Hace unos días el portal DailyReckoning.com publicó un interesante
artículo de Jim Rickards, reconocido analista de mercados financieros y asesor
de la Oficina del Secretario de Defensa de los Estados Unidos. En este espacio
por cierto, ya
lo hemos entrevistado.
El texto titulado “How Inflation Could Be Caused in 15 Minutes”
(Cómo se podría causar inflación en 15 minutos), versa sobre lo frustrante que
ha sido para la Reserva Federal (Fed) –banco central estadounidense-, que a
pesar de tres grandes rondas de “impresión” de dinero no ha logrado su
propósito explícito: crear inflación.
En este mismo sentido, Rickards
subraya cómo a pesar de haber creado casi cuatro millones de millones de
dólares, la Fed ha fallado en provocar
una escalada del Índice de Precios al Consumidor.
Explica que la primera razón es
que pocos bancos están prestando el dinero inyectado y los consumidores no
están ansiosos de seguirse endeudando.
La segunda razón de que la inflación
no se haya disparado (aún) –explica-, es que la tasa de crecimiento de la
población se ha reducido, y con las mejoras tecnológicas la productividad ha
aumentado. “Esta combinación de menor
demanda con mayor eficiencia resulta en precios más bajos”, abundó.
La tercera causa es la
globalización. Gracias a ella las empresas pueden obtener recursos en cualquier
parte del mundo a precios más convenientes.
Rickards expone que estas
presiones deflacionarias significan un problema enorme para la Fed. Los
gobiernos necesitan provocar inflación para
reducir la carga de su pesada y creciente deuda. Con la deflación se
incrementa el valor de aquella y disminuyen los ingresos fiscales.
Debido a la gravedad de lo
anterior, considera que la Fed tomará tarde o temprano medidas desesperadas,
como expandir todavía más su base monetaria y otras acciones para debilitar al
dólar. La estupidez de tasas de interés negativas no se descarta. De no hacerlo así y en vez de ello sube las tasas, la deflación empeorará y la recesión global hará su llegada.
Pero para Rickards hay “otro
conejo en el sombrero” con el que la Fed podría provocar una inflación masiva
de manera instantánea: anunciar al mundo que, con efecto inmediato, el precio del oro será de 5 mil dólares la
onza troy.
El oro –en palabras del
empresario Hugo Salinas Price- es el “sol” del universo monetario. Por ello,
devaluar en los hechos al dólar frente al oro tendría efectos inmediatos en los
precios de todo lo demás. Sería un manotazo en la mesa que dispararía la inflación a escala global.
La Fed podría usar las reservas
del Tesoro estadounidense en Fort Knox y conducir “operaciones de mercado
abierto” con el oro como lo hace con los bonos. RIckards explica que el banco
central sería comprador del metal precioso si el precio alcanzara los 4,950
dólares la onza o menos, y lo vendería si llega a 5,050 dólares o más para
mantener el precio. En vez de papeles de deuda como antes, ahora usaría oro
para inyectar o retirar liquidez.
“Un alza en el precio del oro de
1 mil a 5 mil por onza es realmente una devaluación de 80% del dólar medido por
la cantidad de oro que un dólar puede comprar”, sentencia Rickards.
Para quien piense que esto no sería
posible, responde que no sería algo
nuevo, pues eso ya ha ocurrido dos veces en los Estados Unidos en los pasados
80 años.
La primera vez fue en 1933 cuando
el presidente Roosevelt ordenó un incremento en el precio del oro de $20.67 a
35 dólares la onza, una devaluación de casi 70 por ciento. “Lo hizo para romper
la deflación de la Gran Depresión, y funcionó”, dice el analista. La segunda
ocasión fue en los 70s cuando el presidente Nixon cerró la ventanilla de
dólares por oro. Nixon no quería inflación, pero fue lo que obtuvo. El oro pasó
de 35 a 800 dólares la onza en menos de nueve años. La inflación en EE.UU. “fue
de más de 50 por ciento de 1977 a 1981. El valor del dólar se redujo a la mitad
en esos cinco años”, concluyó
Rickards asegura que esto
convierte al oro en la mejor protección
en caso de inflación o deflación, y que son pocos los activos que cuentan
con esta característica. En este espacio estamos de acuerdo, aunque no sabemos
por qué tomó el nivel de 5 mil dólares la onza, que bien podría incluso ser más
alto si la Fed lo considerara necesario. Le preguntaremos al respecto.
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