Después de los abominables ataques de la semana pasada en
París y Beirut una cosa ha quedado clara: el terrorismo seguirá siendo la forma
de contraataque que utilizará el llamado Estado Islámico (ISIS o ISIL, por sus
siglas en inglés) contra aquellos que lo estén combatiendo. ¿Puede una
organización de estas características derrotar al mundo occidental y a Rusia, a
quienes tiene en su contra? La respuesta
obvia, es no.
Justo es esa imposibilidad de triunfo en el campo de batalla
sirio e iraquí contra las máximas súper potencias militares del orbe, la que habría
provocado –y por desgracia lo seguiría haciendo- la cobarde y ruin respuesta de ISIS contra civiles inocentes.
En el caso concreto de París, quedan hasta el momento más
dudas que respuestas. Y es que después de los ataques contra el semanario Charlie Hebdo en enero, algo todavía peor
nunca debió pasar. Los peores atentados terroristas en la historia de Francia
ocurrieron pues, por imperdonables errores
u omisiones –intencionales o no- de los órganos del Estado para garantizar
seguridad a sus ciudadanos. Asimismo, la posibilidad de un nuevo ataque de
“falsa bandera” no se puede descartar.
Hay intereses
enfocados en satanizar a los musulmanes, aprovechar cualquier oportunidad
para cerrar las fronteras a la migración y en limitar las libertades
individuales. Grave error. Los ataques a la libertad perpetrados por los
radicales no deben servir de pretexto para avanzar en una agenda que coarte los
derechos de las personas.
Como quiera, lo cierto es que aunque aún hay cabos sueltos,
la versión oficial de la responsabilidad de ISIS ya fue abrazada incluso por Rusia. Esto tiene una explicación. Para
el Kremlin no es tan importante quién en verdad esté detrás de los ataques. Lo
que para ellos cuenta, es que la versión de la responsabilidad de ISIS confirma
lo que Moscú ha sostenido desde el principio: todos deben combatir juntos y coordinados contra el enemigo común.
Tiene razón.
Hasta ahora los rusos –cuya corta campaña militar hasta el
momento ha sido más efectiva que la que ha liderado Estados Unidos por más de
un año-, de la mano de Irán, han mermado la fuerza de ISIS en territorio sirio,
y la de los rebeldes que quieren echar del poder a Bashar al-Asad, presidente
de ese país.
Pero el punto es que las
potencias pelean hasta ahora cada una por su lado, y entre ellas. La razón,
es que sus objetivos se contraponen: los
aliados –y muy en particular los estadounidenses, sauditas y cataríes- quieren
fuera a Asad. Moscú, si bien no lo pretende sostenerlo a como dé lugar, sí
quiere que quien lo suceda no sea contrario a sus intereses (las razones las
expusimos en el artículo “¿Hay preparativos para una
Tercera Guerra Mundial?”).
Así que los atentados de Francia son la oportunidad perfecta
para que el “más poderoso del mundo” según Forbes, el presidente ruso Vladimir
Putin, haga un nuevo llamado para coordinar fuerzas contra los radicales
islámicos. Es improbable que Francia –incondicional de Estados Unidos- acceda a
hacer la guerra a los yihadistas de la mano de Rusia, pues como hemos ya
comentado, en Siria ya hay un enfrentamiento indirecto entre Moscú y Washington.
Sin embargo, Europa
debería ya darse cuenta de que hacer el juego a los intereses norteamericanos
no les ha reportado ningún beneficio, y en cambio, ha cargado con los
costos.
Mejor, todos sin excepción deben unirse contra ISIS, y de paso, acabar
con los riesgos de una Tercera Guerra Mundial. Estados Unidos y Rusia no deben
pasar al terreno del conflicto bélico.
Lo malo es que la Casa Blanca –como quedó evidenciado con el golpe a la armadora automotriz alemana
Volkswagen- no está dispuesta a tolerar simpatías de países europeos
con Putin. Pese a ello, una unión de estos que decidiera enfocarse solo en ISIS y no en Asad –al menos por
ahora-, forzaría a Barack Obama a no tomar represalias particulares, como ya
antes hizo con Alemania.
ISIS se ha convertido en una bandera internacional del
terrorismo que radicales en otras latitudes han tomado. No es solo que
militantes entrenados por ellos estén saliendo a invadir el planeta. En
realidad hay simpatizantes que seguirán
actuando incluso por cuenta propia bajo el nombre de ISIS, y que continuarán
generando el terror que los yihadistas quieren.
Una muestra de esas simpatías se encuentra los datos
recabados por Statista y publicados
por The Independent, que revelan desde dónde tuitean quienes apoyan al
Estado Islámico. En los tres primeros sitios están Arabia Saudita, Siria e
Irak, pero en el cuarto, se encuentra Estados Unidos, y en el décimo, el Reino
Unido.
El enemigo entonces, también está en casa, y mientras exista, la “marca” ISIS seguirá
provocando terror también desde dentro. Ojalá, esa pesadilla termine
pronto.
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