Imagen: Seeitmarket |
No, por supuesto que el título de este artículo no se refiere a que el mercado alcista del oro esté terminado, ni a que sus existencias se estén consumiendo a un ritmo tal que tiendan a desaparecer, para fines prácticos, de la faz de la Tierra (como por cierto, sí ocurre en el caso de la plata por sus crecientes usos industriales).
En cambio, nos referimos a un fenómeno que, como secreto a voces, corre entre la comunidad más informada de inversores en metales preciosos: el oro y la plata, el dinero real, está “desapareciendo” misteriosa y constantemente del mercado tangible.
Los detalles los comentamos de manera más amplia en los artículos “Caída en Precio del Oro Desata ´Tsunami´ de ComprasFísicas” y “¡ExplotaDemanda de Onzas de Plata en México! ¿Por qué?”, que dan cuenta de cómo en todo el orbe la gente está adquiriendo enormes cantidades de ambos metales, y retirando el que tienen bajo resguardo de terceros.
Este acto de “desaparición” no tiene nada que ver con la magia, pero sí con el conocimiento o la intuición de los inversionistas, de que el punto más álgido de la crisis que inició en 2008 no ha sido visto, y que cada día el riesgo de que les incumplan en la entrega de su tesoro, es más grande.
Este fenómeno se está expresando de forma inequívoca en algo que se conoce como “backwardation”, y que está presentándose en el mercado del oro, con una tendencia a volverse permanente.
Para explicar de forma muy simplificada lo que esta palabra inglesa significa, y más importante, las consecuencias de su permanencia, es oportuno comenzar por hablar de su opuesto, el “contango”.
Éste nos remite a la “normalidad” presentada en el mercado: que el precio al contado de una mercancía como el oro (spot), el de entrega inmediata, sea más bajo en comparación con su precio en el contrato de futuros.
El diferencial está en función del costo de financiamiento por efectuar esa compra hoy en el mercado spot.
Como ambos, el efectivo y el oro pueden ser tanto dados como tomados en préstamo, habrá siempre una diferencia aritmética entre las tasas de interés que se pueden obtener por ellos.
Es así que tanto el tenedor de oro como el de dólares en este caso, podrían obtener una rentabilidad por prestar sus recursos.
Si por ejemplo, en el período del contrato de futuros, mis dólares ganarán el 1% de rendimiento, y el prestamista de oro pudiera obtener una tasa de 0.25%, es de esperarse que yo tenga que pagarle en compensación el 0.75% sobre el precio spot si es que quiero el metal que ofrece.
De lo contrario, el vendedor preferiría enajenar ya su oro y depositar sus dólares él mismo, para obtener la ganancia esperada y completa.
Como es obvio, ese 0.75% irá disminuyendo conforme se acerque el vencimiento del contrato.
Por pura aritmética, mientras las tasas de interés en dólares sean mayores que las de préstamos en oro, se estará en “contango”, pues el precio de futuros estará por encima del spot: el diferencial de tasas será positivo y su curva, ascendente.
Si sucede lo contrario, y el precio spot es más elevado que su futuro, se está en “backwardation”.
Esto ocurre desde luego, si las tasas de interés en dólares caen por debajo de las tasas de préstamos en oro, y el diferencial es negativo. Eso, es justo lo que está ocurriendo ahora. La pregunta es, ¿por qué?
La respuesta es sencilla, y de nuevo, la encontramos en el fenómeno del enorme y creciente apetito por el oro y la plata físicos, sobre todo por parte del llamado “dinero inteligente” o “manos fuertes”.
Esas que no quieren los metales preciosos como especulación de corto plazo, es decir, no lo buscan por su precio, sino por su valor, y por tanto, los acumulan más cada vez que el diferencial es positivo, pues es el instante en que las probabilidades de encontrar oro a cambio de efectivo, son las mejores: su precio es relativamente bajo en comparación al futuro.
De ahí que el oro se esté “acabando” o “escondiendo”: estando en “backwardation”, los inversores están expresando su preferencia en pagar más hoy por metal contante y sonante, que por una promesa de entrega más barata en el mañana.
En el fondo, esta implicación es gravísima: el rechazo del papel dinero (fíat), y la preferencia por el dinero real, incluso ante la posibilidad de mayores ganancias, pero que no dejan de ser promesa. Nada más.
Imagen: Debtonation |
Visto así, ya no es tan sorprendente que la demanda física haya estallado como lo ha hecho, con el desplome inducido de precios en el mercado de papel.
Los manipuladores ofrecen cada vez más y más “oro” y “plata” imaginarios que tiran la cotización, los metales físicos se esconden de la circulación y al final, millones de manos se darán cuenta de que fueron defraudados, pues no hay existencias materiales que alcancen para todos.
Los manipuladores ofrecen cada vez más y más “oro” y “plata” imaginarios que tiran la cotización, los metales físicos se esconden de la circulación y al final, millones de manos se darán cuenta de que fueron defraudados, pues no hay existencias materiales que alcancen para todos.
A las “manos fuertes”, se les ha hecho el favor más grande de su vida, al poner de regalo los que serán los últimos refugios de pie, cuando el colapso deflacionario que nos está tocando vivir, haga sentir todos sus efectos, y que los bancos centrales intentarán sin éxito, compensar con más impresión monetaria.
Justo por eso, las “manos fuertes” no se sienten motivadas a desprenderse de sus metales ni siquiera a precios mayores, con lo que la amenaza de “backwardation” permanente, crece.
¿Quién quisiera soltar el bote que podría salvar la vida propia y de su familia, en medio de un barco que zozobra, incluso si le ofrecieran la máxima de las riquezas?
Hay algo que cierra este círculo vicioso. La única opción aparente para combatir el riesgo de “backwardation” continua, es obligar a los tenedores a vender su oro, presionando aún más abajo aumentando la oferta de “oro” papel.
Los manipuladores obtienen así efectos no deseados, pues cada vez será menor la cantidad de oro en “manos débiles” que soltarán sus monedas, lingotes, etc., por lo que en términos relativos el rechazo al dinero papel se disparará, tendiendo como siempre hacia su verdadero valor: C E R O.
Como podrá entenderse, es en este punto donde aquellos que aún no lo comprendan, verán por fin con claridad la diferencia que existe entre precio y valor, y por qué pese a su desplome en términos de dólares, euros, pesos mexicanos, etc., el oro y la plata cada día se vuelven más valiosos.
El oro es propiedad privada, que no se ve en el espejo de la hoja de balance de alguien más, si se tiene en físico. De esta forma, es la única manera de evitar el riesgo de incumplimiento de pago (default) y de pérdidas totales.
Vaya, después de todo, el viejo J.P. Morgan tenía razón: “el oro (y la plata) es dinero, todo lo demás, es crédito”… palabras pues, que hoy más que nunca, se lleva el viento.