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domingo, 29 de septiembre de 2013

BANXICO MALBARATA RESERVAS DE ORO



Imagen: contrasteweb.com 
Hace más de dos años, Banco de México (Banxico) saltó al escenario de los bancos centrales que, desde 2009, se convirtieron en compradores netos de oro para diversificar sus reservas, fuera de las típicas divisas consideradas como tal: el dólar estadounidense, el euro, el yen, etc.


Esto, al realizar una histórica compra de 100 toneladas del metal, en el primer trimestre de 2011.

Dicha adquisición se hizo de una manera tan discreta, sin anuncios ni comunicado alguno de parte del Instituto Central, que parecía como si quisiera que nadie lo notase. En su momento, en este blog criticamos esa actitud del Banxico, al tiempo que reconocimos que se trataba de una de los pocas decisiones acertadas que había tomado, desde el inicio de la crisis global en 2008.

Más tarde sin embargo, gracias a Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, pudimos revelar en 2012, que gran parte de ese mérito quedaba diluido, pues casi el total del oro que se supone forma parte de los activos de Reserva de nuestro banco central (alrededor de 126 toneladas en ese momento), era mexicano solo en el papel: más del 94% está en Londres, Inglaterra; menos del 1% en Estados Unidos y alrededor del 5% en territorio nacional.

No solo eso. La Auditoría Superior de la Federación le “jaló las orejas” a la institución que gobierna Agustín Carstens, pues al revisar la Cuenta Pública de 2011 detectó que nunca había realizado siquiera una mínima inspección física de las 100 toneladas supuestamente compradas ese año y resguardadas por el Banco de Inglaterra. En otras palabras, que Banxico había adquirido puro “oro” imaginario, pues no se verificó la existencia de los lingotes.

Hoy sabemos además que la operación se efectuó a través de otro intermediario, el Banco de Pagos Internacionales (BIS), que de manera sospechosa le solicitó al Banxico en abril pasado, no revelar ninguna información concerniente a las operaciones de la cuenta de oro que le administra. Le pidió que fuera cien por ciento “confidencial”.

En fin. A todas esas malas noticias hoy debemos sumar que Banco de México acumuló en agosto pasado, un mes más de continuas ventas de sus reservas de oro, con los que suman ya 16 meses consecutivos.

En total, entre mayo de 2012 y agosto 2013, Banxico ha enajenado más de 60 mil onzas áureas, equivalentes a casi 1.9 toneladas.

Eso significa que de las apenas seis toneladas que teníamos en territorio nacional, ya solo quedan poco más de cuatro, y en total,  contando el “oro” en papel, menos de 124 toneladas.
Para decirlo con claridad, ya liquidamos la tercera parte del único oro que realmente poseemos, mientras seguimos sin reclamar la entrega de las 120 toneladas que nadie ha visto, y que el Banco de Inglaterra le dijo al Banco de Pagos Internacionales que a su vez informara a Banxico, que los tiene en sus bóvedas en Londres. Vaya cuento por el que además, pagamos por la custodia.

En agosto la cantidad liquidada por Banxico según datos del Fondo Monetario Internacional, ascendió a más de tres mil onzas. En dicho mes, el precio promedio fue de 1,347.1 dólares (London PM Fix) la onza.
Cabe recordar que el precio del oro a nivel internacional, comenzó un ciclo de corrección (baja) a partir de septiembre de 2011, después de alcanzar su máximo histórico de 1,923.70 dólares por onza.

Eso quiere decir que como banco central, Banxico ha resultado ser un pésimo inversor, pues además de tener apenas 3 por ciento de sus reservas totales en oro, de manera inexplicable decidió comenzar malbaratar sus pocas tenencias físicas –por las que no paga costos de almacenamiento, a precios más bajos, en lugar de reforzar su posición material adquiriendo el activo refugio para aprovechar su abaratamiento.

Banco de México va así en sentido contrario al de homólogos “no alineados” como el de Rusia y Kazajistán, que llevan ya 11 meses expandiendo sus reservas. El primero sumó 12.7 toneladas en agosto, para totalizar 1,015.5 toneladas del metal; el segundo, agregó 2.5 toneladas para un total de 134.5.

Si nuestro Instituto Central continúa con su política de mantener una amplia mayoría de sus reservas en dólares y bonos del Tesoro estadounidense, por agradar a nuestros vecinos o por la razón que sea, la realidad es que ese error lo pagaremos muy caro.

Pese a las especulaciones de si la Reserva Federal (Fed) recortará los “estímulos” monetarios consistentes en imprimir 85 mil millones de dólares para inyectarlos a la economía, lo cierto –como ya se demostró en su reunión del Comité de Mercado de Abierto de septiembre, es que no lo puede hacer.

Si quita ese alfiler a la economía de Estados Unidos, la llegada de una nueva e inevitable recesión se aceleraría.

Eso quiere decir que la Fed, continuará liderando la “guerra de divisas” que debería ser mejor conocida como “el juego de la devaluación”, en que los países están compitiendo para quitar valor a sus divisas imprimiendo billetes, para ganar “competitividad”.

Como ve, es una pésima idea seguir acumulando “reservas” que en realidad no son tales, pues su tendencia imparable es a valer cada día menos. Esa, es una colosal diferencia con el oro que, justo gracias a esa impresión masiva de divisas alrededor del mundo, recobrará con gran fuerza su mercado alcista luego de este “descanso”, y llegará muy por encima de su récord histórico vigente. Doctor Carstens, es momento de corregir los errores.

jueves, 26 de septiembre de 2013

MONTAÑA DE DEUDA, COMIENZA A CRECER




Imagen: cnnexpansión.com
No hay duda. Los más altos responsables de las finanzas y la conducción económica del país, han entrado en un pánico que cada día les es más difícil ocultar. Agustín Carstens en Banco de México (Banxico) y Luis Videgaray en la Secretaría de Hacienda, estarán “jalando parejo” para intentar echar a andar la economía a cualquier costo.

El primero ya redujo su Tasa de Interés Interbancaria a un día, con la esperanza de animar el endeudamiento de personas físicas y morales, y por ende la demanda del mercado interno. Hoy sabemos que la Junta de Gobierno de Banxico, votó dividida la aprobación de recorte en la tasa de referencia, pero es un hecho que Carstens “convenció” a la mayoría de los miembros para dicha acción.

De esta forma, como hemos señalado en este blog, la autonomía de Banxico no le alcanza para sustraerse de la fuerza política de Hacienda, por lo que hará lo que sea que le pidan de forma abierta o tácita.

Videgaray por su parte ya presentó la reforma hacendaria y el Paquete Económico 2014, con el mismo objetivo en mente: mejorar las deprimidas cifras de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) a como dé lugar.

Así, cancelaron demagógicamente la idea original –apoyada desde la campaña presidencial por el propio Videgaray, de gravar con IVA a alimentos y medicinas, para no “calentar” más el ánimo popular tan sensible por la privatización de la “renta petrolera”. El plan inicial de dejar exenta una canasta básica y generalizar el impuesto llegó incluso a las instancias del PRI, que en su última Asamblea Nacional borró este “candado” que se encontraba en sus Documentos Básicos.

Es evidente que la idea de cancelar este proyecto no salió de la oficina de Hacienda, sino desde Los Pinos. La política, una vez más, venció a la economía.

Se optó entonces por proponer cargar la mano a los mismos contribuyentes de siempre, pues saben que luego de algunas protestas e inconformidades académicas y periodísticas, acabarán por pagar les guste o no.

Para terminar de ganar el favor de la mayoría de la opinión pública, a la reforma hacendaria le agregaron el apellido “y de seguridad social”, con la cual se pretende universalizar este beneficio y otorgar el famoso seguro de desempleo.

La pinza la cierra el “estímulo contracíclico” que elevará el déficit público este año a 0.4% del PIB, y en 2014 a 1.5%, que esperan equilibrar para 2017.

Más allá de buenas intenciones, lo cierto es que la dupla Hacienda – Banxico ha caído en la trampa de la que no se puede salir sin graves daños: más deuda, más gastos y más devaluación del peso. Ni el déficit ni la expansión del endeudamiento serán de corta duración.

Como en casi todo el mundo, la inútil fórmula para “estimular” la economía como lo dictan los libros monetaristas y keynesianos, también se aplicará aquí.

No por nada aún sin la aprobación de la reforma hacendaria ni del Paquete Económico, ya se están valiendo de algo que han llamado Programa de Aceleración del Crecimiento. Lo que les importa a estas alturas es dar la impresión de que las cosas marchan mejor de lo que en realidad están, claro, con cargo a la “tarjeta de crédito”.


Es tan obvia esta situación, que ya hasta las desprestigiadas y siempre tardías agencias calificadoras como Moody’s y Standard & Poor’s  (S&P) la pueden ver. La primera aseguró ayer que la falta de fondos suficientes para atender la contingencia provocada por las tormentas que azotaron a México en días pasados, presiona de forma negativa a las finanzas de al menos 12 estados afectados, lo que significa un factor negativo para su nota crediticia.

Por su parte, S&P consideró esta semana que México no tiene argumentos para recuperar la nota financiera que tenía en 2009 (BBB+), por lo que descartó que incluso con una reforma energética exitosa pueda ver subir su calificación.

La racha de malas noticias se cerró este jueves, con el anuncio de Hacienda de que aumentará los montos de deuda a colocar en sus subastas programadas del cuarto trimestre. Así, el gobierno federal elevará entre octubre y diciembre la oferta de Certificados de la Tesorería (Cetes), bonos, Udibonos y Bondes D, en prácticamente todos sus plazos. Por supuesto, tanto beneficio y “justicia social” se tiene que pagar.

Imagen: blog.cristianismeijusticia.net 
La montaña de deuda, de modo oficial, comenzará a crecer a partir del 1 de octubre.

Ante mayor oferta de deuda soberana, es previsible que pierda más valor y por tanto, las tasas de interés acelerarán su alza. Por fin, el gobierno se acercará más a su meta implícita de devaluar al peso para ganar en inflación y “competitividad”.

En este objetivo también va con todo, pues como aquí le hemos expuesto, una eventual imposición de IVA al oro también implicará una devaluación de nuestra moneda en 16% (la tasa del IVA). Casi cualquiera sabe que si sube el dólar es sinónimo de devaluación, pero casi nadie sabe que también lo es que suba el precio del oro, el dinero real, como de hecho ocurrirá si se aprueba esta parte de la reforma.

Los pasos que están dando van en el sentido equivocado, pero es muy improbable que en Congreso logren recomponer las cosas. Salvo algunas victorias menores como la eliminación de IVA a colegiaturas, la mayor parte del paquete y de la reforma hacendaria, será aprobada.

Por eso, dentro de las acciones de autodefensa financiera personal que pueden emprender los ciudadanos, seguirán estando los más antiguos refugios verdaderos, el oro y la plata. Estos continuarán preservando el patrimonio y poder adquisitivo de quien los posee, como lo han hecho por miles de años. No podemos cruzarnos de brazos.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

DEVALUACIÓN DEL PESO FRENTE AL ORO




Imagen: lingoro.info
El peso mexicano como todas las divisas del mundo, desde las llamadas “fuertes” hasta las de países emergentes, se ha devaluado frente al oro hasta en más de 900 por ciento.

El rey de los metales inició en julio de 1999 un “bull market” mayor (mercado alcista), luego de casi 20 años de un ciclo bajista. Éste dio inicio luego de que en enero de 1980, alcanzara un precio récord de 850 dólares la onza troy (31.1 gr.). De acuerdo con el gurú de las materias primas, Jim Rogers, una racha tan extensa a la baja es un factor muy importante que definirá también, la larga duración que tendrá de igual forma su periodo de ascenso.

Todos los mercados operan en ciclos, de manera que ese “bear market” (mercado a la baja), que tocó fondo en 252.80 dólares la onza troy (London PM Fix) hace más de 14 años, dio paso a una escalada que en septiembre de 2011, llevó al oro a cotizar en su nivel más alto jamás registrado de 1,923.70 dólares.

En términos de pesos mexicanos, esa gran subida de 250 a más de 1,900 dólares, significó pasar de un precio de $2,350 a poco más de $24,000 por onza troy.

La moneda de oro más conocida por los mexicanos, el Centenario –que contiene 1.2 onzas de metal fino, pasó así de $2820 en 1999 a casi 29 mil pesos en 2011.

Dicho de otro modo, la devaluación del peso frente al dinero real, el oro, ha llegado ser de más de 920 por ciento.

No obstante, luego de lograr el máximo de 1,923.70 dólares la onza, el metal precioso comenzó un periodo de “corrección” (baja temporal), que ha llevado su cotización a un piso de 1,192 dólares (London PM Fix) en junio pasado.

Al corte de este martes cotizó en 1,314.25 dólares (London PM Fix), y se anticipa un periodo de volatilidad para los próximos meses debido a los supuestos “mensajes contradictorios” de parte de la Reserva Federal de Estados Unidos, el principal manipulador del mercado, respecto a si recortará o no en el futuro cercano, su programa de estímulo monetario (QE, en inglés). Lo cierto, es que no lo reducirá.

A la fecha, la devaluación del peso frente al oro respecto a 1999, se ha “reducido” a 500 por ciento.

Sin embargo, la propuesta de reforma hacendaria del presidente Enrique Peña Nieto al Congreso, en la que se incluye eliminar el tratamiento de Tasa del 0% de IVA en la enajenación de oro, joyería, orfebrería, piezas artísticas u ornamentales y lingotes, cuyo contenido mínimo de dicho material sea del 80% y siempre que su enajenación no se efectúe en ventas al menudeo con el público en general, implica un riesgo real de devaluación súbita del peso mexicano por decreto, en 16% (la tasa del IVA), como se hacía en antaño.

(ESTA PROPUESTA DE GRAVAR AL ORO FUE ECHADA ABAJO POR LOS DIPUTADOS QUE ATENDIERON LAS RAZONES QUE AQUÍ EXPUSIMOS. CHEQUE EL ARTÍCULO EN "IVA AL ORO, UN PASITO PARA ADELANTE, MUCHOS HACIA ATRÁS")

La razón está en que el metal precioso no es una “materia prima” más, sino el dinero por excelencia.

Por ello al ser la constante, el precio de todas las divisas –el “dinero” legal, es indicativo de su devaluación o revaluación frente al dinero real.

Cuando suben los precios del metal en términos de pesos, es señal de que éste se ha devaluado. A la inversa, cuando los precios bajan, ha ocurrido una revaluación de nuestra moneda.

Elevar por decreto el precio del oro como se haría en México al imponerle el IVA, tendrá de forma inevitable todos los efectos de una devaluación del peso en la economía, que a muchos tomará distraídos.

Cabe recordar que el 20 de diciembre de 1994, con el llamado “error de diciembre”, el precio de la onza de oro en pesos pasó en un solo día, de 1,314 a 1,505 pesos, una subida de 14.5%, un ajuste similar.

Así pues, un peso que al cierre del martes valía (considerando el tipo de cambio Fix de Banxico de 12.8754) 1.84 miligramos de oro, con la tasa del IVA valdría apenas 1.58 miligramos. Con independencia de la cotización que se tenga al cierre del año, la entrada en vigor de esta reforma implicaría una pérdida de poder de compra del peso frente al dinero real.

Por supuesto, las cotizaciones cambian día con día, pero sin duda encarecer de manera súbita el precio del oro tendrá repercusiones económicas que, entre otras, destaca el fuerte impacto inflacionario que tendría en el bolsillo de los mexicanos.

De aprobarse en el Congreso, esto ocurrirá en un contexto internacional que, como el propio especialista Jim Rogers explica, llevará al precio del oro “mucho más arriba” de su máximo histórico vigente, lo que aumenta el peligro de la acción propuesta por el gobierno mexicano.

El Paquete Económico 2014 pretende pues recurrir a la antigua receta de expandir el gasto público y la deuda, que tuvieron trágicos resultados para el país en el pasado, con la presunta intención de estimular el crecimiento económico.

Esas medidas, sumadas a la baja en la tasa de interés de referencia del Banco de México, anticipan un complicado escenario en el que el peso acelerará su ritmo devaluatorio frente al oro, con impactos adversos en la economía real. Muchos se darán cuenta demasiado tarde, por eso urge que tomar previsiones.

lunes, 23 de septiembre de 2013

MÉXICO, GESTANDO UNA NUEVA CRISIS




Imagen: Vanguardia.com.mx
La reforma hacendaria y el Paquete Económico para 2014 que el presidente Enrique Peña Nieto ha propuesto al Congreso, por desgracia, nos remite a viejas experiencias y errores que en el pasado, nos condujeron siempre a terminar el sendero de aparente prosperidad en uno de abierta crisis.

La vieja receta del “estímulo contracíclico” a la economía a través de la expansión del gasto y endeudamiento públicos, ahora sumada a un catálogo de “beneficios sociales” como el seguro de desempleo y la pensión universal, más el impulso (forzado) del crédito privado que pretende la reforma financiera, nos hacen pensar que no hemos aprendido nada de errores propios y ajenos.

Claro, como eso cuesta, se ha decidido cargar más la mano a los contribuyentes de siempre, pues al menos ellos no saldrán a las calles a manifestarse ni a cerrar carreteras. Lo malo para el gobierno es que olvidó que sí serán ellos los que escribirán la historia de su administración en los libros.

Todo ello, sumado al interés de Hacienda en devaluar al peso mexicano a través de la forma más oculta que existe para los ojos de la gente, la de elevar el precio del oro imponiéndole tasa del IVA a operaciones al mayoreo, nos recuerda aquellos tiempos en que de un día para otro ocurrían alzas en el tipo de cambio con el dólar.

La memoria de la gente y sobre todo de los políticos parece ser muy corta, o de plano, no les importan las lecciones del pasado.

Como quiera, esta serie de medidas nos hacen prever que estamos sentando las bases para la próxima gran crisis mexicana.

De poco o nada servirán los pasos en el sentido correcto que se han dado con otras reformas como la educativa, o los que se pretenden dar con la energética, que en sus alcances, se quedará muy corta.

Si nuestra dirección como país en desarrollo es hacia un “Estado de bienestar”, el presidente y el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, deberían saber que son justo esas medidas de “justicia social” las que tienen en quiebra a las naciones occidentales vistas tradicionalmente como “las más ricas”,  y que en realidad, son las más endeudadas.

No nos podemos convertir en un país desarrollado por decreto. Ya hubo un sexenio en el que eso se quiso aparentar, y las consecuencias de esa grave falta se comenzaron a pagar con el conocido“error de diciembre”.

Si los llamados países ricos están en la precaria condición económica actual, es fácil deducir que el resultado que una nación pobre como México tendrá por quererse parecer a aquellos, será todavía peor. De este modo, argumentos esgrimidos como que necesitamos un seguro de desempleo porque somos el único país de la OCDE que no lo tiene, son risibles.

Movernos más hacia un “Estado de bienestar” significa también ir más rápido hacia la misma tumba del Estado socialista.

Pocos en nuestros días se atreven a aceptar esta realidad, pero los días en que ese “Estado benefactor” se hace cargo de su pueblo como si de un padre amoroso se tratara, están contados. En todo caso, quienes se empeñen en continuar por esa vía sólo encontrarán que las condiciones de vida de la gente se deterioran más y más, y sí, lograrán su propósito de “más igualdad”… pero en la pobreza.

La semana pasada ocurrió lo que podría verse en el futuro como el anuncio oficial del fin de esa era que debería ser vista como de socialismo “ligero”, con el discurso del rey Guillermo-Alejandro  de Holanda, que abrió el camino para la transformación del “clásico Estado del bienestar” hacia una “sociedad participativa”. No hay vuelta atrás.

Los ciudadanos así volverán a asumir más “responsabilidad sobre sus propias vidas”, con reformas en los sistemas de salud, pensiones y mercado inmobiliario de su país para garantizar su sostenibilidad. “Papá” Estado de bienestar, está muerto.

En otras palabras, éste y otros gobiernos -como el del propio Estados Unidos, incumplirán sus impagables promesas a los ciudadanos, como la de retirarse con pensiones, servicios de salud y otros privilegios “sin costo”, a través de vías como las reformas de austeridad y/o inflación (imprimiendo dinero para pagarles con billetes devaluados). Lo poco que pudieron disfrutar de ellas fue con cargo a prosperidad futura traída al presente a través de la deuda, y cuyos intereses se pagarán con más y más impuestos. La fiesta terminó.

Por eso, la dura enseñanza será contundente: la riqueza no se puede crear de la nada ni vivir para siempre de prestado. Las personas deben asumir control de sus propias vidas, y no sacrificar sus libertades con la falsa ilusión de que el gobierno resolverá mejor sus problemas. El coste no vale la pena. El Estado alcanza un nivel de soberbia tal, que termina por querer controlarlo todo bajo cualquier pretexto.

El mundo pues no necesita más deudas públicas y privadas, más impuestos, gasto y consumo excesivos, sino ahorros y formación de capital que permitan que el crecimiento y el desarrollo económicos sean sustentables, reales. Por supuesto que habrá antes una depresión ineludible, tanto como lo es la resaca después de una gran borrachera, pero no se acabará el mundo. Fingir que podemos seguir posponiendo las consecuencias, empeorará las cosas.


México pues no debe equivocar la dirección, ni seguir el camino de los que van hacia el barranco. Aún estamos a tiempo de corregir el rumbo.

jueves, 19 de septiembre de 2013

¿QUÉ OCULTAN BERNANKE Y LA FED?




Imagen: Oroplata.com
Ayer se dio una de las noticias más importantes en materia financiera en lo que va del año: la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) decidió incumplir las expectativas de los mercados, y no reducir el monto de su “estímulo” monetario.

Cabe recordar que con este programa conocido como “flexibilización cuantitativa” (QE, en inglés), la Fed “imprime” en total 85 mil millones de dólares (mdd) al mes a través de compras de activos respaldados en hipotecas y bonos del Tesoro, con la falsa esperanza de que tal inyección de liquidez ayudará a la recuperación de la economía estadounidense. La amplia mayoría de analistas e instituciones financieras, esperaba un recorte alrededor de 10 mil mdd.

Sin embargo, en este blog advertimos desde mayo primero, que no debía caerse en el análisis “cortoplacista” de las aparentes buenas noticias económicas para deducir que la Fed recortaría el QE, pues dijimos “ni hay recuperación real nilos estímulos serán retirados”.

También, que si bien la Fed hablaba de una posible reducción en la impresión monetaria, asimismo aseguraba que dependiendo de las condiciones económicas podría aumentarla: “Faltaría quizás que aclararan que podrían mantenerla”, agregamos. El miércoles, esto se cumplió.

El Comité de Mercado Abierto (FOMC por sus siglas en inglés) de la Fed decidió esperar “más evidencia” de que el progreso económico que ha observado será sostenido, antes de ajustar su ritmo de compra de activos.

Su presidente, Ben Bernanke, afirmó que los datos no proveen “evidencia suficiente” de que la economía cumplirá con sus siempre optimistas pronósticos, lo que justificaba la decisión.

No obstante, aunque el todopoderoso Bernanke lo niegue, la realidad es que desde mayo –cuando se manejó por primera vez la posibilidad de reducir los apoyos monetarios, las condiciones en todos los mercados comenzaron a deteriorarse de una manera que, ahora confirmamos, la Fed no está dispuesta a tolerar.

Quizás el indicador más incómodo haya sido el de las tasas de rendimiento de los bonos, que desde aquel mes comenzaron a dispararse a niveles no vistos desde 2011, y anticipaban que por fin, su burbuja, había reventado.

Tasas de interés al alza es justo lo contrario al objetivo descarado de la Reserva Federal, de manipular y mantenerlas artificialmente bajas, para de este modo “ayudar” a recomponer el maltrecho mercado inmobiliario estadounidense.

Una vez más se confirma que mucho más importante que lo que dice el FOMC o Bernanke, es lo que no dice, pero que requiere ser interpretado.

De entrada la decisión de la Fed es una admisión tácita de que su estrategia de impresión masiva de dólares no ha funcionado, pues su meta central de elevar el empleo, ha tenido solo avances pírricos. Se inyecta más de un billón de dólares (trillón, en inglés), y la meta de 6.5% en la tasa de desempleo ni siquiera se ha alcanzado.

Por otro lado, el QE ha servido para inflar burbujas de activos y divisas en países emergentes como México, pero también en los índices bursátiles y los bonos del Tesoro estadounidenses. El que estos hayan sufrido pérdidas a partir de la insinuación de mayo de la Fed, es prueba contundente de que la economía americana y mundial pende de alfileres, tan frágiles, que una simple reducción de 10 mil mdd en el QE en la visión de la Fed, hubiese sido desastrosa y con efectos graves.

No por nada Bernanke dijo en su conferencia de prensa que el banco central “daba la bienvenida” a la mejora en los mercados ocurrida con el anuncio. Y es que prácticamente todo menos el dólar, tuvieron ganancias de consideración, destacando entre todos los activos el oro, que experimentó una explosiva alza vertical desde instantes antes de que se publicara el comunicado oficial.

Es un hecho que como de costumbre, alguien pudo filtrar información privilegiada a privilegiados “traders” en el mercado del oro para obtener pingües ganancias en cuestión de segundos. Luego de haber iniciado el día en alrededor de 1,300 dólares la onza, el metal alcanzó niveles arriba de 1,360.

Aunque Bernanke dejó abierta la posibilidad de un recorte del QE antes de concluir el año, lo cierto es que no sucederá.

El titular de la Fed también buscó descargar culpa de las presiones económicas en los próximos debates que se darán en el Congreso, y advirtió que una falla en elevar el tope de endeudamiento del gobierno tendría efectos negativos.

Todo ello significa que debemos entender que el sistema entero es un adicto a dos drogas: la de impresión monetaria y la del endeudamiento sin límites. Ambas, no pueden sostenerse para siempre.

Por eso, debemos entender que esas colosales deudas impagables en la “matrix” del sistema, y la urgencia por devaluar su divisa (el dólar) a la mayor velocidad posible, nos obliga a buscar refugios financieros seguros como el oro, la plata y otros activos reales, pues el colapso general, aunque no sabemos cuándo se presente, es inevitable.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

SÍ, ESTAMOS EN RECESIÓN




Imagen: El Economista
En entregas anteriores de esta columna, le informamos que según diversos indicadores de la economía mexicana, ésta ya se encuentra en una recesión que habría dado inicio hacia el tercer trimestre de 2012.

Aquellos optimistas que desde entonces se apresuraron a calificarla primero como una mera desaceleración temporal, son los mismos que hoy insisten en menospreciar ese período recesivo con tecnicismos que les permiten negarlo.

También, le expusimos que Banco de México (Banxico) realizó un inesperado recorte de su Tasa de Interés Interbancaria a un día, como parte del pánico que tanto al propio banco central como a Hacienda, les produce la realidad de la recesión por ellos conocida, y a la que buscan atacar por todos los medios de política a su alcance.

De cara al público, sin embargo, buscarán sacar de la chistera hasta el último truco disponible para asegurar que esa recesión jamás existió. Así lo ha hecho Luis Videgaray, secretario de Hacienda, quien ha rechazado hoy la existencia de una recesión para hablar solo de un crecimiento "muy por debajo de lo que necesita crecer".

Como quiera, está claro que la autonomía del Banxico no le alcanza para sustraerse del ambiente político que lo presiona para sumarse a los esfuerzos, decididos desde el gobierno, por “estimular” la economía nacional. Eso sí, por ningún sitio veremos escrito ni escucharemos que el Instituto Central que gobierna Agustín Carstens tiene ese propósito, pues la oleada de críticas se vendría encima, por traicionar su tradicional postura de combate a la inflación.

Por otro lado, atrás quedó el ímpetu inicial del “déficit cero”, de la disciplina y austeridad en el gasto, pues la coyuntura política y social hizo que se diera un giro de 180 grados de lo que era la dirección correcta: no castigar cobrando más a los mismos contribuyentes de siempre.

Las viejas recetas de echar a andar la economía por la vía del déficit público, del endeudamiento, de la expansión del consumo a cualquier costo, vuelven a hacer su aparición.

Es ahí donde la ya poco citada reforma financiera exhibe sus mayores riesgos, pues desde el sector público podría terminarse presionando a los otorgantes de crédito para abrir al máximo la llave de los préstamos. 

Pocas cosas hay tan sencillas como dar dinero al por mayor con promesas de pago, pues lo difícil llega a la hora de querer cobrar. Esa “película” también ya la vimos en México hace más de 20 años.

La causa de este giro hacia lo popular se encuentra en las resistencias sociales e ideológicas a la necesaria reforma energética. En un juego de compensar malestares, el presidente Peña Nieto decidió lanzar una reforma hacendaria que hoy, más que coadyuvar al crecimiento económico nacional, lo pondrá en duda.

Ayer el propio presidente deI Comité Nacional de Estudios Económicos del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), Jonathan Heath, quien hace solo un par de semanas aseguraba que no se podía pensar en hablar todavía de una recesión, dijo que la reforma hacendaria como está planteada, podría dificultar la recuperación económica. Asimismo, corrigió al declarar que México sí está en recesión: "no es nada profunda, es bastante ligera, (pero) es una recesión al fin y al cabo"

El sector empresarial –el más castigado con la reforma hacendaria, ha dicho a través del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado que la decisión del Ejecutivo federal de aumentar el déficit público para los próximos dos años, aumentará los requerimientos financieros del gobierno en siete puntos del Producto Interno Bruto (PIB), y por tanto, se pondrá en riesgo la estabilidad económica nacional en el mediano plazo, que hoy tanto se presume.

Luis Foncerrada, director del organismo, recuerda que algo así no ha sucedido desde los años ´80.

En fin, la tan negada recesión se hace evidente cuando se observa el conjunto de acciones que emprenden desde la Administración federal, y nos hace temer que el presidente no está dispuesto a que en su sexenio el crecimiento, otra vez sea mediocre.

Lo malo es que si optó in pectore por una economía que se mueva a través de la depreciación del tipo de cambio, de la inflación, de la deuda y el gasto público, los beneficios de corto plazo no podrán compensar los costos que, más tarde, tendremos que pagar los mexicanos con otra crisis. La historia, tiende a repetirse.

martes, 17 de septiembre de 2013

EL ORO, MEDIDA DEL PESO MEXICANO




Imagen: alluvialgold.blogspot
El oro no es una simple “materia prima” como sus detractores insisten en desdeñarlo, sino el dinero por excelencia.

Esto es así no por accidente ni por decreto de nadie. Fue el libre interactuar de las personas en el mercado aquello que lo eligió históricamente, por ser la mejor mercancía para asumir dicho rol. La razón es que se trata del producto, la sustancia más vendible que existe, aquella cuya “utilidad marginal” es casi constante para todos los fines prácticos.

Esto significa que todos estaremos dispuestos a aceptar crecientes cantidades de él sin sacrificar el precio, o que al hacerlo, será en la menor proporción posible con respecto a todas las demás mercancías que existen.

El segundo lugar, lo ocupa la plata. Por eso, ambos son los metales preciosos monetarios.

Este descubrimiento fue hecho por una de las mentes más brillantes que han existido en la ciencia económica, la de Carl Menger, fundador de la Escuela Austríaca.

La gente ya atesoraba oro mucho antes de que se convirtiera en dinero. De este modo, los ahorros crecientes en el metal lo llevaron a ser la “materia prima” con el mayor ratio “stocks –to-flows” (existencias sobre flujo) de todas.

En otras palabras, debido al elevado valor que las personas le han otorgado al oro desde tiempos inmemoriales, casi la totalidad del que ha sido extraído de la tierra aún se encuentra de una forma o de otra entre nosotros.

De esta forma, Menger desde el siglo XIX resolvió el problema de cómo medir el valor, pues el oro es la “vara” de medición. Así, todo valor existente puede ser medido en términos de determinada cantidad de oro.

Al ser el dinero universal, el oro también es la medida de todas las divisas de papel –el dinero fíat que existe hoy en día, incluida por supuesto, el peso mexicano. A la cotización de este martes 17 de septiembre de 1,313.25 dólares la onza troy (London PM Fix) y considerando el tipo de cambio peso/dólar FIX determinado por Banxico a la misma fecha de 12.9241, un peso valía apenas 1.8324 miligramos de oro.

De esta manera, los precios con que a diario cotiza el metal en los mercados internacionales –por lo general en dólares, no deben ser vistos como los indicadores del valor del oro en términos de billetes verdes, sino al revés, como el valor de esa divisa medido en oro.

Cuando suben los precios del oro en términos de una determinada moneda, es señal inequívoca de que ésta se ha devaluado, pues se requieren crecientes cantidades de ella para comprar la misma cantidad del metal precioso.

A la inversa, cuando los precios bajan, ha ocurrido una revaluación de la divisa frente al rey de los metales.

Debido a la importancia de este factor, combatir el precio del oro para beneficiar a su divisa papel ha sido el propósito declarado de múltiples gobiernos a lo largo de la historia, misma que demuestra un resultado abrumador: tarde o temprano la fuerza del mercado siempre termina por imponerse sin importar los esfuerzos que se hagan por detenerla, y el precio estalla en términos de ese papel moneda hasta reflejar su auténtico valor.

En este entendido, realizar la acción contraria –elevar por decreto el precio del oro como se pretende hacer en México al imponerle IVA, tendrá de forma inevitable todos los efectos de una devaluación de la moneda en la economía.

En México, esta es una lección muy importante que las autoridades hacendarias debieron contemplar en su Iniciativa de reforma hacendaria.

Con su entrada en vigor, habría de hecho una devaluación del 16% del peso mexicano (la tasa del IVA), con efectos muy marcados en el bolsillo de la mayoría de los ciudadanos. El oro sería de un día para otro, más caro de manera oficial.

En el ejemplo propuesto, un peso ya no valdría 1.8324 miligramos de oro, sino apenas 1.5796 miligramos. 

La situación es más preocupante al considerar que el mercado alcista del metal precioso está más lejos que nunca de haber terminado, a causa de las crecientes deudas impagables en el mundo occidental y a la impresión monetaria sin fin de sus bancos centrales.

El resultado inevitable es más y más devaluación del poder de compra y del trabajo de las personas no solo en México sino en todo el orbe.


Si no lo previeron así en Hacienda por error o por omisión, es momento de corregir esta propuesta y quitar de la mesa el IVA al oro en el Congreso. Pero si lo contemplaron con toda intención con el propósito de volvernos “más competitivos” por decreto, como antaño, los mexicanos deben saber que la medida implicará mayor inflación en el futuro cercano, por lo que se vuelve imperativo acelerar acciones de auto protección financiera del patrimonio personal.

jueves, 12 de septiembre de 2013

IVA AL ORO DEVALUARÍA AL PESO MEXICANO



(Gracias a la lucha emprendida desde este y algunos otros pocos espacios, el IVA al oro no procedió como era interés del gobierno mexicano. Los detalles aquí)


Imagen: dineroenimagen.com
La reforma hacendaria presentada por el presidente Enrique Peña Nieto al Congreso, plantea la propuesta de eliminar el tratamiento de tasa del 0% que prevé la Ley del Impuesto al Valor Agregado (IVA), en la enajenación de oro, joyería, orfebrería, piezas artísticas u ornamentales y lingotes, cuyo contenido mínimo de dicho material sea del 80%, siempre que su enajenación no se efectúe en ventas al menudeo con el público en general.

El argumento principal de la propuesta es que se considera que la adquisición de estos bienes, aun cuando sea en las etapas previas al consumidor final, debe estar afecta al pago del impuesto como cualquier otra enajenación.

Según el proyecto, estas operaciones reflejan “capacidad contributiva” de las personas que los adquieren y, en consecuencia, se trata de “manifestaciones de riqueza que deben ser gravadas”.

Se derogaría así el inciso h) de la fracción I del artículo 2o.-A de la citada ley.

Sin embargo, la iniciativa exhibe tanto errores como un total desconocimiento de las autoridades hacendarias respecto a cómo funciona el muy peculiar mercado del oro.

El rey de los metales no es una mercancía más, sino la materia prima dinero.

La misma Ley Monetaria de nuestro país así lo reconoce al dar categoría de moneda de curso legal a las onzas de oro y plata, que tienen poder liberatorio por el equivalente en pesos de su cotización diaria, establecida por el Banco de México con base en el precio internacional del metal fino contenido en ellas.

Con la reforma como está, Hacienda daría un tratamiento diferenciado a este metal precioso monetario, pues quedarían sin el gravamen las operaciones en lingotes con contenido de 99% de oro puro al menudeo, las monedas áureas que hayan tenido antes el carácter de moneda nacional o extranjera y las onzas troy (conocidas como “Libertad”).

Esto porque se dejan intactas las fracciones VI y VII del Artículo 9o. de la Ley del IVA, que señalan respectivamente que no se pagará el impuesto en la enajenación de “Moneda nacional y moneda extranjera, así como las piezas de oro o de plata que hubieran tenido tal carácter y las piezas denominadas ´onza troy”. Tampoco, en “Lingotes de oro con un contenido mínimo de 99% de dicho material, siempre que su enajenación se efectúe en ventas al menudeo con el público en general.”

Esto quiere decir que la Casa de Moneda de México, responsable de acuñar las monedas de oro de curso legal que son libres del impuesto, al adquirir el insumo tendrá que pagar IVA.

Luis Liñero, socio especialista del Área de Impuestos Internacionales de Deloitte México, señaló en entrevista que con la propuesta, “lo que pasaría es que ese IVA se le quedaría como costo. La Casa de Moneda tendrá un costo mayor”.

En definitiva la Casa de Moneda no sacrificará su beneficio a causa de ese aumento de costos, por lo que éste se reflejará por fuerza en una subida de precios para el consumidor final. El resultado es que con la reforma, se impondría de facto un “impuesto al dinero”.

Por lo que toca a los lingotes con contenido mínimo de 99% de oro, la reforma daría un incentivo a la informalidad porque la compra de estos al menudeo permitiría darle la vuelta al IVA.

Nadie querrá comprar un oro más caro del precio que se paga en los mercados internacionales.

Para decirlo con todas sus letras, Hacienda pretende que exista un precio del oro más alto para el sector formal, algo que no se aceptará en la práctica del mercado. La existencia de un “tipo de cambio” para el oro con IVA, y otro sin él, será un rotundo fracaso.

Dicho de otra forma, una cotización más cara significa una devaluación del peso mexicano en 16% (la tasa del IVA) para transacciones formales en oro, para las que se requiere una factura (mayoreo).

Pongamos un ejemplo simplificado al día contemplando un precio por onza troy de oro en $1,328 dólares (London PM Fix del jueves 12 de septiembre, 2013), y un tipo de cambio peso/dólar de 13.08 pesos (Fix de Banxico a la misma fecha).
Imagen: revistafortuna.com.mx


Si se compraran 100 mil pesos en oro (7,645.26 dólares en el ejemplo) al menudeo, es decir sin factura, eso alcanzaría para 5.76 onzas aproximadamente. Pero si con esos mismos 100 mil pesos se pagara el IVA, sólo se podría comprar el metal con $86,206.90 (6,590.74 dólares), ya que el restante de $13,793.1 se iría como impuesto. El oro adquirido sería de 4.96 onzas. El peso en la práctica valdría menos en México.

Para que los pesos de los residentes en el país siguieran teniendo su poder de compra al 100%, las empresas tendrían que adquirir su metal en el extranjero.

Luis Liñero explicó que en la propia Ley del IVA se señala que las importaciones de oro están exentas, siempre que el contenido mínimo de dicho material sea del 80%. Tampoco se propusieron cambios a la fracción correspondiente de la mencionada ley.

Entre las implicaciones del IVA al oro, también está que casi la totalidad de su producción minera estaría condenada a exportarse, para tampoco pagarlo.

"Podría darse que el oro se refine en el extranjero y regrese importado con la exención", explicó Liñero.

De este modo, las empresas mexicanas podrían terminar importando oro que fue extraído del subsuelo nacional, solo para darle la vuelta al fisco.

No cabe duda que Hacienda va a aprender a la mala que no es tan sencillo lidiar con el oro como creía, pensando que así no afectaba “el poder adquisitivo de la población menos favorecida”. Vaya error.

Para lograr su propósito de gravar con IVA el oro tendría que hacerse con todas las operaciones posibles, pero para eso tendría que haber propuesto muchas más modificaciones legales de las que pensó, y llegar incluso hasta la misma Ley Monetaria. Si está dispuesto debió hacerlo bien, pero antes, debe conocer los costes que deberá asumir al adentrarse en esas “arenas movedizas”.

Debería saber que meterse con el oro no es cualquier cosa. Es imposible combatirlo sin salir “quemado”: subir su precio por decreto, implicaría la devaluación del peso en la misma proporción como ya se explicó, el colapso de su mercado interno formal y el banderazo de salida para el contrabando masivo y la informalidad.

India es el mejor ejemplo. En ese país, el principal consumidor de oro del mundo, se ha elevado en tres ocasiones este año el arancel a las importaciones del metal, hasta un récord de 10 por ciento, y el impuesto especial al consumo de barras a 8 por ciento. La intención declarada del gobierno es la de contener la demanda para aliviar la presión que tienen sobre su déficit de cuenta corriente, pero no han tenido los resultados esperados. El contrabando, se volvió incontenible y de todos modos, el valor de la rupia india se ha desplomado.

La Iniciativa presidencial no detalla cuánto piensa que podría recaudar por la eliminación de la tasa cero pretendida, pero lo cierto es que los costos son superiores por mucho a los beneficios que se obtendrían.


El “balón” ya está en la cancha de la Cámara de Diputados, por lo que tienen en sus manos la responsabilidad de arreglar éste que sería un innecesario y costoso error, entre muchos otros incluidos en la Reforma Hacendaria.

El gobierno antes que pensar en expandir su gasto y la deuda, debería ajustarse el cinturón y dejar que sean los ciudadanos los que decidan en qué gastan el poco dinero que les cuesta tanto ganar.


El contexto internacional es de crisis en la economía y no acabará pronto, por lo que bien haría en tomar medidas pensadas en el futuro y no solo en el corto plazo.

martes, 10 de septiembre de 2013

REFORMA HACENDARIA, QUEDA MAL CON TODOS




Imagen: Milenio
Si la política y la economía fueran personas, serían hermanas siamesas que, sin embargo, se parecen en muchas cosas y en nada a la vez.

La primera por lo general busca quedar bien con todos. Gusta de ser el centro de atención, que la amen, que le aplaudan, aunque eso signifique quebrantar muy a menudo el Estado de Derecho y las leyes inmutables de la economía, su gemela.

A ésta la oprime desdeñando sus principios en aras, se supone, de mantener el orden y la “justicia” sociales. Un costo muy alto que no obstante, se paga después.

Para ella todo es negociable hoy. Mañana, ya verá cómo arregla lo descompuesto que quizá, le toque a otro manejarlo. En ese caso qué importa, no será su problema, sino de otro.

Lo que cuenta es el futuro más cercano, la recompensa rápida, los “atajos” al bienestar.

Si esa política fuese un personaje de fábula, estaría representada como la cigarra que canta y baila olvidándose de prever la llegada del invierno.

Mientras tanto, la noble economía aguanta y aguanta, sabedora de que la empresa de su hermana no puede terminar bien, como nunca lo ha hecho cada vez que lo ha intentado.

Su satisfacción al final siempre estará en poder echarle en cara a la irresponsable política un sonoro “te lo dije”. Es la hormiga del cuento.

No hay atajos a la prosperidad. La riqueza no es algo que aparezca de la nada ni es infinita, como no lo son tampoco los bienes materiales disponibles en este planeta.

Eso hace indispensable que la producción, distribución y consumo, para que sea sostenible, se realice a través de un mercado libre.

De lo contrario, la ilusión de un mundo en el que no hace falta ni siquiera trabajar para tenerlo todo, acabará de manera irremediable en un desastre que no solo quitará a todos por la fuerza de la economía lo que la política dio, sino mucho de lo que se tenía desde antes.

De esta forma, el llamado “Estado de bienestar” con su mentalidad de derechos, poco avanza en el sentido de generación de riqueza, pero mucho, en la generalización de la pobreza. El resultado final.

Como se dice coloquialmente, se avanza un pasito para adelante pero muchos hacia atrás.

Curioso es entonces que se atribuya al “capitalismo” y a su mercado el cáncer del desempleo global, cuando justo atravesamos por una época en que no hay capitalismo auténtico, no hay mercados libres sino manipulados ni dinero honesto, solo “dinero” de papel (o digital) y cada día más carga impositiva, desempleo y crisis.

El falso capitalismo nos aleja de la libertad, y nos acerca al socialismo de la pobreza.

Más impuestos no hacen a un país o a una persona más libre, sino más esclavo.
Imagen: es.123rf.com

Se trabaja para el Estado, que por cierto, todo hace menos gastar eficientemente. Y no lo hace porque “no lo necesita”.

Si requiere más recursos, solo tiene que volver a subir las tasas de tributación ad infinitum.

Cabe aclarar que este actuar no es exclusivo de un país, sino por desgracia, de la política en todo el mundo.

Ese que sigue girando en torno a las equivocadas ideas de Keynes que dominan la economía desde el siglo pasado, y que tienen al sistema monetario global en bancarrota.

En este sentido, la idea de aumentar los impuestos por diversas vías, sobre todo a los que siempre los han pagado, equivale meramente a expropiarlos más a favor del Estado. Una injusta reducción de su poder de compra y devaluación de su trabajo.

Esta sucede a la par de otra pérdida y despojo producto de la impresión de “dinero” papel que, por primera vez en la historia universal, ocurre simultáneamente en los bancos centrales más importantes del orbe, y asegura también la destrucción continua de su poder adquisitivo. Pérdida por partida doble.

Por eso, la reforma hacendaria propuesta en México por el gobierno de la República, políticamente “correcta”, es un caso más de dominancia de la política sobre la economía.

Revela asimismo que la reforma que más le importa es la energética, para la que está incluso dispuesto a ceder en las demandas de la “izquierda” en materia fiscal. No por nada el PRD es el partido más contento con los cambios propuestos.

El presidente decidió hacer concesiones para no quedar mal de nuevo con la mayoría que se opone a la “privatización” de la “renta petrolera”, pero en el camino, ahora ha quedado mal con los que, a la hora buena, son los que deciden invertir o no sus capitales en el país.

El gobierno no resistió la tentación de “estimular” la economía con la vieja receta del déficit público que, podemos esperar, no será “temporal” como aseguran. Una mala noticia que acumulará más deuda pública.

En suma, en su esfuerzo por quedar bien con todos, el presidente terminará por no quedar bien con nadie. 

Una apuesta arriesgada de la que pronto veremos si los resultados son los que espera, pero que las probabilidades apuntan a que, otra vez, no será así.

sábado, 7 de septiembre de 2013

EL PÁNICO DE HACIENDA Y BANXICO




Imagen: El Universal y Sinembargo.mx
Este viernes, la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) hizo un anuncio que sorprendió a propios y extraños, al reducir su objetivo de Tasa de Interés Interbancaria a un día, a 3.75 desde el 4 por ciento  en que se encontraba desde marzo pasado.

Aunque el ajuste en sí mismo no era esperado, lo cierto es que se inscribe dentro de la nueva política que el banco central ha implementado, no por casualidad, desde la llegada de Enrique Peña Nieto a la presidencia de la República.

Ese giro de 180 grados se hizo patente desde el primer momento, y nos permite reconocer un hecho importante: la autonomía de Banxico, por supuesto, no significa su independencia de las lógicas del poder. 

Para su gobernador, sería un suicidio hacerlo.

Recordemos lo que le ocurrió a Guillermo Ortiz Martínez, gobernador del Banco de México durante el primer trienio de Felipe Calderón y con quien tuvo abiertas diferencias que a la postre, le significaron tener que dejar el cargo ante quien se había desempeñado como secretario de Hacienda: Agustín Carstens.

Esta dinámica que rebasa a los bancos centrales, desde luego no es un fenómeno exclusivo de nuestro país, sino mundial.

El ejemplo más representativo de esto en las economías avanzadas ocurrió en Japón.

En 2012, el entrante primer ministro Shinzo Abe amenazó con quitarle la autonomía legal al banco central de su país si no garantizaba “ilimitada” impresión monetaria, y un objetivo de inflación de 2 por ciento.

Meses más tarde, Abe logró imponer un nuevo gobernador del Banco de Japón afín a sus intereses.

Regresando a México, el político Agustín Carstens, y en general la Junta de Gobierno del Instituto Central, marcó su alineación a las directrices de la nueva administración federal llegada el 1 de diciembre de 2012.

Esto es evidente cuando comparamos lo que decía Banxico antes y después de la llegada de Peña Nieto a Los Pinos, y de Luis Videgaray a la silla de Hacienda.

En noviembre de ese año, Banxico manejaba la posibilidad de “un ajuste al alza en la tasa de interés de referencia”. Menos de dos meses después, en enero de 2013, anticipaba ya que bajaría su tasa de interés de fondeo “para facilitar el ajuste de la economía a una situación de menor crecimiento económico y menor inflación.” Las casualidades no existen en política.

En marzo se concretó dicha baja en el tipo de interés de referencia, y se supo que en la sesión en que la Junta de Gobierno decidió hacerlo, el “invitado de honor” fue nada menos que el mismo Luis Videgaray.

En aquella ocasión Banxico aseguró que el recorte no representaba el inicio de un ciclo de bajas a la Tasa de Interés, pero de nuevo, algo pasó.

¿Qué fue? Que tanto el gobierno federal como Banxico entraron en pánico, ante algo que no escucharemos pronunciar pronto en ningún discurso oficial: ya estamos en recesión.

Por eso el primero en celebrar el viernes el anuncio del banco central fue el propio Videgaray, que en su cuenta de Twitter escribió “La @SHCP_mx respalda plenamente la oportuna decisión de @Banxico de reducir de 4.0 a 3.75 su tasa de interés objetivo”.

En el comunicado de prensa de Banxico, puede leerse entre líneas una aceptación tácita de la recesión, que habría comenzado con la contracción del sector industrial desde el tercer trimestre de 2012. Se refiere a ella también como un “debilitamiento” más rápido y profundo que lo anticipado, que atribuye a causas tanto externas como internas.

El investigador de El Colegio de México, Gerardo Esquivel, escribió en su artículo “¿Estamos o no en recesión?” que: “De acuerdo a los propios datos y definiciones del INEGI, la recesión habría empezado a partir de junio/julio de 2012 y las cifras de abril de este año habrían confirmado que teníamos elementos suficientes para identificarla como tal.”

El pánico no admitido de Hacienda y Banxico, queda expuesto.

Como sea, lo que es cierto es que ambas dependencias quieren que el país crezca a cualquier costo, y han hecho una apuesta algo arriesgada.

Aunque la decisión fue bien recibida por el mercado bursátil, el tipo de cambio y los rendimientos de los bonos mexicanos, se ve complicado que una baja de 0.25 puntos porcentuales tenga un impacto significativo en el impulso a la economía.

Eso sí, como la postura del gobierno y de Banxico ya no es cuidar la inflación, que no les preocupa, lo que se pretende sin duda es que nuestra competitividad aumente a través de un tipo de cambio más depreciado.

Eso es algo positivo pues, con la llegada de capitales golondrinos, se tuvo una percepción falsa de fortaleza del “súper peso”. Ahora, los flujos de capital serán a la inversa.

Entre las implicaciones de la decisión está también que el mercado bursátil y los bonos, luego de un alza temporal, continuarían su tendencia bajista que podría acentuarse una vez iniciado el ataque estadounidense contra Siria.

Pronto veremos los primeros resultados pero hay que abrocharse los cinturones, porque la siguiente fase de la crisis global, está haciendo su arribo.