Ayer los precios del oro y la
plata dieron fuertes saltos al alza que los llevaron a ganar 16.80 y 0.56
dólares, respectivamente. Así, cada uno llegó a cotizar en 1,119.50 y 14.89
dólares la onza troy. Estas ganancias se dieron en un contexto en el que los
inversionistas cubrieron sus posiciones cortas frente al anuncio que hará la
Reserva Federal respecto a las tasas de interés hoy, subieron los precios del
petróleo y el dólar bajó.
Sin embargo, este tipo de
movimientos deben entenderse como lo que son: respuestas especulativas de corto
plazo a situaciones temporales y apuestas de los inversores.
Por eso el mercado del oro, junto
con el de la plata, deben entenderse en tres tiempos: el corto, el mediano y el
largo plazos.
En el corto, los movimientos
reflejan por lo general la noticia relevante del día, sea en sentido positivo o
negativo. No puede soslayarse que gran parte los movimientos ocurren gracias a
robots que, programados con algoritmos, reacciones de forma inmediata a cualquier
suceso o noticia relevante. Así es como deben entenderse. Como se dice, una
golondrina no hace el verano como tampoco una subida de un día marca un mercado
alcista o bajista.
En el mediano plazo, el oro y la
plata siguen teniendo presiones de baja en sus precios. Las razones
fundamentales son, por un lado, la manipulación de las cotizaciones a cargo de
grandes inversores y en especial gobiernos y bancos centrales interesados en
dar apariencia de fuerza a sus divisas de papel. Asimismo, las enormes fuerzas
deflacionarias que rondan el mundo.
Producto de la ultra-expansiva
política monetaria de los principales bancos centrales del orbe, y a su
depresión de las tasas de interés, se han inflado burbujas especulativas en
activos como bolsas de valores, bonos, mercados inmobiliarios, obras de arte,
etc. Aquí hemos explicado que con independencia de lo que anuncie la Fed hoy,
esas burbujas reventarán y el pánico hará que los tradicionales activos
refugio, los más conocidos por la gente como el dólar y los bonos del Tesoro
estadounidense, se disparen. Lo que es bueno para ello no lo es para todo lo
demás, incluidos los metales preciosos monetarios.
Aquí hemos expuesto que hay
una “escasez” de oro en máximos de siete años y un número récord de “dueños”
por onza física en el mercado de futuros Comex, de Estados Unidos. Como
la mayoría del mercado está compuesta por inversionistas en papel, es
previsible que nuevas caídas desanimen a esas manos débiles que, si entran en
pánico, podrían liquidar en masa sus posiciones y tumbar a nuevos mínimos los
precios por onza de oro y plata. Por supuesto, las “manos fuertes” entrarán
gustosos a llevarse más metal que nunca a precio de ganga.
Por último, en el largo plazo, el
mercado alcista del oro y la plata sigue más vivo que nunca. La razón es que
cuando ocurra una nueva burbuja en el dólar, esta será la última gran burbuja
por estallar. El centro del sistema monetario basado en esa divisa verde está
corrompido por la deuda a tal grado, que una crisis de divisas ya es
inevitable. No es cuestión de si sucederá o no, sólo de cuándo.
Al darse cuenta los
inversionistas que lo que consideraban como refugio seguro no lo era en
realidad, la estampida hacia la “reliquia bárbara” del oro –y en segundo lugar
la plata- será tan grande, que para convencer a sus previos acumuladores de
desprenderse de él tendrán que ofrecer precios que hoy nos parecerían
ridículos. El Prof. Antal Fékete, fundador de la Nueva Escuela Austríaca de
Economía pronostica que el repudio a las divisas será tal, que cesará el
intercambio de estas por oro para volver a un intercambio directo de oro por
mercancía, trueque.
Estos son los tres tiempos en los
que podrían moverse los mercados de metales preciosos monetarios. Que el ruido
del día a día no nos haga perder el rumbo. La suerte del actual sistema
monetario, ya está echada.
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