imagen: Internationalcoin.com |
Luego de señalar que los lingotes
los mantiene y administra “con el máximo cuidado”, dijo que con su política
actual de localización mantiene el 17 por ciento de sus tenencias en Austria,
80% en el Reino Unido y solo el 3% en Suiza.
Sin embargo, la Junta de Gobierno
del BNA decidió modificar dicha política, siguiendo las recomendaciones hechas
por la Corte Austríaca de Auditoría. Ésta les había advertido en febrero pasado
que había un “elevado riesgo de
concentración” por mantener la mayoría de sus reservas en Gran Bretaña.
Eso cambiará ahora. Para 2020 el 50% de sus lingotes estará ya en bóvedas
del BNA y de la Casa de Moneda Austríaca, 30% en Londres y 20% en Suiza.
Con lo anterior, queda claro que en materia de oro, son más confiables los
suizos que los británicos, pero que nada se compara a la seguridad que da tener
el metal precioso en casa. Es demasiado valioso y más en épocas turbulentas.
A partir de mediados de este año
la nueva política de localización comenzará a implementarse y tendrá una
revisión hacia 2019. El BNA reportará periódicamente los avances.
La jugada del banco central
austríaco implica que de Londres retirarán
140 t de oro –bastante más por
cierto, que las 120 t que en teoría
el BoE le guarda a Banco de México (Banxico) –, de las cuales 92.4 t llegarán a Austria y 47.6 t a Suiza.
No es cosa menor que allá la
autoridad monetaria sí haga caso de
lo que le recomienda la máxima auditoría del país. En México las cosas son muy
distintas.
La historia del BNA nos remite a la exclusiva que le trajimos en este
espacio en 2013 cuando la Auditoría Superior de la Federación le
recomendó a Banxico que verificara en el BoE la existencia de las 100 t de oro que adquirió en el primer
trimestre de 2011. Meses más tarde Banxico adquirió 20 t más que tampoco quiso auditar.
La institución que gobierna
Agustín Carstens se negó a hacerlo aduciendo que resultaría “costoso” y que
además el BoE era “una institución financiera con reconocido prestigio” que
“establece estándares muy estrictos en cuanto al peso y pureza del oro”. Con eso se conformó y nada pasó.
En Viena, en cambio, no se
conformaron con ir a corroborar la existencia y calidad de las barras de oro
que les resguardan, sino que de plano ordenaron su repatriación.
Justo la misma exigencia hemos
tenido en este espacio para que México traiga sus pequeñas reservas del metal
precioso desde Londres a la bóveda central de 5 de mayo, y compre más.
En Austria, Alemania, Holanda,
China, Rusia, etc. sí conocen la primera regla de la inversión en metales
preciosos: o los tienes en tu mano, o no
son tuyos. Dado que el oro es un activo sin riesgo de contraparte, confiarlo
a terceros nos expone de forma innecesaria a la expropiación, y con un sistema
monetario de bases tan débiles como el actual, es como confiar el gallinero al
lobo hambriento.
Las reservas de oro son un seguro contra el colapso del sistema
monetario, que no es solo posible sino probable. Para eso se adquirieron y
el propio Carstens declaró en su momento que servirían para diversificar las
reservas, pero mientras no estén en el país –cuando menos en su mayoría, la
protección que brindan es mínima si se compara con el riesgo de que nos lo
expropien. El 98 por ciento de las
reservas de oro mexicanas está en manos británicas, ya es hora de que sigamos
el ejemplo austríaco.
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