En el artículo “Nunca
imite a Venezuela: rematará sus reservas de oro”, publicado en octubre
pasado, dimos cuenta de cómo a causa de las desastrosas políticas socialistas
del presidente Nicolás Maduro, las reservas áureas más grandes de América
Latina se podrían convertir pronto en historia. La razón es que antes de que
termine 2015, el país sudamericano enfrentará pagos de deuda por alrededor de 16 mil millones
de dólares (mdd) de aquí a finales de 2016.
Dado que de su total de reservas es de alrededor de 14 mil
900 mdd, sí que se las verán muy duras para afrontar esas obligaciones, por lo
que el mercado ve como probable un impago que terminaría de empujar al
precipicio aquella economía.
Para aumentar su liquidez, la semana pasada el Fondo
Monetario Internacional dio a conocer que Venezuela retiró de una de las cuentas que mantiene con él, alrededor de 467
millones de dólares.
Al igual que otros países, el país sudamericano mantiene
reservas en los llamados Derechos Especiales de Giro (DEG), una cuasi divisa
compuesta por una canasta internacional, donde están el euro, el yen japonés,
la libra esterlina y el dólar estadounidense.
Con este retiro, el gobierno de Maduro podrá utilizar los
fondos para pagar importaciones o parte de sus deudas, pero no afecta por ahora
la composición del total de sus activos internacionales porque los DEGs, ya
aparecían contabilizados. Fue digamos, un cambio de forma en sus reservas.
Cabe recordar que según el Consejo Mundial del Oro (WGC, por
sus siglas en inglés) el 67 por ciento de sus reservas está en oro. El
problema es que no es un activo muy líquido para ellos porque sus lingotes se
encuentran, se supone, en bóvedas situadas en Caracas.
¿Usted le prestaría al presidente Maduro sabiendo que las
garantías permanecen en su poder? Debido a esta situación es de esperar que la
venta de barras áureas por parte de su Banco Central continúe. Quizá también lo
empeñen pero bajo condiciones bastante adversas debido al gran riesgo que
implica que las garantías estén en manos del deudor.
Como quiera, reiteramos que el problema no es en sí el nivel de reservas venezolano, sino las
políticas socialistas del gobierno que siguen empeorando la crisis que se
vive en aquella nación. Los problemas económicos se resuelven con las leyes de
la economía, no por medio de decretos del poder Ejecutivo.
Los defensores de Maduro argumentan que el país tiene
enormes reservas de petróleo, oro y activos que pueden empeñarse o venderse y
tienen razón. El problema es que los precios del crudo no repuntarán en el
corto plazo, y el oro, tampoco atraviesa su mejor momento. Los activos pueden
venderse, pero siempre serán limitados.
Así que en su baraja de opciones está la de recurrir a
China, que ya los ha estado fondeando con anterioridad. Pero no se olvide usted
de que los chinos tienen por ahora sus propios problemas de desaceleración y
crisis de crédito que están reventando. La paciencia y tolerancia de un
acreedor siempre tiene límites.
Que quede claro. Si Venezuela no corrige el rumbo, la
escasez de básicos, recesión y violencia que se vive hoy, no será nada en
comparación con lo que vendrá en el caso de un default (impago) de su deuda.
El quebrado, quebrado está. Si no cambia el curso, en
cuestión de tiempo el país entero estará hipotecado, las reservas de oro y las
pocas divisas que tienen se habrán esfumado, y la inestabilidad y “patadas de
ahogado” del régimen para mantenerse en el poder, podrían traer consecuencias
insospechadas. Por el bien de los venezolanos, esperamos que la pesadilla
termine pronto.
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