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Este miércoles se dio a conocer
lo que en los medios llamaron una “inesperada caída” de 0.1% del Producto
Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos, en el último cuarto de 2012 respecto al
trimestre anterior.
Sin embargo, la realidad es que
esta contracción, que además es la
primera que ocurre desde 2009, es un síntoma más que evidencia lo que en
este blog le he estado adelantando, respecto a una innegable desaceleración de
la economía de ese país, y que nos pegará a los mexicanos.
Llama la atención que no obstante
este dato, los mismos economistas y analistas que estimaban un crecimiento de
más de 1% en ese período, son quienes están buscando interpretaciones con las
que pretenden hacer ver que esa caída, “no es tan mala” como parece.
Peor aún, es que en México
funcionarios y expertos afirman que no
seremos afectados por esa caída del PIB estadounidense.
Ese, en un discurso que se parece
mucho a la confianza y optimismo que en 2008 tenía el entonces secretario de
Hacienda, Agustín Carstens, que como usted recordará, subestimó el impacto de
la crisis económica diciendo que para el país solo sería “un catarrito y no una
pulmonía como antes”.
El estar tan confiados y
desprevenidos nos costó el tener una de las peores recesiones de que se tenga registro.
Por eso, al recordar la experiencia
de entonces, como la de 1994, debería estarse tomando medidas para desinflar las
principales burbujas financieras nacionales, que aunque evidentes, nadie quiere ver.
Estas están siendo causadas por
la avalancha de dólares que, desde el Norte, no ha dejado de llegar por culpa
de las conocidas “flexibilizaciones cuantitativas” (impresiones monetarias o QE, por sus siglas en inglés) de la
Reserva Federal.
Y es que todas las burbujas son
así de seductoras, al grado que siempre autoconvencen a quien se deja, de que
las señales negativas son solo transitorias y que todo marcha bien.
Ese es el dañino poder que
tienen, y que ahora se vive en el peso,
en la Bolsa de Valores y los bonos mexicanos, a causa de esa oleada de
capitales extranjeros que están llegando aquí a ganar dinero fácil, y sin grandes
esfuerzos.
Siempre sucede que la mayoría se
ciega ante las burbujas, cuando están en fase de expansión, porque todos están
contentos con sus efectos, mientras duran, sin pensar en lo que pudiera venir
después. Es por eso que siempre se inflan y duran más allá de los límites imaginados.
Ojalá que el Banco de México (Banxico)
hiciera lo que le corresponde, ya que en la ponderación de costos y beneficios,
lo menos malo sería bajar su objetivo de Tasa de Interés Interbancaria a un
día.
Es relevante que cuando menos uno
de sus subgobernadores, Manuel Sánchez, admite que los factores externos son “los
más importantes” afectando al peso, y no la política económica local, pero de
poco sirve si las correctas apreciaciones no se materializan en acciones. Los titubeos han sido la constante en
Banxico a la hora de tomar decisiones.
Esto debe cambiar pronto. Sobre
todo porque se está escuchando por todas partes que México se está volviendo a
poner “de moda”, gracias a sus “sólidos fundamentos macroeconómicos”. Un
espejismo de las burbujas.
Eso es riesgoso, pues si bien no
estamos tan mal como otros países, lo cierto es que nos vemos mejor de lo que
estamos más por circunstancias externas,
que por nuestras fortalezas.
Las cifras que ha expuesto el
mismo Banxico así lo demuestran.
Debemos ver esos recursos entrantes
como si fuesen prestados y que se tendrán que pagar, pues no los hemos generado
nosotros con ahorros propios ni produciendo más y mejor. Es justo ahí donde
radica el mayor peligro.
Ahora bien, eso no significa que
no haya buenas oportunidades para nosotros.
Si y solo si se aprueban este año
las reformas estructurales, principalmente la Energética, se mantiene
el equilibrio fiscal y Banxico baja las tasas de interés, podríamos comenzar a pensar
que se trabaja en ser menos dependientes del exterior y en mitigar en algo, los
efectos negativos que llegarán cuando
esas burbujas estallen, como sin remedio, lo hacen todas.
Posponer de nuevo esos cambios
que son parte de la solución, será peor. Esperemos que esta vez, sí se actúe a
tiempo.