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El lunes expusimos la débil
posición griega en los encuentros con las “Instituciones” –como ahora llaman a
la Troika integrada por la Comisión
Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional–, que ha
llevado al nuevo gobierno de extrema izquierda que encabeza Alexis Tsipras, a incumplir sus populistas promesas de
campaña.
Ayer se supo que Atenas “envió” el
paquete de medidas que se compromete a cumplir a cambio de cuatro meses de
ampliación de su rescate financiero. Sin embargo, el borrador del documento ni
siquiera fue elaborado por el gobierno griego, ¡sino por la propia Comisión Europea!
El periodista Yannis
Koutsomitis publicó en su cuenta de Twitter que en las propiedades del
documento filtrado en PDF, se lee que el autor fue “COSTELLO Declan (ECFIN)”.
Costello es jefe del equipo de la Comisión Europea sobre el tema Grecia.
La anécdota ilustra cómo del
envalentonado liderazgo de izquierda radical de Syriza al llegar al poder, ya no queda nada.
Debido a ello hay una creciente
inconformidad al interior de dicha coalición. Una de las voces más críticas ha
sido la de Stathis Kouvelakis, miembro del comité central de Syriza. Kouvelakis
afirmó en un artículo publicado ayer en jacobinmag.com,
que la extensión del rescate griego bajo las condiciones impuestas por las
Instituciones, “marca el final de la estrategia de ´una solución positiva a
toda costa dentro del euro´".
Dicho de otro modo, los radicales
más extremos dentro de Syriza quieren
abandonar la moneda única y volver al dracma. Esta divisa permitiría a
Grecia imprimir tantos billetes como quisiera, pero justo por eso, el ínfimo
valor que tendría su nueva/vieja moneda se desvanecería cada segundo a una
velocidad vertiginosa. Pese a ello, después de tocar fondo podría haber una
recuperación. El problema es que en Europa, el precedente marcaría la ruta para
países más grandes como España, razón por la cual, Alemania cederá y presionará
para retener a los griegos en el euro.
Solo hay de dos: quedarse o
salirse de la divisa única. Pero si Tsipras acabara optando por la segunda
opción, más le valdría volver a leer una
carta que le envió en julio de 2012 el empresario mexicano Hugo Salinas Price,
y que nunca contestó. Salinas Price –principal promotor de la monetización de
la plata en México, publicó ayer en su portal plata.com.mx
una epístola que hizo llegar al entonces opositor Alexis Tsipras.
En aquella ocasión, el magnate le
dijo que tenía enfrente la oportunidad de convertirse en estadista si, a la par
de declarar una moratoria de pagos y volver al dracma, se dotara a la gente de
una protección contra la inevitable espiral inflacionaria que se desencadenaría.
Ese refugio financiero sería nada menos que
la moneda de plata. Con ella, habría un estímulo para que la gente ahorrara
de manera natural, la demanda de estas monedas sería enorme y Grecia podría de
forma paulatina volver al equilibrio fiscal. Salinas resaltó el enorme orgullo
por Grecia que sentirían sus ciudadanos, indispensable para lograr la
recuperación.
Otra de las ventajas políticas
para Tsipras sería que la inestabilidad social y política sería limitada, pues
toda la población, incluidos los empresarios, contendrían su disgusto por la crisis gracias a la protección de la
plata.
La circulación del dracma ordinario
en paralelo con la moneda de metal fino, dijo Salinas, sería “una fórmula para
la unidad nacional y la reconstrucción. La reconstrucción de Grecia va a
requerir de ahorro y nada propicia mejor el ahorro más eficientemente que la
moneda de plata.” Tiene razón.
Para que los nuevos Búhos
–como se le conoce al típico dracma antiguo de plata– de 1/10 de onza circularan como
dinero, sería necesario que tuvieran un valor monetario expresado en dracmas
corrientes. Ese valor le sería asignado por la Autoridad Monetaria pero NO lo
llevaría grabado. Ese valor asignado tendría que ser un poco más alto que el valor de la plata contenida en la moneda.
De otro modo, tarde o temprano terminaría en la fundición cuando su valor
metálico rebasara el nominal.
Cada vez que la plata subiera de
precio, la Autoridad Monetaria deberá ajustar al alza el valor asignado del búho, para mantenerlo siempre a “flote”
sobre el valor de la plata que contiene. Un
“bote salvavidas” contra la inflación. En cambio si el precio de la plata
se desplomara, el valor asignado debe permanecer inmóvil. Así, la gente las
seguiría utilizando en sus pagos diarios, tal cual se hace con las monedas
actuales de metales básicos cuyo valor como metal es mínimo.
Salinas Price vaticinó que la
fuga de capitales se detendría, porque “los griegos preferirán tener sus búhos, en vez de cualquier otra moneda
extranjera.” Es cierto, como que también, monetizada y sin pagar impuesto como
mercancía, el búho de plata se convertiría en un producto griego de exportación
–que tanta falte le hace. De manera que luego de su quiebra, Grecia resurgiría “con una moneda mejor que
el euro”, sentenció el empresario.
Este “Plan B” podría llevarse a
cabo en cualquier país, empezando por el nuestro. Por desgracia los principales
opositores son los banqueros centrales, incluido Banco de México, que de hecho
actúan como sucursales de la Reserva
Federal de Estados Unidos y su dólar. Ojalá que pese a ello, llegue el
momento en el cual los tomadores de decisiones opten por el camino de la plata,
que sin duda, sería muy benéfica para toda la gente.
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