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No llevamos ni un mes de este año
pero ya tenemos, sin duda, una de las noticias más importantes de este 2013: Alemania repatriará a su territorio, sus
enormes reservas de oro. Al menos en parte.
Esta es una gran nota, pues no se
trata de un típico país considerado como “no alineado”, rebelde, del tipo de
Irán, Libia o la Venezuela de Hugo Chávez, que por desconfianza en sus
custodios, ya antes solicitaron también que se les entregara sus lingotes
contantes y sonantes.
No. En esta ocasión se trata de
una de las potencias más grandes de Occidente, de la mayor economía de Europa,
que por falta de confianza, aunque pretenda disimularla, ahora exige cambiar su
“oro papel”, es decir, el documento que dice que son propietarios de un oro que
se encuentra a miles de kilómetros, por
metal físico.
Hasta hoy, las reservas de oro
alemanas se encuentran en los bancos centrales de Nueva York (45%), Londres (13%), París (11%), y Fráncfort (31%).
Pues bien, esto cambiará en los
próximos años, pues el Bundesbank, banco central de Alemania, planea que para
2020 al menos la mitad de todo su oro, esté en bóvedas seguras dentro de su
territorio.
Como quien dice, “más vale oro en
mano que una promesa volando”.
Y es que como se he explicado en
repetidas ocasiones en Inteligencia
Financiera Global, la regla número uno para la inversión en metales
preciosos, sea oro o plata, es que o los tenemos disponibles a nuestro alcance,
en un lugar seguro y propio, o no podemos considerarnos sus dueños.
Estos metales son, en realidad, de quien los guarda, por la
sencilla razón que, si confiamos en alguien más, cuando se los pidamos
podríamos encontrarnos con la desagradable sorpresa de que no los tenga, porque
los prestó o los vendió, a pesar de que en teoría fueran nuestros.
¿Se imagina usted teniendo una urgencia
de dinero, y que cuando acudiera muy confiado a recoger su oro con quien lo
encargó, no se lo pudieran entregar?
Pues bien, eso es exactamente lo
que entendió Alemania, que al ver la crítica situación de la economía del
planeta, decidió mejor repatriar sus lingotes a casa. Es bien sabido que los
bancos centrales occidentales y especializados (llamados Bullion Banks), tienen entre sus prácticas legales y comunes, justo el prestar no una, sino varias veces,
un mismo lote de oro.
Desde luego, los alemanes jamás
admitirán en público su desconfianza como causa real de la demanda, pero los
hechos hablan por sí mismos. Quizás la única “cortesía” fue anunciar que pedirá
sus barras áureas a la Reserva Federal de Estados Unidos y a la Banque de France, en un largo e
innecesario período de siete años.
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Ahora bien, recordará que en este
espacio en 2012, en exclusiva, dimos a conocer que luego de una batalla legal
con el Banco de México (Banxico), éste se vio obligado a revelar a este
periodista, que más del 95% de lasreservas de oro de México, de apenas 125 toneladas, se encuentra en el extranjero–casi todo en Londres, y que por tanto, es vital que se traiga también a
nuestra arcas.
Pues bien, parece que mejor han
atendido esta recomendación del otro lado del mundo que aquí, y de esta manera,
el Bundesbank le pone la muestra a
Agustín Carstens de que sí, la localización de las reservas de oro es muy
importante, y por eso, cuando menos la mitad de las nuestras deberían repatriarse
también a México.
No hay argumento que valga como
el “elevado costo” que tendría transportar tan valiosa carga, o los peligros de
que sea robado. Alemania lo ha comprendido bien: como están las cosas en la
economía y sistema financiero global, es
mucho mayor el riesgo de tener lejos y en manos ajenas el refugio del oro, que
el que implica su entrega.
Por eso trasladará en total casi
700 toneladas –casi seis veces más que las que transportaría México, claro, con
el seguro respectivo.
Para que se dé cuenta del tamaño
de la decisión alemana, debemos decir que las reservas de esa nación, casi
3,400 toneladas, son las más grandes que hay solo después de las que se supone
tiene Estados Unidos, con más de 8,133 toneladas.
Se supone, pues cuando el año
pasado un parlamentario alemán viajó a la Reserva Federal de Nueva York para
ver con sus propios ojos su oro nacional, losfuncionarios de ahí no quisieron, o no pudieron, decirle cuáles de todos eranlos lingotes de Alemania.
Eso podría explicar en parte por
qué en menos de tres meses, cambiaron de idea, de dejar el oro donde estaba, a pedir
su entrega.
La peor parte de la crisis
económica está por venir, y ahora que ya nos pusieron el ejemplo, urge que Banxico
haga lo propio. Todavía estamos a tiempo. Ojalá que con este empujón, ya se
decida el Dr. Carstens. ¿Será?
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