PESOS
Y CONTRAPESOS
Cuando un país enfrenta problemas
económicos como los que está enfrentando Grecia, es probable que los mismos
ocasionen un “efecto contagio” en otras naciones, sobre todo en estos tiempos
de globalización, en los que la información y los capitales van y vienen por el
mundo como Pedro por su casa (aclaración: la culpa por el “efecto contagio” no
es de la globalización sino de la irresponsabilidad fiscal de gobiernos como
los de Grecia), “efecto contagio” que, ahora que la crisis griega ha entrado en
fase crítica, podría aparecer en varias naciones, la nuestra incluida.
El “efecto contagio” se manifiesta,
entre otras maneras, con devaluaciones y caídas en los mercados bursátiles. El
lunes pasado el peso se devaluó 0.96 por ciento frente al dólar (devaluación
dentro de lo normal) y la bolsa de valores perdió 1.88 por ciento (pérdida por
arriba de lo normal), todo de acuerdo, en la tendencia pero no en la magnitud,
con las consecuencias del “efecto contagio”. ¿Qué pasó ayer martes, día en el
cual el gobierno griego anunció que no pagaría los 1.6 miles de millones de
euros que, ayer, debería haber pagado al FMI?
Ayer martes la Bolsa Mexicana de
Valores ganó 0.77 por ciento. Y con el tipo de cambio, ¿qué pasó? El
interbancario a la compra pasó de 15.40 a 15.41, y a la venta de 16.00 a 16.01,
lo cual significó una devaluación del 0.06 por ciento, prácticamente nada.
¿Efecto contagio? No, hasta el momento.
Además vale la pena analizar qué pasó
ayer con las tasas de los Cetes, las que paga el gobierno a quien le presta
dinero. A 28 días aumentó de 2.98 a 3.00 por ciento; a 91 lo hizo de 3.11 a
3.12; a 175 pasó de 3.26 a 3.27 por ciento. ¿Nerviosismo en el mercado
crediticio gubernamental? No. ¿Indicios de algún contagio? No.
Hasta ahora, consecuencia de la crisis
griega, ¿podemos afirmar que en la economía mexicana se ha generado un “efecto
contagio”? No. ¿Seguiremos inmunes? Eso ya lo veremos.
Twitter: @ArturoDammArnal
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