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domingo, 20 de diciembre de 2015
miércoles, 16 de diciembre de 2015
La Fed sube las tasas de interés, ¿qué sigue ahora?
Hoy la Reserva Federal (Fed) –banco central de Estados
Unidos-, cumplió con la expectativa mayoritaria de subir sus tasas de interés
en 0.25 por ciento. Se trata de la
primera alza desde junio de 2006. Así, su objetivo para la tasa de fondos
federales quedó en el rango de 0.25 a 0.50 por ciento. Con esta decisión, se da
por terminada –por el momento- la era de los tipos de interés en cero por
ciento.
De acuerdo con las declaraciones vertidas por su presidenta,
Janet Yellen, la Fed en apariencia está
bastante decidida a mantener un ciclo de alzas en las tasas por los
próximos años. Dijo que si las condiciones económicas avanzan conforme a lo
esperado, para finales de 2016 el nivel de su tasa de interés estaría en
niveles de 1.5 por ciento, y para 2017, en 2.5 por ciento. En cambio, si la
economía decepciona los incrementos podrían ser menores.
Esta es quizá la parte más relevante del discurso de Yellen, pero también la que debemos ver con mayor
escepticismo. La razón es que la Fed es por completo susceptible a lo que
suceda con los mercados financieros. Su presidenta reconoció que estarán
vigilantes del precio del petróleo y del comportamiento del dólar entre otros
factores, mismos que “tomarán en cuenta” en caso de que no respondan conforme a
lo esperado.
Lo que en teoría nos quiere decir el Comité de Mercado
Abierto (FOMC por sus siglas en inglés) de la Fed es que “normalizará” su política monetaria pase lo que pase: más
rápido si la economía estadounidense crece, y más lento si sucede lo contrario.
Esto último es lo que resulta difícil de creer.
De ser cierto, sería una aparente buena noticia, pues como
aquí hemos sostenido hace meses, el FOMC debió comenzar el alza hace mucho,
incluso si eso significaba comenzar a reventar las burbujas que antes infló su
política expansionista. Dicho de otro modo, hay que pasar el trago amargo de
una nueva recesión, subir las tasas,
asumir los costos de haberlas deprimido de forma artificial y de haber
expandido su hoja de balance, reducir el
consumo y aumentar el ahorro. Es imposible saltarse la resaca de una
borrachera de impresión monetaria.
Sin embargo, la realidad es que la institución que preside
Janet Yellen difícilmente soportará sin
deprimir de nuevo los tipos y sin lanzar otra ronda de inyección de liquidez
(QE), en el caso de que se presentara un desplome bursátil como el de 2008-2009,
por ejemplo.
En suma, nunca confíe en la palabra de los banqueros
centrales.
Hasta el momento la reacción de los mercados no ha sido
abrupta, lo que confirma que la mayor parte del movimiento de tasas en efecto
ya había sido descontada. Pese a ello, no
pueden descartarse sobresaltos en las próximas horas.
Esta vez a diferencia de septiembre, la Fed no mencionó las
circunstancias económicas y financieras globales para fundamentar su decisión.
Llama la atención porque el mundo en términos de dólares está sufriendo ya la peor recesión desde los años 60 del siglo pasado.
En el gráfico de abajo –cortesía
del Deutsche Bank- puede verse del lado izquierdo la tendencia de largo
plazo del PIB nominal del G7, y del lado derecho el crecimiento global medido
en dólares.
Con una Fed retirando liquidez mientras otros bancos
centrales quieren seguir estimulando (o sea, debilitando sus monedas), no es difícil imaginar el curso futuro del
dólar ni el del PIB mundial en dicha divisa. Tampoco el de la economía de
Estados Unidos.
Reiteramos lo dicho en otros artículos: lo que es bueno para el billete verde no es buena noticia para todo lo
demás, incluido por supuesto el petróleo, el peso, el oro, etc. En el oro, hemos sostenido que la oportunidad de compra será histórica. ¿Mantendrá de
verdad la Fed el curso que ahora promete? Y de ser así, ¿hasta cuándo? Hagan
sus apuestas.
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BANXICO Y TIPO DE CAMBIO, ¿QUÉ HACE? (3/3)
PESOS
Y CONTRAPESOS
Del 23 de noviembre pasado al 29 de enero entrante, estas son las reglas de política cambiaria decididas por la Comisión de Cambios y aplicadas por el Banco de México. 1) Durante dicho periodo se ofrecerán diariamente 200 millones de dólares a un tipo de cambio mínimo equivalente al tipo de cambio FIX determinado el día hábil inmediato anterior, multiplicado por 1.0 por ciento. 2) “Además, el Banco de México convocaría a una o varias subastas de dólares suplementarias con precio mínimo, por un monto total adicional de 200 millones de dólares. El precio mínimo de asignación para estas subastas será equivalente al tipo de cambio FIX determinado el día hábil inmediato anterior incrementado en 1.5 por ciento. La convocatoria a estas subastas suplementarias estará condicionada a la asignación total de las subastas ordinarias a precio mínimo”.
Lo anterior quiere decir que todos los
días el Banco de México subasta, por lo menos, 200 millones de dólares y, por
lo más, 400 millones, siempre a un precio mínimo, es decir, a un tipo de cambio
por debajo del cual no está dispuesto a vender. En algunas ocasiones vende
todo, en otras vende algo, y en otras más no vende nada. Por ejemplo, el
viernes 11 vendió los 400 millones de dólares correspondientes a las dos
subastas posibles y los vendió en su totalidad: los primeros 200 a un tipo de
cambio mínimo igual a 17.2458 pesos por dólar, los segundos 200 a un tipo de
cambio mínimo igual a 17.3311 pesos por dólar. El lunes 14 ofreció (a las 9:00,
12:00 y 15:00 horas) 200 millones de dólares a un tipo de cambio mínimo de 17.5328
(correspondientes a la primera subasta), y no hubo compradores, lo cual quiere
decir que quien necesitaba dólares los consiguió más baratos de algún otro
oferente. Ello dio como resultado, adicional, que no se llevará a cabo la
segunda subasta. Así es como interviene el Banco de México en el mercado cambiario,
con la intención de proporcionar liquidez.
Twitter: @ArturoDammArnal
martes, 15 de diciembre de 2015
BANXICO Y TIPO DE CAMBIO, ¿QUÉ HACE? (2/3)
ARTURO
DAMM ARNAL
El jueves 10 el tipo de cambio FIX (determinado por el Banco de México los días hábiles
bancarios con base en un promedio de las cotizaciones del mercado cambiario al
mayoreo para operaciones liquidables el segundo día hábil bancario siguiente)
fue de 17.0750 pesos por dólar. Un día después, el viernes 11, el FIX se ubicó
en los 17.3592 pesos por dólar, lo cual dio como resultado una depreciación de
1.66 por ciento, mayor a la acordada por los integrantes de la Comisión de Cambios,
quienes decidieron, el pasado 23 de noviembre, que cada vez que el tipo
de cambio FIX se deprecie más de 1 por ciento de un día para otro el banco
central subastará hasta 200 millones de dólares a un precio mínimo igual al
tipo de cambio FIX del día hábil anterior multiplicado por 1 por ciento, que en
este caso resultó de 17.2458 pesos por dólar (17.0750
x 1.01). En esa primera subasta el tipo de cambio ponderado fue de 17.4117
pesos por dólar, con un máximo de 17.4175 y un mínimo de 17.4085, por arriba
del tipo de cambio mínimo al cual el banco central estaba dispuesto a vender, 17.2458
pesos por dólar.
Dado que la primera subasta se agotó (se
vendieron los 200 millones de dólares ofrecidos), entró en juego la segunda
disposición acordada por la Comisión de Cambios: agotada la primera subasta, el
Banco de México convocará a una segunda, de hasta 200 millones de dólares, a un
precio mínimo igual al tipo de cambio FIX del día hábil anterior multiplicado
por 1.5 por ciento, que en este caso resultó de 17.3311 pesos por dólar (17.0750 x 1.015). En esa segunda subasta el tipo de cambio
ponderado fue de 17.3602 pesos por dólar, con un máximo de 17.3715 y un mínimo
de 17.3552, por arriba del tipo de cambio mínimo al cual el banco central
estaba dispuesto a vender, 17.3311 pesos por dólar. La demanda fue por
530 millones de dólares. La oferta de 200.
Continuará.
Twitter: @ArturoDammArnal
lunes, 14 de diciembre de 2015
BANXICO Y TIPO DE CAMBIO, ¿QUÉ HACE? (1/3)
PESOS
Y CONTRAPESOS
Por decisión de la Comisión de
Cambios, ante la depreciación del peso frente al dólar, “como medida preventiva
para proveer de liquidez al mercado cambiario”, del 23 de noviembre pasado al
23 de enero entrante, el Banco de México “ofrecerá diariamente 200 millones de
dólares a un tipo de cambio mínimo equivalente al tipo de cambio FIX determinado
el día hábil inmediato anterior, conforme a las disposiciones del Banco de
México, incrementado en 1.0 por ciento. Además, el Banco de México convocaría a
partir del próximo lunes (23 de noviembre) a una o varias subastas de dólares
suplementarias con precio mínimo, por un monto total adicional de 200 millones
de dólares. El precio mínimo de asignación para estas subastas será equivalente
al tipo de cambio FIX determinado el día hábil inmediato anterior incrementado
en 1.5 por ciento. La convocatoria a estas subastas suplementarias estará
condicionada a la asignación total de las subastas ordinarias a precio mínimo”.
Estas son las reglas de política
cambiaria que, de no suceder nada extraordinario en el ínterin, estarán
vigentes hasta el próximo 23 de enero. En palabras sencillas, ¿qué suponen esas
reglas? En primer lugar, que cada vez que el tipo de cambio FIX (determinado por el Banco de México los días hábiles
bancarios con base en un promedio de las cotizaciones del mercado de cambios al
mayoreo para operaciones liquidables el segundo día hábil bancario siguiente)
se deprecie más de 1 por ciento de un día para otro el Banco de México subastará
hasta 200 millones de dólares a un precio mínimo (no los ofrecerá a un precio
menor) igual al tipo de cambio FIX del día hábil anterior multiplicado por 1
por ciento. En segundo término que, agotada la anterior subasta, el Banco de
México convocará a una segunda subasta, de hasta 200 millones de dólares, pero
en esta ocasión ofrecidos a un precio mínimo igual al tipo de cambio FIX del
día hábil anterior multiplicado por 1.5 por ciento. Todo esto sucedió el pasado
viernes.
Continuará.
Twitter: @ArturoDammArnal
viernes, 11 de diciembre de 2015
FMI, “brazo armado” financiero de la OTAN
En este espacio hemos comentado los claros riesgos de una
escalada bélica que podría derivar en la
temida Tercera Guerra Mundial. Los dos bandos en disputa –la OTAN,
alianza encabezada por Estados Unidos- y Rusia del otro, continúan rozándose en
Medio Oriente. Ya hubo incluso un artero y premeditado derribo
de un bombardero ruso por parte de Turquía, lo que se suma a la larga
lista de provocaciones contra Moscú.
Sin embargo, esta semana el enfrentamiento alcanzó un nuevo
nivel con la decisión del Fondo Monetario Internacional (FMI) de modificar su política de no financiar países con moratorias de pago de deuda soberana.
En cuestiones de poder las casualidades no existen. No
podría entenderse ese giro sin el contexto del pago que Ucrania tendría que
hacer el 20 de diciembre a Rusia por 3 mil millones de dólares.
Kiev no ha tenido empacho en anunciar que no va a cumplir, lo que por supuesto, ha provocado el enojo de Moscú, que ha calificado la medida adoptada por el Fondo como “apresurada y tendenciosa”. No hay duda de ello.
Consultamos al respecto la opinión del ex funcionario del
FMI y columnista de El Financiero, Sergio Negrete Cárdenas, quien nos dijo que
“es muy difícil que ahí se mueva una hoja con la oposición de Estados Unidos”.
Dicho de otro modo, una medida de este tipo sólo puede entenderse con la venia y auspicio de Washington. El
también académico del ITESO, agregó que le llamó la atención que los cambios
apliquen “con efecto inmediato”, sobre todo, si en los próximos días se concreta
un préstamo a Ucrania. Esto confirmaría la dedicatoria con miras a apoyar a
Kiev a sabiendas de la oposición rusa.
De ocurrir, dos cosas habrán quedado claras: primero que
Estados Unidos estuvo detrás de la decisión, y segundo, que en los hechos para
el FMI sólo son importantes las deudas
contraídas en dólares o divisas de países amigos de Washington. Las demás,
son prescindibles.
En este contexto, Michael Hudson publicó el miércoles en el
blog de The Saker, un interesante artículo titulado “The IMF forgives Ukraine’s
debt to Russia” (El FMI perdona la deuda de Ucrania a Rusia). El autor señaló que
el Fondo ha sido atraído, con toda intención, a la órbita de la “Nueva Guerra
Fría”. Acusa que le ha estado prestando dinero a Ucrania a pesar de ser un país
que no tiene posibilidades visibles de
pagarle.
Hudson recordó cómo la directora gerente del FMI, Christine
Lagarde, cuando autorizaron el “paquete de ayuda” a Kiev en marzo de este año,
expresó su esperanza de que hubiera paz. No obstante, “el presidente Poroshenko
inmediatamente anunció que usaría los recursos para intensificar la guerra
civil contra la población de habla rusa en el Este, en Donbass”, escibió Hudson.
Dado que Kiev se niega a pagar a Rusia, antes del ajuste de
política anunciado esta semana por el FMI, hubiese
sido imposible que recibiera más financiamiento del organismo. Estamos a
días de ver si, en efecto, lo recibe.
Como quiera, el punto –sostiene Hudson- es que en los hechos
el Fondo “anunció su nueva política: `sólo respaldamos deudas debidas en
dólares a aliados de Estados Unidos”. Tiene razón.
El FMI pues, ha dado un nuevo golpe como “brazo armado” financiero de la OTAN.
Todo lo anterior confirma que para fines prácticos, Rusia ya
está en guerra. Pese a todo, ni ese país ni China abandonarán el FMI, pero sí
deberían tener claro estas potencias que, en el sistema monetario global del
futuro, tendrá que constituirse una institución central distinta. Las reformas obstaculizadas
por Estados Unidos no parece que puedan ser suficientes, y menos, cuando sin ellas el FMI puede seguir siendo
usado como arma por los aliados.
Esta nueva provocación –de la que nada se habla en los
medios predominantes- debe preocuparnos mucho. Como es evidente, del lado de Occidente
alguien parece muy interesado e
insistente en que el conflicto escale a niveles insospechados. Debemos
evitarlo exhibiendo sus intenciones.
El Comunismo Progresivo Del QE
La mayoría de economistas e inversores reconocen con
facilidad que el periodo actual de activismo del banco central –caracterizado
por episodios prolongados de flexibilización cuantitativa y tasas de interés de
cero por ciento–, es un sendero recién abierto en la historia de la economía. Y
mientras que algunos chocan con estas políticas por parecerles contrarias a la
razón, de final abierto e inimaginablemente costosas, la mayoría expresa
confianza en que nuestros banqueros centrales – extremadamente educados y
basados en datos –tienen gran idea de hacia dónde se dirige este nuevo sendero y
de cómo mantener los vagones unidos durante el recorrido del mismo.
Pero resulta que en
realidad no hay mucha necesidad de conjeturas. A medida que los Estados Unidos
entran en su octavo año de tasas de interés de cero por ciento, nosotros
deberíamos estar buscando un guía disponible a lo largo del camino de la
flexibilización perpetua. Japón ha estado haciendo lo mismo por, al menos, 15
años más que nosotros. Por desgracia, a nadie parece importarle o sorprenderle,
que ellos sean tan incapaces como lo somos nosotros de encontrar una salida
viable. Cuando Virgilio guio a Dante a través del infierno, al menos sabía cómo
salir de ahí. Pero Japón no tiene ni idea.
A pesar de su mucho
más larga experiencia en estímulos monetarios, la economía de Japón sigue
siendo lánguida y continuamente ha coqueteado con la recesión. A pesar de su
fracaso, los líderes japoneses, especialmente el Primer Ministro Shinzo Abe (y
su aliado en el Banco de Japón (BoJ), Haruhiko Kuroda), han reducido doblemente
todas las apuestas anteriores. Esto ha significado que el estímulo japonés
ahora está tomando ominosas dimensiones que aún están por verse aquí en los
Estados Unidos. En particular, el Banco de Japón está considerando usar su
presupuesto de Flexibilización Cuantitativa para comprar grandes cantidades de
acciones de empresas japonesas que cotizan en la bolsa.
Así que para
aquellos que aún tienen dudas, Japón nos está indicando hacia dónde lleva este
gigante experimento monetario: hacia la deuda, el estancamiento y la
nacionalización de la industria. Este es un destino con el que ninguno de
nosotros, con la posible excepción de Bernie Sanders, debería estar feliz.
El evangelio que
une a los banqueros centrales alrededor del mundo es que la cura para la
contracción económica es la creación de demanda. Tradicionalmente, ellos creían
que esto podía lograrse simplemente bajando las tasas de interés, lo cual estimularía
la adquisición de préstamos, el gasto y la inversión. Pero cuando eso resultó
insuficiente para sacar a Japón de la recesión a principios de los 90’s, nació
el concepto de Flexibilización Cuantitativa (QE). Al entrar activamente al
mercado de bonos a través de la compra de valores a más largo plazo, la QE fue
capaz de bajar las tasas de interés a lo largo de la duración entera del
espectro, un resultado que la política monetaria convencional no podía lograr.
Pero desde
aquel tiempo, la QE en Japón ha sido virtualmente permanente. Por desgracia, la
economía de Japón no ha sido capaz de recuperar nada de su antigua salud
económica. El experimento ha continuado por tanto tiempo que el Banco de Japón,
ya posee más de 30% de los títulos de deuda pública en circulación. También ha
aumentado sus gastos mensuales de QE al punto en que ahora excede la nueva
emisión de deuda del gobierno (al igual que la mayoría de estímulos
artificiales, los programas de QE necesitan agrandarse continuamente para
producir algún efecto deseable). Esto ha dejado al Banco de Japón en extrema
necesidad de algo más que comprar. Y ha puesto inevitablemente, la mirada en el
mercado de valores japonés.
En el 2010, el
Banco de Japón, empezó a comprar posiciones en la equidad japonesa de Fondos de
Comercio de Intercambio (Exchange Traded Funds ETFs). Estos valores, que siguen
el desempeño subyacente de la bolsa de valores japonesa en general, están a un
paso de la propiedad de las propias empresas. Después de cinco años de la
política, el Banco de Japón ahora posee más de la mitad del mercado de ETFs de
la nación entera. Pero eso no le ha impedido que expanda el programa. En el
2014, triplicó su compra de ETFs a $3 mil billones de yenes por año ($25 mil
millones), y el programa podría triplicarse de nuevo en el corto plazo. En tan
sólo otro ejemplo de cómo la QE es una ventaja para la industria de servicios
financieros, las empresas de inversión japonesas actualmente están emitiendo
nuevos ETFs tan sólo para darle algo que comprar al Banco de Japón.
Sin embargo, estas
compras no han demostrado ser especialmente eficaces en hacer mucho, con la
excepción de posiblemente elevar los precios de las acciones de ETFs. Pero aún
eso ha sido un arma de doble filo. Se supone que los ETFs sean el carro impulsado
por los mercados (que funcionan como caballos). Pero tratar de mover al mercado
a través de la compra de ETFs crea un nivel completamente distinto de
distorsiones potenciales de los precios. También tiende a limitar el impacto de
los poseedores de activos financieros, antes que a la economía en general. Por esta
razón el Banco de Japón ahora está contemplando la acción más directa de la
compra de acciones en empresas japonesas individuales.
Estas compras
permitirían al gobierno japonés acumular considerables intereses electorales en
algunas de las compañías más grandes de Japón. La participación en el capital
permitiría entonces, de acuerdo con un economista citado en Bloomberg, que la
Administración de Abe demande que las corporaciones japonesas se adhieran a las
prioridades del gobierno para los aumentos salariales y el aumento del gasto
corporativo. El mismo economista sugirió que este “micro” estímulo
proporcionado por las empresas controladas por el gobierno puede resultar más
eficaz para estimular la economía que las “macro” adquisiciones de bonos del
gobierno.
Estas posibilidades
deberían aterrar a cualquiera que aún conserve alguna fe en el libre mercado.
Los más de cuatro billones de dólares de bonos del gobierno comprados a través
del programa de QE de la Reserva Federal desde el 2008 ahora se sientan en la
cuenta de la Fed. Aunque estas compras pueden haber distorsionado el mercado de
bonos, creado falsas señales a la economía y pueden vislumbrarse como un
peligro para el futuro (cuando los bonos tengan que ser vendidos), son
principalmente un medio de la monetización de la deuda, por lo que el gobierno
se vende la deuda a sí mismo. Pero las compras de acciones implicarían una sigilosa
nacionalización de la industria, y representarían un fuerte giro hacia el
comunismo.
Muchos observadores
estadounidenses se reconfortarán en la creencia de que los Estados Unidos ya han
concluido su experimento de QE y en que ahora estamos yendo en la dirección
opuesta, hacia una era de ajuste monetario. Pero esto es en gran medida, una
mala interpretación la situación actual.
La economía
estadounidense se está desacelerando notablemente, y a pesar de las
afirmaciones continuas de la Fed de que el alza en las tasas es probable en un
futuro muy cercano, yo considero que estamos atorados tan firmemente en la
trampa de los estímulos como lo está Japón. La principal diferencia entre los
E.U. y Japón, es que Japón empezó este “experimento” desde una posición
económica mucho más fuerte. Japón era un país acreedor, con amplio ahorro
interno y grandes superávits comerciales. En contraste, Estados Unidos empezó
como el mayor país deudor del mundo, con un ahorro mínimo y enormes déficits
comerciales. Así que si Japón, con su posición económica superior, no pudo
librarse a sí mismo de esta trampa, ¿qué esperanza tiene Estados Unidos?
Si la Reserva
Federal no es capaz de elevar las tasas de cero, tampoco tendrá la capacidad de
cortarlas para luchar la próxima recesión. Así que la próxima vez que se
produzca una recesión económica (y una ya podría estar en camino), la Reserva Federal
tendrá que lanzar de inmediato la siguiente ronda de QE. Cuando la QE4 resulte
tan ineficaz como las tres últimas rondas, para crear un crecimiento económico
real, la Fed puede tener que considerar las ideas radicales que contempla
actualmente el Banco de Japón.
Así que este es el
final de la QE: la explosión de la deuda, distorsión financiera, estancamiento
prolongado, recesión recurrente y la toma eventual del gobierno de la industria
y la economía. Esta parece ser la alternativa preferida de los políticos y
banqueros que simplemente se niegan a dejar que los mercados libres funcionen
de la manera en que se supone que lo hagan.
Si las tasas de
interés jamás hubieran sido manipuladas por los bancos centrales y la QE nunca
hubiera sido inventada, los mercados podrían haberse purgado a sí mismos de las
burbujas especulativas y las malas inversiones desde hace años. Claro que
podríamos haber tenido una recesión más profunda, pero también podría haber
sido mucho más corta, y podría haber sido seguida de una recuperación mucho más
robusta y sostenible.
En lugar de eso,
Washington se ha unido a Tokio en el camino a Leningrado.
BANXICO, ¿DOBLE MANDATO? (5/5)
PESOS
Y CONTRAPESOS
Hay quienes consideran que los bancos
centrales deben tener dos mandatos: primero, preservar el poder adquisitivo del
dinero; segundo, incentivar la producción y el empleo, sin darse cuenta, uno,
que son objetivos incompatibles y, dos, que la preservación del poder
adquisitivo del dinero de los consumidores y los ahorradores es la mejor
contribución que un banco central puede hacer a favor del bienestar de la
gente.
Sin embargo, una y otra vez surgen
voces que demandan que, tal y como sucede con la Reserva Federal de los Estados
Unidos (¡como si fuera ejemplo a seguir!), que sí tiene ese doble mandato (lo
cual la hace un banco central esquizofrénico), se le imponga al Banco de México
la doble tarea: preservar el poder adquisitivo del peso e incentivar la
producción y el empleo, todo ello consecuencia del keynesianismo, de la
creencia de que la demanda crea oferta, y de que una mayor demanda crea una
mayor oferta y, por lo tanto, más producción y más empleo, lo cual es la
excepción, pero no la regla, siendo la regla, tal y como lo expliqué en la
entrega anterior, la inflación, la pérdida del poder adquisitivo del dinero.
Quienes pretenden que al Banco de
México se le imponga el doble mandato bien pueden argumentar que éste es el
momento, ya que la inflación se encuentra en mínimos históricos (2.21 por
ciento anual en noviembre). Mi postura es la contraria: precisamente porque se
ha alcanzado una inflación en mínimos históricos, precisamente porque el Banco
de México, ¡por fin!, va en la dirección correcta, es que no se debe
comprometer lo logrado, y lo logrado se comprometería si se le impusiera al
banco central el doble mandato.
Lo que se debe exigir es lo contrario,
que se modifique el artículo 28 constitucional, en el cual se señala que la
tarea prioritaria del Banco de México es preservar el poder adquisitivo de la
moneda nacional, para que se diga que esa tarea debe ser la única, no la
prioritaria.
Twitter: @ArturoDammArnal
jueves, 10 de diciembre de 2015
BANXICO, ¿DOBLE MANDATO? (4/5)
PESOS
Y CONTRAPESOS
El Banco de México tiene como tarea
prioritaria preservar el poder adquisitivo del dinero, tarea que hoy es la
única, pero que, dado que “prioritaria” quiere decir que tiene prioridad, y
tenerla implica la anterioridad de algo respecto de algo más, puede llegar a no
serlo, como lo pretenden quienes proponen imponerle una segunda tarea, que
podrá no ser la prioritaria, pero que, de imponérsele, terminaría siendo una
tarea más.
¿Cuál es esa segunda tarea? Promover la producción y el empleo. Entre
quienes lo pretenden está Carlos Slim, a quien cito: "Aquí
en México la función principal del Banxico (…) es cuidar la inflación (…), pero la Fed tiene el
objetivo de cuidar la inflación y cuidar el empleo entonces sería importante
que en el país (…) pudiéramos buscar que el Banxico tuviera una función
adicional a la de sólo cuidar la inflación…"[1], función adicional que sería la de impulsar la producción y el empleo. ¿Cómo? Lo explico brevemente
(en la variante más socorrida; hay otras).
El banco central produce dinero, se lo da al gobierno, éste lo
gasta, aumenta la demanda por bienes y servicios, lo cual incentiva la
producción y el empleo. Resultado: más producción y más empleos. ¿Así de fácil?
No, claro que no. El proceso se cumple hasta el aumento en la demanda por
bienes y servicios, lo cual no necesariamente se traduce, mucho menos a corto
plazo, en más producción y más empleos, pudiéndose traducir en alza de precios.
Todo dependerá de que los productores tengan capacidad ociosa para aumentar la
producción al paso que aumenta la demanda y de que, teniéndola, decidan
hacerlo, nada de lo cual es seguro.
La propuesta de Slim se basa en la creencia keynesiana de que la
demanda crea oferta, lo cual no es cierto. Si así fuera acabar con el desempleo
y la pobreza sería cosa de producir dinero, regalárselo a la gente para generar
demanda, lo cual se traduciría en más producción y más empleos. ¿Así de fácil?
Continuará.
Twitter: @ArturoDammArnal
[1]
http://capitalmexico.com.mx/index.php/el-dinero-detalle/95420-recomienda-slim-dotar-de-nuevo-mandato-al-banxico
Subir o no subir las tasas, esa es la cuestión para la Fed
Dickson Buchanan Jr.*
De hecho, esa ha sido la cuestión por lo que ya parece una
eternidad. Pero la cuestión de si la Reserva Federal va a elevar o no las tasas
de interés en diciembre es insignificante. La verdad es que la Reserva Federal
está condenada si sube las tasas y está condenada si no lo hace.
La intensa propaganda del aumento en las tasas inició hace casi
tres años. Hemos experimentado casi 36 meses de intentos pseudo-científicos, insípidos,
y de ida y vuelta, para descifrar minutas de la Fed que son cada vez más vagas y
poco concluyentes en cuanto a cuándo, cuánto y qué tipo de aumentos podemos
esperar. No se necesita ser un economista profesional para reconocer que la
política de la Fed es una táctica dilatoria.
Peter Schiff ha hecho un llamado sobre este punto en repetidas
ocasiones, demostrando que si realmente quisieran elevar las tasas ya lo
hubieran hecho para este momento.
Incluso algunos importantes medios de comunicación financieros
han empezado a mofarse de lo que ha llegado a parecer un mal drama de suspenso de
telenovela. La conclusión es que los constantes aplazamientos de la Reserva
Federal han puesto su credibilidad en tela de juicio. Es como la historia del
niño que gritaba “lobo”. Cada vez que la Reserva Federal sale frente al público
y dice “No será este mes, pero el siguiente mes…” significa un golpe más a su
credibilidad.
Esta debe ser una situación incómoda para los miembros de la
Reserva Federal, en especial si realmente no quieren elevar las tasas – y
probablemente así sea. Sin duda tienen bastantes razones para no hacerlo. Como
explicamos a principios de este año, la Fed debe continuar
con la pretensión de ser solvente para mantener su credibilidad como
institución financiera. Apenas la semana pasada, Peter argumentó
que no es probable que la Fed eleve las tasas en diciembre porque está enfocada
en mantener una burbuja de mercado inflada antes que permitir que los Estados
Unidos experimenten una dolorosa, aunque necesaria, recuperación económica. De
hecho, las mediocres ventas del Viernes Negro pueden proporcionar la excusa
perfecta para posponer el “anticipado” aumento de las tasas en diciembre.
La realidad detrás de toda la propaganda del aumento en las
tasas, es que la Fed está en una situación realmente difícil que ella misma ha
creado. No puede ganar sin importar lo que haga.
Si la Fed eleva las tasas, restaurará su credibilidad en el
corto plazo. Pero entonces corre el riesgo de ahorcarse financieramente junto
con el resto del mundo debido al aumento del costo en los préstamos. Tal
decisión eventualmente traería consecuencias desastrosas en lo que a la gestión
de la deuda de Los Estados Unidos se refiere – quizás mucho antes de lo que
incluso la Fed podría anticipar.
Sin embargo, si la Reserva Federal opta por renunciar al alza y
continuar con el patrón de siete años de tasas de interés de cero, esto
destruirá su credibilidad ante los ojos del mundo. Una política de interés de
cero es el equivalente a un voto de desconfianza en la economía, sin importar
los intentos del gobierno de convencernos de que está mejorando. Más aun, la
gente se está dando cuenta de que vivir en un mundo de intereses ligados a cero
es una pesadilla financiera, con ahorros y acumulación de capital tan difícil
como lo ha sido siempre.
Al final del día, la Fed no tiene una “buena” opción. Es por eso
que la propaganda del alza en las tasas es sólo eso – propaganda. La Reserva Federal
está condenada si eleva las tasas y está condenada si no lo hace. No importa
qué decisión tome el Banco Central, no se beneficiará a sí mismo ni beneficiará
a la economía.
*Máster en Economía de
la Escuela Austriaca de la Universidad de Rey Juan Carlos en Madrid, Dickson
Buchanan Jr. es Director de Desarrollo Internacional para SchiffOro.com la expansión a Latinoamérica de Schiffgold, LLC
la empresa de Peter Schiff dedicada a la compraventa de los metales preciosos.
En esta capacidad trabaja en asuntos de investigación y análisis de los
mercados financieros sobre todo los mercados de oro y plata. Escribe y publica
con regularidad en temas relacionados con la importancia del oro. Sus áreas de
interés son la teoría monetaria, teoría de capital, empresarialidad e historía
del pensamiento económico.
miércoles, 9 de diciembre de 2015
BANXICO, ¿DOBLE MANDATO? (3/5)
ARTURO
DAMM ARNAL
El gobierno puede quitarle al
ciudadano de dos maneras: quitándole dinero (cobrándole impuestos) y/o
quitándole poder adquisitivo a su dinero (generando inflación), siendo que está
última manera de quitar afecta más a quienes menos ingresos generan (la
inflación, independientemente de su nivel, le pega más a quien gana mil pesos
que a quien gana cien mil), lo cual en un país como México, en el cual la
mayoría genera ingresos insuficientes, resulta inaceptable. Es por ello que,
por ningún motivo, debe perderse la dirección que ha tomado la inflación: a la
baja y en mínimos históricos, 2.48 por ciento en octubre pasado. ¿Cómo se logró
este resultado?
En primer lugar porque, como se apunta
en el artículo 28 constitucional, el Banco de México tiene como tarea
prioritaria (palabra “prioritaria” que, como explicaré más adelante, debe
cambiarse por “única”), preservar el poder adquisitivo del dinero, sin ninguna
otra tarea asignada (al menos por ahora), momento de recordar lo que escribí en
la entrega anterior: La única tarea
admisible (aceptable, válida, razonable, tolerable, etc.) para cualquier banco
central es preservar el poder adquisitivo del dinero. La única.
En
segundo lugar, y condición necesaria para que el Banco de México cumpla con su
tarea prioritaria, su autonomía, que se concreta en el hecho, también señalado
en el 28 constitucional, de que ningún poder podrá obligar al banco central
“conceder financiamiento”, es decir, el Banco de México no debe producir dinero
y dárselo al gobierno para que lo gaste, consistiendo en ello, precisamente, la
inflación.
La
autonomía del Banco de México, y el que tenga como tarea prioritaria preservar
el poder adquisitivo del dinero, son las causas que explican los mínimos
históricos en materia de inflación, algo que beneficia más a quienes menos
tienen, razón por la cual, como mínimo, la inflación debe mantenerse a ese
nivel, algo que no se logrará si se le hace caso a quienes, como es el caso de
Carlos Slim, proponen imponerle al Banco de México otra tarea. ¿Cuál? Ya
veremos.
Continuará.
Twitter:
@ArturoDammArnal
martes, 8 de diciembre de 2015
La Reserva Federal Está Asustando A Los Mercados, No China
Abróchense los cinturones porque este paseo se está
poniendo cada vez más interesante. La semana pasada el Índice Promedio
Industrial Dow Jones cayó más de 1,000 puntos, consiguiendo su peor desempeño
semanal en cuatro años. La venta masiva llevó al Dow Jones a más de 10% por debajo
de sus valuaciones más altas, constituyendo así la primera corrección oficial
en cuatro años. Un tercio de las compañías S&P 500, ya está en territorio
del mercado bajista, habiendo declinado más del 20% de sus máximos. Más
aterrador aun, es que la venta se intensificó hacia el cierre de la semana, con
el Dow perdiendo 530 puntos el viernes, después de caer 350 puntos el jueves.
La semana que inicia es aún peor, con el Dow cayendo casi 1,100 puntos cerca de
la apertura de hoy, antes de cortar sus pérdidas significativamente. Sin
embargo, nadie debería esperar que esta venta termine. La corrección pronto
podría transformarse en un mercado bajista completamente desarrollado si la
Reserva Federal tiene éxito en sus supuestas intenciones de elevar las tasas de
interés este año. Pero no nos hagamos ilusiones, mientras la mayoría de los
observadores de mercado están prestos para culpar a China de la venta, la
realidad es que este mercado fue traído a la vida por la Reserva Federal, y la
Reserva Federal es la única fuerza que lo mantendrá vivo.
El Dow ha superado los mínimos de octubre del 2014,
cuando los temores de la vida sin flexibilización cuantitativa y las tasas de
interés de cero por ciento habían ocasionado que los mercados retrocedieran
alrededor del 5%. En aquel entonces, cuando el temor del mercado comenzó a
propagarse, James Bullard, Presidente de la Fed de St. Louis, emitió unas cuantas
palabras asegurando a los mercados que la Reserva Federal estaba lista para reactivar
los motores de la QE en caso de que la economía realmente necesitara una fresca
dosis de estímulos. Para finales de año el Dow había subido 10%.
En medio de la
carnicería de la semana pasada, el señor Bullard estaba ahí una vez más. Pero
en lugar de lanzar al mercado un muy necesario salvavidas, le lanzó un ancla no
deseada. Puntualizó que la economía era aun suficientemente fuerte para
garantizar un aumento a las tasas en septiembre. Sin embargo, fue cuidadoso al señalar
que la Reserva Federal todavía “depende de los datos” y, por lo tanto, basaría
su decisión en información que será publicada durante las próximas tres
semanas. Así que después de casi siete años de tasas de interés de cero por
ciento, la decisión más trascendental que la Fed haya tomado desde la Gran
Recesión será dictada por unos cuantos puntos de datos semanales que aún están
por emerger. ¿Siete años de datos no les han proporcionado ya información
suficiente? ¿Qué sigue? ¿Tendrán que revisar el pronóstico del tiempo de cinco
días para asegurar que no habrá lluvia antes de que se decidan a jalar el gatillo?
Como he estado
diciendo por años, la Reserva Federal siempre ha sabido que la frágil economía
creada a través de estímulos podría resultar incapaz de sobrevivir incluso al
más marginal aumento en las tasas. Pero a fin de infundir confianza en los
mercados, ha fingido que podría hacerlo. Wall Street ha jugado en gran medida a
lo largo de la farsa, insistiendo en que los aumentos en las tasas estaban
justificados por una economía aparentemente en fortalecimiento y que necesitaba
restablecer la normalidad para los mercados financieros.
Pero la
recuperación que Wall Street había anticipado jamás llegó, y los comerciantes
que anteriormente habían exigido que la Reserva Federal siguiera con el espectáculo,
ahora han entrado en pánico al ver que el alza en las tasas está por ocurrir de
frente a una economía en debilitamiento. Como resultado, estamos viendo la
repetición de la llamada “rabieta cónica” del 2013, cuando las acciones
liquidaron al anunciar la Reserva Federal que estaba por reducir sus compras de
bonos de QE.
La pregunta ahora
es ¿qué tanto tendrán que caer todavía los mercados antes de que la Reserva
Federal salga al rescate cancelando cualquier amenaza de incremento en las
tasas? ¿Qué otra cosa podría rescatar a los mercados de la actual picada?
Piensen en el lugar
en el que nos encontramos. Las valoraciones de las acciones son extremadamente
altas, los ingresos están cayendo y la economía claramente se está
desacelerando. La continua marcha al alza en los precios de las acciones ha
sido posible gracias a una ola de financiamiento y recompra de acciones
baratas. Hay muy pocas razones para sospechar actualmente que los ingresos,
ganancias, y precios de las acciones repentinamente mejorarán orgánicamente.
Este mercado se trata únicamente de la Reserva Federal. Después de una de las
más largas e ininterrumpidas carreras alcistas en la historia, los
inversionistas bajistas han aprendido por la mala que no pueden luchar contra
la Reserva Federal. Así que ¿Por qué deberían esperar ganar ahora que la Fed
está tomando la postura de que está a punto de embarcarse en un ciclo de
ajustes?
Si la Reserva
Federal estuviera por hacer lo que pretende hacer (embarcarse en una campaña de
ajustes que lleva a las tasas a alrededor del 2.0% en 18 meses), y en el
proceso ignora la carnicería en Wall Street, creo que veríamos una consistente liquidación
en la que se renunciaría a la mayoría de los logros alcanzados desde el 2009. Después
de todo, ¿qué tantos de esos logros provinieron de mejoras de buena fe en la
economía? Todo fue sobre los pilares gemelos de la Flexibilización Cuantitativa
y las tasas de cero por ciento. La Fed ya ha removido uno de los pilares, y no
es ningún accidente que los mercados no hayan ganado ningún terreno en absoluto
en los ocho meses desde que el programa de QE fue oficialmente reducido.
Dado que el Mercado
considera un mundo sin el Segundo pilar, se podría asegurar una caída libre.
Ahora que hemos superado los mínimos de octubre del 2014, hay muy poco apoyo
técnico que debería entrar en juego. Una caída libre en los mercados podría ser
una amenaza existencial a la ya de por sí, débil economía. Debería quedar claro
que la Fed, controlada por Janet Yellen, no querría arriesgarse a tal
escenario. Es por esto que creo que, si la fuerte venta masiva en los mercados
continúa, obtendremos una clara señal de que el alza en las tasas está fuera de
lugar.
Desde luego, aun si
se nos arroja esa carnada, la Fed fingirá que la debilidad era inesperada y que
no viene desde dentro (sino que es causada por fuerzas externas procedentes de
China y Europa). Usando esa excusa, intentará prolongar la farsa de que su
retraso es sólo temporal. Por ahora al menos Wall Street está feliz de seguir
el juego de echarle la culpa a China. Esto ignora el hecho de que China ha
tenido liquidaciones mucho más grandes en semanas recientes que no llevaron a consecuentes
pérdidas en Wall Street. Creo que los problemas en China son los mismos que
están enfrentando otras economías emergentes, a saber, el temor a un ciclo de ajustes
que debilitaría la demanda estadounidense, bajaría los precios de las materias
primas mientras que simultáneamente succionaría el capital de inversión dentro
de los Estados Unidos y lejos de los mercados emergentes, como resultado de
tasas de interés internas más altas y el fortalecimiento del dólar.
Pero si una
interrupción temporal en la retórica del alza en las tasas no es suficiente
para detener la marea, puede ser necesario un repudio más definitivo. Tal
aceptación finalmente debería abrir algunos ojos en Wall Street sobre la
verdadera naturaleza de la economía y el fortalecimiento injustificado del
dólar. Esto podría estar sucediendo ya. El índice del dólar cerró en 95 el
viernes… debajo de un máximo de 98 de dos semanas previas. El lunes, el índice
superó el nivel de soporte de 93.50 y cayó más de 3% en sólo un día, hasta un
mínimo intradiario de 92.6 ¿Quién sabe dónde se detendrá ahora?
El oro se está
recuperando de cara a la crisis y ha regresado rápidamente a $1,160, arriba de
alrededor de $80 en sólo dos semanas. El rebote en el oro debe estar causando
extrema angustia en Wall Street. Hace sólo dos semanas, en medio de la
convicción ampliada de que el oro caería por debajo de $1,000, fue revelado que
los fondos de cobertura, por primera vez, mantuvieron posiciones cortas netas
en oro. Esas operaciones no están funcionando. Con las principales divisas y el
oro ahora fortaleciéndose contra el dólar, el dólar ha tenido algún éxito contra
rivales mucho menores, como el baht tailandés y el tenge kazako. Pero estas
victorias contra monedas mayormente ligadas a productos pueden ser las últimas
batallas que el dólar gane por un tiempo, especialmente si Janet Yellen
finalmente se sincera sobre la avenencia inherente de la Fed. Esas monedas
ahora cayendo más lejos pueden ser las mayores ganadoras si las tasas de la Fed
aumentan.
Algunos todavía se aferran a la creencia de
que la Fed entregará un incremento en las tasas de uno o dos token 25 basis
point antes de fin de año. Pero esto podría exponer a la Fed a una catástrofe
mayor que si no hiciera absolutamente nada. Si realmente eleva las tasas, y la
crisis en Wall Street se intensifica, debilitando aún más una economía ya en
desaceleración, la Reserva Federal tendría que revertir el curso rápidamente y
reducir de nuevo a cero. Esto pondría el desacierto y la impotencia de la Fed
en un foco muy agudo. Desde su perspectiva cualquier cosa es mejor que eso. Si
no hace nada, y la economía continúa desacelerándose, “requiriendo” en última
instancia estímulos adicionales, al menos parecerá que su cautela estaba justificada.
Desafortunadamente
para la Fed, no será capaz de salirse con la suya si sigue sin hacer nada por
mucho más tiempo. Las circunstancias podrían forzarla pronto a mostrar las
manos. Entonces, tal vez algunos puedan darse cuenta de que la Reserva Federal
no tiene absolutamente nada y que ha estado fanfarroneando todo el tiempo.
Peter Schiff es un economista experto en los mercados de renta
variable, divisas y metales preciosos reconocido a nivel internacional, que se
ganó una gran reputación como director general y director de estrategia global
de Euro Pacific Capital y que con frecuencia imparte conferencias sobre
economía e inversiones alrededor del mundo. No solo ha recibido la atención de
los medios de comunicación impresos, siendo a menudo citado en prestigiosas
publicaciones como el Wall Street Journal, New York Times, Los Angeles Times,
Barron's, BusinessWeek, TIME y Fortune, sino que también ha tenido apariciones
regulares en medios audiovisuales como la CNBC, Fox Business, CNN, MSNBC y Fox
News Channel. Además, cuenta con su propio programa de radio semanal, Wall
Street Unspun y es autor de exitosos libros hoy convertidos en best sellers.SchiffOro.com constituye su primera incursión
en el mercado hispano y publica con regularidad todo el contenido de Peter
Schiff en español. Síguelo en Twitter y en Facebook.
El petróleo determinará el futuro de México
El título de este artículo corresponde a una de las frases
más destacadas que el gurú de la inversión en materias primas, Jim Rogers, nos
dijo en la
más reciente entrevista que sostuvimos con él. Afirmó también que contrario
al consenso del mercado energético, la crisis de precios en este sector está
tocando fondo.
El argumento central es muy claro: en el corto y mediano
plazos, la energía proveniente del gas y
el petróleo no dejará de usarse. Anticipa por eso que vendrá un alza que se
prolongará por varios meses o incluso años. Estamos de acuerdo.
La caída de precios en las materias primas tiene causas
fundamentales, entre las cuales, destacan una
desaceleración de la economía china y la política de tasas de interés en cero
por ciento, acompañada de la “flexibilización cuantitativa” (QE) por parte
de la Reserva Federal estadounidense (Fed). Sobre esto último abundamos en el artículo
del lunes.
En el caso del petróleo, súmele una gran abundancia cortesía
de la producción de Estados Unidos y un ritmo de extracción que –incluso por
razones geopolíticas-, ha echado por la borda cualquier posible acuerdo de
recorte al suministro por parte miembros y no miembros de la OPEP.
Ahora bien, todos los
mercados se mueven en ciclos alcistas y bajistas pero que nunca van en línea
recta. Esto es, uno bajista (bear
market) tendrá episodios de alzas que harán parecer que la tendencia
cambió. Lo mismo sucede a la inversa: un mercado alcista (bull market) tendrá correcciones (bajas) que a algunos hará pensar
que la fiesta terminó.
En ese contexto, desde 2011 ha tenido lugar una nueva corrección
mayor en el mercado de commodities
(materias primas) que ha catapultado el pesimismo sobre su futuro.
A ese pesimismo abonan las expectativas del inicio de alzas
de tasas de interés por parte de la Fed este mes, que la fortaleza del dólar da
por descontado. De confirmarse la subida de tipos es posible que el billete
verde siga ganando fuerza: lo que es
bueno para el dólar no lo es para el oro, la plata, el petróleo y todo lo
demás.
Pese a ello, no debemos perder de vista el bosque por
contemplar un árbol. La economía global y en particular la estadounidense no
está mejor hoy que antes del inicio de la crisis de 2008. De hecho, está mucho
peor. La peor recuperación post recesión de que se tenga registro tiene
cimientos de papel. El raquítico
crecimiento alcanzado requirió una expansión enorme de la deuda a escala
global.
Así que es sólo cuestión de tiempo para que una nueva
recesión en Estados Unidos se haga presente, y cuando llegue, el dólar y los
bonos del Tesoro podrían alcanzar niveles insospechados de burbuja. Pese a no
serlo en realidad, el público todavía los percibe como refugios “seguros”.
El desastre que han creado la Fed y otros bancos centrales
deprimiendo tasas e imprimiendo dinero al por mayor, terminará con una crisis peor que la que buscaban evitar. Será
entonces cuando lo que será malo para el dólar y el resto de divisas de papel,
sea bueno para los precios de las materias primas. Como todos los ciclos
alcistas, concluirá cuando algún día también se hayan inflado en burbuja.
Estamos lejos todavía.
Los inversores que hayan tomado previsiones a tiempo sacarán
los mayores beneficios. Petróleo, oro,
plata, etc., retomarán el camino alcista que por ahora toma un descanso.
El futuro de México puede ser positivo. Aunque tarde, la
reforma energética llegó y ya es ganancia.
De nuevo, es válida aquella vieja recomendación
del inversor contrario: sea codicioso cuando otros tengan miedo, y tenga miedo cuando
otros sean codiciosos. La inversión en el sector energético y en general en el
de materias primas, no tiene más riesgos ahora que los precios son bajos, sino precisamente por eso, el riesgo es
menor y las perspectivas, mejores. Habrá que aprovechar.
BANXICO, ¿DOBLE MANDATO? (2/5)
PESOS
Y CONTRAPESOS
La única tarea admisible para
cualquier banco central es preservar el poder adquisitivo del dinero, que no es
suyo sino de los trabajadores, consumidores y ahorradores, lo cual supone que,
al paso del tiempo, con la misma cantidad de dinero se pueda comprar la misma
canasta (misma cantidad y misma calidad) de bienes y servicios. ¿Cómo saber si
un banco central cumple con su tarea? Analizando el comportamiento del Índice
de Precios al Consumidor, a partir del cual se calcula la inflación. Entre más
baje la inflación, y entre más baja sea la inflación, más se acercará el banco
central al cumplimento de su tarea, tal y como ha sucedido, a lo largo de este
2015, con el Banco de México: la
inflación anual (comparando el Índice de Precios al Consumidor de un mes
con el del mismo mes del año anterior)
para octubre (último mes para el que tenemos la información) de 2011 a 2015
fue, respectivamente, 3.20, 4.60, 3.36, 4.30 y 2.48 por ciento. Esta última fue
un mínimo histórico.
Estrictamente
hablando el Banco de México no cumple con la única tarea aceptable para un banco central, misma que
supone que no haya inflación, pero la inflación ha bajado sostenidamente y
alcanzado niveles correspondientes a mínimos históricos, todo lo cual apunta en
la dirección correcta, misma que por ningún motivo debe variar, debiendo
subrayarlo: ¡por ningún motivo!, mucho menos por el que tiene que ver con la
intención de impulsar, usando para ello la política monetaria, que para tal fin
casi siempre resulta ineficaz, el crecimiento de la producción y la creación de
empleos.
Lo pongo en perspectiva, calculando la
inflación anual, para el mes de octubre, de cada uno de los años señalados:
1985, 58.02; 1990, 28.62; 1995 (el año del Efecto Tequila, consecuencia del
tristemente célebre Error de Diciembre del 94), 45.66; 2000, 8.91; 2005, 3.05;
2010, 4.02; 2015, 2.48 por ciento. La inflación va a la baja y ha alcanzado
niveles que corresponden a mínimos históricos. ¿Por qué?
Continuará.
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