ARTURO
DAMM ARNAL*
Leemos, en el artículo quinto de la
Constitución, que “a ninguna persona
podrá impedirse que se dedique a la profesión, industria, comercio o trabajo
que le acomode, siendo lícitos”, siendo lícito todo lo que es, así lo aclara el
diccionario, “según justicia y razón”.
En el artículo quinto constitucional
se reconoce plenamente y garantiza jurídicamente, ¡como debe ser!, el derecho a la libertad
individual para trabajar y, si somos congruentes, a la libertad de los agentes
económicos para emprender, invertir, producir, distribuir, anunciar y ofrecer
bienes y servicios, reconocimiento y garantía de esa libertad individual que es
condición necesaria del progreso económico. Se trata de
lo que los fisiócratas del siglo XVIII llamaron laissez faire, dejar hacer, siempre y cuando lo que se haga sea
según justicia y razón, es decir, lícito.
Ofrecer servicio de transporte
terrestre es una actividad lícita, y la prestación del mismo es el resultado de
un contrato entre particulares: de la decisión del oferente de prestar el
servicio a cambio de un pago, y de la decisión del demandante de realizar el
pago a cambio del servicio, algo que la Constitución reconoce plenamente y
garantiza jurídicamente, respetando a la libertad individual para trabajar y la
propiedad privada sobre los medios de producción: sin la segunda la primera es
impracticable.
Pero una cosa es lo que dice la
Constitución y otra la que, en una de esas, terminan haciendo los gobernantes,
quienes se han visto tentados, por presiones políticas provocadas por intereses
pecuniarios, a prohibir la prestación del servicio de trasporte terrestre, y
por ello los contratos entre particulares, siendo tal el caso de Uber, mismo
que resulta increíble, y no por la oferta de un nuevo servicio de transporte
terrestre, sino por la posibilidad de que el gobierno lo prohíba (en el peor de
los casos) o lo regule (en el menos malo), lo cual supondría violar lo que
reconoce y garantiza el quinto constitucional, algo que causa vergüenza y,
mucho más importante, preocupación. ¡Cuidado con el gobierno!
Twitter: @ArturoDammArnal
*Arturo Damm Arnal: Economista, filósofo. Liberal. Profesor universitario. Periodista. Colaborador de @CapitalMexico y @asuntoskpitales.
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