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Esta es la última entrega de la serie acerca de los temas que se estudiaron en el más reciente encuentro de la Nueva Escuela Austríaca de Economía (NASOE) en Londres, celebrado este mes. La crítica se centró en los efectos contraproducentes de la política de compra de bonos a cargo de la Reserva Federal (Fed) estadounidense. Como vimos, al alentar la especulación en el mercado de deuda gubernamental, la Fed presiona a la baja los tipos de interés en todos los plazos, genera destrucción de capital, deflación, y el ciclo se repite cada vez que ese banco central trata de que la economía salga del agujero en que se mete, empleando la misma receta de inyección monetaria.
¿Cómo ha sido posible un error tan grave pase tanto tiempo desapercibido como tal? ¿Por qué se siguen aplicando las mismas falsas medicinas que han probado ser inefectivas para combatir la enfermedad económica? La respuesta se encuentra en la corriente predominante –el errado keynesianismo, bajo la cual se han formado la absoluta mayoría de funcionarios financieros y bancarios de todo el mundo.
Quizá la pifia más recurrente de los keynesianos esté en su continua confusión entre causas y efectos de lo que la Escuela Austríaca llama el ciclo de auge y depresión, algo en lo que coincide la NASOE.
Los austríacos por ejemplo han acusado a los keynesianos de ver a la inversión como una mera función de la tasa de interés. En este sentido, una tasa, entre menor sea, impulsaría al alza la inversión y viceversa. Los keynesianos no observan en el ahorro un objetivo de incrementar el poder de compra futuro, por lo que creen que deprimir el tipo de interés será causante de crecimiento económico. Como explican los austríacos, aquí está una de las confusiones: es la acumulación de ahorro la causa del crecimiento sostenible, pues la abundancia de éste debe tendrá como efecto el que las tasas bajen. Saltarse el paso del ahorro traerá como consecuencia errores de inversión de los empresarios que más adelante, provocarán una crisis más severa. No puede haber un correcto cálculo económico bajo la “mano negra” del banco central en los tipos de interés, vía las operaciones de mercado abierto, que deberían ser determinados por el mercado libre.
La NASOE va más allá y denuncia la confusión keynesiana entre crédito y capital, y en especial, entre expansión del crédito y acumulación de capital. Esta última es hija del ahorro, la otra, de la deuda exponencial. Debido a ello no puede haber crecimiento sostenible basado en la deuda, que no puede expandirse ad infinitum. Este error está provocando que con la expansión monetaria y crediticia, en vez de impulsar el crecimiento del capital se le esté erosionando cortesía de la especulación “libre de riesgo” en el mercado de bonos, de la que la Fed es responsable.
En este sentido, Fékete –fundador de la NASOE, explica que el mayor error del keynesianismo es el dogma de que la causa de la Gran Depresión fue la caída de precios debido al exceso de ahorro. Sin embargo, esa caída otra vez, no fue la causa, sino el efecto. El origen fue las descendentes tasas de interés, de las cuales, las políticas fiscal y monetaria keynesianas fueron las responsables: desequilibraron el presupuesto, expandieron el endeudamiento y la Fed monetizó la deuda gubernamental. Pese a ello, la creencia de Keynes respecto a que las operaciones de mercado abierto del banco central no tienen dañinos efectos colaterales se ha vuelto por desgracia, incuestionable.
El propio Mises escribió en La Acción Humana, unas palabras en su apartado sobre “La Lucha Contra el Error”. Con ellas criticó a los que “Aspiran a reducir el tipo de interés a cero y a suprimir así, de una vez y para siempre, la “escasez de capital”. Los arbitristas monetarios tienen ciertamente razón cuando sus teorías se enjuician a la luz de las falacias monetarias hoy en día más extendidas”, énfasis agregado. Por eso, para combatir el error, debe emplearse la única arma de que dispone el ser humano: la razón.
Es por eso que tenemos el deber de señalar que la monetización de la deuda a través de la compra de bonos, contrario al dogma, sí tiene consecuencias muy graves que hemos expuesto a lo largo de esta serie de artículos. De hecho, con la terminación esta semana de la fase QE3 de “flexibilización cuantitativa” de la Fed, el asunto vuelve a cobrar especial relevancia. Esto porque se especula –como ya se ha hecho costumbre, sobre la manera en que aquella habrá de “salir” de esta política monetaria súper expansiva y por tanto, comenzar a subir las tasas de interés.
Como revisamos en el artículo “Fed propicia ´ganancias sin riesgo´ en mercado de bonos (II)”, esto no sucederá. Es un callejón sin salida. De hecho, con la conclusión del QE3, es cuestión de tiempo para que, de nuevo, los especuladores comiencen a frotarse las manos y, en cuanto aparezcan mejores precios/menores tasas en los bonos, entren a comprar con todo anticipándose a la Fed. Es un error pensar que con la conclusión del QE3 el banco central ya no estará comprando bonos, pues mantiene intacta su política de reinversión de los que vayan venciendo para sostener su muy laxa política monetaria. Además, una vez que haya pasado la euforia por la aparente recuperación de la que goza en Estados Unidos y los mercados bursátiles comiencen a flaquear, la Fed entraría de nuevo a una nueva fase QE4.
Los especuladores estarán felices, pues una vez más, habrán obtenido ganancias seguras, sin esfuerzo y como premio solo por anticiparse al banco central. Claro está también, que su inversión no fue productiva en ningún sentido, pero sí dañina, toda vez que la especulación remplaza a la política monetaria como la fuerza que deprime las tasas de interés. Como resultado, toda estrategia de salida resulta inviable, pues de lo contrario, el sistema completo colapsa.
Fékete asegura que de esta forma, el banco central ve frustrados todos sus esfuerzos por combatir la baja de precios, pues la especulación “sin riesgo” en los bonos, en el peor de los escenarios, termina por cortarle por completo los frenos hacia la mencionada deflación.
¿Cuál es entonces la amarga medicina que deberíamos tomar? Lo que nadie quiere –y particular los políticos, pero que es indispensable para una salida real de la depresión: tasas de interés estables, más ahorros, austeridad en el gasto público y acumulación de capital. Así de lejos estamos todavía, de ver la luz al final del túnel.
¿Leí bien? ¡la fed termina con la qe! ¿Qué consecuencias traerá consigo y qué impacto generará en la gente normal? Qué dices memo, no lo puedo creer
ResponderEliminarExcelente columna Guillermo!!
ResponderEliminarUna pregunta, en dado caso de un deflación, que pasa si tengo un crédito hipotecario con el banco. Que pasaría con mi deuda y poder adquisitivo??
Es muy interesante todo lo que escribes a nivel macroeconomico, pero tambien la gente de a pie necesitamos saber como estar preparados.
Bendiciones!!
Buenísima la columna y los análisis, que haces y ordenas de manera didáctica. El tema es que la compra de bonos es una práctica del mercado y las instituciones, que no podrías impedir, dada cierta institucionalidad monetaria y los bancos centrales; que no sea por la via de arbitrariedades y decretos. Por tanto, si todo efecto tiene su causa, la mantención de una política de reinversión en la adquisición de bonos con lo producido de su posterior liquidación, y las ejecuciones presupuestarias fiscales cada año irán siempre monetizando la deuda.
ResponderEliminarEl precio o tasa de interés es una cuestión de la coyuntura e incide en lo especulativo y funcionalidad de la deuda, no de su estructura. Separar y distinguir en los elementos de análisis lo que es estructura, de lo que es funcionalidad es fundamental para no confundirse en las expectativas de una medida monetaria o fiscal, y sus consecuencias.
Por ello que rescato y desde que conocí tus reflexiones sobre el valor del dinero, el oro y la plata comparto en buen grado, tus ideas de soluciones macro en cuanto a decisiones y lucha por el relevancia que las economías debieran darle a estos metales.
Y no hablemos de ahorro, por ahora, para no complicar el modelito.
Saludos,
EBC
@eberda
Verdaderamente buenísimos. Saludos.
ResponderEliminarla diferencia entre Max Keiser y este blog, estriba en que la estafa ponzi orquestada tout court en este momento Max la conecta con hechos reales, menciona los agentes, y lo más importante; qué se DEBERÍA hacer con ellos.
ResponderEliminarLeer aquí casi siempre, es como creerse que unos aviones de aluminio, derribaron un edificio con columnas centrales de acero de 5 pulgadas, con temperaturas miserables para supuestamente fundir hierro, el 11/9.
Y aún así, cuando a Keiser se le pregunto sobre el 11/9 sólo dijo: "eh, hummm, what do you think, next cuestión"
Conclusión: a buscar aquí y allá
Tanto la personalidad de Max Keiser y nuestro querido Memo Barba me parecen respetables y enriquecedoras, cada uno maneja la información de manera distinta, me late que Memo es más tranquilo y no busca o persigue culpables sino explicar desde su visión de las cosas, todos los fenómenos económicos que estamos viviendo para que en base a la información cada un@ tome decisiones informad@ sin meterse en líos de ideologías políticas, económicas, religiosas etc ... Estoy de acuerdo contigo: es obligación de uno BUSCAR y no quedarse con lo primero que vemos, este blog es parte de mi Top Ten de lectura semanal, un deleite al igual que el hiperactivo de Keiser. Saludos
EliminarO sea que estos HAMPONES de cuello blanco seguirán gobernando el planeta y dictando como debe ser la pseudo economía ? En pocas palabras, NO PARARAN HASTA DESMADRAR el planeta por completo ? Vaya horizonte el que nos depara, francamente no veo una salida ni en el mediano plazo, el mundo seguirá siendo un ENGAÑO ABSOLUTO !! Nada valdra más que sus malditos papeles y bonos-estafa. En que vamos a parar ?
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