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viernes, 5 de agosto de 2011

¡SE HUNDEN LAS BOLSAS! LLEGÓ EL GRAN COLAPSO

Las señales del colapso estuvieron siempre para el que las quiso ver. Por supuesto, en este rango no entran gobernantes, periodistas y medios que, una y otra vez, afirmaron que la recuperación económica estaba en marcha. Ante lo que no quisieron ver –u ocultaron, esta semana los mercados financieros los evidenciaron con un mensaje claro y contundente, al desplomarse los índices bursátiles. Este jueves negro en México, vio a la Bolsa Mexicana de Valores tener su peor caída desde 2009 (-3.37%), mientras que en Wall Street el Dow Jones y el S&P500 perdieron 4.31 y 4.78%, respectivamente.

Al cierre de esta columna, los índices asiáticos los imitaban teniendo su peor derrumbe desde marzo. En palabras llanas, el rebote económico provocado por todo el arsenal de estímulos fiscales y monetarios que soltaron, se agotó; estas caídas, son solo un reflejo. Descanse en paz su “recuperación”.

Como es evidente, cuando el dinero sale de un lado después entra en otro, por lo que el dólar, el franco suizo y los bonos del Tesoro estadounidense destacaron entre los ganadores del día, con lo que no queda lugar a dudas que, la madre de todas las burbujas, es la de los “treasuries”. Y es que por contradictorio que parezca, tanto el billete verde como sus bonos soberanos siguen siendo considerados aún, como un refugio seguro. De ahí que sus rendimientos, a pesar de ser ya tan bajos, sigan comprimiéndose.

Eso sí, llegará el día en que esta farsa global –en  la que todo el sistema se basa en dinero fíat (de papel), tendrá que caer por su propio peso, y entonces el dinero real (oro y plata) con su propia burbuja, verá estallar ante sus ojos la de los bonos yanquis.

Mientras tanto, la realidad es que como ya hemos señalado con anterioridad, es posible (y deseable) que ante el gran colapso que ha reiniciado, se presente una liquidación mayor en metales preciosos y otras commodities, que podría ser la última gran oportunidad de compra. Su “bull market” (mercado alcista), por lo tanto, seguirá intacto y más fuerte que nunca.

Por supuesto, la evidente tendencia bajista verá por momentos algunos rebotes temporales, hasta que las voces desesperadas de los inversionistas y grandes capitales de hoy, se conviertan mañana en exigencias de más de esa poderosa droga a la que el sistema es adicto: la impresión monetaria. De hecho, esta ya inició en Japón y Suiza que han tenido que inyectar (crear) dinero para tratar de controlar la apreciación de sus monedas. Asimismo, el Banco Central Europeo a través de su torpe titular, Jean-Claude Trichet, ha indicado que está listo para volver a intervenir en forma selectiva en el mercado de bonos irlandés y portugués.

¿Queda alguna duda de que nadie quiere una moneda fuerte? Por lo tanto, la guerra de divisas continuará también, hasta que el propio presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, termine anunciando alguna modalidad de “relajamiento cuantitativo” (QE3).

Ahora bien, para los escépticos que a estas alturas dudan que recaigamos en una recesión, habría que decirles que según estadísticas de la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés), desde 1945 a la fecha, Estados Unidos ha caído en recesión luego de un promedio de 59 meses de expansión. No obstante, en ese periodo ha habido extremos en los que la misma fue tan breve como 12 meses (’81-’82), y tan larga como 10 años (1991-2001). O sea, una recaída en todo caso, es sólo cuestión de tiempo. Si como mero ejercicio tomáramos la media de meses de crecimiento (casi 5 años), eso marcaría altas probabilidades de contracción hacia 2014.

Para como están las cosas, se ve muy difícil que la economía aguante tanto, sobre todo si consideramos que en 2008-2009, cuando estalló la crisis, ni siquiera había reventado el problema en Grecia, España, Portugal, Irlanda, ni tampoco Estados Unidos tenía los problemas que enfrentó recientemente para elevar su techo de endeudamiento.

¿Qué “estímulos” les quedarán para la próxima vez? Si añadiéramos un ingrediente más, una eventual desaceleración china, el trazo de la tormenta perfecta queda concluido para lo que algún día, en definitiva, quedará marcado como la Gran Depresión que nos tocó vivir.

Twitter: @memobarba

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