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viernes, 31 de mayo de 2013

¿SUBIRÁ O BAJARÁ EL PRECIO DEL ORO (Y LA PLATA)?


Los precios de la plata y en especial el del oro, han acaparado la atención de todo el mundo, desde los más encumbrados inversionistas de Wall Street, hasta el ciudadano que decide comprarse un centenario, un anillo o unos sencillos aretes.
Imagen: Oroyfinanzas

Esto después de que a mediados de abril, ocurriera un ataque inducido de ventas masivas, que desplomó su precio como nunca desde hace 30 años. Una vez jalado el gatillo, las órdenes para liquidar más posiciones se dispararon en automático.

A partir de entonces, la cotización ha oscilado con algunos altibajos entre 1,350 y 1470 dólares la onza, pero se ha mantenido a niveles que han desatado una auténtica fiebre del oro en todo el planeta.

Mucha gente se está preguntando si el oro subirá o bajará en el corto plazo, para tratar de atraparlo en el mejor momento.

La realidad es que nadie tiene una bola de cristal que prediga con certeza si se pondrá más caro o más barato en los próximos días. Aquél que se atreva a dar pronósticos de este tipo, está haciendo una apuesta equivalente a lanzar un “volado”, y debe ser tomado como un apostador, no un inversor.

Claro, no es que esté mal jugar ese juego. Para nada. De hecho, la especulación es un negocio que deja muchísimo dinero en las bolsas de valores... y claro, también pérdidas.

Por eso mejor que ese trabajo lo hagan los que saben –o creen saber lo que hacen, y más importante, que pueden soportar los descalabros.

Del otro lado, está la mayoría de inversionistas pequeños, que más que fijarse en el precio, lo que les importa es acumular el oro y la plata por su valor.

Así, en el día a día vemos cómo puede explotar o desplomarse la cotización de la onza en dólares, pero para entenderlo mejor conviene verlo al revés: el precio del oro no es su medida en divisas (dólares, pesos, euros, etc.), sino que es el precio de esas divisas medido en gramos de oro.

La razón es que, como lo descubrió el fundador de la Escuela Austríaca de Economía, Carl Menger, la utilidad marginal del oro es prácticamente constante y justo por ello, se convirtió en la materia prima-dinero por antonomasia.

El dinero real pues, el referente casi fijo de valor, el mejor y último, frente al que las divisas de papel y las demás mercancías fluctúan.

Entonces, si la onza cerró ayer en 1,413.50 dólares (London PM Fix), ese el precio del dólar medido en gramos de oro (una onza equivale a 31.1 gr.).

De este modo en pesos mexicanos, si al tipo de cambio del día, un gramo de oro puro nos cuesta el equivalente aproximado de 580 pesos, y mañana sube a 600, debemos verlo como que los billetes que traemos en la bolsa perdieron valor, pues nos alcanza para comprar menos metal.

Pero si mañana baja a 500 pesos, nuestros pesos se revaluaron de momento pues compran más.

No se necesita ir a la escuela de economía para saber que en el mediano y largo plazos, nuestras cuentas bancarias y ahorros, o sea nuestro dinero, seguirá perdiendo valor, y los precios subiendo.

La razón es que de ese dinero se imprime cada vez más y más, mientras que las existencias de oro y plata no crecen para nada al mismo ritmo. De hecho el oro es la “materia prima” que tiene el ratio más alto stock-to-flow (existencias sobre flujo) de todas, pues todo se atesora.

Qué mejor forma de observar este fenómeno, que recordando que hace 12 años, el gramo de oro puro que hoy está en 580 pesos, costaba apenas poco más de 80.

Cambió su precio, pero su valor se ha mantenido. La gente lo busca y seguirá buscando por todos los usos que tiene, joyería, ahorro, etc., sin reparar tanto en que ahora le cuesta más en divisas. Por eso con bajas importantes, la demanda estalla: gran valor, a precio de remate.

De ahí que muchas personas guarden sus pocas o muchas joyas pues, en una emergencia, hasta las pueden sacar de apuros.

¿Se imagina que en vez de eso, hubiesen guardado los billetes de hace 50 años? De sacarlos hoy no serían útiles más allá que como juguete, colección o recuerdo, pero nada más. No valen nada.

Así que al “César” lo que es del “César”, los especuladores a especular tratando de adivinar el precio y los demás, a seguir aprovechando cada vez que se pone barato para acumularlo.

Y para los que opinan que no hay dinero para tanto, siempre estará la plata.

En este blog le hemos dado cuenta de cómo surgió en abril la demanda de onzas Libertad en México.

En próximos actualizaremos los datos, pero lo cierto es que todo apunta a que se confirmará que los mexicanos, cada vez que sentimos que una crisis se aproxima, corremos a la protección que nos dan los metales preciosos.

Una lección de sentido común para tantos y tantos economistas, que con tanto estudio piensan que la economía es tan compleja, que solo ellos la pueden entender. Qué gran error.

martes, 28 de mayo de 2013

ALERTA: NO HAY ORO SUFICIENTE PARA TODOS

Imagen: bullionstreet.com

Hace unos días el ministro de finanzas de India, P Chidambaram, pidió  a los ciudadanos de su país que contuvieran su “pasión descontrolada” por el oro, y en cambio, ahorraran en instrumentos financieros tradicionales. “Tengan fe en nuestro sector financiero”, les dijo, con la esperanza de que dejen de adquirirlo.

Acusa que su creciente consumo está afectando al déficit de  Cuenta Corriente de su país, y ofreció que pronto se lanzarían “lucrativas” opciones de bonos indexados a la inflación, como alternativa. Fracaso garantizado.

Cabe recordar que India junto con China, son los mayores consumidores de este metal en el mundo, situación que al menos a las autoridades indias no le gusta en absoluto.

La frustración de Chidambaram, es paradigmática.

Muchos políticos y banqueros centrales de todo el mundo, y principalmente en la Reserva Federal estadounidense, deben estar sintiéndose como él.

Todas sus acciones, por tanto, están encaminadas a reforzar a cualquier costo, el rol predominante de sus respectivas divisas, por lo que se entenderá muy bien por qué la Fed, emisora de la principal moneda “de reserva”, es la más activa en esta materia.

Si para ello tiene que tumbar el precio del oro, sin duda lo hará por todos los medios posibles. Y lo hace. La forma ideal es vendiendo grandes cantidades de “oro” papel en el mercado de futuros a través de sus intermediarios, los “Bullion Banks”. Tan simple como eso.

En este sentido, la bien aceitada maquinaria propagandística anti oro, está rindiendo frutos entre muchos inversionistas “sofisticados” y académicos con doctorados, pero no parece estar teniendo mucho eco en las personas que, tal vez más por intuición que por conocimiento, siguen haciendo lo correcto atesorando al rey de los metales y a su compañera la plata.

Este fenómeno se está presentando en todo el planeta. En este blog, en entregas anteriores hemos dado cuenta puntual del crecimiento de la demanda deoro y plata físicos.

Según el Consejo Mundial del Oro, en el primer trimestre de 2013 la demanda conjunta de joyería, lingotes y monedas tuvo su mayor expansión justo en India, con un crecimiento de 27%, mientras que en China y Estados Unidos escaló 20% con respecto al mismo período del año pasado.

En México, durante abril, explotó también de forma impresionante el apetito por las ya famosas onzas de plata Libertad.

Más y más ejemplos de este tipo, abundan por todas latitudes.

Seguro que Chidambaram y otros tantos como él, no tiene la menor idea de que el oro no obedece las leyes clásicas de la oferta y la demanda.

Por eso no se explica por qué la gente sigue buscando al metal áureo, a pesar de que su precio en rupias, por supuesto, también se ha desplomado. No sabe entonces que a veces mayores precios no solo no traen más oferta, sino que incluso la contraen, por la resistencia de sus tenedores a desprenderse de él en medio de una crisis.

Tampoco que una tendencia de cotizaciones a la baja como la actual no aleja a los inversionistas en valor, sino al contrario, los hace correr por más oro que retiran de la circulación. Al final, ¿con qué se quedarán los tenedores de “oro” y “plata” en papel?

Por eso las noticias recientes respecto a un sentimiento negativo hacia el oro, que se encuentra en máximos de cinco años, no deben ser vistas como una señal negativa sino positiva: ¿acaso un mercado alcista mayor termina cuando el pesimismo prevalece?

Es al revés. Las burbujas y rachas al alza concluyen cuando el optimismo ha convencido a todos de que “esta vez es diferente”, y de que un mercado determinado, seguirá subiendo.

No estamos en ese momento en el oro, pero sí en los principales mercados de valores. Perece que como siempre, se olvidan de la vieja regla del inversor contrario: ser ambicioso cuando otros tienen miedo, y temblar de miedo cuando otros son ambiciosos.

Mucho debería decir a los detractores del rey de los metales, el hecho de que en Londres, como lo reporta el experto James Turk, los tiempos de entrega de grandes volúmenes –entre tres y cinco toneladas, están demorando más de la cuenta, del típico T+2 (dos días después del pago), hasta T+5 (cinco días después).
Por si eso fuera poco, el mejor medidor de escasez que hay en el mercado del oro, sigue ocurriendo: el fenómeno de “backwardation”.

Este sucede cuando el precio al contado (spot) es mayor que el precio de entrega a futuro. Lo normal es que suceda lo contrario: que hoy sea más barato comprar oro que mañana.

¿Por qué sucede la “backwardation”? Porque los vendedores saben que es un muy mal momento para vender, y ante la escasez de existencias, los compradores están dispuestos a pagar mayores premios por el metal contante y sonante hoy, que por una promesa de entrega mañana, aunque sea más barata.

Seguro que esto pondrá nerviosos a más de uno, sobre todo si tiene sus barras o monedas en posesión de terceros o en el sistema bancario, incluso los que lo tienen en Suiza.

Imagen: Telegraph.co.uk
El especialista Egon von Greyerz reporta que cada día más clientes le informan que bancos suizos, argumentan toda clase de pretextos para no mostrar físicamente las barras, e imponen topes arbitrarios en francos, al retiro de las mismas.


Goldcore comunica que Jean Hilgers, director tesorero del Banco Nacional de Bélgica, ha dicho que 25 toneladas de oro, alrededor del 10% de sus reservas, están dadas en préstamo a los “Bullion Banks”, que debido al sistema de reserva fraccionaria con que operan, expanden de forma exponencial la oferta de “oro” papel, con el consecuente impacto en el precio.

La historia se repite en más y más bancos centrales que no lo hacen público, pero cuyo final se puede resumir de la siguiente manera: el oro que existe en la realidad, no alcanza para todos los que creen tenerlo, más vale que lo reclamen pronto.

jueves, 23 de mayo de 2013

MENSAJES CIFRADOS: ¿QUÉ QUISIERON DECIR BERNANKE Y LA FED?

Imagen: dealbreaker

Los mercados parecen confundidos. Lo están por algo que ocurre muy pocas veces, y que por lo mismo, no pueden creer: el presidente de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, Ben Bernanke, dijo la verdad esta semana en su comparecencia ante el Congreso.

Hay quien asegura que la Fed ha mandado un mensaje ambiguo que embrolla a los inversores, pero no tiene por qué ser así.

En todo caso, Bernanke ha pecado de una muy pobre comunicación en su intento por mandar señales precisas, de lo que también iba a poder leerse el mismo miércoles más tarde, en las minutas de la última reunión del Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC, por sus siglas en inglés).

Por eso resulta necesario descodificar su mensaje.

De entrada debemos partir de lo obvio: una cosa es la posibilidad de comenzar a reducir el ritmo de las llamadas “flexibilizaciones cuantitativas” (QE, en inglés) –estímulos de impresión monetaria que se inyectan a la economía que hoy suman 85 mil millones de dólares mensuales, y otra muy distinta es hablar de comenzar a retirar esa liquidez.

Esa diferencia es sustancial. Si un pueblo está siendo inundado porque las compuertas de la presa que lo mantenía seco se han abierto como nunca, cerrarlas un poco no detendrá la inundación y los afectados, no sentirán gran diferencia.

Es más, incluso si se cerraran por completo, eso no significaría tampoco que el agua que ya había fluido desaparezca como por arte de magia. Ese es un problema aparte.

De forma análoga, el discurso de la Fed y de Bernanke no deja lugar a dudas de una nueva consideración, que antes no se admitía: la posibilidad de reducir la velocidad de las compras de activos, o de incrementarlas, en función del desarrollo del mercado de trabajo y de los riesgos inflacionarios.

A eso se refiere el FOMC, cuando afirma que la impresión monetaria continuará “hasta que la perspectiva del mercado laboral haya mejorado sustancialmente en un contexto de estabilidad de precios”.

No hay doble mensaje, es su verdad.

Sí podrían reducir el ritmo de las rondas QE, pero también aumentarlo. Faltaría quizás que aclararan que podrían mantenerlo.

En todo caso, lo relevante para los inversores debe ser que esta “inundación” de dólares, bajo ninguna circunstancia, está por detenerse. No todavía.

La “presa” de la Fed, seguirá abierta hasta que reviente desde dentro.

En este sentido, debido a las actuales condiciones y a las expectativas económicas que se tienen en este momento para 2013, en las que la Fed detecta un “ritmo moderado” de crecimiento, es más probable que el nivel de QE se quede como hasta ahora unos meses más, para luego decidir si moverlo hacia arriba o hacia abajo.

Esto porque las minutas acusan todavía un elevado desempleo –pese a que su tasa bajó en marzo a 7.6%, y una lentificación en la creación de nuevos puestos de trabajo de la que poco se habla.

Este factor interno es el que habrá que seguir como principal indicador de las futuras acciones de la Fed, debido a su mandato de maximizar el empleo. Cabe resaltar que la meta de 6.5% en la tasa de desempleo, está todavía muy lejos.

El otro de sus objetivos, el de la estabilidad de precios, no es definitorio, porque como hemos explicado, los estímulos monetarios están propiciando un fenómeno de deflación. De esta forma, bajo la óptica oficial, la inflación seguirá pareciendo “bajo control”.

Ahora, a diferencia de un documento escrito como las minutas, que son interpretadas en su totalidad en fracciones de segundo por sofisticados robots, Bernanke tenía que decidir si insinuar primero que expandiría o mantendría la flexibilización cuantitativa, o bien que podría aminorarla en futuras reuniones del FOMC. Pero las dos cosas, las tenía que decir.

Decidió con pleno conocimiento del impacto que tendría en los mercados, que primero daría a entender que restringir la expansión monetaria podría poner en peligro la “recuperación”, y luego, “esterilizaría” los efectos de sus dichos asegurando que sí podría llevarse a cabo ese recorte. Plan con maña, preparado de inicio.

De una cosa podemos estar seguros. Ni Bernanke ni los miembros del FOMC, están dispuestos a tolerar un derrumbe bursátil como el de este jueves en el Nikkei de Japón (-7.32%).

Al primer indicio de esto, bajas prolongadas o de una inminente recesión en Estados Unidos, pasaría al anecdotario la posibilidad de recortar el QE. Para decirlo sin titubeos, en cualquiera de las variantes, el planeta seguirá inundándose de billetes verdes. No hay estrategia de salida.

La burbuja en las bolsas y los bonos soberanos, por eso, podría seguirse inflando una vez que se apacigüe el nerviosismo de esta semana.

Como todas, esas burbujas seguirán llegando a nuevos límites difíciles de imaginar, y seduciendo a más y más inversionistas a la vista de todos, con una ilusión de riqueza.

Tras bambalinas, mientras tanto, las manos fuertes de los inversores en oro y plata físicos, continuarán retirando más y más metal del mercado, para su seguridad, pues el desenlace de esta “bacanal” de expansión crediticia, solo puede ser trágico. Estas, como todas las burbujas, acabarán reventando.

En el símil del pueblo inundado, los tenedores de esos metales preciosos monetarios, serían personas con botes salvavidas muy bien escondidos para escapar con sus familias de la tragedia que veían venir, y desde los que miran cómo otros, incluyendo los que se creían dueños de un bote que no existía, se quedan a padecer las consecuencias.

jueves, 16 de mayo de 2013

AUMENTA DEMANDA DE JOYERÍA, LINGOTES Y MONEDAS DE ORO ¿POR QUÉ?


Este jueves el Consejo Mundial del Oro (WGC) ha publicado las cifras de demanda del metal para el primer trimestre de 2013. Los resultados son elocuentes y positivos. De entrada, destaca la subida en el consumo que ha experimentado el rubro de la joyería, así como el de barras y monedas de oro en todo el planeta. 

Las joyas alcanzaron una demanda histórica en divisas, por más de 28.9 mil millones de dólares, y un total de 551 toneladas. Destacan India y China, que acapararon el 62% de este segmento del mercado global.

La demanda conjunta de joyería, lingotes y monedas tuvo su mayor expansión en India, con un crecimiento de 27%, mientras que en China y Estados Unidos escaló 20% con respecto al mismo período del año pasado.

Para nuestros vecinos, es la primera vez en más de siete años que experimentan un incremento anual en joyería.

De la misma manera en el sector oficial, los bancos centrales continuaron como compradores netos, y sumaron su séptimo trimestre consecutivo con adquisiciones arriba de 100 toneladas (109.2).

A pesar de estos datos, la demanda total aparentemente cayó en 13% (más adelante explicamos por qué solo en apariencia), alentada sobre todo por las grandes ventas de los fondos cotizados (ETFs), y las menores compras del área tecnológica.

Conviene subrayar la divergencia entre la gran demanda de inversión en valor, que se manifiesta en el tonelaje requerido para joyas, barras y monedas, y la especulativa o “institucional”.

En el primer caso, el énfasis está puesto por los inversionistas en la cualidad del oro como refugio, tanto para los que esperan un futuro con problemas de alta inflación como para los que anticipan deflación.

En otras palabras, su apuesta por el rey de los metales va más allá del precio.

Cabe recordar que este crecimiento del primer trimestre de 2013, sucedió incluso antes del gran ataque que detonó el desplome de las cotizaciones de los metales preciosos monetarios, oro y plata, que vimos en abril.

Por ello es previsible que en el segundo cuarto de este año, las estadísticas se disparen aún más.

En este primer círculo de inversores se encuentran las llamadas “manos fuertes”, que como hemos comentado, son las encargadas de retirar de un modo lento pero consistente, el oro físico del mercado. Tiende así a “desaparecer”.

Este ocultamiento es alentado por la especulación (manipulación) en futuros, que inunda el mercado con cantidades cada vez mayores de “oro” papel, tira el precio por la borda, y con ello cada vez menos y menos personas se sienten dispuestas a desprenderse de  su metal físico, o a mantenerlo en posesión de terceros.

El temor es por el riesgo de incumplimiento de pago que esto significa. No hay oro que alcance para todos.

En el segundo círculo, se ubican quienes más que en el valor, se fijan en el precio de corto plazo: los especuladores.

Estos cuando son de verdad profesionales, saben obtener beneficios ya sea que el mercado vaya al alza o a la baja. Por eso tampoco sorprende que haya habido grandes ventas de oro de parte de los ETFs, que llegaron casi a las 177 toneladas en el trimestre, con la tendencia negativa de los precios ya se advertía. Es su negocio.

Ahora bien. Incluso con estas liquidaciones, debemos aclarar que las tenencias totales de los ETFs al corte de marzo de 2013, apenas llegaban al 1% de las 175,000 toneladas de oro que existen sobre la faz de la Tierra.

De este modo, sus ventas constituyeron poco más del 0.1% de las existencias.

Reportes recientes indican que una parte de quien ha liquidado sus posiciones en ETFs, ha reubicado su capital en “cuentas localizadas” en oro, donde sí se tiene posesión sobre lingotes específicos.

Por último, debemos resaltar la diferencia entre demanda aparente y demanda real de oro.

La aparente que nos reporta el WGC, se refiere solo a la cifra que se cuadra con respecto a la oferta, proveniente de la extracción minera más el reciclaje.

La demanda real es de esas 175,000 toneladas aprox., más lo que se obtiene de la extracción minera.
La razón es que el oro siempre tiene un poseedor y así, un demandante. Para fines prácticos, casi todo el oro que se ha extraído a lo largo de la historia está todavía aquí en alguna forma. ¿Por qué? Porque el oro es 
dinero, y como tal, no se tira.

Dinero auténtico que está siendo demandado al guardarse lo mismo en bóvedas que en alhajeros, debajo de la cama, enterrado en el jardín, etc., y cuya escasez aporta a su valor.

El oro es la “materia prima” que tiene el mayor ratio stock-to-flow (existencias sobre flujo) de todas, precisamente por ser atesorado. El segundo lugar lo ocupa la plata. Esta característica es la que los diferencia y convierte de hecho, en los metales preciosos monetarios. Riqueza material que, como tal no, puede ser creada de la nada.

Vaya diferencia con respecto a las divisas fíat (pesos, dólares, euros), cuyos apologistas, nos están conduciendo a un callejón sin salida en esta crisis, cuyos efectos, marcarán un hito en la historia de la humanidad.

Visto así, no sorprende que la gente por conocimiento o intuición se percate de esta anomalía, y por eso, estén acumulando y resguardando sus metales mejor que nunca, pues durante la peor parte de la crisis por venir, seguro los van a necesitar.

martes, 14 de mayo de 2013

¿LOS ESTÍMULOS MONETARIOS SE ACERCAN A SU FIN?


Las últimas semanas han estado cargadas en los medios financieros, de información que, según nos dicen, supone un fin inminente a la oleada histórica de flexibilizaciones cuantitativas (QE, por sus siglas en inglés), principalmente, desde la Reserva Federal (Fed), banco central de Estados Unidos.

La CNBC reporta un caso típico, como el de un estratega de J.P. Morgan, Geoff Lewis, quien asegura que su visión es que “no habrá más QE desde los Estados Unidos después de diciembre de este año.”

Sin embargo, esta equivocada conclusión es producto de un análisis “cortoplacista”, típico de aquellos que solo se dejan influir por las noticias del momento, por la coyuntura económico-financiera.

Conscientes o no, le hacen el juego al optimismo oficial de autoridades políticas y monetarias que, en cada oportunidad, exaltan los datos que consideran buenos y desdeñan los que no les convienen.

Poco les importa que la mayoría desinformada del público, sea inducida de este modo a tomar decisiones equivocadas.

Estos “expertos” citan una y otra vez, lo positivos que han sido los últimos datos de la economía más grande del mundo, como los del empleo en abril, que reportaron un incremento en la nómina no agrícola de 165,000 puestos de trabajo, superando el esperado de 145,000 plazas, y que se supone permitieron que la tasa de desempleo disminuyera a 7.5%.

No obstante, la realidad es muy distinta. Ni hay recuperación real ni los estímulos monetarios serán retirados.

Para decirlo claro, la estrategia de salida de la Fed es una: no hay estrategia de salida.

Y no la hay porque esta política acomodaticia global no tiene precedente, y en el fondo, como lo hemos expuesto en este espacio, cada día existen más indicios de que la peor pesadilla de los banqueros centrales, la deflación –lo opuesto a la inflación, se está presentando.

El actual fenómeno de “backwardation” en el mercado del oro, que tiende a hacerse permanente, es el más prominente de los síntomas (los detalles y explicación de esto los encuentra aquí)

La fórmula que dictan los libros monetaristas y keynesianos, asegura que la vía para contrarrestar la destructiva deflación, es la impresión monetaria y la expansión del gasto público. Por eso ambas herramientas han sido utilizadas al extremo desde el inicio de la crisis de 2008-2009, y a la fecha, siguen cruzando los dedos para que den resultado.

Sus esfuerzos, no solo serán inútiles, sino además agravan el problema deflacionario.

No hay duda de que el rebote económico que propiciaron con esos instrumentos, es solo eso, nada más.
Retirar los estímulos QE no ocurrirá, en tanto que estos son los alfileres que sostienen la maltrecha economía del planeta.

La Fed, el Banco de Japón, el de Inglaterra, etc. pretenden en cambio llegar hasta las últimas consecuencias en su expansión crediticia y monetaria, con el único fin real que tienen: destruir sus divisas. ¿Qué otra cosa puede ser el aspirar a que los precios suban y suban?

Ahora bien. Los optimistas y promotores del “inminente” retiro o recorte de las rondas de flexibilización cuantitativa, deberían dejar de esconder que omiten a propósito las propias palabras de la Fed, que en el último comunicado de su Comité de Mercado Abierto (FOMC), dijo sentirse “preparado para incrementar o reducir el ritmo de sus compras (de activos), para mantener una adecuada política acomodaticia conforme cambien la perspectivas del mercado de trabajo o la inflación.”

En todo caso, con la debilidad económica de fondo, la Fed estaría más cerca de expandir sus rondas QE –con la están “imprimiendo” 85 mil millones de dólares mensuales, que de detenerlas.

Más allá todavía, la Reserva Federal asegura que esta política monetaria expansiva, permanecerá por un “tiempo razonable” después de que concluya su programa de compra de activos.

En suma, de la misma manera que una golondrina no hace verano, “buenas cifras” económicas temporales no hacen una recuperación auténtica.

Lo único cierto, es que este experimento universal, cuyo sistema monetario está basado en dinero fíat (de papel, digital, etc.), que comenzó con el abandono formal del patrón oro en 1971, tendrá un desenlace fatal de consecuencias insospechadas.

Así ha sucedido cada vez que se ha intentado en el pasado crear “dinero” para intentar salir de una crisis, y ésta, no será la excepción. La novedad en todo caso, es que sucede a escala mundial.

Solo aquellos que cuenten en sus manos con dinero real, oro y plata, serán capaces de ver en retrospectiva el bien que se hicieron a sí mismos al tenerlos. Ellos, como medios de pago en sí mismos,  serán el último refugio de pie, cuando llegue el inevitable colapso de las deudas impagables, ese gran cáncer económico, que nos tocó vivir.

viernes, 10 de mayo de 2013

REFORMA FINANCIERA, UN ARMA DE DOBLE FILO


El tema económico de la semana en México, ha sido el de la presentación de la Reforma financiera. Ésta forma parte del paquete de cambios que ha propuesto el presidente Peña Nieto, y que como sabemos, ya ha dado algunos resultados positivos, como el de la Reforma educativa.
Imagen: monitornacional.com

El Pacto por México después de todo, pese a algunos tropiezos recientes, sí está rindiendo frutos.
La Reforma financiera tiene prácticamente como único propósito el expandir la oferta de créditos para los mexicanos, a precios más competitivos, es decir, con tasas de interés más bajas. El resto de los ajustes propuestos a la legislación, están en función de ese objetivo.

Es muy claro que el gobierno de la república tiene en mente el cumplimiento de sus ofertas de campaña, entre las que se encuentran un mayor crecimiento y la generación de empleos.

Esto no se puede alcanzar si las instituciones financieras, en particular los bancos, no cumplen con una de sus funciones principales, que es la de ser intermediarios entre los ahorradores y los demandantes de préstamos.

No hay duda de que una vez aprobada, esta reforma será muy exitosa en la consecución de su meta central. La situación del mundo con tasas (manipuladas) en mínimos históricos, y un "tsumani" de capitales auspiciados desde los principales bancos del mundo, le darán el empujón.

No obstante, es ahí donde reside el mayor de los riesgos que implica, y del nadie está hablando: que se llegue al extremo que ya conocemos de sobra en el país, el del exceso de endeudamiento.

Se olvida que antes del crédito, va el ahorro, y al menos durante la presentación de la Reforma, no se mencionó ni siquiera una vez esta palabra. Alentar el endeudamiento pero no el ahorro, es muy peligroso.

Y es que hay muy pocas cosas tan fáciles y seductoras como abaratar el dinero. Por eso es que tanto políticos de “derecha” como de “izquierda”, no le ponen objeción a la expansión crediticia.

Mientras fluya el dinero a raudales, el efecto de felicidad que produce lo podríamos equiparar al del alcohol. Mientras éste abunde la fiesta sigue, pero el problema llega cuando las botellas se terminan y la resaca aparece.

De la misma manera sucede con las deudas. Mientras a uno le presten y le presten, siempre se podrá conseguir un poco más para pagar las atrasadas, pero el inevitable momento de pagar lo que se ha acumulado, llega tarde o temprano. El “arma”, es de doble filo.

Entre los aspectos positivos de la reforma, están el incentivar la competencia y brindar mayor información a los usuarios, para ayudarles a tomar decisiones. También, fortalecer a la Condusef para que emita recomendaciones firmes a instituciones financieras, y determinar cuáles son las sanas prácticas para la comercialización de servicios financieros.

Asimismo, facilitar la movilidad de los clientes para que no se sientan atados a un solo banco.

A estos, se les simplificaría la ejecución de garantías para que, en caso de no pago, les sea más fácil recuperar su inversión.

Por el lado de la banca de desarrollo, se promoverá que financien más y mejor a las pequeñas y medianas empresas, apoyándolas con garantías, mejores plazos y condiciones, etc., para propiciar la innovación, creación de nuevas patentes y proteger sus derechos de propiedad industrial.

Las bondades de la reforma han llevado al propio gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, a señalar que el impacto en el Producto Interno Bruto sería de alrededor de medio punto porcentual en dos o tres años.

En fin, se están echando las campanas al vuelo. Tanto, que se presume que no se cayó en el error de reducir las tasas de interés “por decreto”.

Sin embargo el reto, insistimos, está en cuidar que las autoridades –que ahora tendrán más “dientes” para evaluar la colocación crediticia de los bancos y poner topes a sus inversiones en otros instrumentos, no conviertan esa evaluación en presión, para que presten a como dé lugar. Eso sería tan malo o peor, que el decretar tasas bajas.

Las tentaciones a resistir son muchas. Por eso, ojalá que los legisladores pongan manos a la obra y apliquen candados para que esto no ocurra, y podamos estar más tranquilos de que esta reforma, en el futuro, no traerá una nueva crisis. Esperemos que así suceda.

lunes, 6 de mayo de 2013

MERCADO DEL ORO: ¿NUEVO ATAQUE INMINENTE?

Guillermo Barba y Antal Fekete
Este domingo fue publicada en The Daily Bell, una extraordinaria entrevista realizada al Prof. Antal Fekete, fundador de la Nueva Escuela Austríaca de Economía. 

Dada la profundidad e importancia de los temas ahí expuestos, este blog dedicará el espacio necesario a comentarlos, pues sus ideas dan sustento desde la academia, a lo que algunos de los más avezados inversores y periodistas, observan y comentan en su diaria actividad.

De entrada, por ejemplo, la tan comentada caída en el precio del oro.

Fekete considera que éste, el precio del metal, se dirige hacia la “extinción”. No cree que el oro vaya rumbo a cotizaciones de cinco dígitos, o en todo caso, considera que antes de que eso suceda, la “backwardation” permanente en su mercado habrá cerrado “todos los mercados de futuros”. Un desastre, desde luego.

¿Qué es “backwardation”? Es la condición del mercado que se presenta cuando la llamada “Base del oro”, es negativa. En términos muy simples, la “Base” es la diferencia que hay entre el precio del contrato de Futuro más cercano y el del metal al Contado. Si ésta es positiva, que sería lo normal, la condición es de “contango”, y lo opuesto, donde estamos ahora, “backwardation”.

Una explicación más amplia de esto la encuentra en un artículo previo: Daños Inminentes, el Oro se Acaba.
Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, nunca imaginó que miles de millones de dólares de los que está imprimiendo mes a mes, se irían para comprar el metal, con lo que la “Base del oro” (gold basis) se hundirá más, empujando así la tendencia de la “backwardation” a volverse permanente. Un signo inequívoco de que la disponibilidad de oro al contado, es cada vez menor.

Por supuesto, no es que el oro se esté terminando, sino que cada día sus tenedores son menos propensos a desprenderse de él, para abastecer al mercado. Esto, incluso ante la posibilidad real de obtener ganancias libres de riesgo, pues estando en “backwardation”, pueden vender su oro físico y en el mismo instante, comprar un contrato de futuros que se los reponga,  para entrega posterior, a un precio más bajo.

Una permanente y creciente Base negativa, por tanto, indica que los inversores en oro despreciarán esta tentadora oferta, ante el riesgo creciente de que la promesa de entrega, se quede en eso. Ese es el colapso del mercado de futuros del que bien nos advierte Fekete.

Una vez que éste ocurra, el oro no podrá ser comprado a ningún precio, y estaría solo disponible a través del trueque (intercambio directo) –el último recurso durante la deflación, que traería como consecuencia el colapso del sistema monetario global. Así se echa por la borda el viejo mito de que el oro solo es atractivo en épocas de elevada expectativa inflacionaria.

Este posible escenario ha sido desestimado por la mayoría de los economistas, que no ven lo que tienen delante de sus ojos: “la mayor contracción económica” de la historia, como la denomina.

Fekete es contundente: keynesianos y monetaristas han desaparecido la diferencia entre materias primas ordinarias y materias primas monetarias (oro y plata), y con ello, cometido un grave error.

Carl Menger, en “On the Origins of Money”, explica la preferencia de las personas en su interactuar, por seleccionar como medio de intercambio general a las materias primas más líquidas, o lo que es lo mismo, a aquellas cuya utilidad marginal disminuye al ritmo más bajo de todas, lo que las vuelve únicas y distintas: los metales preciosos monetarios.

En otras palabras, el apetito por el oro y la plata para cualquiera, prácticamente no tiene límites en cantidad, como sí por ejemplo para el trigo o el maíz, justo por su capacidad de ser liquidados (intercambiado) por casi cualquier cosa que se desee, en cualquier momento, incluso tan lejano como años, décadas o más allá, pues se pueden atesorar. Estas cualidades, los convirtieron en dinero.
Imagen: Silverbearcafe

Fekete dice que por esta razón, el oro no obedece la Ley de la Oferta y la Demanda, pues puede darse que un precio más alto no traiga consigo mayor oferta. Es más, a veces provoca que ésta disminuya –por la reticencia de las “manos fuertes” a deshacerse de él, y no solo eso, sino que la amenaza de precios del “oro” papel que se desploman en el tiempo, lejos de asustar a los inversores, los induce a aumentar la demanda de entrega física del metal, como está sucediendo.

Por eso, más allá de la observación del precio del oro, es mucho más importante dar seguimiento a su Base (Futuro – Contado), su Cobase (Contado – Futuro) y a su interacción, que nos revelará qué tan cerca estamos de la fase permanente de “backwardation”.

Fekete piensa que Bernanke ha despertado a los peligros que esto implica, y que por ello estaría tratando de detener el estado actual de “backwardation”, en tanto que huele de cerca la peor de todas sus pesadillas, la deflación.

La vía es la misma de siempre: atacar los precios del oro vendiendo cantidades ilimitadas de futuros, a través de sus “títeres”, como denomina a los Bullion Banks (bancos especializados en metales preciosos). Claro, insistimos, lejos de asustar a los inversionistas como desea, genera el efecto contrario. La gráfica de más adelante es elocuente.

Lo anterior, nos lleva a pensar en la posibilidad real de que, en el futuro más o menos cercano, un nuevo gran ataque al mercado del oro se presente. Todo dependerá del comportamiento de la base y la cobase.

El siguiente gráfico (cortesía de monetary-metals.com) es contundente. Los manipuladores intentaron sacar al oro de territorio de cobase positiva (backwardation), y lo lograron momentáneamente, desde el +0.18% el 12 de abril, hasta -0.08% el día 16, justo después de los desplomes de los días 12 y 15.

Sin embargo, la victoria fue pírrica, y además, la cobase (línea roja. En azul la "Base") aumentó casi de inmediato a +0.26% para el 1 de mayo. La siguiente ocasión, necesitarán una “artillería” más pesada.

Como sea, lo cierto es que en cada ocasión los ataques serán menos efectivos, y el apocalíptico escenario planteado por Fekete, estará más cerca.

viernes, 3 de mayo de 2013

BANCOS CENTRALES AUMENTARÁN ESTÍMULOS, EMPEORARÁN DEFLACIÓN


Ayer el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, anunció por primera vez desde julio de 2012, la decisión de recortar su tasa de interés a un mínimo histórico, 0.5% desde el 0.75% donde estaba.

Los datos más recientes confirman que la zona euro continúa en recesión, acumulando ya cinco trimestres consecutivos de caída de su Producto Interno Bruto, con su producción manufacturera contrayéndose a un ritmo mayor y peor aún, con desempleo del 12.1%.

Como era de esperarse el euro cayó más de 1% frente al dólar, pero lo más relevante, es que Draghi dejó la puerta abierta a mayores “estímulos”, como imponer tasas de interés negativas a los depósitos que se mantengan en ese banco central, para empujar a los bancos comerciales a que no guarden su dinero con él, sino que busquen colocarlo en préstamos, que en la imaginación de estos tomadores de decisiones, impulsará la economía.

El banco de la eurozona cede así a las intensas presiones que ha recibido desde el Fondo Monetario Internacional (FMI).

No podemos olvidar que desde marzo, su titular, Cristine Lagarde, declaró que deberían bajar las tasas y tolerar una mayor inflación, y hace menos de dos semanas volvió a la carga, recalcando que el BCE tenía “margen de maniobra” para el recorte de tipos de interés, pero que a ellos correspondía decidir cuándo hacerlo.

Vaya, con mensajes públicos como estos, no sorprende que hayan cedido tan pronto, pues en privado, deben ser todavía más intensos.

De forma paralela, también esta semana la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), dejó en claro que está lista para actuar, ampliando o reduciendo, su inyección de liquidez que hasta ahora mantiene en 85 mil millones de dólares mensuales.

En realidad, su presidente, Ben Bernanke, está hablando entre líneas a todos aquellos que especulaban en cada reunión de su Comité de Mercado Abierto (FOMC, en inglés), sobre la “inminencia” de una disminución en el ritmo de compra de activos de su programa de flexibilización cuantitativa (QE): no habrá tal.

Por otro lado, no debería sorprendernos la idea de que detrás de la cortina, las cabezas de estos y otros poderosas bancos centrales como el de Inglaterra, Japón y el propio FMI, se estén “coordinando” –por así decirlo, para enviar la señal errónea al público de que están en control y dispuestos a hacer lo que sea necesario, para revivir la economía.

Recordemos que en abril, la propia Fed tuvo que admitir que “por error”, envió con un día de anticipación las minutas sobre su última reunión del FOMC, a una selecta lista de políticos, cabilderos y funcionarios bancarios.

De esta pifia se pueden pensar todo, menos que esa lista fue aleatoria. Muchas ventajas se pueden obtener de información privilegiada, por lo que no es descabellado pensar que en materia de decisiones de política monetaria como la del BCE, también existen filtraciones y “cooperación” de muy alto nivel.

Ahora bien, estas recetas de manipular los tipos de interés e imprimir dinero sin límites, que sin duda habrán de continuar y expandirse, se han empleado desde el mismo comienzo de la crisis en 2008, y no han resultado por una razón: no pueden funcionar.

A la economía global no se le puede revivir con más crédito, cuando ese es justo el cáncer de las deudas impagables y el dinero sin respaldo en oro lo que la tiene en terapia intensiva.

No solo eso, sus estímulos están llevándonos cada día a empeorar las presiones deflacionarias, es decir, la caída de precios en el mundo, que se expresan en la baja de los rendimientos de los bonos gubernamentales, que continúan cerca de mínimos históricos, y en el desplome de precios que han sufrido las materias primas

De ellas, mención aparte merecen los metales preciosos monetarios, el oro y la plata, pues su calidad de dinero real, es motivo político suficiente para inducir y magnificar el derrumbe de sus cotizaciones.

En el artículo anterior (“El Oro se Acaba…”), explicamos cómo las tasas de interés artificialmente deprimidas, más el ataque a los precios de metales preciosos monetarios, lo único que acentúan es el proceso en el cual el fenómeno de “backwardation” (que indica la relativa escasez física en el mercado, con precios al contado más altos que los del contrato de futuros) tiende a volverse permanente, y el dinero real se esconde de la circulación.

Con cada embate, cada vez hay menos y menos “manos débiles” que sueltan su oro y plata a cambio de divisas –para protegerse del riesgo de impago y pérdidas, se acrecienta la “backwardation” y así, aflora una consecuencia no deseada por los banqueros centrales: el rechazo al dinero de papel, y por ende, a la deuda en que se “respalda”. La Gran Deflación.

Por eso en México, Europa y Estados Unidos, no dejan de decir que la inflación está “controlada”. Es justo lo opuesto.


Se les ha salido de control pero a la inversa de lo que dictan los dominantes y equivocados preceptos monetaristas y keynesianos.

México parece que no se quiere quedar atrás en esa carrera de reducción artificial y global de tasas.

El propio Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, lo dejo entrever esta semana en una declaración que luego intentó matizar. Dijo que para el segundo semestre de este año, podría considerar un nuevo recorte a su tasa de interés de referencia si la inflación bajaba del 4%.

Pese a la enmienda, lo cierto es que fiel a su estilo, Carstens no resistió la tentación de mostrar lo que guarda “in pectore”, y hacer notar que también percibe los síntomas deflacionarios.

En fin, el pánico se hace presente en políticos y banqueros centrales.

Lo curioso es que su peor pesadilla, la deflación, es justo lo que sin querer están impulsando, hasta el punto en el que alcancemos una depresión económica tal, que a la distancia la Gran Depresión del siglo XX parecerá un día de campo. Solo aquellos con oro y plata físicos en las manos, los últimos extintores de deuda, saldrán mejor librados.