Imagen: CNNExpansión |
Ayer se cumplieron 18 años de la
devaluación que golpeó a nuestro peso, y que desencadenó una de las peores
crisis económicas que hayamos vivido, cuyos efectos en el mundo se conocieron
como el “Efecto Tequila”.
Cabe recordar que solo unos años
antes, México se había vuelto el país de moda en el mundo, del que todos
hablaban como si estuviera viviendo una especie de milagro económico. Por
desgracia, ese sueño terminó pronto.
Es conveniente recordarlo, pues
ya casi se acaba este año y como siempre, llegan los pronósticos para 2013 que
contrastan mucho, pues por un lado algunos analistas prevén que será un año de
recuperación de la crisis, y por otro, está una minoría de expertos que
advierte que será un año más de muchos contratiempos.
En este blog le he presentado
antes elementos suficientes que nos permiten anticipar, que en efecto hay una
alta probabilidad de que el año que viene sea uno muy complicado. Lo más
importante para nosotros, es que no nos perdamos en el optimismo que abunda en
el ambiente, como ya nos ocurrió en esa lejana crisis.
Y es que por todos lados se puede
leer y escuchar, que México tiene sólidos fundamentos económicos, que nuestros
problemas de deuda externa y déficit fiscal son muy manejables, en fin, se
convirtió ya en un lugar común. Parece como si estuviéramos viviendo un tipo de
mini
auge.
La desventaja de un clima tan
confiado como este, es que los choques externos pueden tomarnos por sorpresa y
demostrarnos, como ya nos pasó en 2008 y 2009, que no estábamos tan preparados
como creíamos.
Tenemos una bolsa de valores que
no deja de probar nuevos máximos históricos y que tuvo en 2012 el mejor año de
su historia, un peso mexicano que se fortalece bajando al dólar de la barrera
de los 13 pesos. También, reservas internacionales como nunca antes y una línea
de crédito del FMI para casos de emergencia.
Sí. Todo esto puede ayudar, pero
no podemos cerrar los ojos a que en gran parte, esta aparente fortaleza se debe
a la enorme oleada de dólares, sin
precedentes, que ha salido de Estados Unidos para venir aquí, como capitales de
corto plazo a obtener ganancias, gracias a los estímulos monetarios (QE, en
inglés) de la Reserva Federal de ese país.
Estos no son otra cosa que creación
de billetes verdes que continúan inundando el mundo, generando una falsa
sensación de prosperidad que tendrá que terminar.
Dicho de otro modo, no es que
México tenga un especial atractivo y fortaleza sin par, sino que esos flujos de
capital en realidad, no tienen muchas alternativas más que inflar burbujas
fuera de Estados Unidos, como las de los propios bonos mexicanos. Por
desgracia, no hay burbuja que no reviente.
Si abundan los dólares todo se ve
mejor, pero la realidad es que no siempre se van a querer quedar aquí, y cuando
salgan, podrían desestabilizarnos otra vez a gran escala.
Por eso, hay que reconocer que el
paquete económico que propuso el Presidente Peña Nieto para 2013, y del que se
acaba de aprobar el Presupuesto, sin duda va en el sentido correcto de mantener
una disciplina en el gasto con el déficit cero, y procurar la austeridad.
Este gobierno se nota dispuesto a
que no le pase como al anterior, que pensaba que sólo sería un “catarrito” y lo
que nos golpeó, fue una gran recesión. En ese entonces también se quiso
descargar culpa diciendo que la crisis vino de fuera, como si no si hubiera
podido prever ni hacer nada para atenuar sus efectos.
Hoy en cambio es muy positivo que
el gobierno de la República se note más responsable y realista, frente al
turbio panorama que se vislumbra, y esté tomando las previsiones necesarias.
Sin embargo, no todo le toca al
gobierno. A escala individual es muy importante que hagamos nuestra tarea: ser
responsables en nuestros gastos, no excedernos y guardar para después, si es en
onzas de plata Libertad pues qué mejor.
No pierda de vista que la cuesta
de enero, ya está a la vuelta de la esquina.
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