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sábado, 29 de diciembre de 2012

SÍ, JAPÓN CAYÓ EN LA TRAMPA, SE DIRIGE AL DESASTRE

Imagen: Oroplata.com

Guillermo Barba/Oroplata.com

La semana pasada el Banco de Japón (BoJ, por sus siglas en inglés), anunció otra ampliación de su estímulo monetario, la tercera en cuatro meses y la quinta de este año, por un monto de 10 billones de yenes, con lo que su programa de compra de activos y préstamos ascenderá a 101 billones de yenes.

Esta ronda es la versión japonesa de la flexibilización cuantitativa de la Reserva Federal (Fed) estadounidense, que ya va en su fase cuatro (QE4).

Cabe señalar que con este mecanismo, la Fed estará inyectando (“imprimiendo”) 85 mil millones de dólares mensuales a través de la compra de bonos del tesoroy activos respaldados en hipotecas (MBS), con lo que su hoja de balance se acercará a los cuatro billones de dólares para finales de 2013.

La medida del BoJ, desde luego, no es nada nuevo, pero nos sirve de botón de muestra del juego que en el futuro le seguirá deparando a la propia Fed: una vez que se cae en la trampa de la creación monetaria, no se puedesalir. Se seguirá el mismo camino hasta las últimas consecuencias, que no hace falta decir, serán muy graves para los inversionistas desprevenidos.

Lo mismo aplica para el “cáncer” del déficit fiscal: si esa oscura dupla déficit-inyección monetaria funcionara, Japón tendría una economía pujante, y no llevaría acumuladas ya dos “décadas perdidas”. Una evidencia más de que para los keynesianos y monetaristas, jamás es bastante profundo el agujero del que más tarde, no habrá escapatoria sin castigo.

Estos pocos datos son prueba suficiente: al mes de septiembre pasado, el BoJ tenía ya en su poder el 11.1% del total de bonos gubernamentales, según sus propias cifras. Por primera vez, esas tenencias rebasan los 100 billones de yenes, un máximo histórico.

En los hechos, eso equivale a haber financiado, es decir, pagado con yenes creados de la nada, 11 de cada 100 yenes con los que se endeudó el gobierno para cubrir su continuo déficit fiscal. Y serán más.

El propio BoJ atribuye estos desbalances a los bajos ingresos públicos, producto de la larga depresión económica, y al incremento en los beneficios de la seguridad social de una nación que envejece con rapidez.

Todo esto, ocurre mientras Japón tiene ya un ratio de deuda/PIB de 230%, mucho más elevado que el de Grecia, Italia, Portugal e Irlanda, cuyas “bombas” ya explotaron. La relativa confianza que hasta ahora han tenido los mercados en ese país, por supuesto, no será infinita.

Para decirlo de la manera más realista, la deuda soberana que ya sobrepasa los mil billones de yenes, es impagable, y llegar a esos niveles no evitó el desastre, solo lo aplazó.

No obstante lo crítico de su situación, el entrante liderazgo del Primer Ministro Shinzo Abe, se muestra muy agresivo en su intención de llevar la política monetaria y fiscal a niveles insospechados.

En esta locura de poder, característica de aquellos que piensan erróneamente que el gobierno puede manipular la economía a voluntad, Abe ha declarado que “reinflará” la economía con aquellas herramientas, llegando al punto de presionar al BoJ con la pérdida de su independencia, si no garantiza “ilimitada” creación monetaria y un objetivo de inflación de 2%.

Oroplata.com
Más que nunca, una crisis de divisas acecha al país del Sol Naciente. 

Un eventual desplome desu mercado de bonos, forzado por el propio mercado, pondrá tarde o temprano en graves aprietos a las finanzas japonesas, pues hoy sus rendimientos están en niveles mínimos (alrededor del 0.8% a 10 años), pero al dispararse las tasas (con esa caída de bonos), seguirse financiando será una tarea que se volverá imposible.

¿Acaso será esa la verdadera meta del nuevo gobierno?

Hay quien dice que Japón debe la gran mayoría de su deuda “a sí mismo”, gracias al ahorro de sus habitantes, y algo hay de cierto.

Pero justo por ello, la clara decisión de “matar” al yen, que ayer tocó mínimos de 27 meses frente al dólar estadounidense, tiene tintes que van mucho más allá de la inmoralidad económica, pues  ¿cómo se le puede llamar a la política de un gobierno, decidido de forma abierta a devaluar su moneda? ¿Sabrán los japoneses que la idea de los estímulos, es llevar la deuda al extremo de no poder pagarles lo que se les debe? Porque justo eso es lo que ocurrirá: un fraude para los ahorradores.

El resultado, claro está, será una depresión más acentuada que llevará a más décadas perdidas y al empobrecimiento de sus ciudadanos.

Como es evidente, en esta “guerra de divisas” no hay amistades que valgan. Estados Unidos y Japón, por ejemplo, podrán ser aliados en muchas cosas, pero debajo de la mesa todos maquinan cómo correr mejor, y más rápido, en esta perversa carrera de devaluación monetaria. Nadie quiere una divisa fuerte.

El mundo está de este modo, inmerso en un riesgo sistémico que amenaza la existencia de millones de seres humanos. La montaña de deuda que se ha acumulado parece no tener fin, pero habrá de  caer por su propio peso.

La lejana causa original de esta tragedia, para muchos desconocida, subyace primero en la remoción forzada de la plata del sistema monetario, ocurrida en el siglo XIX, y que un siglo después echaría también al oro en 1971.

Ambos metales preciosos (como señala el Prof. Antal Fekete en su artículo más reciente “The Silver Saga), constituían “el mejor extintor de deuda que teníamos”, el “Apocalipsis” de hoy.

Por tanto, poseerlos tiene más sentido que nunca pues al ser el dinero real, tangible, que no se puede crear de la nada como las demás divisas, seguirán siendo un refugio de supervivencia monetaria para el patrimonio de cualquier persona, en Asia, América o donde sea. La alternativa, ser aplastado por el castillo de naipes de la deuda, es una pésima opción.

Oroplata.com

jueves, 27 de diciembre de 2012

EL "INESPERADO" PROTAGONISTA DE LA CRISIS QUE VIENE ES...

Imagen 123rf.com

Estamos a unos días de que comience el 2013, pero ya se hacen las apuestas y pronósticos de quiénes serán los próximos protagonistas en el interminable escenario de la crisis. De entrada, podemos anticipar que a esta tragicomedia se sumará un viejo conocido de la economía, pero del que no muchos conocen su situación real: el país del Sol Naciente, Japón.

Si bien es cierto que por el momento Estados Unidos roba cámara con el famoso “precipicio fiscal”, es cuestión de meses para que los japoneses se conviertan en tema de todos los días en los noticieros.

Por supuesto, primero, lo primero. Faltan ya muy pocos días para que Obama y el Congreso lleguen a un acuerdo que les permita seguir gastando más de lo que tienen, y elevar otra vez su tope de endeudamiento, que por cierto, estarán alcanzando el próximo lunes 31 de enero.

Ya se sabe que a nuestros vecinos del Norte les encanta hacer como que arreglan todo, cuando en realidad solo posponen la solución y empeoran las cosas.

Para explicar de forma muy simplificada el “precipicio fiscal”, imagine que usted es el jefe de una familia y que tomó la decisión desde hace tiempo que en 2013, ahora sí se iba a poner a ahorrar y a cortar gastos porque lo ahogan las deudas, pero ya que lo ve llegar se echa para atrás, porque todos le dicen que ya se acostumbraron a vivir con lujos y que si recortan las deudas y los excesos, van a entrar en depresión.

Para remediarlo, usted acepta aplazar los planes a cambio de más promesas de ajustes al cinturón en el futuro y unos cuantos recortes sin gran trascendencia… otra vez. ¿Qué obtuvo? Nada en realidad. Su situación económica seguirá empeorando y de todos modos, cuando ya no pueda pagar lo que debe, entrará en depresión y quiebra.

Pues eso es lo que ocurre con Estados Unidos, que se las verá cada vez más difícil.

Pero volviendo al tema Japón, su caso es todavía peor. Acaba de llegar un nuevo primer ministro al gobierno, Shinzo Abe, y lo que ha dicho ha dejado boquiabiertos a muchos, mientras otros irresponsables, hasta le aplauden.

Y es que aunque muchas veces solo pensamos en Japón como un país rico y sólido, la realidad es que tiene un muy grave problema de deuda, mucho peor que los países europeos y más del doble que Estados Unidos, pues llega hasta el 230% de su PIB, es decir, debe más de dos veces todo lo que esa enorme economía, la tercera del mundo, produce en un año.

Eso no es todo. Tienen una población que envejece con rapidez y claro, demanda una gran cantidad de beneficios a la seguridad social y al gobierno.

Los japoneses llevan ya dos décadas perdidas sin crecimiento, y ahora el nuevo gobierno quiere estimular la economía gastando aún más que antes, disparar más lo que debe y presionar al Banco de Japón para que  imprima dinero “sin límites”.

No hace falta decir que se puede imprimir billetes pero no crear riqueza de la nada, por lo que una crisis de divisas para Japón, está cada día más cerca.

Que no nos sorprenda si llega en 2013 o a más tardear en 2014. Es igual. Sus efectos se dejarán sentir en todo el globo. ¿Será este el detonante de la próxima gran crisis financiera, a la que nos referimos hace unos días?

De cualquier modo, este es otro ejemplo más de lo que se conoce como “guerra de divisas”, en las que los países buscan devaluar su moneda, a manera de competencia o “guerra”, supuestamente para ser más competitivos pero destruyendo los ahorros de sus habitantes.

Por eso, la gente en Asia, América y todas partes, seguirá buscando refugio en el único dinero que los bancos centrales no pueden crear a su antojo: claro, el oro y la plata. No queda de otra. La opción de esperar a que cambien, sin duda, es una misión imposible.

domingo, 23 de diciembre de 2012

HIPERINFLACIÓN EN EL PERÚ: UNA VERSIÓN REAL DEL FIN DEL MUNDO



La gran mayoría de países latinoamericanos, ha sufrido graves crisis económicas a lo largo de su historia. Una de las más representativas, por sus alcances, es la que atravesó el Perú desde finales de la década de los ’80 del siglo pasado.
Ésta, es una lección más que nos enseña que, no importa si se trata de economistas doctorados en las universidades más importantes de Estados Unidos, o de bienintencionados políticos locales, una vez en el poder todos corren por igual un elevado riesgo de ceder ante las tentaciones, siempre presentes, de encontrar atajos hacia la riqueza y la prosperidad de sus naciones.
Parece que ese poder,  la fama y el ansia de trascender como una especie de “héroe”, siempre es más fuerte que el sentido común, que nos dice, que para lograr un desarrollo económico sostenido y auténtico, no hay otra receta que el trabajo arduo, la disciplina, el ahorro que se transforma en capital, la innovación y la constancia. 
La razón central por la cual esa fórmula es tan rechazada, pese a su sencillez, es que requiere “demasiado” tiempo. En casi todos los casos, mucho más que lo que cualquier gobernante democrático dura en el cargo; un lujo que no se pueden permitir.
Perú no fue la excepción a la regla, y por tanto, padeció hace más de 20 años las consecuencias de vivir más allá de sus propios medios, y de financiar su gasto imprimiendo moneda fiduciaria. Otra antigua ecuación que en vez de conducir a la riqueza, lleva a la miseria, para cual, no hay buena oratoria que valga.
En este sentido, el primer período presidencial de Alan García (1985-1990), fue el responsable de sentar las bases de uno de los episodios de hiperinflación más conocidos. 
Y es que al inicio, la popularidad del presidente, como suele ocurrir, fue en ascenso. Los años de 1985 y 1986 fueron de un elevado crecimiento (12.1 y 7.7%), cuyo “éxito” se basó en el “mercado interno”. Lo malo, es que en realidad esta ilusión fue posible, como se dijo arriba, gracias a la expansión monetaria y al amplio déficit fiscal.
Para muestra basta saber que, según el Banco Central de Reserva del Perú, la cantidad de billetes y monedas en los tres primeros años de García, aumentó casi 32 veces. Luego una contracción muy pronunciada del circulante en 1989, al año siguiente volvió a multiplicarse casi por 52.
Al inicio de su administración, García lanzó un plan de estabilidad que consistió entre otras medidas, en mantener un control de precios, tarifas públicas, salarios, y un tipo de cambio fijo, que desde luego, no pudo mantener mucho tiempo. En realidad, incurría así en el mismo error que tantas veces han cometido políticos de todas latitudes: manipular la economía y el mercado libre. 
Mientras esto ocurría, el déficit de la Cuenta Corriente se disparaba, de 0.5% en 1985, hasta su tope insostenible de 8% del Producto Interno Bruto (PIB) en 1988.
En un principio, la inflación se pudo moderar, pero por muy poco tiempo. Las reservas internacionales, por supuesto, comenzaron a agotarse junto con las esperanzas de evitar, de nuevo, un colapso económico.
Si en 1986 y ´87, la inflación había descendido a tasas de 78 y 86%, desde más de 160% en 1985, la emoción duró poco pues para el ’88, ya rebasaba el 667%. 
No obstante, la etapa más difícil en esta tragedia se vivió en 1989 y ´90: la hiperinflación hizo su arribo con un descomunal aumento de casi 3,400 y 7,500%. La fiesta, como siempre ocurre, había concluido.
La moneda corriente de entonces, el “Inti”, que había sustituido al “Sol de oro”, estaba condenada como todas las divisas fíat, a terminar en el panteón del olvido. Un “Nuevo sol”, saldría a la luz para remplazarlo con una equivalencia de un millón a uno.
Desde luego, este lapso implicó también una caída del PIB entre 1988 y 1990, de más de 10, 13 y 6% anuales, respectivamente, que en los hechos implicó para el Perú un salto hacia atrás de muchos años. 
No valió la pena la falsa prosperidad vivida al inicio del gobierno de Alan García, pues se perdió lo ganado y aún más. El caos social se hizo presente, junto con la escasez y la desesperación por conseguir los productos básicos para la subsistencia.
La etapa que siguió, para estabilizar al país, tuvo que significar el control de la base monetaria, del gasto público y un tipo de cambio de libre flotación, condiciones necesarias, aunque no suficientes, para impulsar un nuevo desarrollo.
Todo lo anterior, no nos hace más que pensar que, como muchas otras, esta crisis peruana es una pequeña guía de lo que no se debe hacer en economía, y que sin embargo, se repite una y otra vez a gran escala.
Hoy que la humanidad vive por primera ocasión un gran sistema global de dinero fíat (representado en papel moneda o dígitos en cuentas bancarias), a partir del rompimiento con el patrón oro en 1971, esto es más peligroso que nunca, pues el riesgo ya no es solo de un país, sino de todo el planeta. 
Una mini versión de “el fin del mundo” que, sin duda, es mucho más realista que cualquier profecía maya.


viernes, 21 de diciembre de 2012

MÉXICO 2013, ¿DE VERAS ANDAMOS TAN BIEN?

Imagen: CNNExpansión

Ayer se cumplieron 18 años de la devaluación que golpeó a nuestro peso, y que desencadenó una de las peores crisis económicas que hayamos vivido, cuyos efectos en el mundo se conocieron como el “Efecto Tequila”.

Cabe recordar que solo unos años antes, México se había vuelto el país de moda en el mundo, del que todos hablaban como si estuviera viviendo una especie de milagro económico. Por desgracia, ese sueño terminó pronto.

Es conveniente recordarlo, pues ya casi se acaba este año y como siempre, llegan los pronósticos para 2013 que contrastan mucho, pues por un lado algunos analistas prevén que será un año de recuperación de la crisis, y por otro, está una minoría de expertos que advierte que será un año más de muchos contratiempos.

En este blog le he presentado antes elementos suficientes que nos permiten anticipar, que en efecto hay una alta probabilidad de que el año que viene sea uno muy complicado. Lo más importante para nosotros, es que no nos perdamos en el optimismo que abunda en el ambiente, como ya nos ocurrió en esa lejana crisis.

Y es que por todos lados se puede leer y escuchar, que México tiene sólidos fundamentos económicos, que nuestros problemas de deuda externa y déficit fiscal son muy manejables, en fin, se convirtió ya en un lugar común. Parece como si estuviéramos viviendo un tipo de mini auge.

La desventaja de un clima tan confiado como este, es que los choques externos pueden tomarnos por sorpresa y demostrarnos, como ya nos pasó en 2008 y 2009, que no estábamos tan preparados como creíamos.

Tenemos una bolsa de valores que no deja de probar nuevos máximos históricos y que tuvo en 2012 el mejor año de su historia, un peso mexicano que se fortalece bajando al dólar de la barrera de los 13 pesos. También, reservas internacionales como nunca antes y una línea de crédito del FMI para casos de emergencia.

Sí. Todo esto puede ayudar, pero no podemos cerrar los ojos a que en gran parte, esta aparente fortaleza se debe a la enorme oleada de dólares, sin precedentes, que ha salido de Estados Unidos para venir aquí, como capitales de corto plazo a obtener ganancias, gracias a los estímulos monetarios (QE, en inglés) de la Reserva Federal de ese país.

Estos no son otra cosa que creación de billetes verdes que continúan inundando el mundo, generando una falsa sensación de prosperidad que tendrá que terminar.

Dicho de otro modo, no es que México tenga un especial atractivo y fortaleza sin par, sino que esos flujos de capital en realidad, no tienen muchas alternativas más que inflar burbujas fuera de Estados Unidos, como las de los propios bonos mexicanos. Por desgracia, no hay burbuja que no reviente.

Si abundan los dólares todo se ve mejor, pero la realidad es que no siempre se van a querer quedar aquí, y cuando salgan, podrían desestabilizarnos otra vez a gran escala.

Por eso, hay que reconocer que el paquete económico que propuso el Presidente Peña Nieto para 2013, y del que se acaba de aprobar el Presupuesto, sin duda va en el sentido correcto de mantener una disciplina en el gasto con el déficit cero, y procurar la austeridad.

Este gobierno se nota dispuesto a que no le pase como al anterior, que pensaba que sólo sería un “catarrito” y lo que nos golpeó, fue una gran recesión. En ese entonces también se quiso descargar culpa diciendo que la crisis vino de fuera, como si no si hubiera podido prever ni hacer nada para atenuar sus efectos.

Hoy en cambio es muy positivo que el gobierno de la República se note más responsable y realista, frente al turbio panorama que se vislumbra, y esté tomando las previsiones necesarias.

Sin embargo, no todo le toca al gobierno. A escala individual es muy importante que hagamos nuestra tarea: ser responsables en nuestros gastos, no excedernos y guardar para después, si es en onzas de plata Libertad pues qué mejor.

No pierda de vista que la cuesta de enero, ya está a la vuelta de la esquina.

jueves, 20 de diciembre de 2012

QE4: EMERGING SIGNS OF A NEW GLOBAL FINANCIAL CRISIS

Imagen: Oroplata.com

Guillermo Barba/Goldsilver.com
A more than one trillion dollar debasement in 2013 is now apparent.
Last week, the Federal Reserve announced an expansion of its bond-buying program consisting in large scale purchases of long-term treasury securities.  
These purchases come in addition to the monthly $ 40 billion in mortgage-backed securities (MBS), the so called QE3, launched in September of this year.  This means that now, monetary expansion will be equivalent to a total of $85 billion a month.  Simply put, this is an unprecedented rate of currency creation for the FED.    
Thus, a more fitting name for this latest round of easing would be QE4Ever (QE forever).
The novelty in the Fed's most recent statement is that for the first time it has linked its bond purchases to specific economic parameters.  

The FED stated it would hold its target interest rate (currently between 0 and 0.25%) and continue easing for as long as unemployment remained above 6.5% and inflationary expectations did not exceed 2.5%.   

How did the FED select the given unemployment rate parameter?

Perhaps it is associated with the fact that unemployment sat at 6.5% at the cusp of the financial crisis in October of 2008.  

If the labor market does not improve substantially (hint, hint... it won't) the FED's Open Market Committee will continue its purchases of Treasuries and MBS indefinitely with a likely possibility of increasing these purchases in the future.   

The central point for stock markets is that this ultimately leads to a trap.  In the future, positive employment data could be judged as negative, by signaling an end or a reduction to the FED's stimulus to an economy that has become dependent on it.  

This would be negative for stock markets, as it is no secret that there exists a direct correlation between monetary stimulus and rising stocks.

However, we must realize that Ben Bernanke, FED chairman, is not willing to tolerate high unemployment nor is he willing to tolerate falling stock markets.  

This exposes an already evident problem:  QE dollar debasement will remain the essential wonder drug to sustain this ficticious notion of a "recovery".  

A simple reminder that in order to lower the unemployment rate from its peak of 10% in October of 2009 to 7.7% in November of 2012, the FED added $ 1.8 trillion to the currency supply, today closer to  $ 2.7 trillion (see chart).  A high price.  

At the advertised rate, in less than a year, the FED's balance sheet could be approaching $ 4 trillion or beyond


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The downside is that this works, until it stops working.  In the end the FED will be unable to perpetuate the false creation of wealth, because rounds of QE can be viewed as temporary pins that hold up the ailing economy, until it inevitably falls under its own weight.



What could be done at this juncture? What will come of the FED tripling the size of its balance sheet and government doing the same with sovereign debt?  It seems that this type of "solution" can only fit in minds like those of Paul Krugman, for whom the hole is never deep enough.


Obviously, this cannot be done without suffering terrible consequences.

Therefore, the farther we go past this point of no return, the closer we come to the day the crisis reaches the U.S. bond market,  leading to an explosion of interest rates.  The bond bubble will burst.

Only when we approach this critical point will we witness the massive flight of capital into the only true refuge (gold and silver bullion) whose bull markets (per usual) must conclude in a final phase of euphoria

Indeed, we cannot ignore that short term price risks loom for precious metals.  Price pullbacks simply present new opportunities for those who have not yet physically secured themselves in the face of the coming crisis.   

Note that precious metal critics (which include a powerful banking elite with large "short" positions), have continued to celebrate every recent price correction, spreading propaganda through headlines and publications questioning bullion's status as a safe haven.

In addition, it is worth noting that unlike when QE3 was announced, last Wednesday's announcement of further easing was not particularly bullish for precious metals as can be seen in the chart below: gold suffered an "unusual" drop after the Comex close.




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Again, these temporary downward price signals and corrections are an opportunity.  



The solid fundamentals for bullion we have discussed in this article will continue to propel gold and silver prices higher in the longterm.  



The FED's nervousness surrounding the "fiscal cliff" negotiations in Washington and the debt issues in Europe are signs of a new global crisis emerging.  

The ultimate catalyst to crisis is insignificant.  

What matters is having secured gold and silver bullion before it's too late.    

sábado, 15 de diciembre de 2012

QE4: SEÑALES DE UNA NUEVA CRISIS FINANCIERA MUNDIAL

Imagen: Oroplata.com
El 12 de diciembre se anunció, como se esperaba, una nueva expansión de las rondas de “flexibilización cuantitativa” (QE, en inglés) por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). Esta ampliación consistirá en compras de “Treasuries” (bonos del Tesoro) de largo plazo por un monto mensual de 45 mil millones de dólares.

Estas adquisiciones se suman a los 40 mil millones en activos respaldados por hipotecas (MBS), del llamado QE3 lanzado en septiembre. Ello significa que ahora, la expansión monetaria será por un total de 85 mil millones de dólares: creación pura y llana de divisas, imprimir billetes.

No por nada bien podríamos llamar a esta fase QE4Ever (flexibilización cuantitativa para siempre).

La novedad en el comunicado de la Fed, es que por primera vez se vincula la manutención de esta medida de “estímulo” monetario y de su tasa de interés objetivo, que está entre 0 y 0.25%, a metas específicas, esto es, mientras el desempleo permanezca por arriba del 6.5%, y la expectativa de inflación no rebase el 2.5% proyectado entre uno y dos años.

¿Por qué la Fed eligió esa tasa de desempleo? Tal vez porque ese era el nivel de desempleo justo en octubre de 2008, mes siguiente al de la quiebra de la firma financiera Lehman Brothers, que dio inicio formal a la gran crisis mundial en septiembre.

Ahora, si la perspectiva del mercado laboral no mejora de forma sustancial, el Comité de Mercado Abierto de la Fed continuaría sus adquisiciones de Treasuries y MBS de forma indefinida, incluso, con posibilidad real de ampliarlas de manera importante.

El punto central para los mercados bursátiles, de entrada, es que todo esto nos lleva a una trampa. Veamos. En el futuro, cualquier dato positivo en el empleo podría ser juzgado como malo, pues en teoría se volvería menos necesaria la inyección de estímulo, que a su vez, incentivaría a los índices a ir a la baja. Para nadie es un secreto que existe una correlación directa entre la inyección monetaria y el alza de las bolsas.

Sin embargo, debemos tener claro que si Ben Bernanke, presidente de la Fed, no está dispuesto a tolerar alto desempleo, menos lo está para permitir que los mercados se vayan al suelo. Un callejón sin salida que nos permite concluir lo que ya sabíamos: para que la “fiesta” y la fantasía de la recuperación continúe, es indispensable la droga maravillosa de la creación de dinero con la que todos están más contentos.

Debemos recordar que, para bajar la tasa de desempleo estadounidense de su pico de 10% en octubre de 2009, al 7.7% de noviembre de 2012, fue necesario que la Fed agregara a la fecha, casi 1.8 billones de dólares a su base monetaria, que hoy, ronda los 2.7 billones de dólares (ver gráfica). Un alto precio. 

Al ritmo anunciado, dentro de un año el punto final del gráfico estará alrededor de los 3.7 billones, o más allá.

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Lo malo es que esto funciona y funciona, hasta que deja de funcionar. No es posible perpetuar la falsa creación de riqueza, pues las rondas QE son solo los alfileres que mantendrán en pie a la maltrecha economía, hasta que tenga que caer por su propio peso.

¿Qué se hará llegado ese punto? ¿Que la Fed triplique de nuevo su hoja de balance y el gobierno de Obama haga lo propio con el déficit y la deuda? Parece que esa “solución” solo puede caber en mentes como la de Paul Krugman, para quien nunca el agujero en que se está, es lo suficientemente profundo.

Como es obvio, nada de eso se puede hacer sin pagar las consecuencias. Por tanto, entre más lejos vayamos en este turbulento mar, más nos acercamos al día en que la crisis alcance al mercado de bonos estadounidenses, y entonces, exploten al alza las tasas de interés. Su burbuja, habrá reventado.

Quizá al acercarse ese punto crítico, sea cuando presenciemos la huida masiva de capitales hacia el refugio del oro y la plata, cuyos mercados alcistas (bull markets), como suele ocurrir, tendrán que terminar también en fase de euforia.

Por cierto, no podemos pasar por alto que, en el corto plazo, se vislumbran riesgos potenciales para los metales preciosos, en especial para el oro, que podrían traer nuevas oportunidades de compra.

Tampoco que los detractores del metal precioso (que incluye a los poderosos grupos con grandes posiciones “cortas”), no han dejado de celebrar cada una de  las recientes correcciones que ha observado, ni la propaganda que abunda en artículos y notas que cuestionan su calidad de refugio seguro.

De hecho, llama la atención asimismo, que a diferencia del día en que se anunció el QE3, cuando el oro y la plata terminaron fuerte al alza, este miércoles no fue así. Es más, por la noche se observó una sospechosa baja muy marcada que se puede apreciar en la siguiente imagen.

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Todas estas señales, solo pueden hacernos pensar que, en el corto plazo, tal vez podríamos ver una corrección algo mayor, tras la cual, por los sólidos fundamentos que hemos comentado en este artículo, podemos apostar que la fuerte resistencia observada alrededor de los 1,800 dólares la onza, será rebasada.

El nerviosismo de la Fed, los temores por el “Precipicio fiscal” en Estados Unidos y las tensiones en Europa, abonan todas a las señales que se han acumulado para indicar que, a la vista, estaríamos a las puertas de un nuevo colapso económico global. El detonante, es lo de menos. Lo que importa, en todo caso, es estar preparados.


viernes, 14 de diciembre de 2012

HYPERINFLATION: IT'S NOT JUST A CHINESE TALE


History is full of examples in which foolish monetary policy has resulted in severe hyperinflation.  Under such regimes there is a complete loss of confidence in the underlying currency, producing an astronomical rise in prices.   A cycle quickly ensues as government prints more currency to compensate for its instant loss of value.  

It is a vicious cycle triggered by the massive expansion of the currency supply, which contrary to gold and silver, can be limitlessly created.
Understood properly, it is not that prices go up, it is the value of the currency what keeps going down because of its expansion and the speed to which it is put into circulation.
As an important economic principle states, "currency may be created at will, but not wealth".  If the solution were that simple, poverty could be eliminated by the distribution of currency.  The limitless creation of currency would suffice to meet the demands of struggling individuals and economies.  As you can see, this notion is completely absurd.  
Hyper-inflationary periods typically occur under extreme geopolitical conditions such as war or civil unrest.  The cost of financing these types of events is heavy, causing government  to turn to cheapest alternative for funding:  printing currency not backed by precious metals.  The results are often catastrophic, devastating economic activity and destroying business confidence.
China's mid-twentieth century hyper inflationary feat is exemplary in providing an accurate presentation of the speed with which this process unravels.  A recent study published by Steve H.Hanke and Nicholas Krus of the "Cato Institute" estimated that between October 1947 and mid-May of 1949 it took an average of 5.34 days for prices measured in yuan to double.  
During the peak of the hyperinflation in April 1949, the rate of inflation was an astounding 5070%. 
This occurred in midst of a bloody civil war as the Nationalists and Communists fought over control of the country.  Fighting seized a month later, culminating in a communist victory and the founding of the People's Republic of China under Mao Zedong in October 1949. 
Both sides attempted to finance their military costs through excessive printing.  In the end, this backfired as Communists attempted to unify China under a single currency while a few currencies circulated.  
It is important to note that during the decade prior to the hyperinflation, the Nationalist government had run high levels of deficit spending to finance the war with Japan which persisted from 1937 to 1945.  Not coincidentally, China underwent another less drastic hyper-inflationary period from July 1943 to August 1945, during which prices doubled every 15.2 days.
It is interesting to note that during the middle of second period of hyperinflation, the Chinese government replaced outstanding notes for a new "gold" yuan at a conversion of three million to one.  The word "gold" was simply inserted as a futile attempt to instill confidence in the new fragile currency, as there was no convertibility in place.  These notes remained unbacked and debt-based.
  
The most drastic government measure was a prohibition of individual ownership of gold and silver, forcing their redemption in the newly created "gold yuan".  Prices and exchange rates were frozen, imposing severe punishments on speculators and those who operated under the country's thriving black markets.
These measures are typical of governments attempting to fight off the unintended consequences of their poor policy.  In the end, free markets and real money always prevail.
Chaos quickly erupted as the instituted price controls made merchants refuse the sale of their products.  By November 1948, the government was forced to remove the previously instated measures.
Only the centralization of power throughout mainland China, achieved through victory of the Communists, would bring greater stability to the first quarter of 1950.

In preparation for this, the People's Bank of China (PBOC) founded in December 1948 , began issuing its privately backed notes within all areas dominated by Mao's troops, and rejected the former "gold yuan". 

By July of 1949, the PBOC estimated a currency supply exceeding 60 trillion gold yuan.  A few months prior in November, the currency supply was at a mere 3.4 billion.  

As we have seen, the tragic story of Chinese hyperinflation is yet another example of government testing the limits of the creation of currency. 

The outcome of printing is never the creation of wealth but the proliferation of misery. 


During these periods, wealth is rapidly transferred to those who own tangible assets such as gold and silver.  Those who hold their wealth in fiat paper fall victim to this scheme as their wealth is virtually stolen. 


Guillermo Barba/Goldsilver

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jueves, 13 de diciembre de 2012

BANCO DE MÉXICO ¿TRAERÍA SUS RESERVAS DE ORO AL PAÍS?

Imagen: Oroplata.com

El martes pasado, este periodista entregó al Banco de México (Banxico), un oficio dirigido a Agustín Carstens, en su calidad de gobernador de ese Instituto Central y miembro de la Comisión de Cambios. 

El propósito del escrito fue solo uno: solicitar que en la próxima reunión de esa Comisión, se discuta y analice la conveniencia de establecer una nueva directriz, que señale que el oro adquirido con el propósito de ser integrado a las Reservas internacionales, deba ser trasladado siempre, en su totalidad o en la proporción que se determine, al país.

Cabe recordar que de acuerdo a la Constitución mexicana y a la propia Ley del Banco de México (LBM), éste será el responsable de regular los cambios y de contar con una reserva de activos internacionales, para coadyuvar a la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional, su objetivo prioritario.

Dentro de los activos de reserva se encuentran, según la Fracción I del Artículo 19 de la citada Ley: “Las divisas y el oro, propiedad del Banco Central, que se hallan libres de todo gravamen y cuya disponibilidad no esté sujeta a restricción alguna” (énfasis agregado).

La razón por la cual se incluye al oro como reserva, es porque ese metal es dinero, que a diferencia de las demás divisas no tiene riesgo de contraparte (cuando se tiene la posesión física), ni puede ser creada o impresa de la nada, a voluntad, para “estimular” la economía.

Justo por eso también, a partir de 2009, los bancos centrales se han convertido en compradores netos de oro, como protección y refugio contra el ´tsunami´ de billetes que, desde Estados Unidos, Inglaterra y Japón, por ejemplo, está inundando el planeta con “flexibilizaciones cuantitativas” (Quantitative Easing, en inglés) y devaluando el resto de sus reservas.

El gran detalle que no podemos soslayar es que, salvo Venezuela y otras excepciones, todos los demás países –México incluido, tienen la absoluta mayoría de sus reservas en “oro papel”. Es decir, cuentan con un documento que afirma que son dueños de él, pero sin demandar la entrega física de sus lingotes.

Esto los expone de hecho a un riesgo de incumplimiento. Lo mismo aplica para sus compras más recientes.

Ello significa que tienen la propiedad de un metal que, en el mejor de los casos, se encuentra a miles de kilómetros de distancia, en grandes centros financieros como Nueva York o Londres y supuestamente en bóvedas de un tercero, al que por cierto, no se le audita. Se confía pues en un sistema fraccionario, que en los hechos, permite vender más oro del que es posible entregar. Algo así como creer que los lobos, saben cuidar bien de las ovejas.

Imagen: Adnpolitico.com
En esta columna documentamos recientemente, cómo Banxico tiene más del 94% de su oro en Londres, 1% en Estados Unidos y menos del 5%, en México.

De ahí que, en ejercicio del derecho constitucional de petición, se haya solicitado a través de Agustín Carstens, que en el seno de la Comisión de Cambios –órgano encargado de dictar las directrices respecto del manejo y la valuación de la reserva de activos internacionales, se discuta algo trascendental para la estabilidad financiera nacional: traer cuando menos en parte, nuestro oro.

Ahora bien, es oportuno aclarar que esa Comisión, está integrada por seis miembros: el Secretario y el Subsecretario de Hacienda y Crédito Público, otro subsecretario de la misma dependencia que designe el Titular, el Gobernador del Banxico y dos integrantes más de su Junta de Gobierno, designados por Carstens. Quien preside es el Secretario de Hacienda, en este caso, Luis Videgaray.

En otras palabras, la decisión no dependerá de una solo persona sino que es colegiada, lo que le daría aún más trascendencia y legitimidad.

De discutirse y aprobarse la directriz propuesta, México estaría dando un paso más en sentido correcto: traería el oro anteponiendo el interés de sus ciudadanos, al de extranjeros.

Esperemos que la solicitud sea tomada con toda la seriedad que amerita, y que no se busque darle la vuelta con argucias de ningún tipo. El tema está en la mesa y ahora es público. De cualquier modo, en caso de negativa, la sola justificación que exponga el Banxico daría mucho de qué hablar.

Con toda oportunidad, aquí estaremos informando el sentido del fallo que se emita.

Dr. Carstens, el “balón” está en su cancha.