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jueves, 20 de diciembre de 2012

QE4: EMERGING SIGNS OF A NEW GLOBAL FINANCIAL CRISIS

Imagen: Oroplata.com

Guillermo Barba/Goldsilver.com
A more than one trillion dollar debasement in 2013 is now apparent.
Last week, the Federal Reserve announced an expansion of its bond-buying program consisting in large scale purchases of long-term treasury securities.  
These purchases come in addition to the monthly $ 40 billion in mortgage-backed securities (MBS), the so called QE3, launched in September of this year.  This means that now, monetary expansion will be equivalent to a total of $85 billion a month.  Simply put, this is an unprecedented rate of currency creation for the FED.    
Thus, a more fitting name for this latest round of easing would be QE4Ever (QE forever).
The novelty in the Fed's most recent statement is that for the first time it has linked its bond purchases to specific economic parameters.  

The FED stated it would hold its target interest rate (currently between 0 and 0.25%) and continue easing for as long as unemployment remained above 6.5% and inflationary expectations did not exceed 2.5%.   

How did the FED select the given unemployment rate parameter?

Perhaps it is associated with the fact that unemployment sat at 6.5% at the cusp of the financial crisis in October of 2008.  

If the labor market does not improve substantially (hint, hint... it won't) the FED's Open Market Committee will continue its purchases of Treasuries and MBS indefinitely with a likely possibility of increasing these purchases in the future.   

The central point for stock markets is that this ultimately leads to a trap.  In the future, positive employment data could be judged as negative, by signaling an end or a reduction to the FED's stimulus to an economy that has become dependent on it.  

This would be negative for stock markets, as it is no secret that there exists a direct correlation between monetary stimulus and rising stocks.

However, we must realize that Ben Bernanke, FED chairman, is not willing to tolerate high unemployment nor is he willing to tolerate falling stock markets.  

This exposes an already evident problem:  QE dollar debasement will remain the essential wonder drug to sustain this ficticious notion of a "recovery".  

A simple reminder that in order to lower the unemployment rate from its peak of 10% in October of 2009 to 7.7% in November of 2012, the FED added $ 1.8 trillion to the currency supply, today closer to  $ 2.7 trillion (see chart).  A high price.  

At the advertised rate, in less than a year, the FED's balance sheet could be approaching $ 4 trillion or beyond


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The downside is that this works, until it stops working.  In the end the FED will be unable to perpetuate the false creation of wealth, because rounds of QE can be viewed as temporary pins that hold up the ailing economy, until it inevitably falls under its own weight.



What could be done at this juncture? What will come of the FED tripling the size of its balance sheet and government doing the same with sovereign debt?  It seems that this type of "solution" can only fit in minds like those of Paul Krugman, for whom the hole is never deep enough.


Obviously, this cannot be done without suffering terrible consequences.

Therefore, the farther we go past this point of no return, the closer we come to the day the crisis reaches the U.S. bond market,  leading to an explosion of interest rates.  The bond bubble will burst.

Only when we approach this critical point will we witness the massive flight of capital into the only true refuge (gold and silver bullion) whose bull markets (per usual) must conclude in a final phase of euphoria

Indeed, we cannot ignore that short term price risks loom for precious metals.  Price pullbacks simply present new opportunities for those who have not yet physically secured themselves in the face of the coming crisis.   

Note that precious metal critics (which include a powerful banking elite with large "short" positions), have continued to celebrate every recent price correction, spreading propaganda through headlines and publications questioning bullion's status as a safe haven.

In addition, it is worth noting that unlike when QE3 was announced, last Wednesday's announcement of further easing was not particularly bullish for precious metals as can be seen in the chart below: gold suffered an "unusual" drop after the Comex close.




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Again, these temporary downward price signals and corrections are an opportunity.  



The solid fundamentals for bullion we have discussed in this article will continue to propel gold and silver prices higher in the longterm.  



The FED's nervousness surrounding the "fiscal cliff" negotiations in Washington and the debt issues in Europe are signs of a new global crisis emerging.  

The ultimate catalyst to crisis is insignificant.  

What matters is having secured gold and silver bullion before it's too late.    

sábado, 1 de diciembre de 2012

ACUERDO SOBRE “PRECIPICIO FISCAL”, IMPULSARÁ PRECIO DEL ORO Y LA PLATA

Imagen: Oroplata.com

El día de las elecciones en Estados Unidos, un indicador adelantó mucho mejor los resultados de lo que pudo hacerlo cualquier encuesta: la cotización de los metales preciosos. Y es que tanto el oro como la plata, tuvieron subidas muy importantes que transmitían, para el que lo quiso ver, señales inequívocas de que Obama sería el gran ganador.

Los conteos conocidos aquella noche lo confirmaron: el presidente fue reelegido por cuatro años más y ganó de forma apabullante. ¿Cómo es que lo sabían los metales precisos? La respuesta no es difícil.

En este espacio siempre se manejó, a contracorriente de lo expuesto en los principales medios de comunicación, que Obama ganaría por amplia ventaja. Los datos serios que rara vez se dieron a conocer de forma masiva, demostraban que en el Colegio Electoral mantenía una delantera irreversible: jamás fue “too close to call” (demasiado cerrada para “cantar”).

La supuesta “competencia cerrada” con Romney, no fue más que una ilusión que nunca engañó a los inversionistas, que de antemano saben también que el viejo cuento de campaña, respecto a que su segundo período de gobierno será mejor, es otra mentira. No por nada al día siguiente, los índices accionarios se desplomaron.

Esto es así, pues Obama garantiza la continuación de dos políticas desastrosas, que han probado su ineficacia una y otra vez: el déficit público y la expansión monetaria. Ambas, por cierto, conocidas impulsoras de los precios del oro y la plata, que consolidan aún más su posición de refugio financiero. Eso explica su gran salto del 6 de noviembre, con el que por supuesto, no le estaban aplaudiendo al presidente.

Y es que no hay duda de que Obama seguirá el mismo camino de sus primeros cuatro años, pues él y sus teóricos keynesianos, están convencidos de una falacia: más gasto y deuda son benéficos pues “estimulan” la economía y alientan la “recuperación”. 

Justo por eso es que no habrá ningún precipicio fiscal (fiscal cliff, en inglés, que consiste en amplios recortes presupuestales y alzas impositivas a partir de la llegada de 2013). Seguirán derrochando.

Pero, ¿puede una crisis provocada por gasto, consumo y crédito excesivos, solucionarse con más de lo mismo? La respuesta, es obvia.

Imagen: CNN Money
No obstante, del otro lado el presidente de la Reserva Federal estadounidense, Ben Bernanke, será el encargado de reforzar el trabajo gubernamental con más rondas de inyección de liquidez, conocidas como “flexibilizaciones cuantitativas” (QE, en Inglés).

Por ello, en cuestión de semanas seremos testigos del acuerdo que hará a un lado el citado precipicio fiscal, bajo el pretexto perfecto de evitar una nueva recesión que, en el mejor de los casos, solo podrán posponer unos trimestres más.

Asimismo, ese acuerdo que garantizará la perpetuación del déficit público, llegará de la mano de una actualización de la fase “QE3” que, al concluir la denominada Operación Twist (consistente en la venta de bonos de corto plazo para cambiarlos por otros con vencimientos más lejanos), dará paso ahora a la adquisición no esterilizada de bonos del Tesoro estadounidense.

Dicho de otro modo, tendremos un QE3recargado”, más impresión monetaria acelerada y sin límite determinado, que rondaría los 85 mil millones de dólares mensuales.

La historia se cansa de enseñarnos en incontables ocasiones, cómo cada vez que se ha recurrido a esta letal herramienta, el efecto solo puede ser la elevación de los precios de los activos tangibles, como las materias primas, que algún día tendrán también su propia burbuja. Crear divisas, no es sinónimo de crear riqueza.

En suma, toda tensión y volatilidad que se genere en los próximos días en los mercados, atribuidas a supuestas complicaciones en el proceso de negociación entre republicanos y demócratas, es puro ruido. Los índices bursátiles podrían ponerse nerviosos en la coyuntura, pero de nuevo, como en el caso de las elecciones, ya conocen el resultado desde antes.

En cierto sentido, el acuerdo que se alcanzará en Washington será similar al que esta semana se logró con Grecia: más promesas de que en el futuro habrán de solucionar, lo que antes también ya habían prometido pero no cumplieron. Ese perverso arte de los políticos, consistente en posponer las soluciones para después, pero anunciándolo al público como si hubiesen arreglado los problemas de fondo.

Es así que la dupla de metales preciosos, se prepara de forma silenciosa pero firme, para una nueva racha alcista que comenzará muy pronto, y se prologará en 2013. Todo ello, razón suficiente para recordar a inversionistas y bancos centrales, que no es buena idea desprenderse de sus metales físicos sino reforzar sus reservas, pues mañana, las necesitarán más que nunca.

viernes, 21 de septiembre de 2012

UN TSUNAMI DE DINERO DEVASTARÁ EL MUNDO


Existe en el planeta una ola gigantesca, más grande que cualquier tsunami que jamás se haya producido, y que amenaza con destruir el mundo civilizado como lo conocemos. Esa onda devastadora, por primera vez en la historia de la humanidad, se está generando simultáneamente desde varias latitudes, y es justo por ello, que sus consecuencias serán también sin precedentes.

Se trata, ni más ni menos, de la inundación global de dinero fíat (dinero de papel y/o digital), que los principales bancos centrales están inyectando a la economía, con la supuesta intención de estimular el crecimiento y la generación de empleos.

Esa gran mentira, será la versión oficial que escucharemos siempre, pero que esconde una realidad: jamás la impresión de billetes sin control ha creado riqueza, pues si así fuera ni el aumento interminable de los precios, ni la pobreza, existirían. Bastaría con repartir billetes a todos cada vez que lo necesitaran, incluso, sin tener que trabajar.

Un sueño tan maravilloso como absurdo, que existe gracias a la batalla temporal que ganaron los apologistas del sistema de reserva fraccionario, los adoradores de la deuda y los adictos al consumismo, cuando en 1971 el dólar –y por ende todas las demás divisas, abandonó por decreto el patrón oro.

Ese molesta “reliquia barbárica” que les impedía expandir a su entera voluntad la cantidad de circulante,  aunque lo hicieron, pues para ello hacía falta antes tener su respaldo en el escaso metal físico.

Una vez removido ese estorbo, pocos se atreverían a desafiar la idea que en otros tiempos hubiese parecido ridícula, de aceptar como pago por mercancías ya no otras mercancías, sino meros billetes pintados de verde que los americanos podrían crear sin límites, y que los demás países estarían obligados a acumular como “reserva”.

De ese experimento que ya cumple más de 41 años, puede conocerse de antemano el resultado volteando a ver lo que ha pasado con todos los que antes intentaron hacer lo mismo, como la Francia de finales del siglo XVIII (descargue el libro gratis: http://bit.ly/ojPJDU). Esta vez, no solo no será diferente, sino que la ruina y miseria que acarreó, serán mundiales.

No es casualidad entonces, que el oro y la plata físicos, el dinero real, se sigan escondiendo en las manos de aquellos que buscan guarecerse de esas calamidades.

Los ejemplos de esta creación monetaria, llamada ahora “flexibilización cuantitativa” (QE en inglés), son tan inmediatos que en menos de una semana tenemos dos: la Reserva Federal (Fed) estadounidense y su tercera ronda QE3 o QE ad infititum; y el Banco de Japón (BoJ) que decidió ampliar su “estímulo” monetario aumentando sus compras de activos a 80 billones de yenes.

La siguiente gráfica de Steen Jakobsen, economista en jefe de Saxo Bank Dinamarca (tomada del blog de “Mish” Shedlock), es muy clara al exhibir los crecientes porcentajes de las hojas de balance de la Fed, el Banco Central Europeo (ECB), el de Japón (BoJ) y el de Inglaterra (BoE) respecto al PIB nominal de sus países. Pura creación monetaria.


La Fed, que se había rezagado, tardará solo algunos meses en alcanzar niveles cercanos a los del ECB y el BoJ. No sería una sorpresa entonces, que el siguiente en la lista de anuncios de inyección de liquidez, sea el Banco de Inglaterra. Más agua y fuerza para el “tsunami” financiero.

No podemos olvidar que el ECB, aunque en teoría no puede hacer lo mismo, se ha comprometido en la compra ilimitada de bonos de naciones en problemas, que en los hechos, es una monetización disfrazada de su deuda, un fraude.

Todo esto, en medio de un contexto en el que una nueva recesión global es inminente, como lo anticipan los pésimos datos económicos revelados esta semana en la eurozona, que ha sufrido su peor contracción desde junio de 2009; en Japón, cuyas exportaciones se han hundido por tercer mes consecutivo; en China, que ve su índice de producción manufacturera en mínimos de 10 meses;  y en los propios Estados Unidos, cuyas manufacturas tuvieron su peor trimestre en tres años.

En suma, pese a que los resultados demuestran que las flexibilizaciones cuantitativas no solo no solucionan nada, sino que agravan el problema de fondo (el exceso de crédito, deuda y consumo), la recurrencia e intensidad de las crisis, los bancos centrales no se detendrán. No es lo correcto, pero es lo único que saben y se sienten dispuestos a hacer, pues las presiones que reciben tras bambalinas son inimagibnables.

Ojalá que gobernantes y presidentes de esos institutos centrales, entendieran que la “borrachera” de expansión crediticia se ha terminado, y que cuando se llega a este punto no queda más que resentir la depresión y pagar las consecuencias de sus excesos. Cuanto más pronto ocurra esto, por la buena o por la mala, más cerca se estará de iniciar la verdadera recuperación económica.


Guillermo Barba

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jueves, 13 de septiembre de 2012

LA FED JALA EL GATILLO: ¡Y EXPLOTA EL PRECIO DEL ORO!


La hora llegó. El mundo entero se mantuvo en vilo ante la expectativa del discurso de Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos. No era para menos, pues este jueves se esperaba el anuncio de la más ansiada de todas las rondas de lo que se conoce como “flexibilización cuantitativa” (Quantitative Easing o QE3, en inglés), junto con la promesa de mantener (manipular) las tasas de interés a un nivel históricamente bajo hasta 2015. Y Bernanke, les cumplió todo.

El pronóstico de esta columna hace tres meses, fue que se lanzaría “en la reunión del FOMC del 12 y 13 de septiembre, que al igual que la de junio, presentará un Resumen de Proyecciones Económicas y una conferencia de prensa de Bernanke.”

Esa tercera fase, que comprenderá la adquisición de 40 mil millones de dólares mensuales en activos respaldados en hipotecas, por un periodo abierto, en el que la Fed bien podría intervenir mucho más si las circunstancias, según su criterio, lo ameritan.

Esta ronda QE3 será la última anunciada como tal, pues de ahora en adelante solo se limitarán a dar a conocer los montos totales de compra, que a juzgar por los argumentos esgrimidos, no tendrá límites: una impresión monetaria al infinito.

La lógica es que, al vender los inversores sus activos a la Fed y recibir a cambio dinero líquido, estos lo utilizarán para gastarlo o reinvertirlo en áreas productivas, con su respectivo impacto benéfico en el crecimiento económico. Algo que suena muy bien en teoría, pero que en la práctica no solo no ha servido, sino que ha empeorado los problemas que se pretendía solucionar: el desempleo se mantiene tan elevado que cada día menos personas se sienten dispuestas a buscar trabajo, y la economía global se dirige a una nueva gran recesión.

De ahora en adelante, justo la ausencia de mejoras en el mercado laboral, será la que justifique futuras intervenciones. Es decir, si el desempleo no cede –y no lo hará, la Fed realizará “compras de activos adicionales y empleará sus otras herramientas de política monetaria según sea apropiado”. Lo que los hechos demuestran es que todas sus armas de política monetaria cada día proporcionan un alivio menos duradero, y no falta mucho para el punto en el que sean totalmente inútiles.

Llegado ese momento, no importaría nada que Bernanke prometiera tasas de cero por ciento para siempre, el mercado de bonos del Tesoro comenzará a derrumbarse con las consecuentes alzas en sus rendimientos. Algo como lo que vimos puso a temblar a España e Italia, pero de proporciones infinitamente superiores.

Llegará el día que cada vez menos inversionistas se sentirán convencidos de que esos “treasuries” sean de verdad de riesgo cero, pues aunque siempre les podrán pagar con billetes recién impresos, irremediablemente estarán perdiendo valor desde el mismo momento en que lo tengan en sus manos.

Esa devaluación se seguirá haciendo patente en la escalada del precio de los metales preciosos, oro y plata, que vieron ayer explotar al alza sus cotizaciones en el mismo momento en que se dio a conocer el comunicado de la Fed, por una razón: ambos son un dinero que nadie puede crear a voluntad.

Asimismo, su nueva medida nos anticipa que en 2013 no habrá tampoco los prometidos recortes presupuestales en el gobierno americano (no “fiscal cliff”). Pasadas las elecciones de noviembre, el Congreso se sumará a la nueva acometida de Bernanke con los mismos pretextos: “abatir el desempleo”. De este modo, lo que en el banco central es la promesa de impresión y tasas de interés ínfimas, será la garantía de déficits fiscales permanentes.

Cabe recordar que la Reserva Federal tiene un doble mandato de procurar el “máximo empleo” con “estabilidad de precios”. Esto le brinda la excusa perfecta para intentar compensar las descomunales presiones deflacionarias (de contracción del crédito) con creación de dinero. Uno que si bien pueden fabricar, no pueden decidir adónde irá a parar.

Muy pronto países como México, que pagan diferenciales positivos de tipos de interés con respecto a E.U., tendrán que hacer algo para contener este nuevo tsunami de dólares que vuelve a inundar el planeta, pues además podría crearles burbujas en sus valores.

Por eso, es indudable que los activos tangibles serán los beneficiarios directos de este QE ad Infinitum. La historia es contundente para demostrarnos que cada vez que se ha realizado este experimento de estimular la economía con dinero de papel, el resultado es la depresión total.

De este modo, Bernanke ha puesto ya la mesa para que a la vista, esté el logro de nuevos máximos históricos en oro y plata que, aunque con correcciones en el camino, se alcanzarán en cuestión de meses. La desesperación del presidente de la Fed ha llegado al punto del terror, que jamás admitirá. Un mensaje entrelíneas que nadie a quien le importe sus finanzas y seguridad debería ignorar, pues ya prácticamente no le queda nada más por hacer. El punto de no retorno, ha quedado atrás.



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jueves, 6 de septiembre de 2012

BCE: COMPRA DE BONOS Y ESTUPIDEZ INFINITAS


Este jueves se vivió una euforia real en los mercados financieros de todo el mundo, cortesía de Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), que anunció una medida que, para muchos, por fin cumple con su compromiso de hacer “todo lo que sea necesario” para defender la existencia del euro: la compra ilimitada de bonos soberanos de países en problemas, conocidas como “transacciones monetarias directas”.

La decisión, con dedicatoria especial para España e Italia, tiene como objetivo la reducción de tipos de interés, y por ende, de los costos de financiación a que están expuestos. Las adquisiciones, que serán en bonos con vencimiento de uno hasta tres años, se supone que están sometidas a una limitación estricta que, de entrada, exige que los interesados deban solicitar un rescate a sus socios europeos y cumplir con las condiciones que para ello se les impongan.

Esto en el caso de la Unión Económica y Monetaria, no es más que palabras que se llevará el viento. No podemos olvidar que, justamente, es el incumplimiento de compromisos asumidos por los integrantes de la misma, desde su constitución, lo que nos trajo hasta aquí.

Grecia es el ejemplo perfecto de aquel que se dice dispuesto a todo hoy, con tal de recibir su “medicina” financiera, pensando en que mañana ya verá cómo vuelve a convencer a sus socios de que le den una nueva oportunidad. Así pues, esta dependencia llevará siempre a la práctica de estirar la mano en espera de ayuda. Un “modus vivendi” que durará hasta que, los que brindan el apoyo, se cansen.

En este sentido, Draghi podrá tener razón en que “el euro es irreversible”, pero no con la totalidad de sus miembros. Rajoy, Monti y compañía, solo han ganado algo de tiempo, y en Grecia, pueden ver el futuro que les aguarda.

La medida del BCE, como es obvio, no resuelve por sí misma ningún problema de fondo, porque atiende nada más a un efecto o síntoma –la subida de tasas de interés, y no a las causas que han generado todas las tribulaciones económicas. Entre ellas, desde luego, está el descomunal derroche público y el sobre endeudamiento de gobiernos, empresas y personas. Las cláusulas que les impongan los rescates, no ayudarán mucho a resolver esto.

El caso griego es un referente que nos muestra lo poco dispuestos que están los gobiernos a someter a más presión a sus electores, cuando estos tampoco están en el ánimo de mantener administraciones, que los castiguen más en tiempos de imparables aumentos en precios de alimentos y desempleo histórico. Con el tiempo, no hay duda que cuando menos tres de los llamados PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España), tendrán que tomar la única salida que desde el principio tuvieron: salir del euro.

Por otro lado, debemos señalar que estas “transacciones monetarias directas”, contribuirán y no disminuirán, a la especulación en el mercado de bonos. Resultado idéntico al que ha empujado la Reserva Federal estadounidense (Fed) con sus flexibilizaciones cuantitativas (QE, en inglés).

Y es que si bien es cierto que el BCE renunciará a su condición de acreedor preferente, y que a diferencia de la Fed estas operaciones serán “esterilizadas” (es decir, que se retirará una cantidad de liquidez igual a la que se inyecta con las compras), lo que se está cometiendo es una artera y cínica manipulación del mercado.

La excusa de que lo hacen para reducir distorsiones en los tipos de interés, causadas por los “especuladores”, es un sofisma. Esos inversores no son responsables del mal manejo económico- financiero que han hecho políticos populistas de todas las corrientes políticas, causa real de la caída en el valor de los títulos de deuda soberanos. Su trabajo, en cambio, es ganar dinero en el mercado, sea que este vaya hacia arriba o hacia abajo.

De este modo, esos especuladores agradecerán el trabajo de Draghi, pues el mensaje que ellos reciben es que el riesgo “no existe”. Cada vez que se disparen las tasas de interés, comprarán bonos que, casi de inmediato, podrán vender más caros al BCE. Un negocio redondo y sin esfuerzos. Más especulación patrocinada desde el banco central.

Vaya forma de financiar, o mejor dicho, de disfrazar la monetización de deuda de los estados miembros más irresponsables. No por nada Jens Weidmann, presidente del Bundesbank, ha votado en contra de las decisiones del BCE. Tal parece que la capacidad de estos políticos para eludir la ley, es tan infinita como su estupidez.

jueves, 23 de agosto de 2012

EL ORO SE DISPARA, Y SU DEMANDA, ¡ES MÁS GRANDE QUE NUNCA!


Esta semana ha sido sin duda la más emocionante de los últimos meses para los metales preciosos, pues tanto el precio del oro como el de la plata se han disparado. En el caso del primero, conviene contextualizar esta subida con el último reporte trimestral del Consejo Mundial del Oro (WGC por sus siglas en inglés), sobre sus tendencias de demanda global.

Vale la pena profundizar, pues la nota en la mayoría de los casos la nota fue que la demanda, se desplomó 7% respecto al mismo periodo de 2011, y 10% frente al primero de 2012.

Sin embargo, la realidad es que estos datos pueden conducir a una tergiversación del verdadero mensaje que nos está transmitiendo el rey de los metales.

No es ocioso recordar que en una década, la demanda de oro ha crecido en promedio a una tasa de 4.92% anual, y que a esta tendencia no le estorbó el haber pasado de una cotización media de 309.73 dólares en 2002, a 1571.52 en 2011 (London PM Fix).

Con todo y cifras “negativas”, las proyecciones para 2012 apuntan a que el segundo semestre será mucho mejor que el primero. Más si contemplamos que el WGC, considera como una de las principales causas de esta caída, la “falta de dirección clara en el precio del oro”, sobre todo en el caso de los consumidores chinos, algo que a juzgar por las señales al alza observadas en el mercado durante las últimas semanas, ya ha cambiado.

Cabe destacar que India y China continúan acaparando el mercado del metal por amplio margen, pues ambos abarcan el 45% de la demanda total de joyería, monedas y lingotes. Como es obvio, cualquier variación en estos países se verá reflejada en las estadísticas.

En este sentido, el menor apetito global por el oro habría sido coyuntural, pues en el primer caso se vio afectado principalmente por la devaluación de la rupia india frente al dólar, que condujo a nuevos máximos históricos locales en la cotización del metal. En el segundo, como ya se dijo, por la ausencia de una tendencia ascendente a los ojos de los inversores chinos.

En los dos casos, la avidez por el oro podría regresar con fuerza si las condiciones cambiarias mejoran, algo muy probable ante la inminencia de nuevas medidas de “estímulo” por parte de la Reserva Federal (Fed) estadounidense, que incluirían más flexibilización cuantitativa (QE3) u otros mecanismos menos “convencionales”.

Las minutas de su Comité de Mercado Abierto (FOMC) reveladas el miércoles, además de haber sido el detonante de las alzas en oro y plata, dieron un aviso de que esos apoyos adicionales están a la vuelta de la esquina.

Por otra parte, no podemos perder de vista que excluyendo a India y China, la contracción en la demanda de joyería fue solo de 4%, mientras que la de inversión se disparó 16%. En este rubro, los inversores europeos jugaron el papel central por las turbulencias sufridas en la Unión Monetaria. Todos quieren un refugio seguro.

Esto es válido incluso para los demandantes del sector oficial, pues su apetito por oro continúa insaciable, al haber crecido a más del doble (157.5 toneladas) en el segundo trimestre de 2012 respecto al año previo. Un récord desde que los bancos centrales se convirtieron en compradores netos en 2009.

Un aspecto muy importante a considerar es que desde el reporte anterior, como debe ser, el WGC considera las compras de este sector como parte de la demanda, y ya no las deduce de la oferta como hacía antes. La justificación es sencilla: los bancos centrales ya no son vendedores.

Este cambio contable es significativo, pues como explicamos en este espacio con el artículo “El falso mito del excedente mundial de plata” (http://bit.ly/StGPe1), la demanda total real de oro, al ser la materia prima dinero y que como tal no se consume ni se tira, es la suma de todo el metal que ha producido la humanidad a lo largo de la historia, más la de su producción anual.

De alguna forma o de otra, ese metal está en posesión de alguien, y solo se convertirá en oferta cuando sus tenedores estén dispuestos a desprenderse de él, algo que claramente no estará sucediendo mientras el oro y la plata se encuentren infravalorados al extremo (manipulados), en medio de esta Depresión.

Hay otras evidencias en el propio reporte del WGC, que indica una caída de la oferta de oro del 6%, pero de 12% en la proveniente del reciclaje. Parece que pese a la proliferación de los “Compro Oro”, cada día menos personas quieren deshacerse de él. La lección es una: la demanda de oro, es más fuerte que nunca.

Guillermo Barba

guillermobarba@outlook.com

Twitter: @memobarba

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martes, 17 de julio de 2012

¿Y POR QUÉ SE DESPLOMAN EL ORO Y LA PLATA?

Todos los mercados que existen se mueven en un constante péndulo que, una veces, los tiene con los precios de sus productos deprimidos, y otras, absurdamente altos. Así es, ha sido y seguirá siendo la forma en que estos se comportan. Ese vaivén también se replica a escala mayor, en el que con claridad se observa que, cuando toca el turno protagónico a los activos financieros o intangibles, los “duros” o materias primas son relegados, y viceversa.

La búsqueda de la mayor ganancia, sin lugar a dudas, es la que mueve las voluntades de los inversionistas que colocan sus capitales donde apuestan que la obtendrán. Bien sabido es que dos emociones son las únicas responsables de esa toma de decisiones: la ambición, y el miedo.

En este sentido, esas mismas sensaciones son las que, en el corto plazo, son capaces de mover en sentido contrario las cotizaciones de cualquier mercancía o valor, pese a encontrarse dentro de un mercado alcista o bajista mayor. En otras palabras, algo que está destinado a seguir para arriba o para abajo, a lo largo de su camino tendrá oscilaciones que la harán por momentos (que pueden ser meses o años), ir hacia el otro lado. Las circunstancias económico-financieras, desde luego, serán las detonantes.

Esos movimientos o “correcciones” que citamos, depuran el mercado y consolidan la tendencia que más tarde será retomada hasta culminar en frenesí. Eso es justo lo que ha estado ocurriendo, a propósito, con la dupla de metales preciosos, el oro y la plata, que acumulan meses a la baja mientras su mercado alcista mayor (bull market), permanece intacto.

La corrección del primero comenzó en septiembre pasado, cuando alcanzó un nuevo máximo histórico por encima de los mil 900 dólares por onza troy. La segunda hizo lo propio desde finales de abril de 2011, después de haber tocado casi los 50 dólares/Oz.

Ese camino temporal hacia abajo los ha llevado hoy a niveles alrededor de 1580 y 27 dólares, respectivamente. En ambos casos, es muy importante tener presente que las correcciones fueron precedidas por “mini euforias”, que antes los llevaron a subir muy rápido en poco tiempo. El péndulo, por supuesto, debía regresar.

En su momento advertimos con anticipación que las correcciones en oro y plata eran inminentes (http://bit.ly/Q4Btqa y http://bit.ly/nKbUZ1), pero pocos escucharon. La ambición y el miedo, cuando se acercan al clímax, estorban la razón y ciegan a los inversores. Esa misma opacidad es la que ahora les estorba para ver que, aunque las bajas podrían ser aún mayores en este punto –sobre todo en el oro, la pareja de metales preciosos se aproxima de forma acelerada a tocar fondo.

En este caso, las críticas circunstancias en Europa y las evidentes e innegables señales de una recesión global en puerta, como los recientes malos datos observados en Estados Unidos y China, por ejemplo, siguen impulsando el “factor refugio” que orilla a grandes inversionistas a liquidar (vender) posiciones en activos considerados de mayor riesgo, como las materias primas, para irse a los más “seguros”.

Por paradójico que pudiera parecer, a causa la endeble situación fiscal de los estadounidenses, en esa categoría se encuentran por un lado sus bonos del Tesoro, que conforme siguen inflando su burbuja comprimen todavía más sus rendimientos; y por otro, el dólar.

De ahí que los desplomes que nos ocupan, que además se ven magnificados por las grandes ventas de oro y plata papel, sean la otra cara de ese juego de vasos comunicantes de capitales.

No obstante, lo que no podemos perder de vista es que la Reserva Federal americana, capitaneada por Ben Bernanke, tarde o temprano volverá a actuar para dar respiración artificial a su enferma economía. El formato será el conocido: nuevas rondas de flexibilización cuantitativa (impresión monetaria) con métodos ya conocidos u otros menos “convencionales”, que aseguran que los metales preciosos y en general los activos tangibles, retomarán con diligencia y firmeza, su camino al cielo.

viernes, 15 de junio de 2012

BASTA YA DE ESPECULACIONES, SÍ HABRÁ FLEXIBILIZACIÓN CUANTITATIVA QE3


 México, D. F., 15 de Junio 2012 (Guillermo Barba) – En el sistema financiero global que nos ha tocado vivir, es la deflación (entendida como la contracción crediticia), y no la inflación (su expansión), el causante supremo del pánico que sufren los que se benefician más de él. No podría ser de otra manera, si consideramos que esa estructura, para funcionar, depende justamente de la expansión al infinito, de algo que por definición no se puede: la deuda.

Eso explica también por qué, este castillo de naipes en realidad, está construido de dinero fíat que puede ser creado a voluntad, sin el respaldo del oro. Una molesta piedra en el zapato que, hecha a un lado, permitió dar paso a una etapa de crecimiento económico inimaginable, en la que el alza perpetua de los precios se convirtió en parte de la vida cotidiana, y en el arma perfecta e invisible de gobiernos cada vez más intervencionistas.

Por ello, no gusta en absoluto a los principales gobiernos y bancos centrales, que el ciudadano en su búsqueda instintiva de buscar protección y salida a sus problemas, comience a pagar sus deudas y reducir gastos, pues esto es “malo” para el crecimiento económico.

Los párrafos anteriores, nos ayudan a entender, de fondo, por qué la creación monetaria permanente, expresada en las llamadas flexibilizaciones cuantitativas (QE, en inglés), está más que garantizada, con todo lo que ellos significa para el futuro de los metales preciosos: oro y plata.

Sin embargo, mucho se especula sobre si la más representativa de todas, la fase QE3 de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), llegará en la próxima reunión de su Comité de Mercado Abierto (FOMC), a celebrarse el 19 y 20 de junio. En opinión de esta columna, las probabilidades de que su presidente, Ben Bernanke, anuncie ya una nueva compra de bonos del tesoro y activos respaldados en hipotecas, todavía no son muy altas.

Eso, a pesar de las pésimas noticias económicas, y de un evidente cambio de ánimo que da visos de desesperación en varios grupos de poder, como los representados por Goldman Sachs, que a través de Jan Hatzius ha expresado su “confianza” en que el FOMC, relajará la política monetaria en su encuentro de la próxima semana. Ya podemos imaginar el tipo de cabildeo y presiones que están ocurriendo detrás del telón.

Ahora bien. Toda flexibilización cuantitativa, además de un fenómeno monetario, es también político. Los tiempos electorales en Estados Unidos distan mucho de estar en su punto álgido, y la aprobación de Obama se mantiene más o menos estable. Todo ello compensaría, en parte, la innegable desaceleración de su economía, la caída del Índice de Precios al Consumidor y el desendeudamiento hipotecario de las familias americanas entre otros pésimos datos que, no obstante, pueden ser aún peores en los meses por venir.

En este sentido, de no anunciarse el QE3 la semana siguiente, el pronóstico es que se lanzará, a más tardar, en la reunión del FOMC del 12 y 13 de septiembre (nota: en esta columna se adelantó con exactitud, lo que más tarde sería el lanzamiento oficial del QE3, ver el enlace), que al igual que la de junio, presentará un Resumen de Proyecciones Económicas y una conferencia de prensa de Bernanke. Hagan sus apuestas. Lo cierto es que, la reelección de Obama y el QE3, son elementos que deben estudiarse juntos como lo que son: la cara y la cruz de una misma moneda.

Guillermo Barba




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viernes, 18 de mayo de 2012

CATACLISMO FINANCIERO: LA TRAGEDIA GRIEGA ES SOLO EL COMIENZO

México, D. F., 18 Mayo 2012 (Guillermo Barba) – Sobre la salida griega de la zona Euro se seguirán escribiendo cientos de artículos que, como es habitual, quieren encontrar respuestas coyunturales a problemas estructurales. Esa falla en la que también incurren políticos e inversores, es muy común. Tanto, que ven por ejemplo en el fracaso griego de formar un nuevo gobierno de coalición, la causa del inminente abandono de dicha divisa.

Se equivocan. Grecia se comenzó a condenar a sí misma, quizás desde el mismo momento en que se incorporó oficialmente a la región. Para decirlo con claridad, se convirtieron junto con otros países del vecindario continental, como España y Portugal, en víctimas de sus propios ímpetus de riqueza pronta.

La ventana de oportunidad que les permitió alcanzar este sueño, se materializó en la moneda única, condenada de nacimiento a su fracaso. La razón fundamental: la ausencia de una unidad fiscal que imposibilitara de hecho y de derecho, que cualquiera de sus miembros abusara de los privilegios de adquirir súbitamente, acceso amplio y barato a fuentes de crédito, y por ende, manga ancha para el dispendio.

Eso sí constituyó el error sustancial de la Unión Monetaria, sobre todo, en un contexto en el que la visión económica predominante, privilegia y alienta el consumo sobre el ahorro y la deuda sobre la inversión. Los beneficiarios no iban a desperdiciar la oportunidad, cuyo resultado no podía haber sido diferente al que ya vimos, con burbujas en activos como los bienes raíces, colosales déficits públicos y abultados endeudamientos gubernamentales y privados.

El péndulo del ciclo económico es infalible. Comprender eso es importante para no perder de vista que a la expansión crediticia (inflación), le sucederá siempre su colapso (deflación). Cualquier intento de desviar esas fuerzas o de evitar lo inevitable, solo empeorará la situación.

Los griegos se convierten así en el botón de muestra de lo que más tarde vendrá para otras naciones. Por ello, pese a los previsibles esfuerzos franco-alemanes, del Banco Central Europeo (BCE) y del Fondo Monetario Internacional (FMI) por forzar la integridad de la zona, la salida griega y de otros más tarde, es cuestión de tiempo.

El nerviosismo que esto genera explica, por supuesto, por qué los capitales no dejan de abandonar a los bancos y territorio helénicos, las caídas bursátiles, y también por qué el dólar se ha fortalecido por su condición, todavía existente, de ser el refugio “seguro”.

Pese a que no podemos perder de vista que el dólar tiene sus propias cuentas por pagar en el futuro, debe tenerse cuidado en no adelantar sus obituarios, como lo ha señalado el profesor Antal Fekete, de la Nueva Escuela Austríaca de Economía (http://bit.ly/Lb9y0a).

Asimismo, deberían ser precavidos aquellos que hoy denuestan al oro acusándolo de “perder” su condición de amparo ante las vicisitudes de la economía mundial, por las normales correcciones que ha sufrido los últimos meses.

Y es que como queda explícito en la gráfica de Steen Jakobsen, economista en jefe de Saxo Bank en Dinamarca (tomada del blog de Mike Shedlock), el temor supremo de los bancos centrales de Estados Unidos (Fed), Japón (BoJ), Inglaterra (BoE) y BCE, seguirá siendo la deflación, a la que infructuosamente querrán seguir combatiendo con más inyecciones de liquidez conocidas como “flexibilizaciones cuantitativas” (QE, en inglés).

De ahí que en todos los casos, su hoja de balance como porcentaje del PIB, marque una clara tendencia alcista a partir del inicio de la crisis en 2008.



Así que no nos distraigamos. Los bancos centrales pueden controlar la cuantía de dicha liquidez, pero no hacia dónde se dirigirá. Es previsible que una parte muy importante de ella se siga yendo al oro, y que su subida se acelere a velocidades insospechadas cuando el turno protagónico de la crisis fiscal y de divisas, toque a Estados Unidos, la última ficha.

De tal suerte que no es casualidad ni coincidencia, que muchos otros bancos centrales como el de México y Rusia, continúen ampliando sus reservas en metal, ante lo que el mismo FMI ha reconocido como “elevados riesgos crediticios”. Que no se nos olvide, la tragedia griega, es solo el comienzo.

Guillermo Barba/OroyFinanzas

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viernes, 13 de abril de 2012

ORO Y PLATA EN ZONA DE COMPRA A LOS NIVELES ACTUALES

México, D. F., 13 Abril 2012 (Guillermo Barba) – Las victorias suelen tener a muchos que quieren llevarse el crédito, pero las derrotas y las crisis son un “niño abandonado” del que nadie se quiere hacer cargo. Esa lógica es aplicable a la realidad económica actual, en la que mientras duró la falaz bonanza económica de los “fabulosos” años 2000, los políticos se jactaban de sus logros, derrochaban sin pudor y se preparaban para “administrar la abundancia”. El mismo cuento de los fabulosos años 20 del siglo anterior, del que ya conocemos su desenlace en la Gran Depresión. No aprendimos.

Hoy que algunas de las más grandes burbujas de todos los tiempos han reventado, y llegado el inevitable desenlace trágico que siempre les sucede, jefes de estado y gobierno pretenden descargar sus responsabilidades en quien mejor les acomode: a veces en sus predecesores; otras, en los extranjeros, periodistas o “especuladores”. El primer ministro italiano Mario Monti, por ejemplo, ha dicho que la caída del 5% en la bolsa de Milán y la subida de su prima de riesgo por encima de los 400 puntos, son “culpa de España”. Un vago deslinde con alta carga de cinismo puro.

España sí es culpable, pero solo en la misma medida que Grecia, Portugal e Italia misma, lo son de sus propias tribulaciones económicas. Vivir del fácil aplauso popular puede ser estimulante, pero los costes que se acumulan terminan siendo peores que los males a remediar. Esa ilusión de prosperidad que se crea tiene que salir de algún lado, y es de los colosales déficits fiscales y las abultadas deudas públicas y privadas, que de una forma o de otra, se terminan pagando con un elevado interés, tanto financiero como social.

Debemos entender que de haber contado con una economía de auténtico libre mercado, los desbalances nunca hubiesen podido llegar a los extremos de hoy, pero que esa oportunidad se perdió cuando en 1971, se abandonó lo que quedaba del patrón oro.

Desde entonces, se dejó atrás la posibilidad de contener las ansias derrochadoras de los gobiernos y la ambición de los grandes bancos centrales y privados por financiarlos, para dar paso a un gran ciclo de inflación (expansión del crédito) y de erosión del poder adquisitivo de las personas (alza de precios), cortesía de un sistema basado en dinero-papel.
En este sentido, tenemos que ser claros en que, cuando una entidad tiene la potestad de ejercer una gran influencia en un mercado o ámbito de poder, sin duda alguna la ejercerá a cabalidad.

La Reserva Federal de Estados Unidos, su banco central, es una muestra de ellas, y su facultad de intervenir para manipular artificialmente a la baja las tasas de interés y crear dinero a voluntad para “estimular” el crecimiento económico, es la evidencia contundente.

De ahí que sea un error dejarse llevar por las declaraciones coyunturales de su presidente Ben Bernanke, por sus minutas o el Libro beige para analizar si vendrá o no una nueva ronda de flexibilización cuantitativa (impresión monetaria; QE, en inglés). Seguro que llegará, pero será cuando lo dicte la lógica de la agenda de poder de los señores Obama y Bernanke, antes no.

La agenda política y electoral pues, es la que marcará la fecha de inicio de un nuevo QE, mucho más que las meras cifras económicas. Ahora que las “buenas noticias” y el optimismo acapararán los medios informativos de aquí a las elecciones presidenciales en Estados Unidos, está claro que no habrá flexibilización cuantitativa antes de que se sepa quién gobernará aquel país por los próximos cuatro años.

El resto, la especulación de si siempre sí o no habrá más QE y cuándo, es solo el ruido del juego perverso de la Fed. Una “cortina de humo” que debe evitarse para no perder de vista el desastroso panorama general.

La única posibilidad real que existe de que la nueva impresión monetaria se presente antes, es una abrupta y continua caída de los principales índices bursátiles (más del 20%) y una recesión este año en la Unión Americana, algo poco probable.

Por eso, también sería un grave error escuchar voces como las del FMI que afirman que “ningún activo puede considerarse totalmente seguro”, que no puede haber confianza en ellos. Se equivocan. Confianza sí hay, como la que da el activo refugio por excelencia y dinero real: el oro. Si bien no está exento de riesgos, es mucho mayor el peligro de no tenerlo, y jamás, valdrá cero.

En este sentido, no podemos soslayar que él y su compañera la plata, están como pocas veces, juntos en zona de compra a los niveles actuales. Haciendo a un lado la bruma de la Fed y los eufemismos de Europa, el panorama para los metales preciosos sigue resplandeciente y dando las últimas oportunidades de subirse, a la sin duda será la mejor parte de su mercado alcista. Que no quepa la mínima duda.

Guillermo Barba/OroyFinanzas

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viernes, 27 de enero de 2012

EL PATRÓN FÍAT, DESTRUCTOR DE NUESTROS EMPLEOS

México, D. F., 28 Enero 2012 (Guillermo Barba) – La semana pasada dedicamos el artículo “El fin del euro se aproxima” (http://bit.ly/zfQ5F1) al tema de la deflación (contracción del crédito), no como el gran “peligro” para la economía como lo presentan monetaristas y keynesianos, sino como lo que es: el inevitable desenlace de una tragedia global, provocada por sus irresponsables políticas de dispendio y endeudamiento exponencial. Hoy, pese a que esas medidas nos han conducido a la ruina de la depresión y al paro como males extendidos en gran parte del globo, siguen siendo alentadas como “remedios” que nunca les parecen suficientes.

La causa de estos excesos y errores no es otra que el sueño falaz de la prosperidad pronta, de una vía corta a la riqueza sin las molestias del trabajo duro, la constancia, la austeridad y el ahorro. En este autoengaño, con insistencia han querido inducirnos a creer, que el mundo moderno ya no es como era, y que ahora en las finanzas el riesgo o ya “no existe” o es ínfimo.

Al menos ese es el mensaje que se manda cada vez que se anuncian, por ejemplo, planes de rescate para países a los que se les debería dejar quebrar. Y es que en realidad el salvamento no es para ellos, sino para que sus acreedores no pierdan y puedan seguir apostando con el dinero de otros.

Convendría recordarles que la historia nos enseña que cada vez que se ha caído en esas atractivas trampas el final ha sido desastroso. Esta ocasión, no será diferente.

En este ambiente fantástico se ha despreciado al oro como dinero, su principal cualidad (explicada aquí http://bit.ly/wI8O18), al mismo tiempo que otros instrumentos como los bonos del Tesoro de Estados Unidos (treasuries) aparecen como un “refugio seguro”. Ese concepto es el que sigue elevando su valor, medido por la caída de sus rendimientos, pues en un clima tan deflacionario como el actual el valor de la divisa de reserva y sus bonos tenderá a subir por la contracción del crédito que acarrean los préstamos irrecuperables, como los del caso griego y las malas hipotecas, y el adecuado e inteligente pago de deudas de los agentes económicos que intuyen la gravedad de la situación. En estas circunstancias, mejor el efectivo y los activos más líquidos.

No obstante, la debilidad de este sistema basado en el dinero fíat, sin respaldo, lo convierte en una herramienta susceptible de manipulación, en que se pretende compensar aquella contracción crediticia con creación monetaria, mejor conocida como “flexibilización cuantitativa” (Quantitative Easing en inglés), pues en realidad a ningún deudor conviene una moneda fuerte y así se le pretende debilitar. Esa corrupción monetaria, es la que al final dejará de pie a la única divisa que no puede ser creada a voluntad: el oro.

La siguiente gráfica de Peter Garnry, estratega de Saxo Bank en Dinamarca (tomada del blog de Mike Shedlock) es contundente, pues muestra la expansión de la base monetaria de los bancos centrales de Japón (BoJ), Europeo (ECB), de Inglaterra (BoE) y la Fed con respecto al PIB de cada país. El miedo a la deflación, es medible. El solo fracaso japonés en su combate a la deflación y al estancamiento debería servir de lección, pero no ha sido así.

 

Paradójicamente, como lo explica Antal Fekete (profesor de la Nueva Escuela Austríaca de Economía) en su reciente artículo “Obituarios Prematuros” (www.professorfekete.com), estos esfuerzos por devaluar la moneda y estimular de nuevo el crédito bajando los tipos de interés, agravan la crisis. La razón es que al manipular el mercado de bonos lo que se alienta es la especulación. Lejos de haber libre mercado, el mito se reproduce: “aquí tampoco hay riesgo”.

Sí. De esa manera, anuncios como el de que las tasas de interés seguirán por los suelos hasta 2014 y que la compra de bonos seguirá en la mesa, un banco central como la Fed da certeza a los especuladores de que pueden adquirir bonos hoy que mañana les recomprarán a precios más altos. De esta manera, bajan todavía más los tipos de interés pero lejos de resultar en más préstamos que “alienten” el crecimiento productivo, la deflación se agrava pues nadie quiere tomar ni prestar ese dinero en medio de una depresión, y ante las pocas opciones regresa a los propios treasuries: un círculo vicioso que infla su propia burbuja y empeora la contracción económica.

En un momento en que se clama por “bazucas” y cortafuegos financieros en Europa mientras el paro sigue en la estratosfera, ojalá los políticos entendieran que solo el regreso definitivo al dinero sólido traerá consigo la creación de capital y las oportunidades de empleo que sus ciudadanos, con justicia, les exigen. La íntima relación entre el abandono del patrón oro en 1971 y la pérdida de puestos de trabajo en nuestra época, solo puede entenderse cabalmente con una lectura indispensable de Don Hugo Salinas Price: El Patrón Oro, generador y protector de empleos (http://bit.ly/xVaYql).

Mientras eso ocurre, pocas opciones además de escudos personales de oro y plata pueden protegernos de lo que más tarde será, otra vez, el trágico final de la era de un “patrón fíat”.

© Guillermo Barba/OroyFinanzas

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