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viernes, 29 de noviembre de 2013

CÓMO CHINA HUMILLÓ A LA FED




Banco Popular de China (central)
Es bien sabida la intención de la Reserva Federal (Fed, banco central de Estados Unidos) por hacer parte de su tarea de buscar el pleno empleo, imprimiendo grandes cantidades de billetes que inyecta a la economía mes con mes. Este programa, conocido como “flexibilización cuantitativa” (QE, en inglés), en la actualidad crea 85 mil millones de dólares mensuales que, contra la opinión mayoritaria, no disminuirá pronto, ni en 2014.

Ben Bernanke, se supone, es un estudioso de la Gran Depresión y su encargo como presidente de la Fed, la ha dado la oportunidad de lograr su gran sueño: combatir la deflación en el país haciendo –igual que en Europa, “todo lo que sea necesario” para evitarla. La inflación así, es la meta a alcanzar.

En este espacio ya hemos explicado cómo y por qué, a pesar de las voces que anuncian una “inminente” hiperinflación estadounidense por esta inyección de liquidez, lo que Bernanke está generando es justo lo contrario, un proceso que terminará en hiperdeflación (ver “La hiperdeflación que viene”).

Toda hiperinflación es un fenómeno esencialmente político, o mejor dicho, de irracionalidad política en las decisiones económicas, que se manifiesta también en lo monetario, que es usado como instrumento. La Venezuela de Nicolás Maduro es el mejor, actual y más cercano ejemplo de ello.

Con todo, a pesar de sus esfuerzos, Bernanke no ha sido capaz de lograr su objetivo de levantar la inflación, porque los dólares inyectados no han ido a demandar bienes y servicios, sino directo a acumular reservas bancarias e inflar burbujas en activos como los índices bursátiles, bonos, materias primas, bienes raíces, etc. en distintas partes del orbe.

En vez de lograr que personas y empresas se endeuden y consuman más como es su deseo, los inversionistas han tomado el dinero para hacer apuestas financieras donde les es posible.

En este sentido, China ha hecho un “mejor” papel que, de manera paradójica, demuestra que incluso si la Fed hubiese tenido éxito, estimular la economía con más deuda, consumo y crédito, es desastroso. Empeora lo que se quería mejorar. Se pospone la caída en el barranco solo para buscar un punto más alto desde el cual la economía habrá de desplomarse.

Prueba de ello es la descomunal expansión del crédito en China, que sin duda, ha humillado a “los cuatro grandes”. Es decir, no solo a la Fed sino a sus tres principales homólogos: el Banco Central Europeo, el de Inglaterra y el de Japón juntos.


El gráfico siguiente (cortesía de Zerohedge) es muy claro.

Clic para agrandar

Desde el último trimestre de 2008 (hace 5 años), en que comenzó la crisis global actual, el incremento en activos de los bancos chinos asciende a una gigantesca suma de 15.4 billones de dólares (trillones en inglés). Dicha cantidad, es más de 57 por ciento superior al total de activos generados por “los cuatro grandes” en el mismo período, ¡y equivalente a 2.5 veces el valor total de la economía china (PIB)!

Por supuesto, esto pudo ser posible en una economía como esa, en la que el poder monolítico decidió que era imperativo “estimular” la economía al estilo occidental (empujando los créditos), pero con la ventaja de poder forzar a los bancos a hacerlo.

El resultado no podría ser otro que el de una economía artificialmente próspera, con una pésima asignación del capital. Se construyeron castillos en el aire.

Y es que todos estos activos bancarios chinos, tienen una contraparte, es decir, un pasivo. Una deuda enorme, que como todas, será pagada por la buena o por la mala; por los deudores, por los acreedores y/o por todos, a través de un “salvamento” que quizá termine por decidir el gobierno algún día. Un “Fobaproa” a la china.

Como sea, lo cierto es que el costo tendrá un impacto tremendo en el crecimiento, del que ya le comentamos en el artículo del lunes pasado (ver “China: Yuan y Commodities, El Gran Plan”).

Si los capitales no han salido en masa del país es a causa de los férreos controles que mantiene el gobierno, pero esto está por cambiar, como se ha decidido en la última Tercera Plenaria del Decimoctavo Comité Central del Partido Comunista. Se están preparando para lo que sobrevendrá después de este “estímulo” crediticio, y para avanzar en sus planes de un planeta más“desamericanizado”.

De manera que a la par de un menor crecimiento chino y menor demanda de materias primas en los próximos años, podemos esperar una auténtica inundación de capitales de esa nación asiática por el mundo.

Lo que no debemos perder de vista, es que si entre el crecimiento de 2009 y 2012 más el proyectado por el Fondo Monetario Internacional para este año, la economía global avanzó a una media de 2.4%, habrá sido con cargo a una elevadísima carga de expansión de las hojas de balance de los bancos. Es la “droga” del adicto. Luego, a pagar las cuentas.

El mundo pues, está en camino a su próxima gran crisis en esta década, de la que será más difícil salir con las mismas absurdas políticas. Una crisis que nadie quiere ver por ahora, no mientras en los medios resuene la palabra “recuperación” y los índices bursátiles sigan alcanzando máximos. Que disfruten la fiesta.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

REFORMA FINANCIERA: PELIGRO EN PUERTA




Imagen: revoluciontrespuntocero.com
El mundo de hoy está inmerso en una espiral de corrupción financiera y monetaria tal, que podemos estar seguros que no se podrá salir de ella sin pagar las consecuencias.

Uno de los síntomas más importantes de esta enfermedad estructural, es el crecimiento exponencial de las deudas para que el sistema pueda sostenerse en pie, cada vez, con mayor dificultad.

Pese a ello, de manera irracional e injustificable, gobiernos de todas latitudes, tanto de países “desarrollados” como en desarrollo, están cometiendo justo los mismos errores que, en el pasado, nos condujeron a la situación presente de debilidad y crisis económicas.

Un problema global de deuda, consumo y crédito excesivos no puede resolverse con más de lo mismo.

Sin embargo, la “sofisticación” en que creen los economistas seguidores de las corrientes predominantes –la monetarista y keynesiana, los tiene autoconvencidos de que la economía, algún día, reaccionará a “estímulos” de gasto, más deuda e impresión de dinero. Si no, pues habrá que expandirlas aún más y más… Un sinsentido.

Pese a ello, México se ha sumado oficialmente a esa corriente de expansión crediticia con la aprobación ayer, en el Senado, de la reforma financiera.

Con ésta, el gobierno de la República presume sin recato que busca que la banca, preste “más y más barato”, con el argumento simplista de que “presta poco”. ¡Bravo!

Lo malo es que los ejemplos que se usan para demostrar este hecho, nos remite con frecuencia a naciones que, hoy por hoy, se encuentran en una peor situación económico-financiera que la nuestra. Malos ejemplos.

Ahora, la realidad respecto a que la banca presta poco es relativa, pues como se ve en el gráfico siguiente, esta no ha dejado de prestar de forma creciente.

Fuente: Banxico (cifras en miles de pesos)
El financiamiento total otorgado por la banca comercial al sector no bancario, que incluye al sector privado, público, estados y municipios y “otros”, se ha mantenido al alza.

El ritmo disminuyó de manera notoria con la llegada de la crisis de 2008 y la recesión de 2009, pero a partir de ahí, con fluctuaciones, su tendencia es muy clara hasta el dato preliminar más reciente de 3.45 billones de pesos (a septiembre). En el período enero 2008 –septiembre 2013, al aumento ha sido de casi 80 por ciento.

Este incremento, por desgracia, ha venido acompañado también de un crecimiento de la cartera vencida, que es la más alta desde diciembre de 2003. Un máximo de casi 10 años.

A septiembre pasado, la cartera vencida en total de monedas (nacional y extranjera) fue de 99,081.4 millones de pesos (ver gráfico).

Fuente: Banxico (cifras en millones de pesos)
Dicho de otro modo, la reforma financiera llega en el momento en que los bancos podrían estarse dando cuenta de que prestaron de más, ante el mayor incumplimiento de sus deudores. ¿Qué pasará cuando desde el gobierno se les empuje a seguir prestando?

La respuesta no es ociosa.

Y es que la razón principal por la que la reforma es un peligro para el país, es justo que se le ha otorgado a la Secretaría de Hacienda la facultad de ejercer presión sobre las instituciones de banca múltiple, en caso de que no se porten como ella quiera.

El Título Octavo de la Ley de Instituciones de Crédito, sobre la “Evaluación de Desempeño de las Instituciones de Banca Múltiple”, está dedicado a ello.

Por supuesto, esto se traduce en que si no abren la llave del crédito al gusto del gobierno, tanto Hacienda, como la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y el Banco de México, podrían castigarlas, llegando incluso, a negarles autorizaciones. Tendrán que portarse bien desde la óptica del Ejecutivo.

En este Título, el artículo 276 es muy claro al señalar que la evaluación de desempeño se hará respecto del grado de orientación y cumplimiento de los bancos “al apoyo y promoción de las fuerzas productivas del país y al crecimiento de la economía nacional”.

Aunque establece que la Secretaría de Hacienda deberá hacerlo apegada a las sanas prácticas y usos bancarios, también lo deja abierto a “otros aspectos” discrecionales que determine la propia dependencia. La libertad de inversión de los bancos y su análisis de riesgos, serán echados a la basura.

No por nada, si la evaluación no es positiva, el artículo 53 de la misma Ley dice que se establecerán “parámetros para la celebración de operaciones con valores que realicen dichas instituciones por cuenta propia, pudiendo además quedar diferenciados por cada tipo de valor”.

Sin duda alguna, Luis Videgaray tendrá un poder no visto en México, por lo menos, desde la década de los años 70 y 80 del siglo pasado, que siempre y no por casualidad, fueron a dar al barranco de las crisis recurrentes.

El primer año del presidente Peña Nieto ha sido por completo decepcionante en materia económica, lo que suma a los riesgos de que, con un manotazo en la mesa, se decrete echar a andar la economía con cargo a la “tarjeta de crédito” en los sectores público y privado.

No olvidemos que ya se aprobó antes una lesiva y populista reforma hacendaria y un paquete económico que da manga ancha al déficit público, que le adelantamos, durará todo el sexenio.

De la promoción del ahorro como política de Estado, ni media palabra.

Así que la mesa está servida para un banquete y borrachera de corta duración. De la historia, se confirma, no hemos aprendido nada.

lunes, 25 de noviembre de 2013

CHINA: YUAN Y COMMODITIES, EL GRAN PLAN




Durante los últimos años el crecimiento de China, la segunda economía del mundo, ha marcado la tendencia en el crecimiento positivo de la demanda de materias primas (commodities).

Sin embargo, algunos especialistas señalan que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del gigante asiático en los próximos años –que podría ser el resto de la actual década, será mucho más débil de lo que hasta ahora ha sido. De tasas oficiales de 7.5 por ciento, podrían desplomarse a 5.5 o incluso a 3 por ciento.

Eso tiene distintas implicaciones, entre las que destacan, por supuesto, una menor expansión de la economía mundial, justo en el mismo período en que seguramente se presentará una dura recaída de la gran recesión de 2009, en los Estados Unidos, que tal vez sea global.

En consecuencia, esa contracción significará también un descenso en la demanda y precio de las commodities, en especial de las no alimenticias como el cobre, el hierro, etc.

Steen Jackobsen, economista en jefe de Saxo Bank, considera que a esa desaceleración contribuirán en gran medida, las reformas convenidas en la tercera Plenaria del Decimoctavo Comité Central del gobernante Partido Comunista. El objetivo central de las reformas aprobadas es “mejorar y desarrollar el socialismo con características chinas”, e incluirán al sector social, en particular al sistema de seguridad social y de salud pública.

El encuentro, que concluyó el pasado 12 de noviembre, definió que los cambios en su sistema se harán con la base de impulsar el “papel decisivo” del mercado en la asignación de recursos.

Jackobsen opina que los ajustes son en realidad para consolidar el poder del Partido, y no una reforma en sí. Recuerda que ahí, los gobiernos locales tienen a su cargo el 80% de los gastos pero solo el 40 por ciento de la recaudación tributaria. De esta manera, el modelo tendrá que ser  “recalibrado” a costa de crecimiento.


Así parecen confirmarlo experiencias anteriores que se aprecian en el gráfico siguiente (tomado del blog de Mike Shedlock), en el que las áreas sombreadas indican períodos de recesión: 

clic para agrandar
Cada vez que del tercer Pleno han salido grandes ajustes en China, la tasa de crecimiento del PIB ha caído, como ocurrió después del de 1978, 1993, y se espera después del de 2013.

En este juego de desaceleración, los que más sufrirán los estragos serán los países proveedores de materias primas, entre los que destacan Australia y Canadá.

Por otra parte, el giro que China está dando a su economía también lo está comenzando a operar en el plano monetario.

El Banco Popular de China (PBOC, por sus siglas en inglés), dijo a través de uno de sus subgobernadores, Yi Gang, que su país ya no se beneficia de incrementar sus reservas de divisas extranjeras, las más grandes del planeta.

De este modo, podría estarse dando la última señal en lo que se refiere a terminar con el control cambiario que limita la apreciación del yuan. Cabe recordar que la política china en la materia ha sido la de mantener artificialmente infravalorada a su moneda para impulsar sus exportaciones. Ese modelo, se ha agotado.

En la misma línea, el gobernador del PBOC, Zhou Xiaochuan, escribió en un artículo reciente sobre las reformas aprobadas en la última Plenaria, que “básicamente” la autoridad monetaria concluirá la intervención en el mercado de divisas y ampliará el rango de cotización diaria del yuan.

Es evidente que China ha decidido avanzar de manera determinante en sus planes de elevar su influencia en el mundo, aunque ello implique sacrificar por ahora su crecimiento.

Como le he informado aquí, los chinos están pugnando por un mundo “desamericanizado”, pero cuyos espacios de poder, sean llenados cada vez más por ellos.

En este sentido, la mala racha que parece aguardar a las materias primas en general en el futuro cercano, tendría de rebote un efecto benéfico para ellos que muy pocos han considerado: que el país asiático podrá seguir consiguiendo metales preciosos, y en particular oro físico occidental, a precio de remate.

De hecho, aunque redujeran su acumulación de divisas, es previsible que continuarán y quizás acelerarán su acumulación secreta de reservas de oro. De esto ya hay antecedentes.

China no actualiza ese dato ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) desde abril de 2009, cuando las fijó de modo sorpresivo en 1,054.1 toneladas desde las 600 que decía tener desde 2003. Una doble contabilidad.

La regla de oro jamás pierde vigencia: “quien tiene el oro pone las reglas”.

Así que mientras el Consejo Mundial del Oro (WGC, por sus siglas en inglés) estima que China será ya este 2013 el principal consumidor del metal, por encima de India, superando las 1 mil toneladas anuales, la verdad es que los números no cuadran. Son mucho mayores.

De acuerdo con estadísticas recopiladas por Alasdair Macleod, especialista de Goldmoney.com, el total de compras efectuadas por China continental y Hong Kong en los primeros nueve meses del año, fue de 2,130.7 toneladas, o sea un anualizado de 2,841 tons. a las que habría que sumar todavía su producción minera (400 tons. más).

Para darle una idea de la dimensión de este monto, sepa que según el WGC la oferta minera mundial en 2012 fue de 2,824.4 toneladas.

China es el primer productor mundial y consume el total del oro que produce. Considerando que las barras que se fabrican con él nunca circulan, en este blog nos parece que no es descabellado sugerir que todas ellas podrían estar pasando directo a las reservas aún no contabilizadas públicamente.

De ser así, China estaría agregando cuando menos 400 toneladas al año a sus reservas internacionales ocultas. Es un hecho que el día que actualice su cifra oficial, el salto será mucho mayor al de la ocasión anterior, pues además se desconocen los números para importaciones de oro hechas desde otros puntos distintos a Hong Kong.

Su meta, sin duda, es acercarse lo más posible a las 8,133.5 toneladas que Estados Unidos, el primer lugar, dice tener.

Así que el gran plan chino y su demanda explícita de introducir “una nueva divisa de reserva internacional que sea creada para reemplazar al dominante dólar estadounidense”, como ha publicado a través de la agencia oficial Xinhua, va viento en popa ante la omisión o complacencia del poder en Occidente. El gran plan, está en marcha.

viernes, 22 de noviembre de 2013

MÉXICO, ¿DEJARÁ EL CRECIMIENTO MEDIOCRE?




Imagen: parentesisplus.com
Ayer el INEGI dio a conocer las cifras de crecimiento de la economía mexicana durante el tercer trimestre de 2013, que fue de 0.84% respecto al trimestre anterior, y de 1.3% de crecimiento anual en comparación con mismo período de 2012.

Este pobre crecimiento da lugar a expresiones que ya son de lugar común, como que México necesita con urgencia el resto de reformas estructurales como la financiera y sobre todo la energética, para salir adelante.

Sin embargo, la realidad es más complicada.

Y es que nuestro país no es una isla sin conexiones ni influencias del exterior. De hecho, es bien sabida nuestra dependencia del ciclo industrial de Estados Unidos: ellos crecen, nosotros también; ellos caen, nosotros más.

Pues bien, en este contexto México tiene varios riesgos económicos que sortear, tanto internos como externos. En los primeros contemple la posibilidad de que la próxima reforma energética se quede corta. Esto sería grave, pues de entrada, es en la que el gobierno federal tiene puestas sus mayores esperanzas para generar inversión y empleo.

Pero para que de verdad sea funcional y aporte algo al crecimiento del país, es necesario que sea lo suficientemente atractiva para que los capitales privados decidan arriesgar su dinero para explorar, extraer y refinar nuestros hidrocarburos.

Tal como está la propuesta enviada por el gobierno de la República, con contratos de utilidad compartida, no se cumpliría con esta condición, y por tanto, de poco serviría. Hace falta ir más allá.

De hecho, ha trascendido que si bien no será esa la opción a aprobar por el Congreso, tampoco lo serán las licencias ni concesiones como demanda el Partido Acción Nacional, sino una especie de propuesta ecléctica preparada por la Secretaría de Energía, que esperemos, resulte positiva.

Eso sí, no perdamos de vista que aunque así fuera, esta reforma no será la panacea ni la salvación económica nacional –como la venden en los discursos oficiales, pero es cierto que sería peor dejar las cosas como están o con cambios menores.

Por desgracia, hay todavía una oposición muy fuerte de parte de la llamada izquierda, que se resiste a que se den estos urgentes ajustes de fondo, en aras, dicen, de “defender el petróleo”. Lo malo es que esa cerrazón ya nos ha tenido atrasados por muchos años, mientras allá afuera están ocurriendo cambios muy grandes en las economías más importantes del orbe, que no nos están esperando.

Citemos pues riesgos externos, como el caso de que nuestro principal cliente, Estados Unidos, está en vías de convertirse según la Agencia Internacional de Energía en un país autosuficiente. Esto es, dejará de importar petróleo para convertirse ahora en un exportador, y de hecho, en el principal productor a nivel mundial por encima de Arabia Saudita y Rusia, cuando menos de 2016 a 2020.

De manera que ahora debemos prepararnos para que les podamos vender más ahora a los mayores consumidores que serán asiáticos –India y China. Con este último país por cierto, México tiene un descomunal déficit comercial que en 2012 fue de más de 51 mil millones de dólares que urge reducir, y para lo cual el petróleo debería jugar un papel central.

Imagen: fahrenheitmagazine.com
Además de ello, México y el mundo deben saber que los próximos años serán de un crecimiento económico menor a lo que están estimando muchas firmas y analistas, y que de hecho podríamos enfrentar una nueva gran recesión de la que costará más salir que la de 2009.

Mucho tendrá que ver que China, concluyó la semana pasada su tercera Plenaria del Decimoctavo Comité Central del gobernante Partido Comunista, en la que se decidió seguir avanzando en prácticas de libre mercado, que en sus palabras, jugará “un papel decisivo”.

Lo malo es que históricamente después de dichas plenarias cuando han sido muy reformistas –como en 1978 y 1993, el Producto Interno Bruto (PIB) de ese que ha sido uno de los motores de la economía mundial, se ha desacelerado. No por nada se estima que sus tasas de crecimiento de 7.5 por ciento, se puedan caer a menos de 5 por ciento en los próximos años. Un aterrizaje forzoso.


Desde luego, el panorama económico se complica para todos, pues esa desaceleración china que ocurrirá en un contexto de debilidad económica global, podría jalar a México y a todo el planeta hacia una nueva crisis, para que la que otra vez, todavía no estamos listos.

martes, 19 de noviembre de 2013

EL SOCIALISMO SOMETE AL MUNDO




Imagen: tcsnews.com
Triste pero cierto. El mundo padece un cáncer que se sigue expandiendo por doquier, sin freno, sin remedio y en perjuicio de todos, y en especial de aquellos que más se creen beneficiados por él: el socialismo.

La semana pasada expusimos aquí por ejemplo la desastrosa manera en que la economía venezolana está siendo conducida hacia un barranco preparado por su propio gobierno, pero del que éste, como lo hacen todos los irresponsables, culpa a otros para ocultar sus incompetencias.

Pero no es ni por mucho el único caso ni el más importante.

No. Si es que hay una “guerra económica”, es una a escala mundial que va en sentido contrario a más capitalismo, como la mayoría de las izquierdas del planeta cree.

De ninguna manera. Es más, sin saberlo, en conjunto se han convertido en un instrumento más para legitimar los obscuros planes de socialización de una élite que, tras bambalinas, parece estar decidiendo otra vez el destino de la humanidad.

No es por tanto una lucha auspiciada por “capitalistas”, sino por socialistas vestidos de aquellos que desde atrás mueven los hilos. Lobos con traje de corderos que anhelan, como ha sido su añeja aspiración, llegar a un gobierno mundial. Un ente que lo controle todo en aras de la “seguridad”: personal, económica y por supuesto la de ese mismo Estado global.

El título que se le ponga es lo de menos: combate al terrorismo, a la iniquidad, a la evasión fiscal y un largo etcétera. Todas, formas hábiles de vender un discurso que, si desvelara sus propósitos reales de sometimiento, generaría una oposición generalizada, pero que así disfrazadas nadie puede decirles que no, so pena de ser juzgado como injusto, rapaz o infame.

Dijo Maquiavelo que aquel que engaña siempre encontrará a alguien que se deje engañar, y es justo lo que sucede.

De pronto nos encontramos con que las libertades y derechos en general pueden ser negociables, y aseguran que será siempre preferible renunciar a ellos si a cambio obtenemos los cuidados de ese “padre”: el Estado todopoderoso.

Por eso no sorprende que cada vez sea más común todo tipo de restricciones, controles y vigilancia. Estos van desde la observación de las páginas de internet que navegamos, las transacciones que realizamos con medios electrónicos de pago, la música que podemos escuchar, si debemos o no ingerir tal o cual comida o bebida “por nuestro propio bien”, hasta las más absurdas y perjudiciales decisiones económicas como las de “estimular” el crecimiento con gasto y endeudamiento públicos, y establecer precios por decreto.

Así, en nombre de la igualdad y la redistribución de los ingresos, se cometen a diario todo tipo de atropellos que, aunque populares, son dañinos para la sociedad en su conjunto, que se empobrece día con día en todos los aspectos. Marx estaría de fiesta.

En el plano económico, las ideas de John M. Keynes han sido usadas también para esos propósitos, al grado de pervertir el capitalismo y convertirlo, de la mano del llamado Estado de bienestar, en un socialismo disimulado. Desde luego esa palabra, que durante mucho tiempo definió a los enemigos del bloque Occidental desde la Segunda Guerra Mundial, nunca aparecerá en los discursos formales.

El extremo alcanzado es tal, que ya prácticamente nadie se opone a las manipulaciones económicas y del mercado que efectúan gobiernos y bancos centrales, en aras de una estabilidad que nunca termina por llegar.

Si esa “derecha” gobernante como prefieren llamarla los socialistas, actúa cada día con políticas que se parecen más y más a las que ellos proponen, podemos darnos cuenta de la gravedad del problema: ese socialismo, simulado o no, está sometiendo al mundo con la complacencia mayoritaria.

Imagen: viktorpersson.com/
Por fortuna, aún quedan faros en las tinieblas.

Jim Rogers, el gurú financiero de las commodities (materias primas), dijo hace unos días en entrevista con The Daily Bell: “creo que el Sr. Keynes no aprobaría algunas de las cosas que han sido y están siendo hechas en su nombre. El libre mercado sigue siendo la mejor solución a todos nuestros problemas.”

Lo malo, es que el consenso actual es en favor de que las economías deben ser “manejadas”. Como si no supiéramos el triste destino de aquellas que, como en la vieja Unión Soviética, al quererse planificar de manera central terminaron en la ruina total.

El empresario mexicano Hugo Salinas Price, por su parte, en su más reciente artículo The Siren-song of Welfare State lo ha dicho así: “Todas las economías socialistas son economías manejadas, y todas las economías manejadas están en vías de convertirse en economías completamente socialistas.” Agrega: “La diferencia entre la Unión Soviética y el mundo de hoy es solo de grado, no de esencia.” El destino, por tanto, será tan terrible como el de aquella.

En este mismo sentido, el afamado analista e inversor Marc Faber, firme opositor a esa planificación central, la semana pasada dijo para Finanzen100.de que las crisis de las últimas décadas se deben a la manipulación del mercado de tasas de interés a cargo de los bancos centrales. Eso, afirma, nos conducirá hacia el derrumbe de nuestra sociedad capitalista, que como vemos, en realidad no es tal.

El capitalismo auténtico no puede existir mientras no haya libre mercado, dinero honesto y pleno respeto a las libertades individuales, que hacen que el mundo progrese de manera constante y perdurable. Es gracias a ese capitalismo que la humanidad ha alcanzado un nivel de progreso inimaginable, y un nivel de vida para la persona promedio de hoy, que antes fue inalcanzable incluso para los más ricos y poderosos de épocas pasadas.

La corrupción de ese sistema, entonces, nos dirige a un oscuro destino, que si no se corrige, nos hará retroceder. El Poder detrás de la cortina, habrá triunfado.

domingo, 17 de noviembre de 2013

¿CUÁNTO MÁS BAJARÁ EL PRECIO DEL ORO?




Imagen: Rankia.mx
Ayer el portal de The Daily Bell publicó una entrevista con el gurú de las commodities (materias primas), Jim Rogers. Para toda persona interesada en su propio bienestar económico-financiero, como deberíamos serlo todos, el texto es de lectura obligatoria.

Rogers aborda muy diversos temas desde sus últimos libros escritos, el futuro del mercado del oro, su oposición al keynesianismo, el libre mercado como la solución a los problemas económicos hasta por qué el mundo estaría mejor sin bancos centrales, entre otros más.

Hoy en este espacio abordaremos sus comentarios respecto al rey de los metales, y su visión sobre qué tanto más podría bajar su precio.

Y es que como recordará, éste cumple ya más de dos años desde que entró en una fase correctiva (baja) a partir de septiembre de 2011, luego de fijar su máximo histórico en 1,923.70 dólares la onza troy (31.1 gr.). 

Hasta ahora ha encontrado soporte hacia niveles de 1,200 dólares, y su piso reciente ha quedado fijado en 1,192 dólares (London PM Fix) durante junio pasado.

Pese a ello, el metal precioso acumula ya 12 años consecutivos de cerrar al alza, un fenómeno extraordinario para cualquier clase de activo.

En este sentido, es muy probable que 2013 sea el primero en que el oro termine por debajo del último precio observado cada año desde 2000. Esta increíble racha lo hizo pasar de 274.45 dólares el 28 de diciembre de 2000, a 1,657.50 dólares (ambas London PM Fix) el mismo día pero de 2012.

En contraste, el oro al contado (spot) concluyó la semana pasada en 1,290.40 dólares por onza troy.

Ante este posible escenario adverso para el precio, se multiplican las voces que dan al oro por muerto como inversión y como refugio monetario. Sin embargo, dichas consideraciones son erróneas.

Rogers explica que todos los mercados tienen correcciones durante un camino al alza.

Para ejemplificar recuerda que el mercado de valores tuvo un mercado alcista mayor (bull market) que duró 18 años, de 1982 a 2000. A lo largo de él hubo muchas correcciones: “en 1987 el mercado bursátil cayó de 40 a 60%, 80% en algunos lugares; en 1989 corrigió (bajó), 1990, 1994, 1997, 1998, etc. Hubo muchas correcciones en ese mercado alcista pero no fue su fin”, aclaró.

Así pues, Rogers está convencido de que eso mismo está sucediendo en el mercado de materias primas, incluido el oro.

Jim Rogers
En su opinión, esta fase correctiva en el metal precioso todavía no termina, pues piensa que hay todavía muchas personas convencidas de que no puede bajar más, y que cuando estas pierdan la fe, venderán desesperadas tirando más las cotizaciones.

Asimismo, considera que las medidas del gobierno de India para detener su demanda podrían incidir en la duración y magnitud de dicha corrección.

India es el mayor consumidor del metal en el mundo –esto podría cambiar este año si es rebasada por China como se calcula, y mucho de éste lo mantiene en sus famosos y bellos templos, por lo que piensa que “si pueden forzar o persuadir a los templos indios de vender su oro entonces quién sabe cuánto durará esta corrección y qué tan lejos llegará.”

Por ello, no descarta ver niveles de 950 dólares la onza, pues correcciones de 50 por ciento son bastante comunes.

Pese a todo, el experto aclara que si bien no ha comprado últimamente tampoco ha vendido nada de sus tenencias áureas, pues reitera que después de que hayan salido los últimos desesperanzados especuladores, “si, y cuando eso pase, se habrá tocado fondo y el oro realmente despegará por el resto de su mercado alcista”.

Rogers es un gran inversionista y su óptica, por supuesto, es la de maximizar la utilidad al sacar ventaja de los precios: “compra barato y vende caro” es su mejor consejo de inversión. Quizá por ello considera convenientes también vehículos en “oro” papel como los fondos cotizados (ETF), que por lo menos en este espacio no compartimos.

Como sabe aquí diferimos de esa postura, pues le hemos insistido en que hay en el oro algo mucho más importante que el precio, y explicado todos los argumentos por los cuales, quien lo adquiera, debería preferir la forma física y no en papel, para que sea refugio.

La razón es que hay más de este metal fino en promesas escritas que el que es posible entregar en forma material. De ahí que más importante que el precio sea el valor del oro –y la plata, como dinero real.

En nuestros tiempos en que el sistema monetario y financiero global están en vía de colapso, es una apuesta arriesgada optar por activos financieros que al no ser tangibles, se encuentran en la hoja de balance de alguien más como un “pasivo”, por más que confiemos en una apuesta “segura” por precios que podrían bajar o subir en el futuro.

Cuando de conservar valor en propia mano se trata, el precio pasa a ser secundario.

El oro y la plata son propiedad privada de quien lo posee, no una deuda que alguien más tiene con nosotros. Gracias a ello pueden ser el auténtico refugio seguro de largo plazo cuando se tienen en físico. Nada más.

Con el ineludible derrumbe sistémico, muchos de aquellos que pensaban tener oro de verdad, descubrirán que lo tenían solo en sueños: el existente no alcanza para cubrir todas las promesas de entrega en circulación.

Por todo lo anterior, queda a decisión de cada inversionista si se inclina por la postura especulativa o la de valor respecto al oro, pero lo cierto, es que en las condiciones actuales, ignorar a este metal y a su compañera la plata, sería un grave error.

viernes, 15 de noviembre de 2013

CONSEJOS PARA COMPRAR MEJOR EN “EL BUEN FIN”




Imagen: Vivirmexico.com
En este blog ya le contamos que lejos de tener un buen fin, el actual sexenio en México va encaminado a tener, de no corregir el rumbo, un mal fin en 2018.

Sin embargo, debido al interés que esta campaña despierta en el país, comparto con ustedes algunas reflexiones que espero puedan ser de utilidad para algunas personas que hayan decidido salir de compras en “El Buen Fin”.

Ya está aquí y claro, quien pueda pagarlo debe aprovechar, sobre todo para compras necesarias y que ya se tenían consideradas desde tiempo atrás, no ocurrencias de último momento, pues siempre será más inteligente adquirir cualquier bien o servicio a menores precios.

Lo más recomendable es que si va a utilizar su tarjeta de crédito o cualquier forma de financiamiento, por favor, de preferencia que sea para hacerse de bienes considerados durables: electrodomésticos, muebles, en fin, aquello que nos va a ser útil por mucho tiempo.

En esta época es muy común ver las llamadas promociones a “meses sin intereses”. La realidad es que este formato es más útil para personas que ahorran poco o de plano, no tienen dicho hábito. Este tipo de compra les sirve pues de esta manera se obligan a hacerlo, a guardar un poco periódicamente para abonar. Pero justo por eso es la recomendación de que sean bienes duraderos, para que valga la pena.

Ahora que si usted es de los que sí tiene el muy buen hábito del ahorro para consumos futuros, fíjese bien porque tal vez le convenga más hacer su compra en efectivo, o si lo hace con tarjeta de crédito, liquidando el saldo total antes de la fecha límite de pago. ¿Por qué? Porque muchas tiendas ofrecen “meses sin intereses”, pero le dan la opción de que si paga de contado le otorgan un descuento de determinado porcentaje.

Eso quiere decir aunque nos digan que es a meses sin intereses, de que los tiene, los tiene. Así que si puede, y es de los que ahorran o le alcanza el aguinaldo, mejor aproveche el descuento, liquide de una vez y siga ahorrando para después.

Si de plano esta no es su opción, y no planea o no quiere comprar un bien durable, sino artículos de mayor desgaste y menor duración como ropa, zapatos, juguetes, viajes etc., la sugerencia es que el plazo de pago a elegir sea el menor posible, y en ningún caso mayor a 12 meses. La razón es que si lo hace por ejemplo a 24 o más mensualidades, va usted a llegar a los próximos “buen fin”, el de 2014 y 2015, y va a encontrarse con que su límite de crédito ya es muy pequeño, pues sigue abonando a compras de años anteriores.

Piense que para entonces tal vez ya ni le alcance para comprar nada, y eso le generará una gran frustración, pues además, tal vez ya esté harto de la misma ropa, zapatos, y los juguetes de sus hijos hasta ni existan.

Por otra parte, si ya va de salida de antiguas compras a plazos, ya se cansó de deudas y no piensa comprar nada este “buen fin”, es una buena oportunidad para que de ahora en adelante esos pagos que le hacía a los bancos o tiendas departamentales se los haga a usted mismo, quincena a quincena o mes con mes, y se va a sorprender de lo rápido que puede ahorrar. Ese capital incluso le podría servir a futuro para imprevistos o hasta para animarse a iniciar algún negocio que en vez de cobrarle, le dé dinero.

Viendo más allá de “El Buen Fin”, si es de los afortunados que recibirán su aguinaldo adelantado y piensa pagar deudas, hágalo primero sobre aquellas que le cobren más intereses.


Ojalá que estas recomendaciones le sean de utilidad y de verdad, deseo que tenga un feliz puente.

jueves, 14 de noviembre de 2013

LA “MADURA” HIPERINFLACIÓN DE VENEZUELA




Nicolás Maduro
Presidente de Venezuela
Venezuela está viviendo una crisis que, a juzgar por las acciones de gobierno del presidente Nicolás Maduro, está más cerca de empeorar sin remedio que de tocar fondo.

Para desgracia del pueblo venezolano –en especial de los más desfavorecidos, su gobierno los está llevando por un camino muy viejo y conocido, que va a dar al barranco del desastre económico, del que por lo general, toma décadas recuperarse: el camino de la hiperinflación.

Los venezolanos que no lo sepan aún –y en particular los seguidores del oficialismo, deberían ser informados de que la historia está repleta de experiencias que demuestran que de nada sirven los decretos, órdenes o leyes que traten de contener el alza de precios en una economía en que la impresión monetaria, el déficit y endeudamiento públicos están fuera de control. Las leyes económicas son más poderosas.

Veamos el aspecto monetario. Según cifras del propio Banco Central de Venezuela (BCV), de enero de 2008 –mes en que entró en operación la “reconversión monetaria” que eliminó de un plumazo tres ceros a la moneda, al 1 de noviembre pasado, el agregado “Dinero” o M1 (compuesto por   billetes y monedas, depósitos a la vista y depósitos de ahorro transferibles) se ha disparado en más de 920 por ciento.

No por nada la inflación anual no ha podido ni podrá detenerse. Al mes pasado el crecimiento interanual de ésta fue de 51.7%, la más alta de los últimos 16 años.

El gráfico siguiente (cortesía de Perpe: @_perpe_ y www.perpe.es) muestra el crecimiento interanual de la inflación desde 1990, en el que se aprecia con claridad los períodos hiperinflacionarios más críticos de ese país, y una clara aceleración de la misma a partir de 2012. El punto más alto fue alcanzado en septiembre de 1996 con 115.2 por ciento, y el más “bajo” en mayo de 2006 con 10.4 por ciento.

clic para agrandar 

Ahora, para mejor comprensión, veamos cómo luce el gráfico del Índice Nacional de Precios al Consumidor, con base 100 en diciembre de 2007. La imagen dice más que mil palabras.

clic para agrandar (gráfico de Perpe)
Se reafirma así el hecho de que la hiperinflación es un fenómeno político, o mejor dicho, que ocurre cuando se dan errores políticos de tal magnitud, que pretenden incidir (manipular) en la economía, de la misma manera que el poder Ejecutivo ejerce sus potestades en la administración pública. El resultado, es el colapso de la moneda.

Ojalá así de sencillo fuera el mundo económico, pues de este modo ni siquiera tendría por qué existir la pobreza o la escasez; bastaría una simple firma del poder público para erradicarlos de la faz de la Tierra. Una falacia en la que suelen incurrir personas y hasta grupos bienintencionados pero ingenuos, que en su soberbia se autoengañan y se creen capaces de mover la economía a su antojo. Es el caso del gobierno socialista de Nicolás Maduro.

Es bien sabido que una de sus más recientes ocurrencias fue la ocupar militarmente una cadena minorista de electrónicos, Daka, para forzarla a reducir sus precios a niveles irreales. También, ordenó “regularizar” precios de autopartes, repuestos, etc. para luchar contra la “especulación”.

En su “guerra económica” contra “los parásitos y usureros”, ha anunciado que una vez aprobada la Ley Habilitante se pondrán límites porcentuales a las ganancias en todos los rubros, y que las penas por acaparamiento y especulación irán desde el cierre del establecimiento hasta la cárcel.

Pues bien. Si gusta el señor Maduro pudiera instaurar la pena de muerte, pero debe saber que ni siquiera eso detendrá la escasez o el aumento de precios en el mercado negro (el formal colapsará por los controles de precios). Por el contrario, agravará la situación en una economía que compra el 70 por ciento de sus bienes en el exterior.

Así que si las mercancías, las divisas, el oro y la plata, etc. están saliendo de la circulación es justo por sus nefastas políticas. En otras palabras, este es el síntoma y no la causa, de la enfermedad económica venezolana. No es casualidad que el propio BCV reporte que el Índice de Escasez alcanzó en octubre el 22.4 por ciento, el mayor desde enero de 2008.

Es lo que acontece en casos de hiperinflación como el de la Francia revolucionaria en su experimento con dinero inconvertible, los assignats y los mandat, mismos que también se inyectaron a la circulación directa de manera masiva.

Andrew Dickson White en su obra “La Inflación del Dinero Fíat en Francia” (descargable aquí) lo sintetizó de la siguiente manera: “A pesar del hecho de que el papel moneda emitido era obligación directa del Estado, que buena parte de éste devengaba intereses, que todo estaba garantizado con los mejores bienes raíces de Francia, y que las penalidades consistentes en multas, encarcelamientos y muerte, eran aplicadas de vez en cuando para mantener su circulación a valores fijos, hubo una firme depreciación de su valor hasta que alcanzó el punto cero y hasta culminar finalmente en el repudio.” Énfasis agregado.

Triste desenlace de la divisa que lleva el nombre de Bolívar, pues al final, la implacable fuerza de las leyes económicas se harán sentir y corregirán los desbalances por la fuerza. Más valdría que Maduro lo entendiera y aplicara los ajustes ya, liberalizando los mercados.

La ausencia de mercado libre que tiene atado igual al tipo de cambio oficial en 6.3 bolívares por dólar –cuando en el mercado negro se intercambia hasta en 60, solo propiciará que lo que queda de las reservas internacionales (20 mil 912 millones de dólares), compuestas en casi 70 por ciento por oro (367.6 toneladas) según el World Gold Councilse esfume.

Desde la oposición ya hay acusaciones de que Maduro está vendiendo activos petroleros, pactando pagos con la banca internacional y negociando la venta de 45 toneladas de sus reservas de oro para hacerse de divisas. Más allá de que se comprueben estas acusaciones, lo cierto es que de algún lado tendrán que salir esas divisas. Ahí está el antecedente de 2012, cuando vendieron oro por alrededor de 550 millones de dólares “en lo oscurito”, y a ese paso, no habrá oro que les alcance para “defender” al bolívar.

Maduro debería ahorrarse la verborrea populista y recomponer la maltrecha economía venezolana, que desafortunadamente, no podrá escaparse de la debacle. Sin embargo, mucho ayudaría que el presidente dejara de hundir más a su país, que declarara la libre flotación del bolívar, equilibrara sus finanzas y dejara de endeudarse. Al menos así la solución estaría de verdad más cerca y cuando llegue, la recuperación sería real, no en el mundo de fantasía del presidente Maduro. Lo malo, es que no parece que vaya a ser así. 

martes, 12 de noviembre de 2013

CHINA Y LA MEGABÓVEDA DE ORO




Imagen: Bloomberg
Este lunes, el portal de Bloomberg publicó una importante nota titulada “Gold Vault Opens in China as Bullion Goes From West to East”, en la que destaca la instalación de una nueva gran bóveda en la zona de libre comercio de Shanghai, con capacidad para guardar hasta dos mil toneladas de oro, el doble de la demanda anual total de ese país estimada para este año.

La noticia que en sí misma llama la atención, destaca aún más si consideramos que los medios predominantes, el “mainstream media”, suelen relegar o de plano ignorar este tipo de informaciones respecto al innegable y creciente flujo de oro físico de Occidente a Oriente, en particular a la China continental a través de Hong Kong, como le hemos mantenido al tanto en este blog.

La fuerza de los hechos los está orillando a informarlo.

Cabe señalar que el país asiático, según proyecciones del Consejo Mundial del Oro (WGC, por sus siglas en inglés), podría rebasar a India como el principal consumidor del metal precioso este 2013.

Desde luego, la empresa Malca-Amit Global Ltd., propietaria de ésta que es la bóveda más grande de su grupo, busca beneficiarse de esta creciente demanda china.

Bloomberg apunta que el consumo de joyería, barras y monedas en China, India, Indonesia y Vietnam juntos, equivale ya al 60 por ciento del total mundial, cuando en 2004, era de apenas 35 por ciento.

El seguimiento de los datos nos revela que lejos de que el oro esté “perdiendo brillo” o atractivo entre los inversionistas, estos están reaccionando con prontitud cada vez que bajas en las cotizaciones les dan oportunidad de adquirirlo a mejores precios. Al menos esto es cierto para los inversores asiáticos, pues los occidentales siguen cometiendo el gran error de desprenderse de él, al no ver la necesidad de un refugio seguro. Allá ellos.

En total, ya suman 755 toneladas las vendidas por fondos cotizados, ante el temor de analistas como los de Goldman Sachs que han dicho que existe el riesgo de que el metal pueda caer por debajo de mil dólares la onza. Otros analistas cifran el promedio de cotización en 1,175 dólares para el tercer trimestre de 2014.

Todo esto ante meras especulaciones sobre un posible retiro de estímulos por parte de la Reserva Federal (Fed) estadounidense, y “mejores” datos económicos en esa economía.

La posición de este espacio es que no ocurrirá tal recorte (“tapering”), y que en cambio, la Fed podría aumentar los estímulos cuando esta supuesta “recuperación” comience a flaquear. No hay estrategia de salida, llegarán por este camino hasta las últimas consecuencias.

Como quiera, la simple percepción del mercado en el sentido de que esos recortes en la impresión monetaria (QE) de la Fed ocurrirán, podrían dar pie a que estos descensos en los metales preciosos se prolonguen por más tiempo. Esa situación, deberá ser aprovechada.

En este sentido, en los próximos días podremos revisar si se confirma la continuidad del apetito asiático por el oro con las caídas de los últimos días, que llevaron ayer al rey de los metales a tocar un mínimo de cuatro semanas. Al cierre de Nueva York el oro y la plata se vendieron en 1,266.20 y 20.70 dólares la onza troy. 


Asimismo, no deben perderse de vista indicadores de demanda física de oro y plata como la base y la cobase, que solo podrá leer aquí. Recuerde que ahora –como le informamos la semana pasada, la plata también ya entró en “backwardation”.

Las lecturas de este “termómetro” de consumo de ambos metales preciosos monetarios las estaremos actualizando en los próximos días, pero es de esperar que, como en ocasiones anteriores, las caídas de precio eleven el dato positivo para la cobase y por tanto aumente la “backwardation” (para una explicación más amplia de estos conceptos visite el blog de Inteligencia Financiera Global).

Ahora bien, 2013 podría ser el primer año en lo que va del siglo en que el precio del oro cierre a la baja, pero como se podrá dar cuenta, sólo quien se deja llevar por los análisis técnicos tradicionales y el “mainstream media”, lo dan por muerto justo cuando es más necesario que nunca en las manos de la gente, a la par de la económica plata.


Lo cierto, es que quien se da cuenta de que su valor (no el precio) es más alto que nunca ante el inevitable colapso hiperdeflacionario que se avecina, seguirá el mismo camino de China que está llenando sus propias arcas. No por nada Asia, será el continente el que lleve la voz cantante en el siglo XXI.

domingo, 10 de noviembre de 2013

“EL BUEN FIN”, O EL MAL FIN...




Estamos a unos días de que en México se lleve a cabo “El Buen Fin”, que como sabe, es una campaña que aprovecha el fin de semana largo con motivo del aniversario del inicio de la Revolución mexicana, para promover ofertas especiales en una gran cantidad de comercios.

Sin embargo, la iniciativa que por supuesto es bienintencionada, debe verse desde una perspectiva mucho más amplia que la expresada por la Secretaría de Hacienda, que ha dicho que servirá para “estimular el crecimiento de la economía”.

No hay lugar a dudas: cuando fluye el dinero, el gobierno, los empresarios y los consumidores están muy contentos, y eso está muy bien.

Quien pueda debe aprovecharlo, pero al mismo tiempo, lo que no debemos perder de vista es algo más de fondo: Creer que se puede “estimular” la economía para siempre a través del gasto, es vivir en un injusto mundo de fantasía.

Injusto, porque de poco sirve que a nivel individual y familiar haya muchas personas responsables que ahorran y otras que cuidan de no sobrepasarse en sus pasivos para cuidar su capacidad de pago, si a nivel macroeconómico el gobierno se excede por todos ellos a través de déficits públicos que endeudan no solo a la generación actual, sino a las futuras.

En México lo hemos vivido ya antes. El sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), fue una época de relativa “bonanza” que, luego del “error de diciembre”, se acabó de golpe regresándonos a nuestra realidad.

Ese “buen” período de la economía nacional, que nos puso de moda en el mundo, lo vivimos con cargo al crédito tanto interno como externo, que cuando ya no fuimos capaces de extenderlo, el sueño de llegar a ser desarrollados terminó.

El costo aún lo seguiremos pagando por muchos años. De manera que vivir de prestado es un ingenioso invento del ser humano para “traer del futuro” riqueza que todavía no existe, y que no nos tocaba a nosotros disfrutarla, sino a nuestros hijos. Una injusticia.

Toda prosperidad y aumento de los ingresos reales de la gente hoy, que no provenga de un incremento en la productividad, de generación de riqueza y capital así como de auténticos ahorros presentes que lo financien, es una ilusión que tarde o temprano termina mal.

Por eso preocupa encontrar algunos paralelismos de aquellos tiempos con los actuales.

Ahora, se habla de un “Mexican moment” que se fue desvaneciendo con la desaceleración económica que padecimos este 2013, y el gobierno que había prometido responsabilidad y “déficit cero” en el manejo de las finanzas públicas, se ha olvidado de ello.

Regresamos entonces al viejo sendero del amplio déficit público, al repetido discurso de la necesidad de expandir el gasto, el crédito y las deudas para “levantar” la economía.

Todas las reformas económicas propuestas por el presidente van exactamente en el mismo sentido, sea que se trate de la hacendaria, la energética, el presupuesto o de la reforma financiera. Esta última, incluso de manera explícita habla de expandir el crédito en México, mientras que la promoción abierta y permanente del ahorro no forma parte de las políticas oficiales. No es prioridad.

Ojalá entendiéramos que el mundo vive la que, en el futuro, será vista como la crisis más severa de la historia humana, como consecuencia justo de tener una economía global basada en el dispendio.

Ese sistema sería perfecto de no ser por un “defectito” que lo convierte por definición en insostenible: las deudas, sean públicas o privadas, no pueden crecer para siempre porque tarde o temprano se tienen que pagar, y si esto ya no es posible por su magnitud, los que más perderán son los acreedores, por supuesto, en otra gran crisis.

Parece que esta vez el curso económico decidido en Los Pinos no dará un nuevo golpe de timón en el sentido correcto, a pesar de la promesa, solo eso, de que para 2017 volveremos al equilibrio presupuestal.


Por eso, como le decimos en esta columna, más vale irse preparando mientras haya tiempo, no vaya a ser que de nuevo, en 2018, tengamos un mal fin.