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miércoles, 9 de abril de 2014

MÉXICO CON “ESCUDO FINANCIERO” DE PAPEL




Imagen: themarketmogul.com
El lunes abordamos en este espacio el tema de la enorme y aun creciente demanda de oro por parte de China. Esta, que es la segunda economía mundial, tiene un apetito insaciable por el metal precioso que la ha llevado a convertirse ya en el máximo consumidor en todo el planeta, por encima del histórico demandante número uno: India.

Esta noticia que a la mayoría de los medios les pasa de largo, es de la mayor importancia. Y es que aún en la actualidad mucha gente no sabe que las monedas de los países, incluso las consideradas “fuertes” como el dólar, el euro o el yen y hasta el peso mexicano, hace más de 40 años que no están respaldadas en oro.

De hecho se suele decir que ahora están respaldadas en la fortaleza de la economía de un país, y en su credibilidad.

No obstante, el problema que esconden diciendo esto es que justo las economías de naciones vistas todavía como potencias, como Estados Unidos, Reino Unido, Japón, etc. están en condiciones muy endebles, y por tanto la confianza en ellos y sus monedas tiende a disminuir.

El pecado original de esa debilidad económica en el mundo entero, incluido México, está en haber abandonado el patrón oro en los años ‘70 del siglo pasado. Antes de ese abandono, Estados Unidos se había comprometido a entregar a los bancos centrales que lo solicitaran, oro a un tipo de cambio de 35 dólares por onza troy, pero debido a sus desbalances en las cuentas con el exterior, el entonces presidente Nixon tuvo que decidir entre devaluar al dólar, o abandonar el patrón oro. Nixon se dejó seducir por el canto de la sirena de Milton Friedman y optó por la segunda opción.

Como quiera, lo cierto es que lo hicieron por una razón obvia: ya no tenían oro suficiente para pagar sus deudas. Estados Unidos quebró de hecho, incumplió sus pagos en oro y desde entonces, unilateralmente decidió que nos “saldaría” ya solo con dinero de papel –sus propios dólares, que es lo que ahora acumulamos como reservas internacionales.

El problema es que la capacidad del dólar para servir como moneda de reserva mundial se está agotando, por culpa primero que nada, de que los están imprimiendo sin fin, y luego, porque para poder hacerlo emiten deuda que crece de forma exponencial. Algo insostenible.

Cualquiera sabe que por muy rica que sea una persona o país, no puede endeudarse para siempre y gastar más de lo que gana. Tarde o temprano volverán a quebrar y cada vez menos se aceptará a nivel internacional sus devaluados dólares como pago, que por cierto, a Banco de México y otros les encanta acumular como supuestas “reservas”.

Esto lo sabe la potencia naciente que es China, y justo por eso prefiere acumular gran valor en oro a precios de ganga, que más papeles verdes. El oro no puede llegar a valer cero, pero el dólar sí. De hecho, cuando el sistema de dinero inconvertible basado en el dólar se venga abajo, el oro retomará gran parte de su uso monetario internacional.

Dijo alguna vez el famoso banquero estadounidense JP Morgan: “el oro es dinero, y nada más”. El resto son divisas, moneda de curso legal. En una palabra, son crédito, y los créditos, siempre conllevan un riesgo de no ser pagados. Es justo lo que volverá a hacer Estados Unidos, pues sabe que nadie le irá a declarar la guerra por razones de su inexpugnable fuerza bélica.

Es por eso que China devora el oro mundial, y como dice el experto Jim Rickards, todos los demás deberíamos hacer lo mismo.

Los cálculos varían, pero muchos analistas coincidimos en que China acumula oro a tasas impresionantes, que cuando menos son dos mil y quizá más de cinco mil toneladas al año, que están saliendo en su mayor parte de las bóvedas occidentales para nunca regresar. Es seguro que una gran parte de esas barras que demandan, está yendo a parar a las reservas chinas, y el resto, a manos privadas en su territorio.

Para darnos idea de las pocas reservas en oro que tiene nuestro país, poco más de 120 toneladas (que sólo existen en el papel y en la imaginación de Agustín Carstens, pues se supone que están resguardadas en el Banco de Inglaterra), basta con decir que esa cantidad es equivalente a lo que China “devora” en alrededor de 20 días, en los cálculos más conservadores. El resto de nuestras “reservas”, más de 97 por ciento, es también de papel. 

En el interés del país ojalá se acumulen ya menos dólares y más oro. Un auténtico escudo financiero como el que están construyendo los chinos, es lo que nos hace falta.

viernes, 27 de abril de 2012

MÉXICO VUELVE A AUMENTAR SUS RESERVAS DE ORO, ¿ORO PAPEL?

México, D. F., 27 Abril 2012 (Guillermo Barba) –Esta semana gracias a un reporte del Fondo Monetario Internacional, pudimos conocer que el mes pasado, Banco de México (Banxico) volvió a comprar una importante cantidad de oro para sus reservas. Exactamente un año después de su histórica adquisición de más de 93 toneladas, volvió a sumar en marzo otras 16.8, con un valor de más de 906 millones de dólares.

De esta forma, México lidera de nueva cuenta la auténtica fiebre del oro que viven bancos centrales de diversas partes del orbe, en lo que sin duda constituye un merecido voto de no confianza en las políticas de impresión de dinero (QE, en inglés) de otros que, con la Reserva Federal de Estados Unidos a la cabeza, pretenden solucionar un problema de gasto, deuda y crédito excesivos, propiciando más de lo mismo.

Ojalá fuera así de fácil salir de las crisis, que tendrían de este modo una solución inmediata. Vaya engaño.
Por eso no es casualidad que Rusia, Turquía, Kazajistán y Ucrania entre otros, hayan adquirido también 16.5, 11.5, 4.3 y 1.2 toneladas, respectivamente. Tampoco que Argentina, aumentara en siete toneladas sus reservas áureas en septiembre de 2011, en la primera adición que hacen a esos activos desde febrero de 2005.

No obstante, a pesar de tratarse de una decisión que va en el sentido y momento correctos (el metal amarillo cotiza en zona de oportunidad de compra desde marzo), la apuesta segura del Banco de México que dirige Agustín Carstens, tiene sus claroscuros.

No podemos olvidar que el propio Instituto Central, se ha negado de manera oficial a contestarnos la sencilla pregunta: ¿dónde está el oro que compró Banxico?” ( http://bit.ly/viGYYb ), además de dar indicios claros de haber realizado la compra a través de la LBMA (Asociación del Mercado de Lingotes de Londres) en “oro papel”.

Es decir, que contaría con un documento que acredita sí un “derecho general” de propiedad, pero en el mejor de los casos sobre un bien resguardado en bóvedas extranjeras, claro, si es que existe. Esa duda solo puede despejarse recibiéndolo en casa, como debería hacerse.

Por eso la pregunta sobre dónde se ubica no es ociosa, pues el mismo Carstens declaró en su momento que el fortalecimiento de las reservas, formaba parte de la política del banco central de disminuir los riesgos a los que estamos expuestos. Sin embargo, si las compras se siguen efectuando sobre barras no específicas y que ningún funcionario de Banxico ha visto, todo el mérito es echado a la basura. Nuestro riesgo así no solo no disminuye, sino que aumenta, pues todo oro en manos ajenas estará siempre expuesto a cualquier forma de expropiación.

En este sentido, los incumplimientos de entrega física no son nada más una posibilidad teórica, pues de hecho ya han ocurrido. Eso fue justo lo que hizo el presidente estadounidense Nixon en 1971, cuando decretó que no entregaría más oro a cambio de sus propios dólares, que las naciones conservaban como reserva: un impago de facto.

Querer apelar a la mera confianza en un sistema que ha probado su corrupción, no solo sería ingenuo sino irresponsable. Por lo tanto, la ubicación del las reservas de un activo tan valioso como el oro, sí importa (http://bit.ly/yzilRg ), y dado que el ciudadano común no tiene posibilidades de influir en esa toma de decisiones a escala nacional, no le resta más que la opción de convertirse en su propio “banco central”.

Una opción tan inteligente como obligada, en un mundo en el que tarde o temprano el oro recuperará, de un modo o de otro, la posición preponderante que la acción humana le ha otorgado como el dinero por excelencia, con todas las implicaciones que eso traerá para el comercio internacional. Ojalá que nuestros encumbrados funcionarios se decidan ya a dar ese pequeño gran paso, y traigan a tiempo ese patrimonio, pues mañana, podría ser demasiado tarde.

Guillermo Barba/OroyFinanzas

Twitter: @memobarba
memob@hotmail.com

viernes, 23 de septiembre de 2011

¿Y DÓNDE ESTÁ EL ORO DEL BANCO DE MÉXICO?


El título de este artículo debería tener una respuesta obvia, pero no es así. Gracias a dos solicitudes de información hechas al Banco de México (Banxico) con fundamento en la Ley Federal de Transparencia, podemos decir que es probable que el oro de las Reservas Internacionales de México… no esté en el país.

Las peticiones fueron realizadas por una persona que nunca imaginó lo complicado que sería obtener una respuesta a la pregunta: “¿cuántos lingotes componen la reciente adquisición de 93 toneladas de oro que realizó Banxico en el primer trimestre de 2011?”.

La primera negativa no tardó en llegar: “…le informamos que la información que usted solicita, está clasificada como reservada”. Dos meses más tarde, luego de la interposición de un Recurso de Revisión además de un Procedimiento para subsanar el incumplimiento de entrega de información, la Unidad de Enlace del Banxico respondió en agosto con el oficio OFI007-4632, ampliando las dudas: “…el oro que compone la mencionada reserva está conformado por piezas que pueden tener un contenido mínimo y máximo de oro.

Las piezas de contenido mínimo pesan aproximadamente 10.9 Kg, mientras que las de contenido máximo tienen un peso aproximado de 13.4 kg. La información es publicada por The London Bullion Market Association (…) debido a la variabilidad del contenido de oro de los lingotes, no se puede especificar con certeza el número exacto de lingotes comprado.”

Ante tal respuesta, se cuestionó al Instituto Central: “¿en qué país o países se encuentra físicamente el oro que forma parte de las Reservas Internacionales de México?” La contestación con referencia OFI007-4934 (documentos de los que este columnista posee copia) de fecha 19 de septiembre, no tiene desperdicio: “El Comité de Información del Banco de México (…) confirma la clasificación hecha por la Unidad Administrativa y, por lo tanto, no se otorgará el acceso a la información solicitada, toda vez que está clasificada como reservada” (los subrayados son propios).

Si Banxico ni siquiera sabe cuántos lingotes compró, es posible que tampoco tenga la certeza de dónde se encuentra el oro. En el último oficio de referencia, se amparó invocando la Fracción III del Artículo 13 de la Ley de Transparencia, que dice que podrá clasificarse como reservada, aquella información cuya difusión pueda “dañar la estabilidad financiera, económica o monetaria del país”.
Es evidente que siendo el oro físico un activo sin riesgo de contraparte, de encontrarse dentro de las fronteras mexicanas, no tendría por qué representar amenaza alguna a la estabilidad financiera nacional.

Por otro lado, la remisión que hace a The London Bullion Market Association (LBMA, Asociación del Mercado de Lingotes de Londres) es preocupante. Esta asociación agrupa a los principales bancos especializados en metales preciosos (Bullion Banks), productores, refinadores, etc. y es el centro del mercado internacional de oro y plata. Entre sus principales clientes se encuentra a la mayoría de bancos centrales con reservas áureas, entre ellos el nuestro. Por eso, en el mejor de los casos, el oro de México podría encontrarse en el Reino Unido.

El detalle es que los Bullion Banks operan bajo un sistema de reserva fraccionario, que en esencia consiste en que pueden vender o prestar con interés varias veces un mismo lote de oro –para maximizar sus utilidades, a costa de todos los ingenuos clientes que se crean los legítimos dueños de él gracias a una promesa en papel. El sistema, para que funcione, tiene una grave condicionante: que nunca la mayoría a quienes se les ha vendido el oro, concurran al mismo tiempo a demandarlo. De ocurrir así, sería imposible cumplir con todos. En otras palabras, es un esquema Ponzi, una bomba de tiempo.

Y es que gracias al diseño de reserva fraccionaria, estos bancos se han dotado de un falso poder: el de crear “oro” de la nada y venderlo como real. Entre las mayores implicaciones de esta estafa, está desde luego la supresión artificial del precio del oro y la plata, pues se genera una falsa sensación de más oferta con cada operación.

El Comité de Acción Antimonopolio del Oro (GATA, por sus siglas en inglés; gata.org), ha estudiado y denunciado esta estafa por años. Como referencia obligada está un análisis realizado en 2010 por Adrian Douglas (http://bit.ly/nGWNP), a un documento de CPM Group (grupo especializado en materias primas y apologista del sistema fraccionario de los Bullion Banks) en el que se explica cómo hacen tanto “oro” de mentiras.

Jeff Christian, fundador del mismo CPM Group, ha declarado ante la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas de E.U. (CFTC), que “los metales preciosos son activos financieros como las divisas y bonos del tesoro; son intercambiados en múltiplos de cien veces su respaldo en físico”. Algo de esto debería llamar la atención de Agustín Carstens.

Ante tales evidencias, es obvio que sería inconveniente que las reservas mexicanas en oro, se encontraran en el extranjero. Lejos de reducirnos el riesgo, nos lo incrementan. Más porque a partir de las respuestas de Banxico, se puede inferir que solo tiene una “Cuenta No Asignada” (Unallocated Account), en la que según la propia LBMA no se poseen lingotes específicos sino un simple “derecho general” sobre el metal, y en la cual cliente es un “acreedor no asegurado”.

¿Cuántos “dueños” podrían tener las 3.4 millones de onzas de oro que le pertenecen a México? Imposible saber. Lo cierto es que en un mar financiero tan turbulento como el actual, cada día que pase sin tener el oro aquí, es un día al que estamos innecesariamente expuestos a un impago. En este espacio llamamos la atención sobre este tema que sin duda, es de la mayor trascendencia para todos los mexicanos. Ojalá se actúe pronto.

Guillermo Barba

Twitter: @memobarba

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