Imagen: Oroplata.com |
Estas adquisiciones se suman a
los 40 mil millones en activos respaldados por hipotecas (MBS), del llamado QE3 lanzado en septiembre. Ello
significa que ahora, la expansión monetaria será por un total de 85 mil
millones de dólares: creación pura y
llana de divisas, imprimir billetes.
No por nada bien podríamos llamar
a esta fase QE4Ever (flexibilización
cuantitativa para siempre).
La novedad en el comunicado de la
Fed, es que por primera vez se vincula la manutención de esta medida de
“estímulo” monetario y de su tasa de interés objetivo, que está entre 0 y
0.25%, a metas específicas, esto es, mientras el desempleo permanezca por arriba del 6.5%, y la expectativa de inflación no rebase el 2.5% proyectado
entre uno y dos años.
¿Por qué la Fed eligió esa tasa
de desempleo? Tal vez porque ese era el nivel de desempleo justo en octubre de
2008, mes siguiente al de la quiebra de la firma financiera Lehman Brothers, que dio inicio formal a
la gran crisis mundial en septiembre.
Ahora, si la perspectiva del
mercado laboral no mejora de forma sustancial, el Comité de Mercado Abierto de
la Fed continuaría sus adquisiciones de Treasuries y MBS de forma indefinida,
incluso, con posibilidad real de ampliarlas de manera importante.
El punto central para los
mercados bursátiles, de entrada, es que todo esto nos lleva a una trampa.
Veamos. En el futuro, cualquier dato positivo en el empleo podría ser juzgado
como malo, pues en teoría se volvería menos necesaria la inyección de estímulo,
que a su vez, incentivaría a los índices a ir a la baja. Para nadie es un
secreto que existe una correlación directa
entre la inyección monetaria y el alza de las bolsas.
Sin embargo, debemos tener claro
que si Ben Bernanke, presidente de la Fed, no está dispuesto a tolerar alto
desempleo, menos lo está para permitir que los mercados se vayan al suelo. Un
callejón sin salida que nos permite concluir lo que ya sabíamos: para que la
“fiesta” y la fantasía de la recuperación continúe, es indispensable la droga
maravillosa de la creación de dinero con la que todos están más contentos.
Debemos recordar que, para bajar
la tasa de desempleo estadounidense de su pico de 10% en octubre de 2009, al
7.7% de noviembre de 2012, fue necesario que la Fed agregara a la fecha, casi
1.8 billones de dólares a su base monetaria, que hoy, ronda los 2.7 billones de
dólares (ver gráfica). Un alto precio.
Al ritmo anunciado, dentro de un año el
punto final del gráfico estará alrededor de los 3.7 billones, o más allá.
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Lo malo es que esto funciona y
funciona, hasta que deja de funcionar. No es posible perpetuar la falsa
creación de riqueza, pues las rondas QE
son solo los alfileres que
mantendrán en pie a la maltrecha economía, hasta que tenga que caer por su
propio peso.
¿Qué se hará llegado ese punto?
¿Que la Fed triplique de nuevo su hoja de balance y el gobierno de Obama haga
lo propio con el déficit y la deuda? Parece que esa “solución” solo puede caber
en mentes como la de Paul Krugman, para quien nunca el agujero en que se está, es
lo suficientemente profundo.
Como es obvio, nada de eso se
puede hacer sin pagar las consecuencias. Por tanto, entre más lejos vayamos en
este turbulento mar, más nos acercamos al día en que la crisis alcance al
mercado de bonos estadounidenses, y entonces, exploten al alza las tasas de
interés. Su burbuja, habrá reventado.
Quizá al acercarse ese punto
crítico, sea cuando presenciemos la huida masiva de capitales hacia el refugio del oro y la plata, cuyos mercados
alcistas (bull markets), como suele
ocurrir, tendrán que terminar también en fase de euforia.
Por cierto, no podemos pasar por
alto que, en el corto plazo, se vislumbran riesgos potenciales para los metales
preciosos, en especial para el oro, que podrían traer nuevas oportunidades de
compra.
Tampoco que los detractores del
metal precioso (que incluye a los poderosos grupos con grandes posiciones
“cortas”), no han dejado de celebrar cada una de las recientes correcciones que ha observado,
ni la propaganda que abunda en artículos y notas que cuestionan su calidad de
refugio seguro.
De hecho, llama la atención asimismo,
que a diferencia del día en que se anunció el QE3, cuando el oro y la plata terminaron fuerte al alza, este miércoles no fue así. Es más, por
la noche se observó una sospechosa baja muy marcada que se puede apreciar en la
siguiente imagen.
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Todas estas señales, solo pueden
hacernos pensar que, en el corto plazo, tal vez podríamos ver una corrección
algo mayor, tras la cual, por los
sólidos fundamentos que hemos comentado en este artículo, podemos apostar
que la fuerte resistencia observada alrededor de los 1,800 dólares la onza,
será rebasada.
El nerviosismo de la Fed, los
temores por el “Precipicio fiscal” en Estados Unidos y las tensiones en Europa,
abonan todas a las señales que se han acumulado para indicar que, a la vista, estaríamos
a las puertas de un nuevo colapso económico global. El detonante, es lo de
menos. Lo que importa, en todo caso, es estar preparados.
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