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sábado, 5 de enero de 2013

PREPÁRESE: EL VERDADERO PRECIPICIO FISCAL AÚN ESTÁ POR VENIR

Imagen: Oroplata.com

Guillermo Barba/Oroplata.com

El año nuevo ha iniciado con gran emoción en los mercados bursátiles del mundo, que celebraron la llegada de 2013 con alzas muy importantes tras la aprobación del acuerdo, que “evitó” eldenominado “precipicio fiscal” en Estados Unidos. Según nos dicen, éste habría llevado a la economía de aquel país y del mundo a una dolorosa recesión.

Sin embargo, varias verdades se esconden detrás de ese optimismo, como que el fondo del problema no se ha resuelto en absoluto: el excesivo gasto deficitario del gobierno estadounidense y su endeudamiento sin fin.

Es más, según la propia Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés), el decreto firmado por Obama, agregará cuando menos, casi cuatro billones de dólares al déficit fiscal en los próximos 10 años.

Por supuesto, debemos considerar que esa previsión podría ser mucho peor, pues al revisar viejas proyecciones de esa oficina, encontramos que también suelen pecar de optimistas.

En 2001, por ejemplo, la CBO estimó que a finales de 2011 el gobierno tendría un superávit de casi 900 mil millones de dólares, cuando en realidad, producto de los “estímulos” inyectados por la crisis de 2008-2009, hubo un déficit de 1.3 billones.

Estos desequilibrios se han mantenido toda la actual administración federal, y continuarán.

Por otro lado, el propio Fondo Monetario Internacional (FMI), en un comunicado emitido el 2 de enero, da cuenta sin querer de la gravedad de la situación: “Si el Congreso no hubiese actuado, habría descarrilado la recuperación económica”.

Y es que ¿acaso puede ser sostenible una “recuperación” que se fundamenta en algo que por definición no puede aumentarse al infinito, como el gasto público y la deuda? Por supuesto que no. En otras palabras, el rebote vivido luego de la caída de la gran recesión, tiene los trimestres contados.

Quizás se haya ganado algo de tiempo, pero no hay duda de que la economía se dirige a un nuevo abismo, del que para intentar salir, se recurrirá a las mismas herramientas de utilizadas hasta hoy.

Como quiera, el acuerdo de todas formas implica el aumento de impuestos tanto para familias de altos ingresos, como para los de niveles medio y bajo.

Para los primeros, cuyos ingresos sobrepasen los 400 mil dólares individuales al año, o 450 mil para parejas casadas, la tasa impositiva subirá de 35 a 39.6%.

Mientras tanto, la afectación para el resto será sobre todo a través del impuesto sobre nómina (payroll tax), cuya reducción temporal de 2% quedará sin efecto. Se estima que esto golpeará al 77% de los hogares norteamericanos.

Lo que es un hecho, es que de nada servirá fortalecer en apariencia los ingresos, si el cáncer del dispendio se mantiene sin cura.

Podemos explicar esto, con lo que análogamente se suele escuchar en las finanzas personales: entre más se gana dinero, más se gasta.

Pongamos el caso de un profesionista que percibe 100 mil dólares de ingreso anual, pero cuyos gastos ascienden a 150 mil, y que cree que sus dificultades financieras se solucionarán consiguiendo un empleo que le pague 200 mil al año. Cuando por fin lo logra, pronto descubre que su desbalance no solo no se corrigió, sino que ahora consume 300 mil dólares.

El ejemplo es una muestra de que más allá del nivel de sus ganancias, su destino será la quiebra si no corrige sus malos hábitos de consumo, de manera que equilibre su balance hasta poder ahorrar, y salir de la esclavizante carga de la deuda.

Este simple principio de inteligencia financiera, es el que pretende hacerse a un lado por los gobiernos y bancos centrales más influyentes del orbe, que insisten en perpetuar los déficits fiscales y la creación de divisas (impresión monetaria) como “estímulos” económicos.

Un síntoma más de esta enfermedad, es la discusión que en menos de dos meses, se estará presentando de nueva cuenta en el Congreso estadounidense, esta vez, para volver a elevar el tope de endeudamiento de la administración Obama.

Con todos estos antecedentes, lo que debe quedarnos claro es que Estados Unidos se dirige a una crisis fiscal y de divisas en los años por venir,del tipo que también impactará antes al Japón.

Asimismo, que la más alta calificación crediticia que todavía algunas firmas calificadoras de riesgo otorgan a ese país, debe ser irrelevante para los inversionistas preocupados por la protección de sus activos, pues lo único que lleva a sus bonos a no ser considerados aún como “basura”, es la capacidad americana de fabricar la principal divisa de “reserva”, o sea todos los dólares que desee, para “pagarlos”.

Lo malo, es que eso significa que la devaluación del dólar, en el largo plazo, será constante. Cada billeterecién impreso le restará valor frente a aquellos activos que por naturaleza, no pueden ser reproducidos sin límites.

Ese es el “secreto” del por qué los alimentos, energéticos y materias primas suben de precio más que otros productos.

Que nadie se sorprenda tampoco, que 2012 haya significado el décimo segundo año consecutivo al alza para el dinero real, el oro, que acumula así su racha más larga desde hace casi un siglo.

La voz del oro –y de la plata,habla así para quien la quiere escuchar, con una voz de advertencia de que, acumularlo de forma regular, es una buena manera de prepararse para el verdadero precipicio que viene.

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