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miércoles, 4 de junio de 2014

BAJA PRECIO DEL ORO; SALE DE LA CIRCULACIÓN



El precio del oro tuvo durante casi los tres primeros meses del año, una tendencia alcista que se ha revertido en lo que va del segundo trimestre. En este blog hemos pronosticado que la corrección (baja) del oro que inició en septiembre de 2011 tras alcanzar un máximo histórico de 1,923.70 dólares la onza, llegará a su fin este año, pero no sin antes visitar probablemente nuevos mínimos por debajo de 1,200 dólares, como sucedió el año pasado. Las presiones bajistas se siguen haciendo presentes por la percepción del público de que “no hay riesgos inflacionarios”.

No obstante, de nueva cuenta llamamos la atención sobre algo más importante que no nos dice ningún estudio basado en los precios del rey de los metales, y que es exclusivo de la Nueva Escuela Austríaca de Economía: el análisis de su Base y Cobase, que nos manda el mensaje cifrado de que el oro, está saliendo de la circulación para ser atesorado en manos privadas. Los amables lectores de esta columna sabrán de sobra que esas manos se están concentrando sobre todo en Asia, y en particular China, hacia donde se está transfiriendo esa riqueza y poder.

En términos simplificados, la Base es el resultado de restar del precio del contrato de futuro activo (o sea el próximo), el precio “spot” (al contado). Dado que la normalidad es que los futuros sean más caros que el precio al contado, la diferencia debe ser positiva. Esto es “contango” (curva ascendente). Pero si el resultado obtenido es negativo, muestra una inversión en la curva llamada “backwardation” (curva descendente).

A la inversa, la Cobase se obtiene restando del precio “spot” el del contrato de futuro más cercano (activo). Por eso se está en “contango” cuando el resultado es negativo, y en “backwardation” cuando hay Cobase positiva.

La Base y la Cobase tienen su origen en las materias primas agrícolas, que como sabemos su disponibilidad se mueve en ciclos conforme a las cosechas. No obstante, el caso del oro es especial por su condición de materia prima monetaria, dinero real, pues a diferencia de las agrícolas su oferta no está sujeta a un ciclo como el de aquellas, pues siempre hay abundante oro sobre la faz de la Tierra.

Para fines prácticos casi todo el oro que se ha extraído en la historia humana sigue con nosotros gracias a su valor, que nos hace atesorarlo. De manera que cuando existe una condición de “backwardation” (cuando hay Cobase positiva) –gracias a que el precio spot es mayor que el del contrato de futuros más cercano, es indicativo de escasez de la materia prima en cuestión. Esto en el caso del oro constituye una anomalía, pues aunque en la naturaleza sí es escaso, su oferta en el mercado es abundante por las razones expuestas. Siempre hay oro.

La única manera en que puede presentarse dicha “escasez” es que los tenedores de oro se sientan renuentes a venderlo. Por eso, quien quiera comprarlo debe antes pagar un sobreprecio respecto a la promesa de entrega futura (contrato de futuro activo), o de hecho no lo podrá obtener.

Por lo tanto el mensaje de la “backwardation” es claro: “no suelten su oro por el creciente riesgo de no poder recuperarlo después… cuando más lo necesitarán”.

La endeble situación del sistema económico y monetario a nivel mundial, es la causa de que los inversores más avezados –conocedores de la realidad– estén acumulando el metal precioso en grandes cantidades. Las condiciones de la economía mundial son endebles, y con impagables deudas e impresión de dinero de papel acumulándose día con día para “estimularla”, el rol del oro como refugio financiero se refuerza más que nunca. No es una promesa de pago que se pueda incumplir cuando se le posee en físico.

Desde principios del año pasado el oro ha estado en “backwardation” la mayor parte del tiempo, y ésta se dispara cada vez que bajan los precios.

Una vez más eso se confirma en la actualización de este mes de junio, pues le informo que con el descenso de las cotizaciones observado en la segunda quincena de mayo, la Cobase del oro en el contrato activo (junio) se disparó a territorio positivo (backwardation). Esta comenzó a descender al entrar al vencimiento, pero el contrato activo actual con vencimiento en agosto está sin duda solo a unos días de entrar a la misma condición, por lo que una vez más se confirma: el oro está saliendo de la circulación a tasas constantes.

Quien tenga oídos para escuchar la “alerta dorada”, que lo haga, pues aunque resulte paradójico, pese a su abundancia, el oro disponible se acaba de manera lenta pero consistente. El gráfico siguiente (cortesía de Sandeep Jaitly de Feketeresearch.com) que muestra la evolución corriente de la base en azul y la cobase en rojo del contrato de junio (líneas continuas) y agosto (líneas discontinuas), dice más que mil palabras.


domingo, 20 de octubre de 2013

EL ORO SALTA DE NUEVO A “BACKWARDATION”




Apenas el 1 de octubre pasado, relatábamos que el oro había salido de la condición de “backwardation” (retroceso). Ésta ocurre cuando el precio al contado “spot”, es más elevado que el de los contratos de futuros más cercanos. Eso constituye una anomalía, pues lo contrario –el “contango” (cuando los futuros son más caros que el “spot”), es la situación normal. Una curva ascendente.

La tendencia desde agosto había sido a una reducción de la “backwardation”, que se perdió de manera temporal a partir del 20 de septiembre.

La intensidad de este estado es medida con dos indicadores descubiertos por el Prof. Antal E. Fekete, la Base y la Cobase del oro, que dan seguimiento de manera inversa a la relación que guarda el precio “spot” con respecto a los futuros. Una base negativa y una cobase positiva indican “backwardation”.

Para ilustrar mejor la Base (líneas en azul) y la Cobase (líneas rojas), mostramos en ese entonces la gráfica siguiente –cortesía de Sandeep Jaitly de Feketeresearch.com, con corte al 1 de octubre. En ella se aprecian las lecturas observadas para los contratos de diciembre y febrero (líneas difuminadas) ya en “contango”.

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Sin embargo, algo cambió súbitamente.

A medida que nos acercamos más al vencimiento del contrato de diciembre, señalamos que la “backwardation” volvería, y así se presentó. La novedad en todo caso es que esto sucedió de forma abrupta, gracias a una caída en las cotizaciones que llevaron al metal a pasar de 1,329.50 dólares la onza (London PM Fix) el 8 de octubre, a 1,265.50 tres días después.

Un precio más bajo presiona al mercado, pues a menores cotizaciones los tenedores físicos de oro se resisten más a desprenderse de él. Eso es lo que significa la “backwardation”: la curva se invierte porque el oro “escasea”, de modo tal que los demandantes se ven obligados a comprarlo a precios por encima de los futuros.

En teoría, eso le da una ganancia de “cero riesgo” al vendedor de oro, pues puede liquidar su metal físico y de inmediato comprar con ganancia un contrato de futuros de oro más barato a diciembre.

La gráfica actualizada al 15 de octubre, da cuenta de este “salto” del oro de vuelta a una lectura de cobase positiva (“backwardation”) para el contrato a diciembre, y se anticipa que el de febrero (líneas difuminadas) está a solo días de entrar al mismo territorio.

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Aunque los precios se han recompuesto a niveles de 1,316.50 (London PM Fix) el viernes pasado, la cercanía con el vencimiento impediría esta vez que la cobase vuelva a ser negativa.

Quizás la mejor forma de ver y entender la backwardation, es que a medida que las condiciones económico- financieras del mundo empeoran, la propensión de las personas a acumular valor a través de dinero real (oro y plata), aumenta. Eso explica por qué esos metales preciosos monetarios, como lo confirman las lecturas de la base y la cobase, siguen saliendo de la circulación.

Con cada descenso en el precio, las “manos fuertes” de esos inversores están entrando a demandar metal físico por el que están dispuestos a pagar incluso, un premio más elevado para recibirlo hoy, en vez de una mera promesa futura de entrega, aunque luzca más barata.

Del otro lado, el de los vendedores, las “manos débiles” que sueltan sus tenencias cada día son proporcionalmente menos, y la “debilidad” de las que quedan es menor cada vez en términos relativos. Eso confirma que tendemos hacia el día en que solo las manos fuertes rijan el mercado (backwardation permanente), y se resistan a entregar más su metal en términos de precios expresados en divisas fíat (dólares, euros, pesos, etc.), cualquiera que estos sean.

Ese repudio dará pie a un intercambio directo (trueque) entre los tenedores de dinero real (oro y plata) y los de mercancías, sean estos personas o países enteros. A eso el profesor Fekete, fundador de la Nueva Escuela Austríaca de Economía, lo ha descrito como un fenómeno de hiperdeflación. Justo por ello es indispensable mantener esos metales preciosos en propia mano.

El trueque es el último estadio de un proceso deflacionario, que en los hechos implica un rechazo al falso papel “dinero”, y a las deudas expresadas en sus términos: el punto culminante de la Gran Depresión del siglo XXI que estamos viviendo.

Todavía muy pocos logran ver la gravedad y alcances de esa crisis, que se sigue agravando con la actual impresión masiva de divisas (QE) de los mayores bancos centrales del orbe, y la absurda y perjudicial política de estimular la economía con más créditos/deudas, a la que por cierto pretende sumarse México.

Los que sí la ven, continuarán acumulando y escondiendo en silencio su oro y plata, dejando huella en la inocultable backwardation del mercado. El mensaje secreto, ha sido descodificado.

viernes, 19 de abril de 2013

CAÍDA EN PRECIO DEL ORO DESATA “TSUNAMI” DE COMPRAS FÍSICAS

Imagen: BBC

Luego de dos días de arteros ataques al precio del oro el viernes pasado y el lunes de esta semana, que propiciaron que el mercado entrara en un pánico que no se veía desde hace tres décadas, las evidencias demuestran una vez más que lejos de apartarse del metal áureo, los inversores más avezados están comprando tanto como pueden en el mercado físico.
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El Consejo Mundial del Oro (WGC, por sus siglas en inglés) dijo este jueves que una “ola masiva” de compras físicas se está presentando por todo el globo, debido a la baja de sus precios.

Su director general, Aram Shishmanian, emitió ayer un comunicado de prensa muy revelador en el que afirma: “Ha quedado cada vez más claro en el curso de la semana pasada, que la caída en el precio del oro fue disparada por especuladores operando en el mercado de futuros.”

Asimismo, explica que el alza en las compras físicas del metal, está abarcando mercados que van desde India y China, los más grandes, hasta Estados Unidos, Japón y Europa. No hay duda pues, de que este grupo de inversionistas agradece la oportunidad que el abaratamiento del oro les significa.

Shishmanian agrega en su comunicado que el WGC, está “viendo escasez de barras y monedas en Dubai”, mientras que en Bombay y Shanghai los altos “premios” (diferencial sobre el precio “spot”), revelan que el público está incluso dispuesto a pagar un sobreprecio elevado.

El WGC concluye que esta dinámica de alta demanda y oferta limitada, es la que en largo plazo determina la tendencia de largo plazo, y con razón.

Por otra parte, la Casa de Moneda de Estados Unidos (US Mint) reportó este miércoles ventas por 63,500 onzas de oro, un nuevo récord para un solo día y más que el total de marzo. En lo que va de abril, ha vendido ya 153 mil onzas, que supera la cifra de los dos últimos meses juntos, y la de todo el mes de enero.

La Asociación del Oro de China, según reporta el portal Hardassetsinvestor, dijo que las ventas minoristas de su país se han triplicado esta semana. Bloomberg por su parte, da a conocer que la Federación de Comercio de Gemas y Joyería de India, dijo que la demanda llegó a su punto más alto en lo que va de este año.

Todos estos reportes, más aquellos que se presentaron incluso antes del desplome de precios en los metales preciosos monetarios, dan indicios claros para el que lo sabe ver, de que las “manos fuertes” de los inversores más informados están retirando cada día más y más existencias del mercado. Gran parte de ellas emprendiendo un viaje sin retorno al lejano Oriente.

Esto es muy relevante pues, como aquí se ha dicho antes, la cantidad de “oro” y “plata” papel en el mercado es infinitamente superior a la que es posible entregar en físico. Por esta razón, es indispensable que toda inversión se materialice, o de lo contrario, el riesgo de impago hace que la protección que brindan estos activos se vuelva imaginaria.

Eso tiene desde luego una explicación lógica. El mercado de lingotes, monedas, etc. tiene una limitación material en cuanto a sus existencias, el otro, no. Por ello, la sobreoferta de papel siempre tendrá el potencial de tirar los precios a voluntad de sus grandes tenedores (como JP Morgan, por ejemplo), que tras bambalinas podrían estarse coludiendo para optimizar el alcance de sus metas.

El sistema de reserva fraccionario con que operan los denominados “Bullion Banks” –bancos especializados en metales preciosos, y los préstamos de oro que han realizado los bancos centrales, hacen que esto, pese al escepticismo, vaya más allá de cualquier teoría conspirativa.

Como quiera, lo cierto es que pasada la tormenta y terminada la corrección, el oro y la plata tienen un destino mucho más alto a lo largo de esta década.

Las presiones deflacionarias que se presentan en el mundo, no hacen más que anticipar que la impresión monetaria que harán los bancos centrales para intentar inútilmente compensar sus efectos, tendrá en última instancia consecuencias desastrosas para la humanidad.

Sus intenciones de destruir el poder adquisitivo de sus divisas se harán cada día más evidentes –como ahora en Japón, igual que el despertar de más y más personas sobre la importancia de protegerse con dinero real. El tiempo, habrá de confirmarlo.

martes, 16 de abril de 2013

¡COLAPSA PRECIO DEL ORO! "BIENVENIDOS" A LA GRAN DEFLACIÓN




La confusión y el pánico, se han apoderado del mercado del oro. Este martes, su precio cayó a niveles mínimos de más de dos años, con un desplome vertical de proporciones históricas.
Imagen: Yahoo


Este suceso, nos lleva a separar con claridad a dos tipos de personas: la mayoría que repite que el oro está hundido en una tendencia bajista de la que no se recuperará, y los pocos que se frotan las manos por la cercanía de una nueva oportunidad de compra.

En esta última categoría minoritaria, se encuentran inversionistas de “manos fuertes”, que saben de sobra que su mercado alcista mayor está lejos, muy lejos de haber concluido, por lo que ven el derrumbe de precios como una noticia extraordinariamente buena. Lo ven como la coyuntura ideal en la que los billetes que traen en la bolsa, les permiten adquirir más riqueza.

Esas manos comienzan frotarse, pues no son “traders” ni especulan con ganancias rápidas, y en cambio mantienen posiciones a largo plazo y en metal físico, que acumulan de manera regular por su valor y cualidad de dinero real, no por las variaciones en el precio.

Este tipo de inversores tienen conocimientos sobre la historia de estos mercados, así como de los destructivos efectos de las políticas monetarias expansionistas que vivimos.

Saben también que poderosos intereses del lado de los principales bancos centrales, gobiernos y grandes corporaciones financieras, operan “en lo oscurito” para “influir” (es decir, manipular), no solo el mercado de metales preciosos, sino todo aquel que juzguen conveniente. Los algoritmos y “stop orders”, se encargan de magnificar las triquiñuelas.

Claro, asimismo aprendieron bien cómo el mercado, al final, siempre termina por imponerse y corregir por la fuerza, todos los desbalances y excesos que se crearon de modo artificial, como el hecho de que exista más oro en papel del que es posible entregar en físico.

Son estos inversionistas, los que sonríen cada vez que oyen que la burbuja del oro explotó al rebasar los 1,920 dólares la onza en 2011, pues saben que en términos reales ni siquiera se estuvo cerca de un máximo histórico real que estaría ahora casi en 2,400 dólares.

El otro lado, el de los especuladores que pregonan que el oro está “muerto”, busca todas las justificaciones que se encuentren a la mano para reforzar sus falsas conjeturas.

Parece que olvidan que la normalidad de cualquier mercado es que suba y baje, y que es poco usual que un activo, cualquiera que sea, acumule como el oro doce años al alza. Una corrección, como la que inició en septiembre de 2011 y que se ha acentuado, no es solo sana sino deseable.

En este sentido, incluso los que gustan de aprovechar la volatilidad de precios, deberían pensar dos veces antes de proclamar un mercado bajista mayor en el oro.

Deberían recordar que en la década de los ’70 –última vez que se vivió un mercado alcista mayor en metales preciosos, el oro pasó de su conocido ratio de 35 dólares la onza en 1970 a un pico de 850 dólares en 1980.

Esa alza, por supuesto, no estuvo exenta de correcciones severas. En diciembre de 1974, el oro alcanzó un promedio de 183.85 dólares la onza y empezó a bajar, hasta que 20 meses más tarde, en agosto del ’76 tocó fondo promediando 109.93 dólares. Luego, en el mes pico, enero de 1980, la cotización media fue de 675.30 dólares. Quien se “bajó del tren” casi cuatro años antes, sin duda debió lamentarlo mucho.

En otras palabras, una corrección del 40% no tendría por qué sorprendernos hoy. Autoridades  del mundo de las commodities como Jim Rogers, no descartan ver niveles de 1,200 dólares la onza, pero lo cierto, es que nadie puede saber si esto ocurrirá.

En la prensa especializada, se puede leer todo tipo de explicaciones sobre qué pudo detonar este abrupto colapso del oro, que van desde las más serias hasta las absurdas.

Sin embargo, salvo en contadas excepciones, por ningún lado aparece que podría ser síntoma de un problema mucho más grave: la deflación.

El profesor Antal Fekete, de la Nueva Escuela Austríaca de Economía, ha advertido con insistencia que la gran falla de los cuantitativistas –que por cierto gobiernan los bancos centrales, que afirman que la expansión de la oferta monetaria conllevará en automático a un repunte de la inflación, consiste en ignorar justo la especulación en los bonos que, como en la actualidad, genera la estrategia de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed).

Como se sabe, paradójicamente ese es justo el propósito declarado de la Fed: comprimir los tipos de interés para “estimular” la economía por el lado del crédito y el consumo, al tiempo que se inyecta liquidez a través de operaciones de mercado abierto (compra de bonos y otros valores).

Fekete explica que su meta de crear inflación falla al mandar un mensaje al público, de que la inversión en el mercado de bonos es “libre de riesgo”. De este modo, los inversores compran los bonos cada vez que bajan para revenderlos más tarde, y más caro, al seguro comprador: la Fed.

La liquidez inyectada entonces, crea un círculo vicioso contrario al que espera: crea deflación pues la liquidez no se va a la economía productiva ni al gasto, sino que se ahorra la fatiga cobrando intereses como reservas en los bancos (que están en niveles récord, ver gráfico) y en el mercado de bonos (treasuries, junk, de mercados emergentes como México, etc.). Dinero fácil y sin esfuerzos en la burbuja que nadie ve.



Eso explica por qué los rendimientos de los bonos gubernamentales están cerca de sus mínimos históricos, los precios de commodities siguen a la baja, la inflación aparece como “controlada” y la economía no despega.

No puede hacerlo pues la continua baja de las tasas de interés destruye el capital: ¿quién quiere arriesgarse en una empresa hoy si mañana el costo podría ser menor? Más vale esperar. Mientras tanto, para sobrevivir, los empresarios competirán con precios cada vez más bajos para poder sobrevivir. Una señal de alerta para los índices bursátiles, pues las utilidades de las empresas podrían ser cada vez más decepcionantes.

Fekete afirma que no es casual tampoco que la velocidad del dinero, esté también en su nivel más bajo desde finales de los ‘50 (ver gráfico), un síntoma deflacionario adicional, como lo es también la mayor acumulación de efectivo por parte del público, que comentamos en el artículo del martes pasado (“El Oro Más Valioso que Nunca”).



En suma, es evidente que Bernanke, pdte. de la Fed y compañía, tiemblan ante el temor de que su peor pesadilla deflacionaria se haga realidad, y para ello, están tan dispuestos como sus colegas japoneses a destruir sus respectivas divisas, con interminables rondas de flexibilización cuantitativa (QE). ¿Alguien se creyó el cuento de que terminarían pronto?

Dicho lo anterior, está claro que en el corto plazo el escenario para los metales preciosos, podría no ser alentador para muchos, pero más atractivo que nunca para otros. Sobre todo, si consideramos justo el punto del párrafo anterior, que permite darnos cuenta que la creación de divisas que por primera vez ocurre a escala global, terminará por reivindicar y explotar en sus términos, el precio de la única moneda que no puede ser reproducida a voluntad, y a la cual, este artículo está dedicado.