Imagen: Reuters |
El documento se compone de trece
puntos, entre los que destacan, la estricta implementación del cese al fuego en ciertas áreas de las
regiones de Donetsk y Lugansk a partir de las 00:00 hrs. del domingo 15 de
febrero, hora de Kiev. Asimismo, habrá un retiro de armamento pesado desde
la actual línea en la que se encuentran las tropas ucranianas, y desde las
posiciones que ocupaban los rebeldes al momento de los pasados acuerdos de
Minsk de septiembre. Esto se llevará a cabo a partir del segundo día y deberá
ser completado en dos semanas. Toda formación armada extranjera y mercenarios
deberán retirarse también junto con su equipo militar, y se desarmará a todos
los grupos ilegales. Todo lo anterior será verificado por la OSCE.
En la parte política, habrá un
diálogo para estudiar modalidades de elecciones locales de acuerdo con la
legislación ucraniana. El Parlamento de ese país especificará las áreas que
disfrutarán de un régimen especial, pero hacia finales de este año, deberá
haber reformas para que una nueva Constitución entre en vigor. Ésta deberá
tener como elemento central la
descentralización, incluyendo ciertas especificidades para algunas partes de
Donetsk y Lugansk.
De este lado del mundo, el
gobierno de Obama a través de su secretario de Estado, John Kerry, celebró el
convenio y expuso en un comunicado, que “Estados Unidos está preparado para
considerar el retiro de sanciones contra
Rusia cuando los acuerdos de Minsk de septiembre, y ahora éste, sean
completamente implementados” (énfasis agregado). Por último, Kerry dio la
bienvenida al paquete de asistencia financiera que se otorgará a Ucrania, y que
fue anunciado por la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI),
Christine Lagarde. Este programa otorgará a Kiev 17.5 mil millones de dólares
durante cuatro años.
Los acuerdos de Minsk deben verse
desde varias ópticas. En este espacio comentamos que Europa y Kiev en especial,
tenían prisa por detener las
hostilidades ante el avance rebelde, que no dejaba de ganar terreno. Del
otro lado, los separatistas en realidad no tenían la intención de tomar todo el
país, sino solo de “independizar” o escindir a las regiones del Este, de mayoría
étnica rusa. Esto último no será logrado, pero al menos tendrían más autonomía
de las decisiones centrales, si lo firmado en Minsk se cumple.
Cabe recordar lo que aquí
expusimos el martes: las derrotas del ejército ucraniano de inmediato
comenzaron a generar voces en Washington a favor de enviarles no solo apoyo
logístico sino armamento letal. El lunes la respuesta rusa no se hizo esperar:
si los americanos se atrevieran a enviar equipo militar, para Moscú sería una declaración abierta de
guerra contra Rusia, que se reservaría el derecho de actuar contra
Estados Unidos y sus aliados, más allá del frente ucraniano.
De manera que la respuesta de
Kerry de que podrían “retirar” las sanciones a Rusia, debe verse como un acuse de recibo de la advertencia del gobierno de
Putin. Está claro que Estados Unidos ya no es el de antaño, y que no puede
hacer lo que quiera en ciertas partes del mundo.
El presidente ruso, con el
acercamiento tenido con sus homólogos de Alemania y Francia, Ángela Merkel y
Francois Hollande, respectivamente, mostró que el problema no es con Europa,
sino con el intervencionismo americano en su vecindario. No se puede soslayar que
el origen central del conflicto en Ucrania, fueron las manifestaciones del Euromaidán alentadas por Washington para
defenestrar al presidente prorruso Víktor Yanukóvich. Por cierto, poco se
menciona que los ultranacionalistas que asumieron el poder con el apoyo
americano, son herederos de aquellos ucranianos que se aliaron con la Alemania nazi,
para pelear contra Rusia. De manera que durante la Segunda Guerra Mundial,
participaron también en el Holocausto.
Así que este frágil nuevo arreglo
de cese al fuego, depende en gran medida de alguien que ni siquiera estuvo
presente en las negociaciones: Estados Unidos. Si Obama como parece toma en
serio el mensaje enviado por Putin, se abstendrá de enviar armamento a Ucrania,
pero si se equivoca y lo hace, entonces la paz se vendría abajo. Esperemos que
el gobierno de Kiev, que ya da por perdida la península de Crimea –porque ni
siquiera fue mencionada en los acuerdos, se dé cuenta de que entre más se deje llevar por el canto de la
sirena americana, más seguirá perdiendo. Ojalá, la paz sea real y duradera.
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