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Finalmente la semana pasada, el Banco
de México decidió sumarse a su manera, y a mediano plazo, a lo que se conoce
como “guerra de divisas”. Esta no es otra cosa más que una carrera en la cual
los bancos centrales de los principales países del mundo, están luchando entre
sí para hacer más competitivos a sus respectivos países, por medio de la
devaluación de sus monedas.
La lógica es que al hacerlo, sus
mercancías se vuelven relativamente más baratas y así pueden vender más en el
exterior, generar ingresos y por supuesto, atraer inversión y generar
crecimiento. Nadie quiere una “súper” divisa. Los casos de Japón y Suiza son algunos de los más representativos.
La forma en están conduciendo esa
política monetaria es sobre todo a través de impresión monetaria, es decir, creando
billetes a máxima velocidad para que, inyectados a la economía, cumplan con la
función que esperan.
La pinza la cierran con la
reducción artificial de las tasas de interés para propiciar, con el mismo
razonamiento, que la gente se endeude, y al incrementar su consumo, tanto
negocios como familias y por ende naciones enteras se vean beneficiadas. Así se financia barato también el dispendio
gubernamental.
Sin embargo, aquella baja de
intereses es inducida porque, si los mercados fuesen libres y las tasas determinadas
espontáneamente, ya habrían explotado al alza con un mensaje muy claro: no hace
falta más deuda y consumo (causantes originales de la crisis), sino ahorros y capital.
Seguir la fiesta del crédito es
hipotecar el porvenir, pues ante la ausencia de ahorros suficientes en el
presente se trae “desde el futuro” en forma de deuda, que tarde o temprano se
tiene que pagar. La creación de riqueza tiene limitaciones físicas elementales
que muchos pretenden ignorar.
Lo peor de estas manipulaciones y
corrupción monetarias, es que por primera vez en la historia este fenómeno no
se circunscribe a un solo país, ni siquiera una región como la Zona Euro, sino a prácticamente todas las naciones.
Por supuesto, la realidad es que tarde
o temprano todas se verán forzadas entrar en este perverso juego devaluatorio,
pues quedarse atrás en esta competencia les significará desde luego, perder
terreno en los mercados internacionales.
Estas medidas mientras no logren
su presunto cometido de alcanzar un crecimiento sostenido, seguirán vigentes. La
evidencia disponible hasta hoy demuestra que ni todos estos esfuerzos sin
precedentes lo han conseguido, por lo
que los “estímulos” serán permanentes.
Banxico lo sabe de sobra y por
eso, está entrándole a esa “guerra” a su modo.
Aquí no está estimulando la
economía por medio de la inyección de más pesos al mercado (vía la compra de
bonos), pero sin duda lo está intentando con el recorte de su tasa de interés
de referencia, que a la larga permitirá desinflar en parte las burbujas
provocadas aquí por la inundación de capitales golondrinos.
La meta es a mediano plazo, pues hasta
el momento se está teniendo un efecto contrario al buscado: la apreciación del tipo de cambio.
El argumento principal del
Instituto Central es que las expectativas de inflación parecen “ancladas”, o
sea que no esperan que se dispare en los próximos meses. Una apuesta dudosa.
Imagen: Economist.com |
Lo cierto es que ahora parece más
preocupado por no detener el crecimiento económico que por su objetivo
prioritario de procurar el poder adquisitivo de nuestra moneda, y con esto los
grandes perdedores serán los ahorradores.
¿Cuál es el incentivo a guardar dinero, si los rendimientos que pagan
son tan bajos que no compensan el costo de no gastarlo?
Este fenómeno no es exclusivo de
México, por lo que la aniquilación del ahorro se está presentando a nivel
global, algo que jamás había sucedido.
El desenlace no puede ser otro
más que otra gran crisis, en la que el mercado por la fuerza obligue al colapso
de las deudas y por ende, se habrán de disparar las tasas de interés. Eso es
inevitable y será lo más sano en su momento. Que se pueda patear la “bomba”
para más tarde no significa que se pueda hacer para siempre.
Las consecuencias de este fatal
experimento devaluatorio serán terribles: más miseria y escasez de la que se
pretendía evitar.
En palabras del gurú de las
materias primas, Jim Rogers, “la gente que ahorra su dinero e invierte para el
futuro son los que construyen una economía, una sociedad y una nación”. Acabar
con ellos, efectivamente, solo puede
tener el efecto contrario.
Es por ello que a la larga, cuando esta burbuja de inflación explote, nos daremos cuenta de que a todos los niveles, más habrá valido estar protegidos en activos tangibles, que preservarán su valor con el tiempo, como los metales preciosos entre muchos otros. Oro y plata son así una buena apuesta de compra, pues nada puede beneficiar más su mercado alcista que justamente la impresión de cantidades ilimitadas de "dinero" de papel.
Buenas tardes y encantado de estar en su Blog.
ResponderEliminarGilluermo,
ResponderEliminarDo you have any background in accounting or bookkeeping? The reason for asking is to learn a little more of the background of the ideas put forth in your articles.
In Mexico, are students in general taught accounting or bookkeeping? Also, is accounting or bookkeeping required for economics education in Mexico?
I have learned some double entry bookkeeping later on after school and have found it to quite a help in understanding things.
In the USA accounting is not required for economics, secondary, or for many college degrees.
ResponderEliminarMuchas Felicidades por el Blog.
ResponderEliminarentonces las personas que empezemos a comprar joyeria de oro estaremos salvados, con 1 kg de oro verdad.
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