Imagen: El Financiero |
Como el dólar es todavía visto
como la divisa de reserva global, ante la aparente ausencia de mejores
opciones, cada vez que Europa, China, Japón, etc., son percibidos como
económicamente débiles, como hoy, el refugio típico son los bonos del Tesoro
americano y su moneda. En este escenario internacional, nuestro frágil peso mexicano no es la excepción.
China, la mayor economía mundial
por paridad de poder de compra, rebajó ayer a 7 por ciento su meta de
crecimiento para 2015, la tasa más baja en quince años. Aunque su (equivocada) política
fiscal continuará intentando “estimular” su economía, lo cierto es que los
chinos tienen que acostumbrarse a una “nueva normal” de menor expansión
de lo que estaban acostumbrados. Así que ese motor está reduciendo velocidad.
En Europa, si bien este jueves
Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, elevó sus estimaciones de
crecimiento de la zona euro desde 1.0 a 1.5 por ciento anual, lo cierto es que
su mayor temor, la deflación, sigue
rondando. Por cierto, su propio programa de compra de bonos que iniciará
este lunes, lejos de ayudar a combatir la baja
de precios la empeorará.
En este adverso escenario
económico, hay quien dice que Estados Unidos es una especie de oasis de
crecimiento y centra en ellos las esperanzas de economías como la mexicana. Mal
hecho. Ayer supimos que los nuevos pedidos de bienes manufacturados en ese país
durante enero, cayeron 0.2%, tras una baja de 3.5% en diciembre, con lo que
acumulan seis meses consecutivos de caída. Como se aprecia en el gráfico
siguiente, las dos ocasiones anteriores en que los pedidos fabriles cayeron a estos niveles, la economía americana ya se
encontraba en recesión (continúa después del gráfico).
clic para ampliar |
De manera que quien espera que
Estados Unidos “jale” a la economía de México, mejor debería sentarse a
esperar. De hecho, como sabe, los
analistas consultados por Banxico ajustaron ya a la baja –por sexto mes
consecutivo también, su pronóstico de crecimiento para el presente año, a 3.08
por ciento, desde un 3.29 por ciento.
En este sentido, a pesar de que
para muchos analistas la debilidad del peso es pasajera y hasta inesperada, la
realidad es que aquí le anticipamos desde el año pasado que los fundamentos de
la economía mexicana, no eran tan
sólidos como se argumentaba.
Si nuestro peso lució fuerte
durante los años anteriores, se debió a que de nuestros vecinos del Norte
salieron oleadas enormes de liquidez producto de la impresión masiva de
billetes que aún realiza su banco central. Recordemos que aunque el programa de
“flexibilización cuantitativa” esté terminado, la Reserva Federal (Fed)
estadounidense sigue interviniendo para mantener su hoja de balance. A
propósito, se espera de forma equivocada que suban la tasa de interés. No lo harán y menos con una economía débil
y un dólar fortaleciéndose.
Pues bien, decíamos que muchos
capitales golondrinos de aquella oleada americana entraron a México a
beneficiarse de que les pagamos una mayor tasa de interés. El peso tomó fuerza.
Mientras haya flujos de capital hacia un país y su divisa, todo siempre lucirá
mejor de lo que en realidad es. Sin embargo, esa falsa realidad se viene abajo
en momentos en que si bien no se vive aún una gran crisis global, sí hay claros signos de que cada día que
pasa se aproxima más.
De manera que la debilidad del
peso, aunque con fluctuaciones, llegó para quedarse. En julio 2014 dijimos en
este espacio que el peso era una divisa a evitar. Aun
así, aunque ya sea algo tarde, más vale que empresas y personas continuemos tomando
acciones de defensa y previsión, pues ya sabemos que la devaluación del peso,
no nos trae cosas buenas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario