PEPE TORRA*
Twitter: @PepeTorra
Con toda la atención puesta sobre la carrera por la candidatura republicana a la presidencia de Estados Unidos, con personajes tan coloridos como Donald Trump o Chris Christie, se ha escapado la atención de lo que sucede con el Partido Demócrata.
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Con toda la atención puesta sobre la carrera por la candidatura republicana a la presidencia de Estados Unidos, con personajes tan coloridos como Donald Trump o Chris Christie, se ha escapado la atención de lo que sucede con el Partido Demócrata.
Muchos creen que no hay realmente debate ya, Hillary Clinton tiene la candidatura segura sin oposición. Jim Webb y Martin O’Malley no alcanzan siquiera el 2% en las encuestas y el vicepresidente Joe Biden apenas consigue un 12% que parece risible comparado con el 55% de preferencia que atrae la señora Clinton.
Las elecciones primarias internas comenzarán en febrero y terminarán en la Convención Nacional Demócrata el 26 de julio del año entrante. Parece que no hay tiempo suficiente para que otro candidato pueda desafiar la popularidad de la ex-secretario de estado sin embargo los últimos 30 días han traído un gran cambio en las tendencias y la entrada de un posible candidato con una plataforma inimaginable.
El 3 de julio pasado la popularidad de Hillary en las encuestas se encontraba encima del 63% con Joe Biden muy a lo lejos a penas encima de los diez puntos porcentuales. Tan solo 3 días después el segundo lugar ya no lo ocupaba el vicepresidente. Un tercero en discordia, el senador por Vermont, Bernie Sanders logró superar a Biden. La principal razón de su popularidad se dio gracias que unas semanas antes el Senador lanzó una propuesta de legislación para que todos los programas universitarios de 4 años fueran gratuitos en todas las universidades públicas y bajar las tasas de interés retroactivamente para los prestamos educativos.
Una carrera de 4 años en una universidad pública en Estados Unidos cuesta entre $36,500 USD y $92,000 USD.
De acuerdo con sus propias cifras el programa requeriría que la federación aportara 47 mil millones de dólares anuales y los estados 23 mil millones para cubrir el total del costo de las universidades públicas. Por otra parte reduciría las tasas de interés en préstamos educativos de 4.32% a 2.32%.
Sanders no es como nuestros mesías tropicales que prometen cosas como abrir 5 nuevas secretarías de estado, financiar a la ciencia y al mismo tiempo bajar impuestos. En Estados Unidos la izquierda no le tiene miedo a decir la palabra impuestos en voz alta y la gente que los vota sabe que votar por ellos es votar por más impuestos y mayor gasto, no hay nada oculto ahí. El programa de “educación gratuita para todos” se financiaría con nuevos impuestos a Wall Street, 0.5% de impuesto a cada transacciones con acciones, 0.1% a transacciones con bonos y 0.005% a transacciones de derivados con los que se recaudarían 300 mil millones de dólares al año.
Resalta mucho en su declaración que una de sus inspiraciones para proponer esta política son las políticas de Michelle Bachelet que días antes de que Sanders propusiera su programa, anunció su proyecto de educación gratuita.
“… Chile, que tiene el nivel más alto de desigualdad en Latinoamérica, va a implementar un programa de gratuidad en las colegiaturas el año entrante, y lo pagará aumentando impuestos a las corporaciones.”
Otra propuesta reciente, esta vez tomada de Rafael Correa, fue la de instaurar un nuevo impuesto a las herencias de entre 45% y 65% para todos aquellos cuyo patrimonio esté por encima de 3.5 millones de dólares.
Ha desafiado también la visión de que el Partido Demócrata está en pro de la migración, al ser entrevistado sobre su postura al respecto de las fronteras abiertas respondió sin reparar que la idea de fronteras abiertas era una idea de derecha que venía de los hermanos Koch. Igual que Donald Trump, Bernie Sanders está preocupado por cuidar a los trabajadores norteamericanos de los migrantes que les podrían robar sus empleos y se ha opuesto a toda reforma que pudiera facilitar la entrada de migrantes argumentando que estas ocasionarían que los salarios se desplomaran. No sorprende que quienes más dinero donan a su campaña sean los sindicatos.
Sanders es la última persona que uno podría imaginarse como un candidato serio a la presidencia de Estados Unidos. Es abiertamente socialista, ha lanzado declaraciones como la “necesidad” de un impuesto a la renta del 90% para el 1% más rico. En un país donde hasta hace poco la palabra socialista se usaba como un insulto la popularidad de este senador es algo alarmante.
El ascenso de Bernie Sanders en las encuestas no se ha detenido. El 16 de julio Clinton cayó 6 puntos en las encuestas, Biden 2, Sanders fue el gran ganador colocándose ya como el segundo indiscutible. Para el 8 de agosto había logrado un acenso de 15% desde su entrada a la carrera y 5 puntos desde que superó al vicepresidente, mismos puntos que ha perdido Hillary.
Sanders aún se encuentra muy lejos de Clinton, los separa un margen de 35% pero la tendencia es clara, cada punto que ella pierde es un punto que él gana.
Si esta tendencia sigue el escenario podría ser similar al de 2008, cuando Hilary Clinton inició el año con un 42% de preferencia en las encuestas, 20% arriba del actual presidente Barack Obama.
Por tradición las elecciones comenzaron con la junta de Iowa y la primaria de Nueva Hampshire, donde a pesar de ir abajo en las encuestas a nivel nacional, Obama se llevó la victoria por un margen no muy amplio sobre Clinton para terminar barriendo la elección primaria con un 66%.
Las encuestas, hoy, ubican a Sanders como favorito en Nueva Hampshire (el Free State Project debería repensar su estrategia) mientras que en Iowa ha ganado 20 puntos porcentuales en los últimos dos meses aunque aún se encuentra por debajo de Clinton.
Bernie Sanders es una combinación del populismo latinoamericano con el descaro de la izquierda norteamericana que sigue pensando que subir impuestos no tiene ningún impacto en la economía. Su mensaje no solo le llega a los demócratas convencidos o a los académicos de izquierda sino a la generación “Occupy”, jóvenes que han sido víctimas de sofismas y mitos tan repetidos como el aumento del salario mínimo y la redistribución. El mensaje de Sanders es el agua que ha hecho germinar esas semillas que sembraron los Goebbels de la izquierda como Michael Moore y Naomi Klein en la mente de la sociedad americana.
El socialismo está tocando la puerta de Estados Unidos.
*José Torra es un economista mexicano. Coordinador de la investigación sobre la libertad económica de los estados mexicanos para el “Índice de Libertad Económica de Norte América” del Fraser Institute de Canadá. Es parte del Movimiento Libertario de México dónde se ha dedicado a defender y difundir las ideas del libre mercado y la libertad individual en decenas de foros, seminarios y conferencias
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