Forbes elabora cada año varias listas que son de consulta
obligada. Entre las más populares están la de billonarios y la de los más
poderosos del mundo. Hoy se dio a conocer esta última en su versión 2015, y de
inmediato ha generado reacciones, pues en el primer puesto, se encuentra nada menos que el presidente
ruso Vladímir Putin.
Para la elaboración de la lista, Forbes considera cientos de
candidatos(as) y mide su poder en cuatro dimensiones: si lo tienen sobre mucha
gente, los recursos financieros que controlan –y si son relativamente grandes
en comparación con sus pares-, si son influyentes en múltiples esferas y si en
efecto ejercen el poder que tienen.
En este espacio hemos dedicado varios artículos a la manera
en que el líder ruso se las ha arreglado para ir siempre varios pasos delante
de los demás. Gracias a ello Putin
acumula ya tres años consecutivos en la cima de la lista. En segundo lugar
se encuentra la canciller alemana Angela Merkel y en tercero, Barack Obama. El
presidente Enrique Peña Nieto aparece en un lejano lugar 52.
Putin, dice Forbes, “sigue demostrando que es uno de los
pocos hombres en el mundo suficientemente poderoso como para hacer lo que
quiera –y salirse con la suya.” Es cierto.
Aquí hemos señalado que en términos futbolísticos, Putin ha
anotado varios “goles” al presidente de Estados Unidos. Por ejemplo, al dar
asilo al ex espía de la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense, Edward
Snowden. También, al lograr la anexión de la península de Crimea a la
Federación de Rusia y al forzar un cambio de tono de parte de Washington cuando
lo convocó a combatir juntos al llamado Estado Islámico (ISIS). A propósito, Rusia ya se estableció y bombardea a sus
anchas a esta organización extremista y rebeldes en territorio sirio, ante
la impotencia de los norteamericanos.
Pese a lo anterior, la habilidad y sagacidad geopolítica de
Putin no lo han exentado de cometer errores que más le valdría corregir pronto.
Entre ellos está la
orden de destruir alimentos y productos básicos provenientes de países
occidentales, que impusieron sanciones a Rusia como consecuencia del
conflicto que mantiene con Ucrania. También, la decisión de prohibir el uso del
dólar estadounidense como moneda de comercio en el sector petrolero dentro de
la Federación.
Lo que no han logrado Obama y compañía, Putin lo está
haciendo con estos “autogoles”.
La manipulación del
mercado siempre es nociva, sin importar las intenciones con las que se
haga. La prohibición al uso de dólares propiciará que los negociantes lo sigan usando
pero a escondidas, sobre todo porque es una moneda más sólida que el atacado
rublo. Un mercado negro es lo que menos le conviene.
Asimismo, en el tema de los alimentos, cerrar las fronteras
a productos extranjeros es provocarle un
gran daño a los consumidores rusos, que de por sí sufren de una alta tasa
de inflación superior al 15 por ciento.
No puede soslayarse además que la economía rusa se encuentra
en recesión, por lo que todo aquello que afecte el libre comercio se vuelve otra
peligrosa ancla.
Lo que necesita Rusia es flujo de capitales hacia ella y todas las mercancías que puedan entrar.
La escasez no es buena amiga. Sin embargo, para atraerlos es indispensable
apertura, certeza, así como buscar mecanismos de compensación a sus exportadores
afectados por las sanciones occidentales con beneficios como condonación de
impuestos, desregulación, apoyo para alcanzar nuevos mercados, etc.
Putin tampoco debe preocuparse de eliminar el dólar del
comercio global, ni de acabar con su estado de divisa de reserva mundial. De destruir al dólar se están encargando los propios estadounidenses, por lo que Rusia debería enfocarse en seguir
acumulando oro para sus reservas y en negociar con otros países y con China –su
ahora aliada-, que los saldos comerciales entre ellas se cubran en el metal
precioso. Hacerlo en rublos o yuanes –dinero de papel a final de cuentas, como
su odiado dólar-, a la larga podría generar tensiones y destruir esta alianza,
lo que le haría el juego a Washington. Eso hace más por debilitar al dólar que
intentar prohibirlo sin éxito.
Ahí está además la
propuesta de monetizar la plata como lo propone el empresario Hugo Salinas
Price, que podría efectuarse también en Rusia sin ningún problema, en beneficio
de la población.
En fin, el capitalismo de libre mercado será la fuerza de
Rusia si Putin logra resistir la tentación de jugar al ojo por ojo y diente por
diente con Occidente. La libertad económica de los ciudadanos es la clave del
éxito y la prosperidad. Si responde con ella no tenga duda de que “el más
poderoso del mundo” será un puesto que
por muchos años más no cambiará de manos.
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