobre las Reservas Internacionales y la Liquidez en Moneda Extranjera, publicado en internet, pero queda claro que se comportó como aquel niño inquieto que, después de una de sus travesuras, hace todo lo posible para que sus padres no lo noten.

En este caso, es evidente que alguien tuvo que tomar la decisión de no hacerlo público. Eso en tierra de “sospechosistas”, nos conduce a pensar que quizá no se haya querido incomodar al país vecino que, vaya casualidad, es el emisor del enemigo público número uno del oro: el dólar.

¿De veras era una vergüenza admitir abiertamente que nuestro país se sumó a otras naciones que han expandido sus reservas de oro como Rusia, India y China? No tendría por qué haberlo sido. Después de todo, cada país tiene el genuino derecho de obrar conforme a sus propios intereses.

Sea como fuere, la realidad es que el hecho de que en el propio vecindario de los Estados Unidos se esté considerando reducir las reservas internacionales en su divisa, es una señal más de que la suerte del dólar está echada. Esos 4.5 mil millones de dólares no fueron a dar a Bonos del Tesoro norteamericano para ganar cero intereses, como de costumbre, sino que fueron convertidos en dinero real, un bien valioso y tangible. Eso es justo lo que poco a poco comienzan a hacer cada vez más bancos centrales y personas, que guardan sus propias reservas para el día en que el billete verde, y en general el dinero ficticio, sean sometidos a su “Juicio Final”.

Por eso, hoy que ha llegado una sana corrección a los mercados de oro y plata, no debemos perder de vista el bosque distrayéndonos con un árbol. Si bien el rey de los metales cayó por debajo de los 1,500 dólares la onza, todavía está uno por ciento arriba de donde se encontraba hace sólo un mes, y su caída no ha sido estrepitosa como la de su compañera.

El caso de la plata es distinto, pues los datos muestran que quizás subió demasiado en muy poco tiempo, y su corrección será más drástica. Pero el bosque al cual nos referimos, sigue ahí: la debilidad de la economía y su adicción a la impresión de dinero para mantenerse con vida, las monumentales e impagables deudas soberanas en Europa y Estados Unidos, los incontrolables déficits fiscales, etc.

En fin, el punto es que, para los desilusionados que piensan que el oro y la plata están enfermos, mejor váyanse haciendo a la idea de todo lo contrario; lo que vieron en las últimas semanas, no fue más que un mero ensayo de lo que vendrá cuando de veras estén ardiendo. No por nada se dice: “no hay ninguna fiebre, como la fiebre del oro”.