Allan Ramírez Casarrubias*
El endeudamiento ha crecido vertiginosamente en los últimos 8 años, tras el estallido
de la crisis económica mundial en el 2007, encontrándose en niveles
superiores después de la Segunda Guerra Mundial con un total de deuda acumulada
de 57 billones de dólares,
disparándose de un 40% a 120% más, en relación con el PIB en la principales
economías desarrolladas del G7, según el Banco de Pagos Internacionales (BIS).
Este factor se debe a
la supuesta recuperación económica por parte de los estados junto con los
bancos centrales, emprendiendo el aumento del suministro de dinero, lo que se
traduce en la disminución de las tasas para la expansión del crédito en la
economía y el pago de las deudas anteriormente contraídas con el sistema
bancario. Lo cual es una estrategia suicida el hecho de pensar que se resolverá
el problema de deuda asumiendo mayor endeudamiento. Albert Einstein llamaba, “locura el hacer las mismas cosas una y otra
vez esperando diferentes resultados” la banca y el estado lo llaman
política monetaria.
Por lo que las
medidas emprendidas solo han llevado al mundo a una espiral deflacionista, al
no haber actividad económica relevante, aumentando no solo el endeudamiento de
las empresas, hogares y gobiernos, sino también el interés que éstos pagan. Las economías avanzadas no han podido
disminuir su ratio deuda/PIB que incluye tanto la deuda doméstica como
gubernamental y solo 5 economías emergentes la han podido reducir un poco.
Para ponerlo en contexto,
la deuda pública relacionada con el PIB de la economía Americana asciende a un
87.9%, Francia a 99.5%, Alemania 85.2%, Reno Unido 101.1%, Italia 122.3%, Japón
253.5% y en el caso de México a 37.2%. La situación en la que nos encontramos
corresponde a niveles sumamente peligrosos, ya que se encuentra en su nivel más
alto desde hace 200 años, por lo que el FMI advierte de una situación de
impagos en un futuro no muy lejano, ocurriendo la confiscación de ahorros del
ciudadano común por medio de impuestos o la aplicación de intereses negativos
que es el cobro al usuario por sus depósitos en el banco.
Lamentablemente, no
existe manera de solucionar la banca rota en la que nos encontramos y está
claro que nunca lo admitirán quienes mueven los hilos políticos, la deuda está
devorando al mundo y enriqueciendo al 1% que accede directamente al crédito
gratuito que se les concede, incluso los gobiernos y las corporatocracia, saben
que están condenando a sus propias firmas o sus naciones.
El sistema monetario
y bancario está podrido desde sus cimientos y hasta que no empecemos a
cuestionarnos sobre esto, veremos el siguiente derrumbamiento ante nuestros
ojos sin beneficiarnos.
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