Imagen: laprimeraplana.com.mx |
Aquí hemos lanzado voces de
alerta desde hace meses, previendo que la
inflación seguiría presionada, a pesar de las positivas esperanzas del
banco central de que bajaría.
Según la Constitución, Banco de
México tiene como objetivo prioritario el de procurar la estabilidad del poder
adquisitivo del peso, pero como hemos visto, su trabajo ha dejado mucho que
desear. El mensaje del alza de precios es que hay demasiada demanda en la economía, en parte debido al excesivo
gasto deficitario del gobierno y a la promoción del crédito en vez del ahorro. Por
si fuera poco, como sabe, en Los Pinos siguen empeñados en tratar de
“estimular” la economía con acciones como la de impulsar el otorgamiento de “apoyos
financieros” para el desarrollo de viviendas. Puras ocurrencias de burócratas.
Una economía no puede tener crecimiento sostenido si no ahorra,
porque este es el pilar del capital, es decir, de la inversión productiva que
genera riqueza y empleos que tanto necesitamos. No es lo mismo deuda que
capital, ni expansión del crédito que acumulación de capital, condición
indispensable para el crecimiento y desarrollo. Por si fuera poco, las tan
ansiadas inversiones extranjeras prometidas por la reforma energética, no
llegarán en el corto plazo por el colapso en los precios del crudo.
¿Qué deberíamos pedir? Primero
que nada, que el gobierno equilibrara
sus finanzas, que no gaste más de lo que recibe de ingresos, pues además,
en los próximos años si se mantienen bajos los aludidos precios del petróleo, solo
habrá dos opciones: o se recortan los gastos o expandimos aún más la deuda
pública. Esta última opción sería la peor porque implica además mayores
impuestos futuros.
En segundo lugar, Banxico debería comenzar a subir ya su tasa de
interés interbancaria a un día, hasta que esté por arriba de la inflación. Esta
tasa de referencia está en un mínimo histórico de 3 por ciento y el rendimiento
de los Cetes está por debajo de ese nivel. Y claro, no es que esté bien que el
Instituto Central manipule los tipos, pero por desgracia, dado que no existirá
un mercado libre en el futuro previsible, es un mal menor que ahora utilice el
poder que tiene para combatir la inflación y propiciar el ahorro. Es su
obligación. Para ser atractivos, los rendimientos deberían estar por encima del 4.08 por ciento de la
tasa inflacionaria.
Se aproximan meses difíciles y lo
mejor es que tomemos acción. El tiempo de prepararse ya se terminó. Ante ello y
la alta probabilidad de que ni el
gobierno ni el banco central muevan un solo centímetro el curso que llevamos,
no queda mucho más que tomar medidas personales de autodefensa financiera. Ya
se vio que mantener el dinero debajo del colchón más allá de un fondo de
emergencia tiene un elevado costo, por lo que es oportuno que se considere el refugiarse
en activos tangibles –como los metales preciosos monetarios en físico, que en
gran medida conserven, cuando menos, la mayoría del poder adquisitivo que
nuestras autoridades se empeñan en destruir –con la falsa creencia de que estimulan
la economía– “en beneficio de todos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario