En Síntesis
Mario Urióstegui*
A cien años del fallecimiento de Porfirio Díaz Mori: lo malo, lo bueno y el anhelo de México
Se
cumplieron 100 años del fallecimiento del ex presidente Porfirio Díaz Mori. Sin
duda un personaje controversial en la historia de México. Vale la pena analizar
algunos de sus aciertos y errores con el fin de hacer una apreciación más justa
de su desempeño como presidente de este país.
Lo malo
Para
unos se trata de alguien que durante más de 30 años gobernó México de manera
despótica y cuya frase “mátenlos en caliente” (plasmada en un telegrama que
mandó Díaz al gobernador de Veracruz Luis Mier y Teherán, para ordenarle el
exterminio de unos supuestos partidarios de Lerdo de Tejada) aún tiene
resonancia y demuestra asía la aplicación de una Ley Marcial a los detractores
y demás enemigos del régimen.
Y
así podría mencionar con total seguridad, las graves violaciones de derechos
humanos efectuadas por miembros de las fuerzas armadas y policía, algunos son:
homicidios ilegítimos, uso excesivo de la fuerza, torturas así como detenciones
arbitrarias, y qué decir de periodistas y demás críticos del régimen
encarcelados y asesinados en el peor de los casos. Sin duda sería
“interminable” la lista de arbitrariedades en una época donde no se
salvaguardaban los derechos fundamentales de los ciudadanos sino apenas y una
cuantas garantías.
Lo bueno
Para
otros el porfiriato logró poner fin a la imagen negativa de un país estancado
económicamente y atrapado en su inestabilidad política (pese al período
juarista).
Se impuso
la paz porque cesaron las rencillas partidistas y se “reconcilió” al a Iglesia con
el Estado, dando la inestabilidad política. Y qué decir de los bandoleros a los
cuales abatió (y algunos regeneró incorporándolos a las filas de la policía
rural) así se recobró la tranquilidad de transitar por los caminos que antes
eran peligrosos y que fueron inspiración para obras como Los bandidos de Río Frío de Manuel Payno. Y así se logró el orden y
progreso aunque de manera cruel en no pocos casos.
Progreso económico
A partir de 1883, se mejoró el crédito nacional y se
alcanzó gran confianza en el exterior. Lo
anterior no fue fácil pues en el proceso económico, como en el político, se
distinguen dos fases: la primera, iniciada alrededor de 1880 y concluida en
1895, se caracterizó por los esfuerzos gubernamentales tendientes a equilibrar
las finanzas, modificando el sistema de impuestos para captar más ingresos,
reduciendo al mismo tiempo los gastos presupuéstales y pudiendo llegar así a un
arreglo de la deuda pública interna y externa, y a la solución de la crisis
financiera que azotara el país entre 1891 y 1893. Esta primera fase sentó las
bases para que en la segunda (1896-1910) se lograra el equilibrio del
presupuesto federal y la obtención de superávits por primera vez en la historia
de México. ¡por fin el gobierno ganaba más de los que gastaba!
En el porfiriato también se construyeron más de 19000 Km. de vías férreas. Comunicando el
Pacífico con el Golfo y el Norte con el Sur del país. Por otra parte el país
quedó comunicado por la red telegráfica.
También se impulsó la industrialización gracias a
inversiones europeas y amercianas así como mexicanas.
La lista también sería interminable en cuestión de
logros económicos y de gobernabilidad.
Ya
pasaron 100 años de la muerte de Porfirio Díaz Mori y hace falta una valoración
concienzuda sobre sus aportaciones y desaciertos con respecto al papel que
desempeñó como presidente de México.
El
anhelo
Hoy
México tiene múltiples problemas en cuestión de seguridad nacional (sobre todo
por la reciente fuga de Joaquín Guzmán Loera: “El Chapo Guzmán”) así mismo el
peso mexicano ha perdido el esplendor y gloria de antaño. La pobreza y la
corrupción siguen siendo los grandes males.
La
desigualdad en cuanto desarrollo económico y social que presentan los estados
de la república entre sí también es muy preocupante pues el atraso de algunos a
la hora de promediar con el desarrollo de otros nos afecta en general.
México
no vive su mejor momento y si bien el porfiriato le dio la espalda a los más
desprotegidos, en aquella época imperó la estabilidad. Hoy ni eso nos
reconforta porque en varios lugares del país pareciera que vivimos bajo la “ley
del más fuerte”.
Vaya
que no son pocas las voces que de una manera nostálgica claman admiración hacia el régimen que pudo imponer
el orden y progreso y que hoy están ausentes en nuestro país.
¡Construyamos
como ciudadanos el orden y progreso de México!
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