El Commodity Exchange (Comex), división del New York Mercantile
Exchange para el comercio de futuros de metales, está bajo estrés. Nos
referimos al caso del oro, que al cierre del jueves de la semana pasada (último
dato disponible al cierre de este artículo) vio disparar su indicador de
“dueños” por onza de oro a un impresionante nivel de 228.6. Apenas hace un mes el récord era de 123.8.
¿Qué significa esto? En palabras
simples: hay más de 228 onzas comprometidas en el papel, en los contratos de
futuros, por cada una que hay en físico.
No hay oro suficiente para todos.
Se confirma que los inversores
más avezados están aprovechando los precios actuales para comprar todo el oro
que pueden. Y no solo eso. Además, algunos de ellos están decidiendo sacar su tesoro del sistema de bóvedas del Comex, que están a cargo de los depositarios autorizados: Brink´s, Delaware
Depository, HSBC Bank, JP Morgan Chase Bank; Manfra, Tordella & Brooke´s y
Scotia Mocatta.
El número de “dueños” por onza –que
se conoce como “ratio de cobertura”-, se calcula tomando como base el número
total de onzas que representan los contratos abiertos en futuros (Open Interest) y dividiéndolo por los
inventarios de oro registrado (Registered
Gold). Esta categoría corresponde a metal
precioso susceptible de ser entregado al vencimiento de los contratos. Hay
que decir que la mayoría no terminan con la entrega del metal, pues las
posiciones casi siempre se terminan cerrando antes (sigue después de la imagen).
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Como quiera, el punto es que el
oro se está “acabando”, pues aunque hay muchas más existencias de metal
precioso en los almacenes, estas se
encuentran bajo la categoría de eligible
gold. Estos son lingotes que cumplen con las especificaciones del Comex
como peso, tamaño, pureza y refinería, pero que no son susceptibles de entrega contra contratos porque pertenecen
ya a un tercero específico. Éste, simplemente ha decidido mantener en dichas
bóvedas, su metal. Cabe aclarar que es posible que ocurran reclasificaciones en
uno u otro sentido.
El punto es que allá fuera hay
inversores que se sienten seguros por estar invirtiendo en oro –un inmejorable
seguro financiero-, cuando lo que en realidad tienen es un simple documento, una promesa de pago que supera en cientos
de veces lo que existe en lingotes. La gráfica siguiente es muy ilustrativa
de la tendencia del número de “dueños” por onza (gráfica al corte del martes,
cuando la ratio fue de 227.6) en lo que va del siglo.
No hay oro que alcance a cubrir
todos los pasivos que contra él se han emitido y que siguen creciendo. Como en el juego de las sillas, cuando los
acreedores acudan en masa a reclamar su metal, la mayoría se quedará con las
manos vacías. Se les pagará en el mejor de los casos en divisa –dólares, euros,
libras, o lo que sea-, justo en el momento en el que el público las esté
repudiando.
La semana pasada le contábamos
que el nivel de “escasez” de oro se encuentra en un máximo de siete años.
Lo que está sucediendo en el Comex es otra señal de lo estrecho que está el
mercado físico.
Consultamos la opinión de nuestro
amigo experto, Sandeep Jaitly, de Feketeresearch.com, quien nos dijo que lo
relevante de este aumento en la ratio de cobertura es que algunos inversores se
están dando cuenta de que tener derechos sobre él, “no es lo mismo que el oro en sí mismo”.
Agregó que el oro se está
“escondiendo” de la circulación, pero que esto no es nuevo, pues la “backwardation” en este mercado ha
estado presente desde el inicio de la gran crisis financiera mundial en 2008.
Jaitly subraya que el “Indicador de estrés” de Feketeresearch se ha elevado
también. Esto sucede cuando los administradores del Comex consideran que los
inventarios han caído de manera tan preocupante, que es necesario traer lingotes desde fuera del sistema para
compensarlo.
Aunque a algunos les parece
contradictorio que este escenario se presente justo cuando los precios del oro
siguen cayendo, la realidad es que no tiene nada de raro. Dado que la mayoría
de transacciones son de oro de papel, las ventas que tiran los precios son de
este tipo. Así que mientras cada día más y más “manos débiles” se decepcionan y
liquidan sus posiciones especulativas, otro grupo de inversores en valor les
dan las gracias por abaratar al rey de los metales y felices se lo llevan a casa.
En este espacio continuaremos
dando seguimiento a este importante tema que pasa desapercibido para la mayoría
de medios predominantes.
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