Hace tres semanas le informé que
el número de “dueños” por onza de oro físico en el Commodity Exchange (Comex) –división del New York Mercantile
Exchange para el comercio de futuros de metales-, había alcanzado un nuevo récord
de más de 228. Lo que eso significa es que por cada onza de metal precioso físico
en sus bóvedas, hay otras 227 onzas que han sido comprometidas en contratos de
futuros. No hay oro para todos.
En esta actualización le informo
que ese número de “dueños” por onza –conocido como “ratio de cobertura”-, sigue
subiendo. El nuevo máximo histórico al cierre del jueves –último dato
disponible al concluir este artículo- es
de 259.2 y subiendo.
En el gráfico de abajo vemos
primero el precio del oro desde 2003, luego los millones de onzas que
representan los contratos en el Interés Abierto (Open Interest), los inventarios de oro disponible para entregas
(“registered gold”) y por último los “dueños por onza” (continúa después del gráfico
tomado del blog de Jesse, Café Américain).
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No faltan analistas que afirman
que no tiene importancia dicha ratio de cobertura, pues los registros dan
cuenta de que el porcentaje total de
oro en el Comex con respecto al Interés Abierto, no está en mínimos. Es cierto.
No obstante, lo que mañosamente omiten
es que no nos referimos al total de oro, sino solo a la parte que de él se encuentra DISPONIBLE para cubrir contratos
–esto es, el de la categoría “registered gold”-, que sí está en un mínimo histórico. La otra categoría (“eligible gold”),
no cuenta para estos fines. La razón es que se trata de barras que aunque están
en los mismos depósitos del Comex, son propiedad privada de alguien que ha
optado por dejarlas ahí (por ahora), no para
cubrir entregas de futuros.
Dadas las actuales condiciones de
“estrechez” en el mercado físico, la probabilidad de que esos dueños decidan
vender su oro a los deprimidos precios de hoy, es muy baja. Antes tendría que
subir y mucho.
Así lo confirma la “escasez” de
metal precioso que hay en el mercado, que se mide por medio de la Base y Cobase del oro –indicadores exclusivos
de la Nueva Escuela Austríaca de Economía-, que graficamos abajo (cortesía de
Sandeep Jaitly).
Cuando el precio del oro es mayor
al contado que en el contrato de futuros activo (diciembre en este caso), la
base (en azul) se torna negativa y la cobase (en rojo) positiva. Lo normal es
que el precio futuro sea mayor, por lo que la inversión constituye una anomalía: no es normal que escasee el oro porque es
muy abundante en el mercado. El oro siempre se acumula por su alto valor, y
a diferencia de otras materias primas, no se consume, no se quema y por tanto
sus existencias siempre van en aumento
(sigue después de los gráficos).
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El gráfico de arriba a la derecha
muestra que a estas alturas del año el contrato de oro a diciembre tiene un
nivel de “escasez” superior a cualquiera
visto desde 2010. Tiende a aumentar. Ante esa falta de oferta hay
inversores que están dispuestos a pagar el sobreprecio demandado por los
celosos vendedores, con tal de quedarse con el metal.
Pese a todas estas señales,
comentaristas a modo del sistema intentan calmar al público asegurando que el
oro “no se está acabando” ni hay riesgo de impago. Para ello recurren al
argumento de que las demandas de entrega
del metal con respecto al Interés Abierto y al Total de Existencias del Comex, están en niveles mínimos de todos los
tiempos. ¡Vaya falso consuelo!
Lo anterior es un reflejo más de
que en Occidente la mayoría de inversores se ha divorciado de la realidad y
consideran a un simple contrato de futuros, al “oro de papel”, como si fuera tan bueno como el metal
contante y sonante. Gran error.
Mientras eso es de este lado del
mundo, en el lejano Oriente el apetito por el oro físico continúa insaciable.
En la Bolsa de Oro de Shanghái (SGE, por sus siglas en inglés) se habían
entregado este año al corte de agosto un total de 1,755 toneladas (t). En el americano Comex, en cambio,
las entregas fueron de solo 40 t en
el mismo período (gráfico también cortesía de Jesse). En la imagen se aprecia
cómo cada vez en efecto se entrega menos oro en el Comex (barras azules), pero
más en la SGE (barras rojas), que sigue ganando importancia global.
Conforme transcurre el tiempo,
las señales de que el oro físico sigue saliendo de la circulación hacia manos
privadas que la quieren como protección contra
un desastre económico-financiero que ven como inevitable, se multiplican.
Llegado el día, sólo los desinformados que se creyeron la propaganda de los
medios predominantes, se podrán decir sorprendidos. El resto, en cambio, deberá
haberse preparado y estar feliz por haberlo hecho.
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