Imagen: El Economista |
La posición de los defraudados es
más que comprensible, pues se conocen historias estremecedoras de gente que
puso en esta sociedad financiera los ahorros de toda una vida. Pese a ello, el fisco no tiene por qué ser el que pague
los platos rotos. Que cada uno asuma su responsabilidad.
Ahora bien, el problema es sobre
todo para quienes tenían en Ficrea fondos que sobrepasan el límite que la Ley
de Ahorro y Crédito Popular (LACP), les establece como garantía gracias a su
Fondo de Protección. Según el Artículo 105 de dicha ley, el Fondo cubrirá los
depósitos hasta por un equivalente a 25 mil UDIS por persona física o moral, esto
es, poco más de 131 mil pesos a la
fecha en que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) le retiró la
autorización para operar como Sofipo, hace un mes.
La prueba de que hay consenso para
este “rescate” se consumó la semana pasada durante la Tercera Comisión de
Trabajo de la Comisión Permanente del Congreso, en la que participaron también los
titulares de la CNBV, Jaime González Aguadé; de la Comisión Nacional para la
Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), Mario
Di Costanzo y de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de
Hacienda, Alberto Bazbaz. Ahí, senadores y diputados propusieron la creación de
un grupo de trabajo tripartita –que
incluya a una representación de los defraudados, autoridades y legisladores–, para
reformar la LACP y ampliar el monto de cobertura del Fondo de Protección.
El senador Javier Lozano Alarcón
dijo que se pretende que del 80 al 90 por ciento de los ahorradores defraudados
queden cubiertos con las reformas legales que propondrán en el siguiente
periodo ordinario de sesiones. Se
aplicaría así un beneficio –pues nunca los veremos pronunciar la palabra
“rescate”– retroactivo para los ahorradores, pues el principio constitucional
de no retroactividad sólo aplica cuando se dé en perjuicio de alguna persona,
no en su favor.
No obstante, lo que no dice ningún
legislador, es que sí sería un perjuicio
retroactivo para los contribuyentes. A pesar de que en sus declaraciones el
senador panista asevere que “qué bueno que también se ha aclarado, que no es
necesariamente que los contribuyentes son los que le hacen frente a un seguro
de depósito, sino que son cuotas de las propias sociedades financieras
populares”, la realidad es muy distinta.
El Artículo 101 de la LACP es muy
claro, pues en su Fracción I señala que son patrimonio del Fondo de Protección “Las aportaciones que el Gobierno Federal
efectúe.” Dicho de otro modo, sus recursos en primer término están
compuestos por dinero del fisco, y después, por las cuotas mensuales ordinarias de las Sofipos con
base en su Nivel de Capitalización y sus pasivos totales. De manera que
cualquier ampliación “a lo que tenga que ser, 50 mil, 60 mil (UDIS)” como
afirma Lozano, implica por fuerza que parte
de nuestros impuestos irían a salvar operaciones
fraudulentas cometidas por un particular. El Gobierno Federal entonces no
solo aportaría como dice el senador panista, el “faltante” en caso de que el
Fondo de Protección fuese insuficiente.
De hecho, por ejemplo, según el
Balance General del Fondo de Protección al cierre del ejercicio 2013 –el último
disponible en el portal prosofipo.org.mx, el rubro Inversiones Aportación Gobierno Federal representó casi el 38 por
ciento del total de sus activos. Aunque este porcentaje hubiese variado al
corte 2014, el punto central es que hay en todo momento recursos públicos.
No está claro
si el senador Lozano ignora la ley o dice medias verdades para tratar de
convencernos de que no estamos, otra vez, salvando a particulares con cargo al
erario. Pero lo cierto es que en esta materia como en el de corrupción no hay
“poquitos”, y no se vale que ningún poder o partido, solos o en conjunto,
quieran aparecer como benefactores. No
se debe ser generoso utilizando el dinero ajeno, que pague quien tiene que
pagar: el defraudador o defraudadores.
Por eso debemos exigir que con el
marco legal actual, se recupere el máximo capital posible. Desgraciadamente,
como ya reconoció el propio González Aguadé, los activos recuperados serán
insuficientes para pagar de forma íntegra a la totalidad de los defraudados. No
hay esperanza alguna de que cualquier aportación gubernamental se pudiera
recuperar. En estos casos siempre se sale
perdiendo.
Asimismo, si hay autoridades que cometieron
errores u omisiones –como actuar de manera tardía, que se deslinden las
responsabilidades correspondientes de acuerdo a la ley y/o sean removidos de
sus cargos. Del otro lado, que se vaya tras de todos aquellos cómplices de este
delito para que no quede impune, como muchos otros. En pocas palabras, que el Ejecutivo y Legislativo cumplan con
lo que es su obligación, y que se olviden de querer quedar bien con unos pocos
a cargo de todos.
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