Esta semana el Consejo Mundial
del Oro (WGC por sus siglas en inglés), publicó su documento sobre las Tendencias de Demanda Global del rey
de los metales para el primer trimestre de 2015. Aunque sus estadísticas han
sido cuestionadas en innumerables ocasiones por casos como la documentada
subestimación de la demanda de oro por parte de China, la realidad es que en la
práctica sus datos son considerados como los “oficiales”.
En este sentido, resulta interesante
revelar lo que el WGC nos dice respecto a México.
Nuestro país tiene una larga historia de “romance” con la plata, pero en el caso del oro, ese encanto deja mucho que desear, por desgracia. Los mexicanos lo ven mucho más como un lujo, una joya, que como dinero o ahorro/inversión. Esto nos pone a años luz de distancia de culturas como las de China o India, donde el gran aprecio por el oro es milenario.
Pero revisemos los números: en
los tres primeros meses del año, México demandó cuatro toneladas (t) de oro en forma de joyería, esto es,
un 6 por ciento más que el mismo periodo del año pasado. Respecto a la demanda
total de barras y monedas áureas (la parte destinada a inversión en físico) fue
de solo media tonelada –poco más de 16 mil onzas troy, lo que significó una caída de 23 por ciento en relación
con el primer trimestre de 2014. Dicho de otro modo, la demanda total del
consumidor mexicano fue de solo 4.5 t en
ese periodo.
En 2014 la demanda total del
consumidor fue de 18 t, 15.8 en joyas
y 2.2 en barras y monedas. “Nada”.
Para dimensionar lo insignificante
de esta cantidad para un país tan grande como México, basta voltear a China
continental, que según el WGC demandó el mismo año 973.6 t. O sea que, el país asiático que tiene una población 11 veces
mayor que la nuestra, consume 54 veces
más oro que nosotros y eso, según las disminuidas cifras oficiales. Allá
saben lo que quieren y hacia dónde van.
Cabe aclarar que, como ha difundido
el experto Koos Jansen de BullionStar.com, la demanda real de oro china es de
más de 2 mil toneladas anuales, como queda evidenciado por los datos de la SGE
(Bolsa de Oro de Shanghái). La SGE es la entidad creada por el Banco Popular de
China (banco central) para el comercio de metales preciosos en el país.
Lo anterior, además, excluye los lingotes y monedas que
están entrando por canales militares, como lo reveló en exclusiva para este espacio el
analista Jim Rickards. De manera que, pese a lo que diga el WGC, nadie supera a
los chinos en esta materia.
La razón fundamental del
insaciable apetito chino por el oro es la preparación que hace para que su
moneda, el yuan (RMB), eventualmente se convierta en una divisa global de
reserva.
Beijing tiene la meta de desplazar
al dólar en el largo plazo y actúa en consecuencia. Sabe que Estados Unidos y
su divisa de papel se dirigen hacia el colapso que ellos mismos están
provocando imprimiendo billetes sin fin, endeudándose, derrochando, deprimiendo
las tasas de interés y manipulando todo lo que pueden en la economía. Los
chinos conocen la regla dorada: quien
tiene el oro, pone las reglas. La tenencia de ese metal, es un asunto de
poder.
Mientras eso sucede allá, las
autoridades políticas y monetarias mexicanas siguen muy cómodas con el dólar y
con nuestra dependencia de la economía estadounidense. Lejos de promover el
ahorro –piedra angular del desarrollo, seguimos viviendo la ilusión de que es
estimulando el crédito, la deuda y el consumo, como saldremos adelante.
Por si fuera poco, Banco de
México, sigue feliz manteniendo el 98 por ciento de nuestras 122.4 t de oro de reservas en manos del Banco
de Inglaterra. De manera que el “arsenal” con el que Agustín Carstens se jacta que
podremos defender a nuestra economía y al peso, es puro dinero de papel y deuda.
Sólo el 2 por ciento de nuestras reservas está en teoría en oro, pero casi todo está en un simple documento que dice que lo tenemos en Londres, no lo poseemos
en físico. ¿Con qué nos defenderemos entonces si lo que colapsa es justo el
sistema monetario de dinero fíat?
La buena noticia es que los
ciudadanos no tenemos por qué seguir el equivocado camino por el que nos llevan
nuestros burócratas. De la mano del oro y la plata físicos se puede proteger
una parte de nuestro patrimonio. Es una pena que, como demuestran las
estadísticas de demanda, muy pocas
personas lo sepan y lo estén haciendo. Así que como país no nos queda más
que parafrasear al clásico: pobre México, tan lejos del oro y tan cerca de EEUU
–y su dólar.
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