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La historia se remonta a junio de ese año, cuando el operador Daniel Plunkett vendió a una persona una opción digital que le pagaría la cantidad señalada si el LGF de las 3 p.m. del 28 de ese mes, quedaba por arriba de la barrera de 1,558.96 dólares la onza, pero nada si quedaba en ese nivel o por debajo.
La tentación de mover el precio del metal era más que irresistible pues Barclays es a la fecha uno de los bancos que determinan el LGF.
En la fecha acordada el precio estaba por encima de la barrera, por lo que Plunkett entró en acción colocando una orden de venta, poniendo a Barclays como oferente de 130 barras de oro a 1,558.50. Con esto, luego de que cada miembro expuso su interés, los órdenes de venta excedían a las de compra, por lo que bajaría el precio hasta que oferentes y demandantes quedaran equilibrados. Plunkett sabía esto y retiró confiado la orden inicial. Para su mala suerte, el interés de compra subió lo mismo que los precios, por lo que a las 3:09 pm volvió a subir una orden de venta, esta vez por 150 barras de oro. Su estrategia funcionó y el precio quedó fijado en 1,558.50 dólares.
Plunkett salvó a Barclays de pagar 2.3 millones de libras, pero no de que el cliente se quejara de lo sospechoso que le parecía que el precio de las 3:10 pm fuera más bajo que el de las 3:00 pm. Tras el fin de semana, Plunkett confesó todo a su superior, por lo que fue despedido, el cliente reembolsado y hoy, Barclays multado. El castigo para el operador fue la prohibición de trabajar en el sector y 95,600 libras.
Desde luego, a pesar de que ha trascendido que la Autoridad de Conducta Financiera británica (FCA, por sus siglas en inglés) lo ve como un caso “aislado”, la realidad es que en primer lugar, no hay garantía de que esto sea así. También lo sucedido nos habla de lo vulnerable que sigue siendo el LGF desde adentro y que, ahora que va a desaparecer el análogo London Silver Fixing (mecanismo de precio referencial de la plata que abordamos la semana pasada), se dan más que nunca las condiciones para que también desaparezca.
Como quiera, la difusión y manejo que se ha hecho de este caso da la impresión de que pretenden convertirlo en una especie de “sacrificio” que, por un lado, dé lo que piden a los que denuncian manipulación, pero por otro, deje intacta la permanente y más importante manipulación del precio del oro, cuyas raíces nos conducen al centro del sistema y a instituciones como la Reserva Federal de EE.UU., el Banco de Inglaterra y el Banco de Pagos Internacionales, el banco central de los bancos centrales. Castigar a un solo “trader” y un banco es de tan poca importancia que ni siquiera podemos decir que sea la punta del iceberg.
No podemos olvidar que son los propios bancos centrales los que, sobre todo por medio de los oscuros “préstamos” apalancados de metal, han mantenido deprimidas las cotizaciones con el interés superior de dar la apariencia de valor y fortaleza a sus divisas fíat en lo particular, y en general a todo el sistema monetario global.
De manera que quien piense que la historia de la manipulación del precio del rey de los metales llega a su fin con el caso Barclays, se equivoca. Debemos seguir denunciando que dado que los grandes manipuladores detrás de la cortina nunca serán perseguidos –pues el sistema no se va a perseguir y castigar a sí mismo, lo poco que queda es protegerse en lo individual. El engaño no quedará impune, y su verdugo –llegado el momento, será el mercado al que tanto se han esmerado en falsear.
deberías explicarles a muchos por acá, conceptos básicos tales como mercado, libertad, fijación de precios y salarios, creación del capital o riqueza, capitalismo, neoliberalismo, etc. Así mismo, deberías exponer las condiciones sine qua non, el liberalismo económico que tanto fetichean no funciona; o sea, la segunda parte de la campaña: quítenle el freno al cambio... si les haces el favor
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