Tesoro de monedas antiguas British Museum |
“El oro está muerto”, “explotó la
burbuja del precio del oro”, etc., son solo algunas de las frases que, como mentira que repiten mil veces, pretenden
convertir en verdad. La realidad, en cambio, es muy distinta.
No hay duda alguna de que los
metales monetarios, el oro y la plata, se encuentran en una fase de
“corrección” (baja) de sus precios
que por cierto, no es reciente. De hecho para el primero inició desde
septiembre de 2011, y para la segunda incluso antes, en abril de ese año.
Sin embargo, poner atención solo
a los precios del oro conocidos en los mercados de futuros es un error. Los es
por múltiples razones, pero entre las más importantes podemos encontrar el de
la tan negada manipulación de su mercado,
que como cualquiera, debería ser libre por completo. No es el caso.
El tema se ha vuelto tabú, no por
casualidad, también en los principales medios de información que lo consideran
como una vacua teoría conspirativa. Seguro que deberían recordar que uno de los
escándalos más famosos de manipulación
de mercados, que ahora es conocido por todos, permaneció “oculto” incluso ante
los ojos de las autoridades que se supone los vigilan: el de la tasa Líbor.
Notas periodísticas aisladas
dieron cuenta de este engaño con años de anticipación, pero como suele ocurrir,
sus voces fueron desdeñadas hasta por el Banco Internacional de Pagos (BIS) y
el propio FMI. Una vez caído el “teatro”, las sanciones y castigos a lo que
antes “nadie vio” se hicieron presentes, muy tarde por supuesto.
La experiencia lo demuestra: si alguien espera a creer en algo como la
manipulación del precio del oro, hasta que aparece en los medios masivos,
está condenado a sufrir las mismas consecuencias que aquél que cae en las manos
de un fraude al estilo de Carlo Ponzi.
La sentencia maquiavélica de que
el que engaña siempre encuentra a alguien que se deje engañar, es infalible.
Este blog, por tanto, invita a los lectores a profundizar en la materia. El
Comité de Acción Antimonopolio del Oro (gata.org), tiene un extenso trabajo al
respecto.
Por otro lado, resulta
indispensable que cualquier persona interesada en la defensa de su integridad
financiera, comprenda la importancia de los metales preciosos, en específico el oro y la plata, para la consecución
de sus fines. En este sentido, es vital comprender que no significan lo mismo
la palabra “precio” y “valor”.
Imagen: goldprice.org |
Mientras que en apariencia el
precio del oro fluctúa, en el fondo lo que vemos no es más que la mera variación del precio de las divisas
“fíat” (dólar, peso, libra, etc.) frente a él.
Esto no es un capricho o una
simple interpretación. La causa nos remite a los propios orígenes del dinero.
Carl Menger, fundador de la Escuela Austríaca de Economía, sintetizó esto en su
tratado “On the Origins of Money”.
No podemos hacer a un lado que la
aparición del dinero tiene que ver con la mayor demanda que existe, desde los
inicios del comercio, para ciertas mercancías. Esta preferencia más constante
en algunas que en otras, dio paso a un proceso natural de discriminación entre
ellas, que a su vez fue dando pie a la aparición de los llamados medios de intercambio.
Y es que como explica Menger, “Es evidente aún para la inteligencia más
común, que la mercancía debe ser entregada por su propietario a cambio de otra
que le será de mayor utilidad.”
De ahí que solo aquellas que aunque
no fuesen necesitadas por los entes comerciantes, contaban con la mayor capacidad
de poder ser a su vez canjeadas por otras en cualquier momento, es decir las
más líquidas, fueran prevaleciendo como “dinero”. Solo éste les daría la
certeza de poder adquirir en forma inmediata, las mercancías deseadas o
requeridas en última instancia.
El proceso en los más apartados
lugares de la Tierra y momentos de la historia, ha concluido siempre en dos
mercancías: oro y plata. En ese orden pero, ¿por qué?
La razón es que las personas, en
el intercambio de sus productos, buscan la maximización del beneficio que
obtienen de los mismos. No obstante, no
existe un único precio sino dos, al que siempre se tendrán que enfrentar:
el que demanda el vendedor y el que ofrece el comprador.
En este entendido, el “spread”
(diferencial) entre ambos precios asegura que los productos con menor liquidez
ofrezcan un riesgo mayor de sufrir una reducción en su precio final, y por
tanto, un “castigo” para el vendedor. En otras palabras, su spread es más amplio, y se incrementará entre
mayor sea la cantidad de producto a ofrecer. ¿Quién quiere cada vez más y más
de algo que no sabe si después lo podrá enajenar sin grandes pérdidas?
En ello radica la conveniencia
del oro –y en segundo lugar de la plata, que el actuar humano descubrió para sí
como los medios de intercambio por antonomasia, por tener el spread más bajo, y por
supuesto, una escasez que aporta a su
valor.
Menger encontró entonces que el
oro tiene una “utilidad marginal” prácticamente constante. Dicho de otro modo, que
el apetito por el oro para cualquiera no tiene límites en cantidad, justo por
su capacidad de ser liquidado (intercambiado) por casi cualquier cosa que se
desee, y con el mínimo “castigo” posible. Bien se dice que a nadie cae mal una
moneda de oro.
Todo lo anterior, nos permite
apreciar con claridad su cualidad de
dinero real. Satisface la necesidad humana de un medio de intercambio que
maximice su beneficio y minimice sus costos, al tiempo que la cantidad
existente de él, es decir, su disponibilidad material por supuesto, es muy
limitada.
Imagen: Timepassguru.com |
Su producción total anual, aporta
muy poco a sus existencias totales, pues en los hechos, casi todo el oro
extraído desde el inicio de los tiempos, sigue sobre la faz de nuestro planeta
en alguna forma u otra. No existe una
sola mercancía, ni siquiera la plata pues es consumida, que tenga esta
característica. ¿Alguien duda ahora de su valía?
Lo aquí expuesto, intenta pues
dar algo de luz en el profundo y oscuro túnel económico-financiero que nos ha
tocado vivir.
A pesar de la turba que denuesta
al oro, lo único cierto es que al final seguirá como el último refugio de pie,
viendo cómo más o menos rápido unas divisas corren frente a otras en la carrera
hacia su auténtico valor: cero.
No por nada la tasa de mortalidad
de todas ellas es de 100% en el tiempo, mientras que el rey de los metales
estuvo aquí antes de que existiéramos, y seguirá cuando nos hayamos ido.
Ese solo hecho debería ser
suficiente para demostrar la falaz ilusión que significa el pensar que el
dinero, puede ser creado de la nada, impreso a voluntad, como lo promueven los
monetaristas y keynesianos.
Sus “estímulos” monetarios (flexibilizaciones cuantitativas o Quantitative Easing, en inglés) y
fiscales nos conducen a la ruina.
Justo ese será el tema de la segunda parte de este artículo, al cual amable
lector, desde luego, está invitado.
El artículo no esta bueno, esta EXCELENTE! Gracias por compartirlo. Saludos
ResponderEliminarEres una de las mejores plumas en este país, Memo, gracias por escribir!
ResponderEliminar"A pesar de la turba que denuesta al oro, lo único cierto es que al final seguirá como el último refugio de pie"
ResponderEliminarGracias por ser tan didáctico...Hacer la explicaciones sencillas sólo lo saben hacer los grandes.
Un saludo
Excelente artículo. El problema del dinero fiduciario es que su valor tiende a cero a medida que se incrementa la liquidez, sin contrapartida del PIB, lo cual genera las distorsiones actuales de la economía mundial. Podemos analizar lo que ocurre cuando el valor del dinero tiende a su valor mínimo (cercano al cero): La Demanda Agregada se acerca al infinito teórico, debido a que la moneda se convierte en un especie de dinero caliente y los agentes de la economía tratan de protegerse incrementando el gasto y el consumo y no muestran ningún interés en ahorrar un dinero sin valor. Por otra parte la Oferta Agregada tiende a cero y la pendiente de esa curva se hace plana, lo que implica que los factores de la producción que son: tierra, capital, trabajo, tecnología, capacidad administrativa y capacidad empresarial, pierden interés en invertir y producir, cuando son remunerados con una moneda sin valor.
ResponderEliminarEl evento descrito anteriormente, es la situación del largo plazo mencionada por J.M. Keynes, que ocurre por altas expansiones de Liquidez Monetaria, donde según el padre de la macroeconomía, "todos estaríamos muertos" y adonde hemos llegado en la actualidad, debiendo la generación actual tratar de solucionar sus efectos y sus revertir sus causas, de la manera menos traumática posible. Ver: "Efectos de la Liquidez Monetaria sobre la Demanda y Oferta Agregadas" en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/2013/08/efectos-de-la-liquidez-monetaria-sobre.html