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martes, 6 de noviembre de 2012

DÍA DE ELECCIONES: ¡SE DISPARAN EL ORO Y LA PLATA!

Hoy los estadounidenses salen a votar por quien será el ocupante de la Casa Blanca por los próximos cuatro años. En los medios del mundo hay un inteso debate sobre si la elección será "cerrada" como la que en el pasado tuvieron George Bush y Al Gore, o si la reelección del presidente Obama será por amplia mayoría en el Colegio Electoral.

En este espacio nos hemos pronunciado por la segunda opción. Como sea, estamos a solo unas horas de saberlo, pero lo cierto es que los mercados financieros, y en particular los del oro y la plata, ya se están pronunciando por lo que, anticipan, será el resultado: gane quien gane, nada habrá cambiado para el destino económico-financiero de ese país.

Para decirlo de otro modo, la reelección casi segura de Obama nos permite anticipar que pocos ajustes de fondo habran de realizarse en la administración federal, pese a los recortes ya programados con anterioridad que iniciarían en 2013, y que se conocen como el "precipicio fiscal" (fiscal cliff).

Esto, porque las presiones internas e incluso a escala internacional -provenientes del G20, habrán de forzar que, de una forma o de otra, estos ajustes sean pospuestos o bien atenuados, bajo el pretexto de evitar una recesión que, a decir verdad, en el mejor de los casos solo podrán posponer unos trimestres más. No habrá tal "precipicio fiscal".

En otras palabras, el sistema sabe de antemano que para seguir sobreviviendo, necesita más gasto, deuda e impresión monetaria (QE), a pesar de que nada de esto resuelva uno solo de los problemas que acarreó la crisis global, pues de hecho, son exactamente sus causas: excesos de deuda, consumo y crédito.

Asimismo, una muy poco probable victoria de Romney, traería meros cambios superficiales al presupuesto y más promesas de responsabilidad, equilibrio y finanzas públicas sanas, pero nada más. Hacer cambios profundos sí implicaría adelantar la necesaria e inevitable nueva gran recesión, que ningún político estaría dispuesto a asumir, por el costo electoral, político y social que esto implica para ellos.

Quizás también en el futuro, significaría la sustitución del presidente de la Fed, Ben Bernanke, por alguien con postura más "hawkish" (anti inflacionista y anti QE), pero eso no sería sino hasta finales de enero de 2014, y seguramente su trabajo no sería liderar a la Fed para retirar la liquidez ya inyectada (y por inyectar). Cuando más, buscará detenerla o hacerla más lenta, eliminarla, para nada.

Por eso, llama la atención que haya voces que pregonan que una victoría de Romney sería fatal para el oro y benéfico para el dólar. Nada de eso. Quizás habría un efecto de corto plazo en ese sentido, pero el mercado no tardaría en retomar su tendencia ascendente de largo plazo. Que no se nos olvide que el oro, la plata y otras commodities (materias primas), están inmersos en un mercado alcista mayor (bull market) que dista mucho de terminar. Lo hará, como todos, en una euforia que se ve todavía muy lejana.

De cualquier manera, la apuesta de los metales preciosos hoy, que los ha llevado a alzas importantes en unos cuantos minutos, está echada.

Apuntan a la reelección de Obama, sí, pero más importante aún, nos recuerdan que en todo momento, pese a la bruma y el ruido típicos de fechas como hoy, no debemos distraernos en la coyuntura, sino fijar la atención en los fundamentales. Estos, pese a los accidentes en el camino, nos terminaran llevando irremediablemente al mismo destino, que por cierto, se encuentra en una cima muy alta, más de lo que ahora podemos imaginar.

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