Imagen: Oroplata.com |
El martes pasado, este periodista
entregó al Banco de México (Banxico), un oficio dirigido a Agustín Carstens, en
su calidad de gobernador de ese Instituto Central y miembro de la Comisión de
Cambios.
El propósito del escrito fue solo uno: solicitar que en la próxima
reunión de esa Comisión, se discuta y analice la conveniencia de establecer una nueva directriz, que señale que el
oro adquirido con el propósito de ser integrado a las Reservas internacionales,
deba ser trasladado siempre, en su totalidad o en la proporción que se determine,
al país.
Cabe recordar que de acuerdo a la
Constitución mexicana y a la propia Ley del Banco de México (LBM), éste será el
responsable de regular los cambios y de contar con una reserva de activos
internacionales, para coadyuvar a la estabilidad del poder adquisitivo de la
moneda nacional, su objetivo prioritario.
Dentro de los activos de reserva
se encuentran, según la Fracción I del Artículo 19 de la citada Ley: “Las divisas y el oro, propiedad del Banco Central, que se hallan libres de todo
gravamen y cuya disponibilidad no esté sujeta a restricción alguna” (énfasis
agregado).
La razón por la cual se incluye
al oro como reserva, es porque ese metal es dinero, que a diferencia de las
demás divisas no tiene riesgo de contraparte (cuando se tiene la posesión
física), ni puede ser creada o impresa de la nada, a voluntad, para “estimular”
la economía.
Justo por eso también, a partir
de 2009, los bancos centrales se han convertido en compradores netos de oro, como protección y refugio contra el ´tsunami´ de billetes que, desde Estados Unidos, Inglaterra y Japón, por
ejemplo, está inundando el planeta con “flexibilizaciones cuantitativas” (Quantitative Easing, en inglés) y
devaluando el resto de sus reservas.
El gran detalle que no podemos
soslayar es que, salvo Venezuela y otras excepciones, todos los demás países –México
incluido, tienen la absoluta mayoría de sus reservas en “oro papel”. Es decir, cuentan
con un documento que afirma que son dueños de él, pero sin demandar la entrega
física de sus lingotes.
Esto los expone de hecho a un riesgo de incumplimiento. Lo mismo aplica para sus compras más recientes.
Esto los expone de hecho a un riesgo de incumplimiento. Lo mismo aplica para sus compras más recientes.
Ello significa que tienen la
propiedad de un metal que, en el mejor de los casos, se encuentra a miles de
kilómetros de distancia, en grandes centros financieros como Nueva York o
Londres y supuestamente en bóvedas de un tercero, al que por cierto, no se le audita. Se confía pues en un
sistema fraccionario, que en los hechos, permite vender más oro del que es
posible entregar. Algo así como creer que los lobos, saben cuidar bien de las
ovejas.
Imagen: Adnpolitico.com |
En esta columna documentamos recientemente,
cómo Banxico tiene más del 94% de su oro en Londres, 1% en Estados Unidos y menos del 5%, en México.
De ahí que, en ejercicio del
derecho constitucional de petición, se haya solicitado a través de Agustín
Carstens, que en el seno de la Comisión de Cambios –órgano encargado de dictar
las directrices respecto del manejo y la valuación de la reserva de activos
internacionales, se discuta algo trascendental para la estabilidad financiera nacional: traer cuando menos en parte, nuestro
oro.
Ahora bien, es oportuno aclarar que
esa Comisión, está integrada por seis miembros: el Secretario y el
Subsecretario de Hacienda y Crédito Público, otro subsecretario de la misma
dependencia que designe el Titular, el Gobernador del Banxico y dos integrantes
más de su Junta de Gobierno, designados por Carstens. Quien preside es el
Secretario de Hacienda, en este caso, Luis Videgaray.
En otras palabras, la decisión no
dependerá de una solo persona sino que es colegiada, lo que le daría aún más trascendencia
y legitimidad.
De discutirse y aprobarse la
directriz propuesta, México estaría dando un paso más en sentido correcto: traería el oro anteponiendo el interés de
sus ciudadanos, al de extranjeros.
Esperemos que la solicitud sea
tomada con toda la seriedad que amerita, y que no se busque darle la vuelta con
argucias de ningún tipo. El tema está en la mesa y ahora es público. De
cualquier modo, en caso de negativa, la sola justificación que exponga el
Banxico daría mucho de qué hablar.
Con toda oportunidad, aquí
estaremos informando el sentido del fallo que se emita.
Dr. Carstens, el “balón” está en su cancha.
Cuestión de pantalones. Veremos.
ResponderEliminar¡Excelente tu columna mano! Como siempre.
ResponderEliminarajajajajajajajjajaja
ResponderEliminarsi se chingaron los ahorros de los trabajadores q eran papel billete... el oro va a desaparecer al momento de llegar al pais, quien sabe por que!