ARTURO DAMM ARNAL
En la
primera entrega de esta serie escribí que “entre 2012
y 2014 la “distribución” del ingreso, para todo efecto práctico, no mejoró” y
apunté que ya explicaría por qué entrecomillé distribución. Ha llegado el
momento de explicarlo.
El
ingreso total del 10 por ciento de los hogares más ricos del país fue, el año
pasado, 18.2 veces mayor que el del 10 por ciento más pobre, lo cual ha llevado
a no pocos a afirmar que los ricos captaron, se apropiaron, concentraron, y demás términos por el
estilo, un mayor porcentaje del ingreso que los demás, lo cual, en términos
generales, no es cierto: no lo captaron, no se lo apropiaron, no lo
concentraron. Lo generaron, algo muy distinto.
Supongamos
a A, a quien B está dispuesto a pagarle un salario X a cambio de la realización
del trabajo Y que produce la riqueza Z (bienes y servicios que satisfacen
necesidades). A realiza Y, produce Z, B le paga X. A, ¿captó, se apropio, concentró
un ingreso de X o generó, consecuencia de haber producido con el trabajo Y la
riqueza Z, un ingreso de X?
Supongamos
a C, a quien D está dispuesto a pagarle un salario X-n, por lo que el ingreso de
A resulta mayor que el ingreso de C, existiendo desigualdad, en materia de
ingresos, entre los dos. Esa desigualdad, ¿se debe a una desigual distribución del ingreso o una desigual generación del mismo? ¿A captó más, se
apropio de más, concentró más ingreso que C o, simple y sencillamente, por
razones que van desde una mayor productividad de A en comparación con C, hasta
condiciones más favorables para A que para C en la relación oferta – demanda de
trabajo, generó más ingreso?
La
desigualdad en materia de ingresos no se debe a una inequitativa distribución
de los mismos, sino a su desigual generación, y el reto no es que todos generen
lo mismo, sino que todos generen lo suficiente para, por lo menos, satisfacer las
necesidades básicas.
E-mail:
arturodamm@prodigy.net.mx
Twitter:
@ArturoDammArnal
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