Nouriel Roubini |
La guerra contra el oro,
continúa. El fin de semana pasado el conocido profesor de la Universidad de
Nueva York, Nouriel Roubini, publicó un artículo más con singular agresividad,
en el que aseveró que para 2015, su precio caerá a mil dólares la onza.
No es la primera vez que dice
algo así, pues por su bien conocido keynesianismo siempre se referirá al metal
precioso como la “reliquia barbárica”.
Roubini se hizo famoso al ser uno
de los pocos que anticipó la crisis financiera que estalló en 2008, y desde
entonces, la mayoría de los grandes medios especializados hace eco de sus
palabras cada vez que pronuncia una declaración o predicción rimbombante.
Esto no es extraño, pues los
intereses del “mainstream media” por
lo general están justo de ese lado: el de los estímulos monetarios, el del
déficit público, los rescates bancarios, etc. En otras palabras, Roubini se ha convertido en uno de los
analistas favoritos del Poder.
Sin embargo, ese “gurú” como lo
llaman algunos, ha estado equivocado antes en sus percepciones acerca del rey
de los metales, y exhibe una enorme ignorancia respecto a la condición de éste
como dinero real, del que acusa, “no tiene valor intrínseco”.
Es conveniente recordar cómo en diciembre de 2009 –cuando su cotización
meses atrás apenas había rebasado los 1,000 dólares, Roubini escribió en su
sitio de internet un artículo titulado "The New Bubble in the Barbous Relic that is gold" (La Nueva Burbuja en la Reliquia Barbárica
que es el oro).
En él, exponía cinco razones por
las cuales el metal áureo, tenía todo listo para entrar en una racha bajista.
Vaya, su predicción fue tan
equivocada que para septiembre de 2011, llegó a un lejano máximo histórico de 1,923.70 dólares la onza. Roubini, como
especialista, es un mal “trader”.
Por otro lado, es cierto que a
partir de entonces dio inicio un período bajista que ya acumula 21 meses, pero
de ninguna manera, el oro estuvo cerca de formar una burbuja. Parece que
Roubini entiende menos de mercados de lo que muchos piensan, pues no es lo mismo una corrección, un simple
descanso en el camino, que el estallido de una burbuja.
Estas ocurren cuando “todo mundo”
está invirtiendo en determinada clase de activo, se habla de él por doquier y se
suceden a diario nuevos récords.
Cabe aclarar que en términos
reales, nunca se estuvo cerca de un máximo histórico, pues ajustado por
inflación oficial, la vieja marca de 1980 (850 dólares) equivalía a más de
2,300 dólares a precios de 2011.
El 6 de septiembre de ese año,
quedará marcado como el punto de quiebre, la fecha en que los intereses que han
movido (manipulado) el precio del oro durante años, decidieron que había subido
demasiado.
A partir de entonces, debemos ver
el mercado del oro en dos vertientes: la
meramente técnica y la política.
La primera daba indicios de que
una inminente corrección sana y necesaria, que finalmente ocurrió.
La segunda, mucho más importante,
es la responsable de que ese proceso fuese drástico, y de que desde ese momento
cada alza sea repelida con un ataque de
ventas masivas de “oro” papel en el mercado de futuros. Una falsa sobre
oferta.
Gráfica de precio del oro los últimos 5 años |
La ofensiva de grandes
proporciones desatada los días 12 y 15 de abril, es paradigmática.
Hoy que la cotización ronda los
1,400 dólares la onza, Roubini ha vuelto a la carga. La corrección del oro ha
sido del orden del 30%, y asegura que caerá aún más abajo.
Por supuesto que esto es posible,
si consideramos por la parte técnica que una corrección típica llega a ser de
40%, y que por la parte política el oro sigue en “backwardation” (el precio del oro al contado es más caro que el de su futuro en papel, y no al revés como es lo normal) en un contexto de franca deflación.
Los ataques han sido cada vez más
fuertes en el intento de sacar al oro de esa “backwardation”, por lo que
podrían continuar un buen rato.
La mala noticia para los
manipuladores es que empeoran todo. La “backwardation” evidencia la “poca
disponibilidad” de metal físico, y cada vez que tumban la cotización en lugar
de asustar a los inversionistas inteligentes para que vendan, los hacen correr por el oro material,
en el que aprecian un alto valor a precio de remate.
Lo de “poca disponibilidad” va
entrecomillado, pues no existe tal cosa como la “escasez” del oro. Casi la
totalidad del que se ha extraído (175,000 toneladas) sigue sobre la faz de la
Tierra, por lo que la “backwardation” es señal de que las personas “esconden”
su metal físico.
Por ello, no debe pasarse por
alto el enorme incremento en la demanda asiática de joyas, lingotes y
monedas, pues no hay duda de que gran
parte de ese inventario está dejando manos occidentales para irse al lejano
Oriente, de donde nunca volverá.
Ahora bien, Roubini sí es capaz de
“olfatear” el fenómeno deflacionario mundial, y por eso augura un panorama
desastroso para el oro, que es considerado el refugio financiero por excelencia
en épocas de alta inflación.
Un error típico de las escuelas
monetarista y keynesiana, que a diferencia de la Nueva Escuela Austríaca de
Economía, ignoran que es mucho más importante observar la Base (diferencial del Precio Futuro – Precio
al Contado) y la Cobase (Contado – Futuro) del oro, que incluso
su precio.
Estas nos están diciendo con la
“backwardation” (Cobase positiva), que cada día menos y menos inversores
inteligentes o “manos fuertes” están dispuestos a desprenderse de sus
tenencias, lo que anticipa que el
mercado de futuros, llegado el momento, colapsará.
En este escenario deflacionario de “caída
del sistema”, los grandes defraudados serán pagados en devaluado dinero fíat
(dólares, euros, libras, etc.) que imprimirán los bancos centrales, pues, como
aquí hemos advertido, no hay oro que
alcance para todos.
¿Quién será entonces el osado que le
ponga precio en ese papel moneda a sus tesoros de gran valor? ¿Regalarán su oro
físico a mil dólares la onza como piensa el ingenuo (o cómplice) de Roubini?
No. El oro es necesario en épocas
inflacionarias, pero indispensable en deflación, donde el intercambio directo o
trueque, es la última instancia. El planeta entero comprenderá entonces que la valía del oro como dinero real, no ha
cambiado en absoluto.
Negar, como hace Roubini, que el oro
es dinero porque “no puede irse con él a la tienda a comprar alimentos”, es
engañar a la gente.
La cualidad de dinero de los metales
preciosos monetarios fue adquirida por la libre y espontánea voluntad de los
seres humanos, interactuando en el mercado
sin la intervención del Estado.
Por tanto, no tiene la menor
importancia que las leyes los hayan desmonetizado por la fuerza, pues su
esencia permanece intacta. La misma que hace a los seres humanos iguales sin
importar el color de su piel o condición social, a pesar de que hayan existido nefastas
leyes que elevaran a unos y denigraran a otros.
En una próxima entrega comentaremos la
planeada y artera desmonetización,
primero de la plata en 1873 y cien después del oro, que lograron que la
verdadera anomalía de un sistema de dinero fíat (papel) global, fuera posible
de forma temporal.
Al final, como todas las veces que
esto se ha intentado, el resultado será una gran crisis, que con toda la fuerza
del mercado, terminará poniendo las cosas en su lugar. El gran fraude en el
mercado del oro, será develado.
La verdad nos hara libres, el oro y la plata nos volvera humanos. Saludos
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