México, D. F., 16 Marzo 2012 (Guillermo Barba) – Cada día más países se preguntan dónde está guardado (o escondido), el oro de sus reservas nacionales. Y no es para menos, México, Estados Unidos, Países Bajos, Alemania y Suiza, forman parte de esa lista de naciones, en las que sus propios ciudadanos, han cuestionado a las autoridades sobre esta materia.
No es casualidad, que el sentido común de esas personas les permita saber, o intuir, lo que algunos encumbrados funcionarios con doctorado, muchas veces ni siquiera reconocen por temor u omisión: las maltrechas condiciones en que se encuentra la economía mundial.
En ese grupo de personas preocupadas, están aquellos que han decidido recurrir al amparo financiero que proporcionan el oro y la plata, y que difícilmente aceptarían otra forma de compra que la entrega física de los metales.
A nivel de los pequeños inversores, es ilógico pensar que alguien esté dispuesto a aceptar a cambio de su dinero, un simple documento que respalda la propiedad sobre presuntas onzas de oro, que no solo no han visto, sino que podrían encontrarse incluso en otro continente. Sin embargo, resulta paradójico que, a los banqueros centrales que adquieren decenas de toneladas de oro, para las que destinan miles de millones de dólares, no les parezca irracional.
Quizás todo se reduzca al miedo de ofender a entidades tan poderosas como la Reserva Federal de Nueva York, o a los grandes bancos especializados en metales preciosos (Bullion Banks), como lo evidenció el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann (http://bit.ly/xsNLs8).
Sea por la razón que sea, no debemos perdernos en falsas ideas que tanto insisten en vendernos desde “alguna parte”, como si la ubicación física del oro no importara o que los déficits públicos y la impresión monetaria sin fin (Quantitative Easing, en inglés), no tienen ninguna consecuencia grave, por lo que siempre se puede ir más allá.
Si de verdad fuese así, el presidente estadounidense Richard Nixon, no hubiese tenido que decretar el fin de la convertibilidad del dólar en onzas de oro, ni el mundo estaría sufriendo las grandes vicisitudes que lo han aquejado, como la actual crisis del euro. Un mundo feliz de derroche y excesos sin molestas resacas es imposible.
Parece que nunca aprenderán que no existen atajos para alcanzar la prosperidad, que exige inteligencia, disciplina y constancia financiera. Si lo contrario fuera cierto, la pobreza simplemente no existiría y podría acabarse por decreto. Algo debería decirles el hecho de que todos aquellos que han intentado hacer esto último, han terminado por empeorar las cosas. No obstante, el 100 por ciento de fallos no les dice mucho a los aún hegemónicos monetaristas y keynesianos.
Cuando las inquebrantables fuerzas del mercado pasen factura, y pongan las cosas en su sitio por la fuerza, tal vez entonces nuestra sociedad, tan habituada a la imparable alza de precios, y a vivir de prestado más allá de sus posibilidades, comience a escuchar aquellos ecos de los que siempre señalamos que: “Traer el oro a casa, es tan importante como la fórmula de Ahorro = Prosperidad & Dispendio = Ruina” (http://bit.ly/lubICP).
Guillermo Barba/OroyFinanzas
Twitter: @memobarba
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viernes, 16 de marzo de 2012
viernes, 9 de marzo de 2012
¿POR QUÉ ALEMANIA TEME POR SUS RESERVAS DE ORO?
México, D. F., 9 Marzo 2012 (Guillermo Barba) – En todo el mundo existe una innegable falta de transparencia en el mercado del oro. Hace unos meses, hicimos hincapié en que cada día más personas y países se preguntan dónde está resguardado su valioso metal (http://bit.ly/vbZa3), pues muchos de ellos cuentan solo con un papel que los llama propietarios de un activo que ni siquiera han visto, ni les permiten auditar.
Esto en el mundo de los metales preciosos es un problema, pues bajo el sistema de reserva fraccionaria con el que trabajan los bancos especializados (Bullion Banks), es posible vender o prestar con interés varias veces una misma cantidad de oro físico.
Aquel que no tenga posesión directa sobre sus monedas o lingotes específicos, corre el riesgo real de haber comprado una ilusión, no un refugio seguro. La razón es sencilla, pues una de las reglas en este rubro de inversión es: “el que tiene el metal precioso en sus manos, es su verdadero dueño”. El que no, se arriesga a cualquier forma de expropiación o robo.
En un mundo financiero como el actual, es necesario que todo aquel que invierta en el metal como protección sepa las condiciones a las que está expuesto. Esto incluye tanto a inversores individuales como a naciones enteras, que muchas veces tienen la mayoría de sus reservas áureas supuestamente resguardadas en bóvedas extranjeras.
En esa situación se encuentran por ejemplo México y Alemania, entre muchos otros países que sobre papel, poseen importantes reservas. Por eso cada día se suman más voces que exigen saber dónde están, pues esta materia no es un asunto de fe, sino que se trata de dinero real.
En este sentido, esta semana el periódico germano ‘Bild Zeitung’, dio a conocer que legisladores alemanes revisarán la gestión que el Bundesbank (banco central) ha hecho de sus reservas de oro –que estarían en Frankfurt, París, Londres y Nueva York
El Comité Presupuestario del Parlamento alemán evaluará cómo se han manejado. El medio enfatizó las críticas que la Oficina de Auditoría Federal, ha hecho sobre la laxitud del Bundesbank en sus controles de inventario. A Alemania le preocupa, por supuesto, auditar sus 3,396.3 toneladas de oro (a febrero 2012).
Y no es para menos. Con la insolvente Grecia en su vecindario, los problemas de España, Portugal e Italia en puerta, y el desperdicio de recursos en “rescates” que en realidad no servirán para salvar a aquellas economías, un rompimiento de la unidad de la zona euro parece solo cuestión de tiempo. Por ello Alemania como todos los países, necesita íntegro su respaldo áureo y como tal, debería llevarlo a casa.
Según Ralf Schuler, periodista de ‘Bild Zeitung’, el parlamentario Philipp Missfelder quiere que se revise especificamente el oro alemán situado en la Reserva Federal (Fed) de N.Y., y demandó la lista de lingotes al presidente del Bundesbank, Jens Weidmann. Missfelder dijo a Bild que primero le contestaron que “no había lista”, y luego que sí, pero que era “secreta”, y que además estos requerimientos “ponen en peligro la confianza entre el Banco Federal Alemán y la Reserva Federal de Estados Unidos”.
Lo que está claro es que los periodistas no pueden realizar lo que es tarea de un banco central que, ya sea el de México (Banxico) o el Bundesbank, que deberían ejercer su derecho a pedir la entrega de su oro. No hacerlo por temor a ofender a una contraparte como la Fed, o a represalias de otro tipo, podría tener costos aún mayores en el futuro para nuestras economías y divisas. Negocios son negocios, y no hay ninguna necesidad de seguir temiendo, como los alemanes y mexicanos (http://bit.ly/viGYYb), por algo que debería hacerlos sentir más tranquilos ¿No cree usted?
Guillermo Barba/OroyFinanzas
Twitter: @memobarba
memob@hotmail.com
Esto en el mundo de los metales preciosos es un problema, pues bajo el sistema de reserva fraccionaria con el que trabajan los bancos especializados (Bullion Banks), es posible vender o prestar con interés varias veces una misma cantidad de oro físico.
Aquel que no tenga posesión directa sobre sus monedas o lingotes específicos, corre el riesgo real de haber comprado una ilusión, no un refugio seguro. La razón es sencilla, pues una de las reglas en este rubro de inversión es: “el que tiene el metal precioso en sus manos, es su verdadero dueño”. El que no, se arriesga a cualquier forma de expropiación o robo.
En un mundo financiero como el actual, es necesario que todo aquel que invierta en el metal como protección sepa las condiciones a las que está expuesto. Esto incluye tanto a inversores individuales como a naciones enteras, que muchas veces tienen la mayoría de sus reservas áureas supuestamente resguardadas en bóvedas extranjeras.
En esa situación se encuentran por ejemplo México y Alemania, entre muchos otros países que sobre papel, poseen importantes reservas. Por eso cada día se suman más voces que exigen saber dónde están, pues esta materia no es un asunto de fe, sino que se trata de dinero real.
En este sentido, esta semana el periódico germano ‘Bild Zeitung’, dio a conocer que legisladores alemanes revisarán la gestión que el Bundesbank (banco central) ha hecho de sus reservas de oro –que estarían en Frankfurt, París, Londres y Nueva York
El Comité Presupuestario del Parlamento alemán evaluará cómo se han manejado. El medio enfatizó las críticas que la Oficina de Auditoría Federal, ha hecho sobre la laxitud del Bundesbank en sus controles de inventario. A Alemania le preocupa, por supuesto, auditar sus 3,396.3 toneladas de oro (a febrero 2012).
Y no es para menos. Con la insolvente Grecia en su vecindario, los problemas de España, Portugal e Italia en puerta, y el desperdicio de recursos en “rescates” que en realidad no servirán para salvar a aquellas economías, un rompimiento de la unidad de la zona euro parece solo cuestión de tiempo. Por ello Alemania como todos los países, necesita íntegro su respaldo áureo y como tal, debería llevarlo a casa.
Según Ralf Schuler, periodista de ‘Bild Zeitung’, el parlamentario Philipp Missfelder quiere que se revise especificamente el oro alemán situado en la Reserva Federal (Fed) de N.Y., y demandó la lista de lingotes al presidente del Bundesbank, Jens Weidmann. Missfelder dijo a Bild que primero le contestaron que “no había lista”, y luego que sí, pero que era “secreta”, y que además estos requerimientos “ponen en peligro la confianza entre el Banco Federal Alemán y la Reserva Federal de Estados Unidos”.
Lo que está claro es que los periodistas no pueden realizar lo que es tarea de un banco central que, ya sea el de México (Banxico) o el Bundesbank, que deberían ejercer su derecho a pedir la entrega de su oro. No hacerlo por temor a ofender a una contraparte como la Fed, o a represalias de otro tipo, podría tener costos aún mayores en el futuro para nuestras economías y divisas. Negocios son negocios, y no hay ninguna necesidad de seguir temiendo, como los alemanes y mexicanos (http://bit.ly/viGYYb), por algo que debería hacerlos sentir más tranquilos ¿No cree usted?
Guillermo Barba/OroyFinanzas
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viernes, 2 de marzo de 2012
LA COTIZACIÓN DEL ORO Y LA PLATA VA "CAMINO AL CIELO"
México, D. F., 2 Marzo 2012 (Guillermo Barba) – Esta semana fuimos testigos, una vez más, de la montaña rusa en que se han convertido los mercados de oro y plata. No es para sorprenderse, pues la volatilidad es un mal que ha llegado para quedarse, cortesía de los enormes desbalances financieros que existen a escala global, y de las medidas de flexibilización cuantitativa (impresión monetaria) con la que nos han inundado los principales bancos centrales.
Más allá de esta nueva “normalidad” especulativa, parece que hay un mensaje subliminal y es el que los interesados en ver los precios de ambos metales, lo más deprimidos posible, envían a sus apologistas: “no podemos cambiar la tendencia de largo plazo, pero no toleraremos movimientos abruptos al alza”.
Si en el último mes el oro llegó a alcanzar una ganancia general hasta de 4%, la plata se disparó en el mismo porcentaje en solo un día (28 de febrero). Desde sus mínimos de febrero, la plata llegó a subir hasta 12 %, que tal vez pareció “demasiado” a sus detractores, que atacaron el 29 de febrero con liquidaciones masivas.
Las declaraciones de Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal (Fed) estadounidense y enemigo público número uno del oro, fueron el ‘disparo de salida’ para un ataque que era inminente, tal y como adelantó este columnista en su cuenta de twitter (@memobarba) un día antes.
Así mientras en esa fecha el oro-papel se desplomó alrededor de 100 dólares, para cerrar el mes en 1696.70 (cierre de Nueva York), la plata caía más de tres dólares y terminó en 34.64 dólares la onza.
A pesar de ello, en lo que va de 2012 y hasta el cierre de este artículo, el oro y la plata acumulan una ganancia de casi el 10% y 7%, respectivamente.
La respuesta de los inversores que conocen la realidad de las condiciones en que se encuentra la economía mundial, es igual de contundente: “cada ataque será correspondido con una insaciable demanda de metales preciosos físicos” (http://bit.ly/yVEAuE). Si bien nadie puede negar el enorme poder de la Fed y de todas aquellas entidades financieras con interés en el mercado del oro, como los “Bullion Banks”, resulta evidente que ese mismo mercado termina invariablemente siendo más fuerte que ellos.
De ahí que la tendencia alcista del oro y la plata, como lo ha sido a lo largo de este siglo, se mantenga firme pese a las vicisitudes, en su ‘camino al cielo’.
Es un hecho que los evidentes riesgos a los que nos tienen expuestos los mercados financieros globales, empezando por Europa, más las supuestas buenas noticias económicas en América, aseguran que las crestas y valles de esta montaña rusa seguirán por un buen rato. Pero una vez pasado el proceso electoral en el que Obama pretende reelegirse, esas buenas nuevas comenzarán a desvanecerse.
Para entonces, la tercera ronda de flexibilización cuantitativa (QE3) que en la actualidad da por acabada Bernanke, revivirá en su intento por contener el desastroso desenlace deflacionario con el que concluirá el experimento que, Richard Nixon, inició el 15 de agosto de 1971. ¿Lo recuerdan?
Guillermo Barba/OroyFinanzas
Twitter: @memobarba
memob@hotmail.com
Más allá de esta nueva “normalidad” especulativa, parece que hay un mensaje subliminal y es el que los interesados en ver los precios de ambos metales, lo más deprimidos posible, envían a sus apologistas: “no podemos cambiar la tendencia de largo plazo, pero no toleraremos movimientos abruptos al alza”.
Si en el último mes el oro llegó a alcanzar una ganancia general hasta de 4%, la plata se disparó en el mismo porcentaje en solo un día (28 de febrero). Desde sus mínimos de febrero, la plata llegó a subir hasta 12 %, que tal vez pareció “demasiado” a sus detractores, que atacaron el 29 de febrero con liquidaciones masivas.
Las declaraciones de Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal (Fed) estadounidense y enemigo público número uno del oro, fueron el ‘disparo de salida’ para un ataque que era inminente, tal y como adelantó este columnista en su cuenta de twitter (@memobarba) un día antes.
Así mientras en esa fecha el oro-papel se desplomó alrededor de 100 dólares, para cerrar el mes en 1696.70 (cierre de Nueva York), la plata caía más de tres dólares y terminó en 34.64 dólares la onza.
A pesar de ello, en lo que va de 2012 y hasta el cierre de este artículo, el oro y la plata acumulan una ganancia de casi el 10% y 7%, respectivamente.
La respuesta de los inversores que conocen la realidad de las condiciones en que se encuentra la economía mundial, es igual de contundente: “cada ataque será correspondido con una insaciable demanda de metales preciosos físicos” (http://bit.ly/yVEAuE). Si bien nadie puede negar el enorme poder de la Fed y de todas aquellas entidades financieras con interés en el mercado del oro, como los “Bullion Banks”, resulta evidente que ese mismo mercado termina invariablemente siendo más fuerte que ellos.
De ahí que la tendencia alcista del oro y la plata, como lo ha sido a lo largo de este siglo, se mantenga firme pese a las vicisitudes, en su ‘camino al cielo’.
Es un hecho que los evidentes riesgos a los que nos tienen expuestos los mercados financieros globales, empezando por Europa, más las supuestas buenas noticias económicas en América, aseguran que las crestas y valles de esta montaña rusa seguirán por un buen rato. Pero una vez pasado el proceso electoral en el que Obama pretende reelegirse, esas buenas nuevas comenzarán a desvanecerse.
Para entonces, la tercera ronda de flexibilización cuantitativa (QE3) que en la actualidad da por acabada Bernanke, revivirá en su intento por contener el desastroso desenlace deflacionario con el que concluirá el experimento que, Richard Nixon, inició el 15 de agosto de 1971. ¿Lo recuerdan?
Guillermo Barba/OroyFinanzas
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