Banco Popular de China (central) |
Es bien sabida la intención de la Reserva Federal (Fed, banco central de Estados Unidos) por hacer parte de su tarea de buscar el pleno empleo, imprimiendo grandes cantidades de billetes que inyecta a la economía mes con mes. Este programa, conocido como “flexibilización cuantitativa” (QE, en inglés), en la actualidad crea 85 mil millones de dólares mensuales que, contra la opinión mayoritaria, no disminuirá pronto, ni en 2014.
Ben Bernanke, se supone, es un estudioso de la Gran Depresión y su encargo como presidente de la Fed, la ha dado la oportunidad de lograr su gran sueño: combatir la deflación en el país haciendo –igual que en Europa, “todo lo que sea necesario” para evitarla. La inflación así, es la meta a alcanzar.
En este espacio ya hemos explicado cómo y por qué, a pesar de las voces que anuncian una “inminente” hiperinflación estadounidense por esta inyección de liquidez, lo que Bernanke está generando es justo lo contrario, un proceso que terminará en hiperdeflación (ver “La hiperdeflación que viene”).
Toda hiperinflación es un fenómeno esencialmente político, o mejor dicho, de irracionalidad política en las decisiones económicas, que se manifiesta también en lo monetario, que es usado como instrumento. La Venezuela de Nicolás Maduro es el mejor, actual y más cercano ejemplo de ello.
Con todo, a pesar de sus esfuerzos, Bernanke no ha sido capaz de lograr su objetivo de levantar la inflación, porque los dólares inyectados no han ido a demandar bienes y servicios, sino directo a acumular reservas bancarias e inflar burbujas en activos como los índices bursátiles, bonos, materias primas, bienes raíces, etc. en distintas partes del orbe.
En vez de lograr que personas y empresas se endeuden y consuman más como es su deseo, los inversionistas han tomado el dinero para hacer apuestas financieras donde les es posible.
En este sentido, China ha hecho un “mejor” papel que, de manera paradójica, demuestra que incluso si la Fed hubiese tenido éxito, estimular la economía con más deuda, consumo y crédito, es desastroso. Empeora lo que se quería mejorar. Se pospone la caída en el barranco solo para buscar un punto más alto desde el cual la economía habrá de desplomarse.
Prueba de ello es la descomunal expansión del crédito en China, que sin duda, ha humillado a “los cuatro grandes”. Es decir, no solo a la Fed sino a sus tres principales homólogos: el Banco Central Europeo, el de Inglaterra y el de Japón juntos.
El gráfico siguiente (cortesía de Zerohedge) es muy claro.
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Desde el último trimestre de 2008 (hace 5 años), en que comenzó la crisis global actual, el incremento en activos de los bancos chinos asciende a una gigantesca suma de 15.4 billones de dólares (trillones en inglés). Dicha cantidad, es más de 57 por ciento superior al total de activos generados por “los cuatro grandes” en el mismo período, ¡y equivalente a 2.5 veces el valor total de la economía china (PIB)!
Por supuesto, esto pudo ser posible en una economía como esa, en la que el poder monolítico decidió que era imperativo “estimular” la economía al estilo occidental (empujando los créditos), pero con la ventaja de poder forzar a los bancos a hacerlo.
El resultado no podría ser otro que el de una economía artificialmente próspera, con una pésima asignación del capital. Se construyeron castillos en el aire.
Y es que todos estos activos bancarios chinos, tienen una contraparte, es decir, un pasivo. Una deuda enorme, que como todas, será pagada por la buena o por la mala; por los deudores, por los acreedores y/o por todos, a través de un “salvamento” que quizá termine por decidir el gobierno algún día. Un “Fobaproa” a la china.
Como sea, lo cierto es que el costo tendrá un impacto tremendo en el crecimiento, del que ya le comentamos en el artículo del lunes pasado (ver “China: Yuan y Commodities, El Gran Plan”).
Si los capitales no han salido en masa del país es a causa de los férreos controles que mantiene el gobierno, pero esto está por cambiar, como se ha decidido en la última Tercera Plenaria del Decimoctavo Comité Central del Partido Comunista. Se están preparando para lo que sobrevendrá después de este “estímulo” crediticio, y para avanzar en sus planes de un planeta más“desamericanizado”.
De manera que a la par de un menor crecimiento chino y menor demanda de materias primas en los próximos años, podemos esperar una auténtica inundación de capitales de esa nación asiática por el mundo.
Lo que no debemos perder de vista, es que si entre el crecimiento de 2009 y 2012 más el proyectado por el Fondo Monetario Internacional para este año, la economía global avanzó a una media de 2.4%, habrá sido con cargo a una elevadísima carga de expansión de las hojas de balance de los bancos. Es la “droga” del adicto. Luego, a pagar las cuentas.
El mundo pues, está en camino a su próxima gran crisis en esta década, de la que será más difícil salir con las mismas absurdas políticas. Una crisis que nadie quiere ver por ahora, no mientras en los medios resuene la palabra “recuperación” y los índices bursátiles sigan alcanzando máximos. Que disfruten la fiesta.